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El furor de la imagen

26/07/2014- Por Carolina Rovere - Realizar Consulta

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El furor de la imagen no está por fuera del mundo globalizado, es la búsqueda del consumo en pos de estereotipos de moda y tecnología que resultan en un “para todos igual” borrando lo singular. En este escrito me interesa interrogar sobre los referentes o estereotipos que se imponen en una sociedad de consumo y cómo alejan al sujeto de su propia singularidad. En el campo femenino, ubico el valor que adquiere la belleza en tanto creación singular a partir del vacío constitutivo, en su saber hacer con el goce femenino.

 

 

Trabajo seleccionado en el I Congreso mundial de elSigma

 

 

Eje: “Supremacía de la imagen”

 

 

     1-Imagen globalizada

 

Los tiempos capitalistas y el empuje al consumo permanente han profundizado en los seres humanos la insatisfacción. La búsqueda de satisfactions inmediatas es una demostración de que cada vez se requiere de más y más, pero se está menos conforme con lo que se tiene y con lo que se es. Es una carrera infinita impulsada por el estilo particular que adquiere el superyó en la actualidad.

Los gadgets como objetos privilegiados de consumo ejercen hoy un poderío principalmente en los hombres y en los jóvenes, así como la necesidad de comprar  indumentaria y de practicar todo tipo de intervenciones en el cuerpo con el fin de mejorar la imagen, parece ser una tendencia más común en las mujeres.

Los cuatro discursos presentados por Lacan en su Seminario 17, son por definición un modo de lazo social[1], este lazo se funda en un imposible,  es decir cada discurso es tal porque presenta una relación de imposibilidad. Ana Ruth Najles[2] nos recuerda que el discurso capitalista es un falso discurso ya que no da lugar a lo imposible y por lo tanto  no hace lazo social. Este discurso pone en evidencia cómo el sujeto tapona con objetos de consumo el lugar de la nada ese lugar que funciona como una causa. Cuanto más se consume, más insatisfecho se está. El deseo formulado como insatisfecho es, además,  una coordenada típica en la histeria. También lo es la compulsión a llenar el vacío con objetos como si fuera la manera de colmar una profunda insatisfacción.

¿Por qué digo imagen globalizada? Aquello que se busca, y fundamentalmente en el mundo femenino, son estereotipos de belleza que en general se  presentan bajo la forma de tener determinadas cosas y ser otras tantas. Se entra así en una carrera loca por tener dinero, ropa, joyas, un cuerpo perfecto y, ser: flaca, joven, alta, múltiple. Todo esto conduce, principalmente a las mujeres, a distintas prácticas que van desde los auxilios ajenos tales como cremas, botox, ácido hialurónico, hasta las intervenciones más audaces en el cuerpo produciendo cambios absolutamente transformadores.  Estos denominadores comunes en los que se desemboca,  borran totalmente lo singular de cada mujer.

¿De qué se trata entonces? ¿No es posible verse bien?  ¿Ni estar linda? Claro que sí, pero hay que hacer una distinción fundamental, delimitar dos caminos diferentes: una cosa es creer en eso y otra muy distinta es servirse de  eso. Creer en eso es la alienación máxima a todas las prácticas intervencionistas o a todo acto consumista de objetos con el fin de satisfacer y buscar la imagen ideal que responda a tal o cual estereotipo. Servirse de eso nos permite poder tomar estos recursos, pero al servicio de nuestra propia singularidad, utilizarlos como un plus que suma a la belleza femenina, tal como una linda ropa, un rico perfume, un andar suelto, una sonrisa atractiva que lucen en una mujer. 

 

     2-Mujeres y espejos

 

¿Por qué las mujeres pasamos tantas horas frente al espejo? ¿Se trata de encontrarnos? ¿De reconocernos? Una mujer nunca se ve igual en el espejo.  Lacan decía: “la mujer es mucho más verdadera y mucho más real”[3] y lo real justamente se resiste a lo especularizable, se escabulle del espejo. La mujer verdadera es esa presencia de real que porta, es decir, ese vacío del que nada puede decirse pero que a su vez causa al decir. Una mujer es  la hora de la verdad para un hombre, al punto tal que ella puede entrar y formar parte de su inconciente y aparecer como su síntoma, sus sueños, algún acto fallido, un lapsus.

El hecho de que el cuerpo femenino encarne un vacío, hace que la simbolización de nuestra imagen sea siempre deficitaria, lo femenino es  real  y como nada ni nadie puede decir qué es ser mujer las mujeres acudimos a los espejos para encontrar una respuesta. Esto es tan viejo como el cuento de Blancanieves: “espejito, espejito, ¿quién es la más linda?”- preguntaba su madrastra. A veces nos devuelve que somos nosotras, y otras muchas nos hace ver que es Otra, y así provocar una serie infinita de acciones que demuestran cómo las mujeres creen en la existencia de alguna otra  que sí sabe qué es ser mujer.

Pero  siguiendo con los cuentos clásicos de princesas: ¿qué sucede con  la Cenicienta? Ella es una jovencita que se posiciona en un lugar de menos-precio, y recibe los maltratos de quien se dice su madrastra. Está en posición de  víctima de la que aparentemente sale, aunque no encontramos indicios de que sea ella quien desee salir de ese lugar, sino que necesita de algún otro para que la salve: primero el hada, luego el príncipe. ¿A dónde llega Cenicienta? No lo sabemos, pero seguramente no muy lejos: perdió su zapato. Cenicienta vuelve rápidamente  a refugiarse en la casa donde habita la voracidad femenina, obedeciendo el mandato superyoico encarnado en el hada que le recuerda que es solo por un rato que podrá disfrutar de los buenos momentos de la vida: “A las doce perderás tu encanto”

Para que efectivamente se produzca un cambio de posicionamiento en un sujeto es necesario tener la convicción de querer salir  de esa trampa creada por cada uno y que nos lleva a fregar la mugre del Otro, y no me refiero al trabajo doméstico que muy digno es, sino a  una posición de sujeción al Otro, se esté donde se esté, se haga lo que se haga, se trabaje en lo que se trabaje.

 

      3-Lo ilimitado del goce femenino

 

Cuando alguien se suelta del Otro, está en el terreno de lo femenino, porque lo femenino en Psicoanálisis, tal como lo formula Lacan en Aún, pertenece a un espacio que en matemática se dice como el de los conjuntos abiertos, es decir sin límite, sin una  excepción que haga de tope, sin el Otro consistente de la Cenicienta. Cuanto  más se cree en los referentes menos se experimenta lo femenino.

El encuentro con el goce femenino siempre es una complicación para las mujeres, ya que es mucho más  difícil moverse en un terreno  abierto que en uno con límite. Esto hace que  la mujer sea más proclive al extravío, a la desorientación y a la devastación.

Entonces, el saber hacer con lo ilimitado implica todo un recorrido, porque por sí mismo lo ilimitado no es vivificante, lo es en tanto y en cuanto Una mujer pueda darle lugar, con-sentir[4] a la experiencia que provoca ese vacío que la habita. Para esto se requiere de la invención ya que no hay quien sepa, ni pueda dar recetas de cómo hacer. Este es el camino que se recorre en un análisis: el Otro es el punto de partida, y el Uno es el punto de llegada. Una mujer es femenina cuando puede con-sentir a habitar  el lugar del  No-todo en donde cada mujer es Una, ya sin necesidad  de ninguna que haga de modelo, de referente, de Otra, ella ahora es Otra.

 

     4-En busca de una estética

 

La estética es la esencia de la belleza femenina. Pero ¿Cómo se logra?,¿Cómo pensar la estética más allá de una cara bonita o un estereotipo de nuestro mundo consumista? Porque sabemos bien que hay muchas caras bonitas que terminan generando horror.  Si bien la estética es algo muy anhelado en las mujeres, a veces la perspectiva de esa búsqueda se orienta en un camino que conduce a la mortificación. Lacan llamó mascarada a la altura de “La significación del falo”[5] a esos adornos y ornamentos que se procura una mujer para lucirse, pero cuando se tornan excesivos causan más espanto que atracción.

Hay en las mujeres un empuje a lo ilimitado, el propio cuerpo encarna un vacío. Por eso de lo que se trata es de hacer algo interesante con eso, de amigarse con lo femenino que no es nada más ni nada menos que con-sentir al vacío  que habita su cuerpo. Como allí no hay nada ni nadie que pueda decir qué es ser mujer, cada Una inventará su propio modo de vivir lo femenino y gozar de su cuerpo. Porque como nos dice Lacan, el goce femenino es goce de cuerpo[6].

Esta invención consiste en el modo singular de articular lo ilimitado al límite, en el sentido de producir algún contorno para que el vacío sea atractivo y no rechazable. El vacío puro es impensable, el puro límite afea a una mujer. En cambio, la belleza es ese efecto de soltura producido por un enlace entre el goce femenino y el goce fálico en continuo movimiento,  tal como lo muestra Lacan en el piso inferior de los matemas de la sexuación[7]. Por eso creo que  la belleza en Una mujer consiste en amigarse con lo femenino e inventar ella misma con ese vacío que la habita un modo singular de gozar, de existir.

 

 



[1] Jacques Lacan, “A Jackobson” en Seminario libro 20: Aún, (1973), Buenos Aires, Paidós, 1995; página 26.

[2] Ana Ruth Najles, “La formación del analista”, Coloquio Seminario dictado en Rosario el día 28 de junio de 2014.

[3] Jacques Lacan, “La mujer más verdadera y más real”, en El Seminario libro 10: La angustia, clase del 20 de marzo de 1963, Buenos Aires, Paidós, 2006; Página 199.

[4] Carolina Rovere-Sergio Zabalza, “Consentir a lo femenino”, en La palabra que falta es Una mujer, Buenos Aires, Letra Viva, 2013; Páginas 115-118.

[5]Jacques Lacan, “La significación del falo” (1958),  en Escritos II”, Buenos Aires, Siglo XXI, 1987; Página 674.

[6]Jacques Lacan, “El amor y el significante”, en Seminario libro 20: Aún (1973), Buenos Aires, Paidós, 1995; Página 60.

[7]Jacques Lacan, “Una carta de almor”, en Seminario 20: Aún, (1973), Buenos Aires, Paidós, 1995; Página 95.

 

 

 

 

 

 


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El tema de la imagen en estos tiempos en donde lo que es publico al estilo reality parece estar en primer plano plantea reflexiones acerca de como reconceptualisar este concepto, se "es" en función que se postea lo que uno hace como planteas en rtelación a estos dos caminos una cosa es creer en eso y otra muy distinta es servirse de eso. Como decía Masotta el problema no es decir que uno es Napoleón, el porblema esta cuando uno se lo cree.

Por: María Gabriela Zotta

Carolina, muy interesante trabajo y con horizontes prometedores. Felicitaciones!
Me gustaría saber qué piensas del lugar posible de la "búsqueda de una estética", si ella, tal como muestras es vivida en la actualidad, se compara con la noción griega antigua del "arte de vivir" y con la concepción moderna de "estética de la existencia" (de alguna manera intento de actualización del arte de vivir, antiguo), presente en la obra de Foucault. Saludos.

Por: JOHN JAMES GÓMEZ GALLEGO

Estimada Carolina Excelente trabajo!!! El consumo permanente ha producido en los seres humanos la insatisfacción y cada vez se está menos conforme con lo que se tiene y con lo que se "ES" Comprar todo tipo indumentaria, practicar operaciones en el cuerpo para mejorar la imagen es común en la sociedad actual, se ha convertido en una representación social, el ser humano no encuentra satisfacción interior , no tiene sensación de plenitud,sino de vacío, lo lleva a consumir cantidades de cosméticos y técnicas quirúrgicas para verse joven,es la cultura de la imagen instalada en hombres y mujeres.

Por: nélida obdulia tesone

Estimada Carolina:
me pareció exquisito tu trabajo y como todas las presentaciones de este Congreso, posibilita reflexionar.
Pensaba en el mundo femenino, en Una mujer y su singularidad y su modo de habitar su lugar. Pensaba en la-las imgenes de las que está armado si se quiere este Ser mujer:cuántas Otras conforman a esta mujer, cuántas imágenes identificatorias han ayudado a crear este mosaico femenino:la madre, las hijas, hermanas, abuelas, tías, docentes,etc una larga lista de decires, discursos y significantes de lo que sin duda es una mujer:Una y todas estas Otras que siempre van a estar presente; el asunto será, develar qué pieza única se puede crear de ese mosaico.
Para seguir pensando Gracias .Mariela Rodríguez Rech

Por: Mariela Rodríguez Rech

Yo me había quedado pensando en el punto sobre "mujeres y espejos" y la pregunta que abre el mismo, y por ello me surgió la frase de Wilde. Por supuesto que hoy hay más hombres interesados en su imagen, lo que hoy llaman "metrosexual" no es más que los hombres preciosos de la era victoriana, aquellos que se les decían preciosos por el hecho de adornar con palabras sofisticadas sus frases. Es decir, o quiero decir, que siempre hubo hombres "preciosos", y los hay hoy en día, solamente que fueron pasando diversos momentos. Tal vez hoy hay más exposición a ello, así como las mujeres también, con la ayuda delos medios y más información. Lo que me parece importante subrayar es que más allá de que sea hombre o mujer, el tema es admitir ese vacío.

Por: MARIANA LUCÍA SOROLLA

Gracias por los comentarios y aportes, Mariana: claro que el espejo es la mirada del otro. También me parece muy atinado lo que dice Juan Antonio y María INés que los hombres de hoy cada vez están más interesados en su imagen, creo que hay una clara feminización en el mundo masculino , que no quiere decir que sean afeminados.
María Cristna, lo que propongo con "amigarse con lo femenino" es inventarse como mujer, admitir que el vacío es sin referente y es el mejor lugar para inventar lo inédito en cada Una, por eso Lacan dice que la mujer es Una, singular.

Por: Carolina Rovere

Tal vez podríamos pensar que el tema de mirarse al espejo trasciende si se trata de un hombre o una mujer. Me parece interesante los temas que la autora toma, temas que no se abordan mucho, pero también hay algunas generalizaciones que sería bueno desarrollar, como la de "amigarse con lo femenino". Gracias. Maria Cristina Bacchetta

Por: Maria Cristina Bacchetta

Qué buena cita para esta cuestión, Mariana. Creo que Wilde es uno de los creadores que más indagaron en el deseo y en el universo femenino. Y sí, algo se pone en juego frente a la mirada del otro.Interesante trabajo.

Por: María Inés Mogaburu

Muy buen trabajo. Me he quedado pensando acerca de que las mujeres acudimos a los espejos para encontrar una respuesta. Creo que más que a los espejos, podríamos pensar en la mirada del otro. Oscar Wilde escribía que "una mujer filtreará con cualquiera mientras la estén mirando", y a mi entender este audaz autor, está expresándose acerca de esta necesidad de la mujer, de ser parte de una mirada que le sirva de respuesta ante ese vacío. Que la recorte y la resignifique como mujer a través de una imagen que no encuentra, y que es brindada por un otro, con su mirada.

Por: MARIANA LUCÍA SOROLLA

Muy lindo trabajo! Comparto totalmente con Sra. Mogaburu. Hoy en dia esta todo un poco descolocado hay hombres femenizados y mujeres masculinizadas.

Por: Juan Antonio Gómez

Los varones pasan hoy también mucho tiempo frente al espejo. Y consumen grandes cantidades de productos cosméticos, se hacen cirugías, etc. No sé si se debe a una feminización del cuerpo que abarca tanto a hombres como a mujeres.Hay Cenicientos además de Cenicientas, muchos varones que apaciguan el miedo al vacío mirándose en los espejos de los gimnasios.

Por: María Inés Mogaburu


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