» Arte y Psicoanálisis

                                                 Conor y Eric Clapton

“Perder el control es importante para ser creativo”.

                                            Ron Wood

“Dios sólo puede estar presente en la creación en forma de ausencia”.

                                           Simone Weill

  Las personas hablamos acerca del duelo, por lo que usualmente hacemos sintonía con al menos dos ideas, Dios y el cielo. Si bien podemos decir que la clínica psicoanalítica es la clínica del duelo, hay casos donde el duelo adquiere mayor volumen y nos permite captar mejor algunas vibraciones que de otro modo serían más difíciles de percibir.

  Ante la pregunta respecto a qué es un duelo, respondemos que quizás tal como hace notar Luigi Pirandello, no sea más que aceptar que el otro ausente dejó ya de pensarnos. A nosotros nos interesa saber cómo eso se acepta, como mirar las cosas con los ojos de los que ya no ven.

  En 1992, meses después del fallecimiento de su primer hijo Conor de 4 años, Eric Clapton compone dos reconocidas canciones; Tears in heaven (“Lágrimas en el cielo”) y My father eyes (“Los ojos de mi padre”).

  A primera vista, se puede decir que fue la manera central de Eric de realizar el duelo por la muerte del hijo. En esos temas, aborda el asunto del cielo, el padre y Dios. En Tears in heaven dice que el cielo es un lugar donde su hijo podría reconocerlo y él poder ver a su hijo.

  En la canción dice: “¿Sabrías mi nombre, si te veo en el cielo? ¿Sería lo mismo, si te veo en el cielo?”. En My fathers eyes Clapton mira a través de los ojos de su padre nunca conocido, a su hijo. Hace una cadena generacional; es sorprendente el video clip de la canción que gira en torno a cuerdas que se van entrelazando. Es uno de los videos musicales más topológicos que existen (1).

  Es necesario aclarar que solo nos centramos en el título y la letra de las composiciones. Quedará para el futuro saber lo que de su talento musical participó en la elaboración del duelo. El cielo tiene una música especial, tiene su necesidad.

  Françoise Jullien, citando al maestro Zhuang, filósofo de la antigua China, dice que hay tres tipos de músicas. La música del hombre es la de las flautas, la de la tierra es la del viento (sopla en todas las cavidades que encuentra). Es decir, a cada tipo de agujero, un tipo de sonido.

  La música del cielo, la tercera, no tiene equivalentes. Lejos de deberse a una acción sobrenatural, es la música en que no hay nada ni nadie para «soplar», es la música en que todos los sonidos emitidos infinitamente son «Siempre diferentes» (2). Es decir, una música imposible. El cielo como fondo de lo Real. ¿Qué define al Cielo?

  Wang Fuzhi, filósofo chino de finales de la dinastía Ming dice sobre el cielo: “todo lo abarca y está en el origen de todo” (3). El cielo en los momentos de duelo podría ser un lugar por donde pasar y dejar algo, “un trozo de si” al decir de Jean Allouch (4).

  Veremos eso con más detalle. La idea del cielo está ligada a Dios. Dios es lo que no es un hombre vivo. Porque hay Dios, ningún hombre vivo es Dios. Y gracias a Dios existen las fantasías, el saber, las cosas, etc. Dios también podría ser la encarnación del verbo, la ausencia, lo simbólico en sí ‒el significante de la falta en el otro en Lacan, S(Ⱥ)‒ que permite ligar.

  Una de las maneras de hacer el duelo es pasar por el cielo como una especie de máquina de simbolización. Cuando muere Conor, la estructura mental de Eric tambalea fuerte. El agujero en lo real convoca al sistema simbólico para que empiece a iniciar el proceso creativo que conformara su intento de adecuarse a un mundo posible.

  El impacto pone en jaque la función del padre, la estructura se mueve, se encuentra amenazada. El muerto es alguien débil, se muere antes de tiempo (lo no realizado en el muerto, más en un niño). Se construye una deuda en torno a hacer lo que el muerto no pudo concebir. En este caso, tener un padre.

  Eric tampoco lo tuvo, es hijo bastardo, su padre es desconocido. Fue criado por sus abuelos como hijo y de adolescente toma el apellido de su madre Clapton. Su vida estuvo plagada de excesos: sexo, drogas, rock and roll, malos y viejos amores. Varias veces manifestó que llegó a creer que era cierto lo que decían los grafitis que sus fans pintaban en las paredes de Londres: Clapton is God.

                     *

  Cuando nace Conor en 1986, Eric ya se había alejado de la heroína pero había caído en el alcoholismo severo y en un estado de fragilidad pronunciada. Dos años antes del fatal incidente (Conor cae accidentalmente de un piso nº 53) Eric sale de una internación por adicciones en buenas condiciones, empieza a ver más a su hijo, a poder jugar con él. En su ausencia, la ilusión de verlo nuevamente, lo mantenía sobrio.

  En ese momento seguía casado con su mujer, Patty Boyd (la musa de Layla y Wonderful tonight). Con Patty intentaron tener hijos, incluso recurrieron a la fertilización in vitro, pero los perdieron. Conor es hijo de Lori Do Santo, una relación extramatrimonial del músico sabida por Patty. La muerte de Conor fue, como se dice, un antes y un después en la vida de Eric Clapton.

  Vamos a afirmar que Eric se constituye como padre luego de perder a su hijo. Hay una serie de efectos subjetivos que se generan luego de la tragedia: Deja de tomar alcohol, dice que tiene que estar bien, estar sobrio por la memoria de Conor, por su honor.

  Las canciones le permiten filiarse en la cadena generacional, su padre, su hijo y él. En una entrevista dialogando sobre My father eyes dice: ‒En ella traté de describir el paralelismo entre mirar a los ojos de mi hijo y a los ojos del padre al que nunca conocí, a través de la cadena de nuestra sangre‒ (5).

  Tiempo después reconoce a una hija secreta, Ruth, producto de uno de sus tantos affairs a principios de los ‘80. A fines de los ‘90 se casa y tiene varios hijos. Se transforma en el padre del movimiento blusero mundial de principios del siglo XXI con los memorables recitales Crossroads que organiza desde 1999. Apadrinó a muchos de los mejores artistas pop/blues del momento.

  A fines del 2018 saco nuevo álbum dedicado a “papa Noel”, dedicado a una creencia (el asunto del padre no deja de estar presente). Clapton deja de creerse Dios, como lo apodaban a fines de los ‘60 y baja al mundo de los terrestres; al mundo de los que mueren. Es un hombre.

  La pérdida del hijo pone en juego el lugar de pérdida del padre. Eric Clapton así puede inscribir la pérdida del padre. Ya no lo tiene, pero ahora él puede estar en el padre. ¿Cómo?... con los ojos. Los ojos de su padre, “I looked into my father's eyes. My father's eyes”. Busco en los ojos de mi padre affairs -los ojos de mi, padre.

  Como dice Lacan, se puede prescindir del Nombre del Padre con la condición de valerse de él (6). Servirse del lugar estructural del Nombre del Padre, del al menos uno, para poder prescindir de él.

  El cielo, que es pasar por el origen, es el lugar donde Clapton puede dejar una lágrima. Por su padre que lo abandono y por la pérdida de su hijo. Deja las lágrimas del alcohol (lo que lo llevaba a él compulsivamente y la sustancia tangible).

Escribe en Tears in heaven:

“El tiempo puede romperte el alma y postrarte a suplicar / pero sé que del otro lado de la puerta hay paz, estoy seguro / y por eso sé que ya no habrá más lágrimas en el cielo.

  Deja la lágrima, el duelo es ahí un acto. Un acto que suplementa la pérdida vivida con una pérdida subjetiva que le permite, como dice Jean allouch entregar al muerto a su muerte (7). El cielo no deja de garantizar la marcha de las cosas, hace que todo exista, que el resto siga (8).

  Como siguió Eric, pasando de ser un Journeyman, nombre del disco del año 1989, traducido en argentina como “Jornalero” (un campesino sin tierras) a un Pilgrim un peregrino (el que visita un lugar sagrado), título de álbum de estudio con temas propios posterior a la pérdida del hijo.

  En el año 2004 anunció que retiraba esos dos temas de sus shows en vivo, que ya había hecho el duelo... Al día de la fecha, los sigue tocando.

Imagen*: obtenida de https://weheartit.com/entry/68718811

Bibliografía

1- Clapton, Eric. (1998) My fathers eyes  

https://www.youtube.com/watch?v=fBfZVfoKp0Y

2- Jullien, Françoise (2001) Un sabio no tiene ideas. Madrid. Ed. Ciruela. Pág. 149

3- Ibídem. Pág. 20

4- Allouch, Jean (1996). Erótica del duelo en los tiempos de la muerte seca. Ed. Cuenco de plata

5- Clapton, Eric (2007) La autobiografía. Ed. Global rhythm. Barcelona.

6- Lacan, Jacques. (1999) Seminario 5. Las formaciones del Inconsciente. Ed. Paidós, Bs. As.

7- Allouch Jean. Op. Cit. 9

8- Jullien, Françoise. Op. Cit. 20