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Arte extremo. “No nos une el amor sino el asco”

19/10/2016- Por Ana Esther Krieger - Realizar Consulta

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La autora se enfoca en la línea de lo que el Arte Extremo nos enseña. Brevemente realiza una reseña acerca de lo que María Laura Trotta, en su trabajo “Entre lo Bello y el Arte - Algunas consideraciones sobre el concepto de objeto en Psicoanálisis” llama la caída de los ideales, el malestar en la cultura, centrando la mirada en la problemática del lazo social en la actualidad, para concluir en su recorrido con lo que denomina “la hipótesis del asco”.

 

 

                                           

 

                                                         “Chapman Mc Donalds” 1

 

 

1. A modo de introducción

 

Hace tiempo que se habla de que los actuales procesos de neo globalización están produciendo profundos cambios en los lazos sociales. Este escenario suele ser denominado de un individualismo desamparado. Prevalece también la hipótesis de una toxicomanía generalizada.

Entendemos que llamamos así a un permanente aliento al placer hedonista y artístico, que expone la nueva civilización occidental. Una época donde suenan a menudo palabras como: sociedad hipermoderna, hiperactiva e hiperconsumista con propuestas de tratamientos hiperrápidos. Todas antecedidas por el prefijo “híper”.

Me pregunto entonces, y les pregunto, si la producción que nos revela el Arte Extremo ¿no es acaso un develamiento que denuncia lo que acabamos de decir?

Las nuevas subjetividades que se constituyen en este contexto son atravesadas por necesidades que provocan a las personas a ir más allá de sí. La lógica del capital introduce algo ilimitado en la vida. La época nos propone un sin límite, un anudamiento a lo extremo.[1]

Las relaciones interpersonales son sustituidas por una serie de objetos que la ciencia proporciona. Ni bien aparecen estos objetos, ya están caducos e incitan cada vez más a la insatisfacción y a la alienación.

 

 

El empuje a la felicidad

 

Destaco entonces dos aspectos: la falta de relato –que debilita el vínculo social- y el empuje urgente a la felicidad.

Cuando una sociedad tiene como principio fundamental la búsqueda del placer corre el riesgo de lo que ya Freud describió en “Más allá del principio de placer”: Cuando se toma el principio de placer como ideal, se llega a un más allá permanente, alejado de lo saludable. Jacques Lacan llamó a este placer goce, término con el que en psicoanálisis designamos a una posición que está reñida con el placer y que nos sitúa del lado del malestar.

El empuje a la felicidad se ha convertido en una autorización a gozar, es la caída de todos los velos. Hoy las pantallas nos muestran imágenes sin censura ni pudor, nos muestran todas las maneras posibles de gozar: un mundo pornográfico.

Para que el consumismo produzca efectos, es necesario que los vínculos entre las personas se debiliten, aparentemente esto se consigue sustituyendo al sujeto y glorificando al objeto. Son épocas en las que se desconfía de todo lo que viene del otro, es inútil la prohibición para frenar los excesos, ya no depende de la palabra de un padre que esgrime cierta autoridad.

De este modo se confirma que la autoridad ha caído en desuso; también la creencia en el otro, en el prójimo, ya que es desde ese otro que proviene el relato.

 

 

¿Cómo entraría el Arte Extremo entonces en esta descripción?

 

2. Arte y Psicoanálisis Selección de notas de lectura, tomadas del libro “Las tres estéticas de Lacan” por Leonor Fefer (mayo 2007).


La autora propone trabajar a partir de las tres estéticas, que son tres modos de definir el arte no como etapas cronológicas ni como categorías excluyentes entre sí. Utiliza este análisis como aproximación, tanto al arte en su amplitud y complejidad como al campo del psicoanálisis.

La primera estética de Lacan está condensada en su seminario sobre la Ética. “Estética del vacío”. La segunda se encuentra condensada en el Seminario XI “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis” y la llama “Estética anamórfica”. La tercera en lo que Lacan tituló “Lituraterre” y la llama “Estética de la letra”.

Son tres momentos de la enseñanza de Lacan, teniendo en cuenta que Lacan mismo no tuvo a la estética como una prioridad. Se mostró interesado por una ética, una ética del discurso.

En el análisis de las tres tópicas se trata de demostrar la relación determinante del arte con lo real. Se sigue este pasaje de Lacan de lo simbólico a lo real, hasta llegar, en su última enseñanza, a un real caótico, sin ley. No se interesa por armar un discurso sobre el arte, sino interrogar cómo, en una práctica simbólica como es la práctica artística, se puede encontrar, se puede cernir un real, que es una dimensión irreductible por lo simbólico.

En el Seminario VII, “La ética del psicoanálisis”, desarrolla una tesis que es la de un arte como organización del vacío. La autora recomienda en este punto volver a un escrito de Lacan llamado “La Cosa freudiana”. El arte no se limita a evitar el vacío, como la religión, ni a llenarlo de saber, como la ciencia. El arte bordea el vacío, lo circunscribe. Retomando la cuestión del arte como organización del vacío, digamos que de ninguna manera vamos a sostener un psicoanálisis aplicado al arte. Se trata de un pasaje del psicoanálisis aplicado al arte, al psicoanálisis implicado en el arte.Lacan no indaga la obra de arte como si fuera un síntoma, ni la creación artística ligada al fantasma del artista. No busca el fantasma del artista, evita cualquier versión patográfica del arte. Su propuesta invierte la perspectiva freudiana: no existe psicoanálisis aplicado a las obras de arte. No parece que haya en Lacan el propósito de percibir lo que el artista o la obra reprimen sino, más bien, que la obra y el artista interpretados hacen percibir lo que la teoría desconocía.

A Lacan le interesa lo que el arte puede enseñar al psicoanálisis. Elijo este enfoque para orientar el presente comentario.

No considera al arte como una formación del inconsciente, no encuentra una homología entre el funcionamiento del inconsciente y la obra de arte. Le interesa mostrar la relación del arte con lo Real.

Considerar al arte como organización del vacío privilegia el valor de la obra como organización significante, aunque de algo que no es significante: del vacío. No se trata del vacío como ausencia, de la Cosa perdida por acción del significante; tampoco de la Cosa como irreductible a la representación, a la imagen, al significante. Se trata de algo más escabroso: del vacío como torbellino que aspira, que chupa. Es la Cosa -dice Lacan- como zona de incandescencia, como exceso.

El arte es una práctica simbólica que trata este exceso, pero no es idéntico al tratamiento ético. El tratamiento estético es más bien un velo de la Cosa, una circunscripción de la Cosa.

La Cosa del arte no puede ser una impresión directa. Esta es la tendencia psicótica del arte contemporáneo. Este realismo de la Cosa pone a su incandescencia directamente en escena.

 

                         

                               

                                               “Chapman brothers” 2

 

Hay un colapso simbólico, un retorno directo de lo Real en la obra: Sterbak cuelga el cuerpo de ganchos de acero, Orlan se lo transforma con operaciones quirúrgicas en directo, introduciéndole prótesis, Gina Pane se lo corta con cuchillas y sube con pies descalzos por escalones con clavos, come y vomita en público. Franco, por ejemplo, tiene una concepción esquizofrénica del cuerpo. Quiere exteriorizar su interior. Como en la esquizofrenia, palabra y cosa son lo mismo, vacía su propio cuerpo de su sangre. Los niños en tamaño natural de los hermanos Chapman tienen órganos genitales en el lugar de los orificios de la cara. Es la idea psicótica del niño freudiano. Creen estar expresando la verdad freudiana de que el niño no es un ángel sin sexo.

Este realismo psicótico no es la relación que tiene el arte con lo Real. Sin velo sobre lo Real, no hay obra de arte. La obra de arte tiene una relación con lo siniestro como Real, lo siniestro debe ser condición y límite a la vez. La obra está en relación con lo Real de la Cosa, si la Cosa está demasiado presente, se destruye el sentimiento estético. Su definición de la sublimación artística –elevar el objeto a la dignidad de la Cosa- no significa manifestar la Cosa sino velarla, renovar la dignidad del objeto.

 

 

3. Del arte extremo al extremo del arte. Hipótesis del asco

 

Según el filósofo Manuel Kant, en su obra Crítica del Juicio, el arte puede tratar de cualquier tema y promover cualquier sentimiento, independientemente de su moralidad y del horror que pueda despertar. Así Kant limita lo sublime y lo perturbador, como “lo bello” y “lo monstruoso”, ya que son sentimientos que lindan entre sí y dependen del contemplador. Hoy se señala que estos sentimientos son también afectados por la cultura de los tiempos y por la moralidad impuesta socialmente. Sin embargo, Kant hace una excepción que es importante destacar en este contexto cuando señala el asco como el único límite a la obra de arte, sentimiento éste que produce la quiebra del efecto estético.

Para ubicar el asco y su articulación a la sublimación me remito al artículo de Sergio Zabalza “La construcción del pudor en la psicosis”, publicado en el diario Página 12, el 18 de enero de 2012.

El asco es un elemento que S. Freud señaló como dique a las exigencias pulsionales. Veo propicio incluir en este comentario, a título de construir la hipótesis del asco, la repugnancia que producen estas obras de Arte Extremo en el espectador. La repugnancia que el asco supone, podríamos pensar desde la figura propia de la banda de Moebius, esa cinta cuyas dos caras resultan ser la misma o cada una de sus caras resulta ser la opuesta. El poeta Rilke en “Elegías de Duino” se pregunta “¿Acaso la belleza no es el último velo antes de lo terrible?”. Desde esta perspectiva diremos que el Arte Extremo atraviesa un límite. Atraviesa los velos de la belleza hasta llegar a lo ominoso.

El asco como respuesta al goce del artista se constituye como una prohibición que permite y al mismo tiempo es un límite que habilita. Para Freud el asco no es sólo barrera sino también sublimación.

El autor toma como ejemplo el insecto de La metamorfosis de F. Kafka y el escarabajo del relato El escarabajo de oro de Edgar Alan Poe, advierte que el sentido común deposita la dimensión oscura de lo ominoso, en este caso en los insectos, siguiendo también a Freud en “El hombre de los Lobos” y la zoofobia.

Según Freud esta actitud de furia frente a los animales pequeños tramita un sentimiento de angustia ante la posibilidad de perder la privilegiada condición de hijo menor y de allí a la repulsión frente al comercio sexual de los padres. Insectos –caca– bebés es una ecuación que el autor aplica incluso en la enigmática satisfacción por reventar barritos del rostro. Menciona como ejemplo algún relato de Freud donde la satisfacción por eliminar comedones remite a la masturbación.

Lo más deseado y al mismo tiempo lo más rechazado como el semen, las heces, la leche, la voz, la mirada, salen de orificios del cuerpo: pezón, ano, genitales. Estas son zonas que representan la erótica relación con el Gran Otro. Zonas de borde donde el goce se hace deseo que muestran una unidad ilusoria a expensas de sentimientos tales como el asco.

 

 

4. Conclusión

 

El Arte Extremo expresa el espíritu de los tiempos actuales: el crepúsculo del Ideal (representado en nuestra cultura por el amor al padre) y el ascenso del objeto pequeño a (representado por el triunfo de la mercancía). La obra de arte tiene afinidad con el vacío, manifestando la ausencia del fundamento de la serie de objetos que se reproducen incesantemente en el discurso del amo contemporáneo. En verdad es una denuncia, en la medida en que el psicoanálisis –de la Cosa al objeto a– evidencia que el fundamento de la mercancía es la futilidad.

El asco por un lado es un intento de reinstalar un límite y por el otro lado hace lazo social

En una época donde la represión victoriana o freudiana ha dejado su lugar como mecanismo fundante, es interesante cómo el arte extremo o el extremo del arte, empuja a los efectos represivos del cual el asco es uno de ellos, como un intento de reinstalar un límite.

El asco es la expresión, ese límite que atraviesa el artista y que produce en el espectador un retorno de lo reprimido y un empuje a la identificación. La angustia teñida de asco, les pregunto ¿podríamos pensarla como un efecto contagio, en sintonía con los ejemplos freudianos acerca de las chicas del Internado de Freud en su obra “Psicología de las Masas y Análisis del yo”?

Recordemos en este ensayo a la tercera de las identificaciones freudianas, (la de un objeto intransitivo que afectaba a todas las jóvenes, con relación a un afecto padecido por una en especial, la receptora de la carta) que nos remite a este objeto pequeño a en tanto singular de cada sujeto.[2]

Acerca del deseo del artista, suponemos que tiene que ver con la creación. Con relación a la hipótesis de Laura Trotta en el trabajo al que estamos haciendo referencia, en el que el objeto a puede ser causa o plus de goce, diré: en las toxicomanías el objeto a cobra el valor de plus de goce, podríamos pensar que en el artista nos encontramos con la intersección de ambos, deseo y goce. El artista logra cierta metamorfosis del goce en un recorrido que va del goce mortífero al vivificante, reinstalando los diques freudianos que esta época dejó de lado.

El Arte Extremo con su provocación al asco empuja a la identificación lo cual colabora con el lazo social. Nos muestra de manera brutal la necesidad lógica del sujeto humano de reubicar este lazo social.

 

                 Fotografías:

 

1 - Jake & Dinos Chapman, Endless Hopelessnessmess Hell Souvenir, 2015, £POA,Jake & Dinos Chapman Shop 

En http://www.telegraph.co.uk/luxury/art/94216/the-chapman-brothers-launch-online-art-store.html

 

2 - Jake and Dinos Chapman
Installation Works from The Chapman Family Collection 2002
Installation of 34 wood and painted sculptures with plinths
Display dimensions variable
White Cube, London, 31 October – 7 December

Photo: Stephen White
Saatchi Collection, London
Courtesy Jay Jopling/White Cube (London)

En http://www.tate.org.uk/whats-on/tate-liverpool/exhibition/jake-and-dinos-chapman/jake-and-dinos-chapman-room-7  

 

Referencias bibliográficas

 

Fefer, Leonor. Arte y Psicoanálisis. Notas de lectura, tomadas del libro Las tres estéticas de Lacan, mayo 2007.

 

Freud, S. “Fragmento de análisis de un caso de histeria. Caso Dora”. (1905). Amorrortu Editores. Buenos Aires, 1978.

 

Freud, S.Tres ensayos de teoría sexual” (1905). Amorrortu Editores. Buenos Aires, 1978.

 

Miller, J. A. “Una fantasía”. Conferencia en IV Congreso de la AMP – 2004 - Comandatuba - Bahía. Brasil.

Oliveras, Elena. “El arte contemporáneo prefiere lo extremo, lo feo, incluso el asco”. Entrevista de

Claudio Martyniuk, Diario Clarín, 15 de diciembre de 2013.

Pietra, Guillermo. “Arte extremo y clínica. Cruces y Encuentros”. Acheronta. Sección “Arte y Psicoanálisis”.

Rilke, Rainer María. Elegías de Duino (1980) Ed. Lumen, Barcelona, “Primera Elegía”, pág. 27.

Vásquez Rocca, Adolfo: “Lo abyecto y monstruoso en el arte de vanguardia”, en Escáner cultural, revista de arte contemporáneo y nuevas tendencias, 2006.

Zabalza, Sergio. “La construcción del pudor en la psicosis”. Diario Página 12, 18 de enero de 2012.



 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



[1] Extremo: Del vocablo latino extrēmus. Hace referencia a una cosa que se encuentra en su grado más intenso o elevado. Se usa para hacer alusión a los límites de algo.

 

[2] Citado por María Laura Trotta, en su trabajo Entre lo Bello y el Arte - Algunas consideraciones sobre el concepto de objeto en Psicoanálisis, 2016. 


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