» I Congreso elSigma

Los tiempos de la red y las redes del tiempo

08/08/2014- Por Ana Viganó - Realizar Consulta

Imprimir Imprimir    Tamaño texto:

Las nuevas tecnologías nos empujan a vivir en “tiempo real” lo que implica un mundo temporalmente compactado, atrapado entre la inmediatez, el instante y la simultaneidad. Un mundo en el que los datos vuelan y los cuerpos se constriñen a una reducción cada vez más vigilada… El psicoanálisis advierte que la urgencia para los seres hablantes no es sólo la instantaneidad del Twit, la inmediatez de un “like” o la respuesta masivamente rápida de Google. Es la urgencia de satisfacción correspondiente a la dimensión libidinal que sí conoce el tiempo -real- que la inmediatez, el instante y la simultaneidad pretenden borrar. Se tratará entonces de no desconocer esta urgencia, sino alojarla advertidos de su causa.

 

 

Trabajo seleccionado en el I Congreso mundial de elSigma  

 

 

Eje: “Lazo social, lazo virtual”

 

 

1.- La noción de realidad o “las cosas son así”

 

La expresividad en los seres humanos tiene una condición que podemos ubicar como necesaria. Lo quiera o no el hombre es un ser eminentemente expresivo y comunicativo. La expresión es el modo en que el ser humano hace manifiesto tanto su ser común con el resto, como su radical singularidad incluso bajo la forma de rechazo a comunicar. De tal forma, a lo largo de la historia de la humanidad distintos medios de comunicación han existido como parte fundamental de la cultura.

 

No obstante, el psicoanálisis ha develado el aparato de goce que opera en el lenguaje mismo, horadando con este movimiento toda intención que se pretenda puramente comunicativa.

 

Sin embargo, hay un acuerdo común en que los cambios suscitados en el transcurso del siglo XX y albores del XXI en materia de comunicación tiene efectos en las llamadas subjetividades de la época, perspectiva que nos ha interesado estudiar muy especialmente en lo que hace a la dimensión temporal.

 

La explosión de los mass media o medios masivos de comunicación impuso una modalidad comunicacional fundamentalmente informativa, a escala masiva, en una velocidad nunca antes lograda. La transmisión de información contiene al otro pero como destinatario y no como interlocutor. No espera respuesta, sino más bien trasmite un contenido bajo la forma lineal de la flecha emisor-receptor, con claras distinciones de ejercicio de poder sobre el otro y control sobre aquello que se impone como realidad, bajo la forma “las cosas son así”.

 

La aparición de Internet amplió y complejizó esta capacidad expresiva. Y el acceso doméstico a Internet abrió el camino para que los intereses no se centraran únicamente en la transmisión de una información, sino también en la posibilidad de exponer el entorno cercano de los usuarios, permitiendo a los mismos expresarse bajo la libre expresión de lo que cada uno quiera decir.

 

Pero fue al inicio del siglo XXI que se dio un nuevo giro a la posibilidad de vincular a las personas. Sobre las bases establecidas por Internet, se desplegó el esplendor de una particular invención: las redes sociales.

Con el fenómeno de las redes sociales los individuos empiezan a considerar que estar en la Red es como encontrarse en una reunión. Los usuarios conectados se asumen presentes, como en una misma habitación. “Lo llamativo de este fenómeno es que la información brindada por otros usuarios on line afecta y altera la cotidianeidad off line.” (1)

 

La consecuencia más interesante que puede extraerse a mi gusto no es la de una anulación del espacio real por el virtual como a veces se pretende argumentar -podríamos considerar excepciones quizás drásticas, pero no son las más comunes-. Se trata más bien del desvanecimiento, cuando no eliminación, de la frontera entre los órdenes on line-off line que impone una dinámica temporal a la manera de un continuo conexión-desconexión, altamente inestable.

 

Siguiendo a Foucault podemos muy sintéticamente señalar que en la sociedad feudal el control de los individuos se realizaba esencialmente por la pertenencia a una tierra, a un lugar. El poder se inscribía a través de la localización. Pero a partir del siglo XIX la pertenencia espacial empieza a ser relativamente indiferente, reemplazando la localización espacial por la temporalidad: es necesario que los hombres pongan su tiempo a disposición, que se disponga el tiempo vital de los hombres al aparato de producción. “Por una parte es preciso que el tiempo de los hombres pase a formar parte del mercado, se ofrezca a quienes quieran comprarlo, y se compre a cambio de un salario; es preciso, por otra parte, que el tiempo de los hombres se transforme en tiempo de trabajo. Y por eso en toda una serie de instituciones nos encontramos con el problema y con las técnicas de la extracción máxima del tiempo.” (2)

 

Coincidimos con Ayala en que unas décadas después “el tiempo de trabajo ya no se sostiene por sí mismo, ahora requiere de un acompañante, el tiempo de consumo y las estrategias más adecuadas no para extraerlo sino para ampliarlo y fijarlo, aprisionarlo.” (3) Entonces, si en otro contexto histórico la localización fue una forma de control, ahora la “deslocalización asociada con el tiempo de consumo es la forma esencial de las nuevas estrategias de poder.” (4)

 

Nuestra capacidad de abstracción -sostiene Ayala- es posible gracias a la lectura simultánea de distintos planos espacio-temporales de la realidad. Los medios masivos, y en particular las redes sociales, tienden a condensar el espacio-tiempo en una versión achatada. No es para nada extraño se asuma todo el conjunto de publicaciones en la red como sucediendo en “tiempo real”, mientras que uno queda cuanto menos desorientado al tratar de precisar el contexto espacio-temporal en el que efectivamente fueron producidas tales expresiones. Y no se trata únicamente de un efecto estando en red: este estado de cosas se ha instalado como modo de vida funcionando al “modo red: on”: conexión-desconexión.

 

2.- ¿En tiempo real?

 

Encontramos un punto de partida en el curso de Miller El ultimísimo Lacan: “… no es imposible –quedará en suspenso para un futuro- que tengamos que elaborar, en el reverso de la enseñanza de Lacan, esta disimetría entre el tiempo y el espacio. El espacio no es real, pero el tiempo sí lo es.” (5)

Disimetría entre tiempo y espacio que las redes sociales tienden a eludir en la ilusión de un eterno y ubicuo presente, en el que la dimensión temporal se precipita como urgencia de estar ahí: si un twit no es leído enseguida es fagocitado por cientos de otros twits que lo desvanecen y el twitero mismo se siente desaparecer; si un estado o publicación en Facebook no es “likeado” rápidamente la emoción que surge es la de estar out, fuera de juego. El desasosiego concomitante, la sensación de frustración y de exclusión se conectan con esta noción de tiempo compactado aumentando la ansiedad de producir nuevas manifestaciones que nos devuelvan al ruedo. El vértigo se apropia de la actividad en la red y, con las fronteras entre la vida on line y off line desdibujadas, el vértigo puede ser la vida misma. Es lo que entendemos cuando decimos que las urgencias de la época se resuelven cortocircuitando el tiempo de comprender.

Lacan ha escandalizado a la comunidad analítica de su época con un renovado uso de la sesión analítica, considerándola no como una unidad temporal en el sentido cronológico -de reloj- sino desde una perspectiva lógica. La sesión devino de tiempo variable o sesión corta, siguiendo la modalidad de pulsación del Inconsciente. Nos preguntamos: Hoy, que “los semblantes del que el psicoanálisis se produjo: el Padre, el Edipo, la castración, la pulsión, etc. -etcétera que contempla al Inconsciente- se pusieron a temblar” (6); hoy que sabemos comunicarnos en 140 caracteres o en imágenes que duran segundos para que el advertido receptor las capte al vuelo; hoy, así las cosas, ¿qué valor darle a esta maniobra tan lacaniana de reducción? ¿Sigue siendo subversiva la sesión corta lacaniana en la era del SMS y el Twit?

 

3.- De “las cosas son así” al “soy eso”

 

Miller en sus trabajos sobre la lógica y la erótica del tiempo recuerda cómo la geometría del movimiento -haciendo las bodas entre el espacio y el tiempo-, espacializó nuestra idea de tiempo representado desde entonces en una línea. “El tiempo sólo tiene longitud… como una simple suma de instantes sucesivos o como el flujo continuo de un solo instante”.(9) Desde esa primera espacialización hasta el tiempo concebido en cuarta dimensión, -un tiempo que no transcurre, “como un film en el que todo está ya presente y donde los acontecimientos sólo ocurren para nosotros”(10)-, Miller ubica una reducción de la noción de tiempo al punto de preguntarse con precaución si la ciencia no opera en este movimiento una forclusión del mismo.

Sobre esta idea de tiempo como continuidad es que se ubica la objeción freudiana del tiempo retroactivo. Mientras la asociación libre avanza sobre una línea progrediente -tiempo 1-, hay un tiempo 2 que retroactivamente sitúa significaciones que aparecen como destellos de verdad cuya impresión es la de haber estado siempre allí, escritas de antemano. Lo que pertenece al futuro ya está escrito en el pasado y la ilusión de eternidad baña lo que es la invención misma del Inconsciente freudiano. Es la perspectiva famosa: el inconsciente no conoce el tiempo; un inconsciente eterno resultando así un ser inalterable, una memoria absoluta -pero chata-. Respecto del análisis, el impasse es el análisis como interminable. En las redes sociales verificamos esta perspectiva del tiempo interpretativo en las respuestas o falta de respuestas a una publicación, que empuja a más: conexión interminable.

Lacan se ha ocupado del tema del tiempo desde muy temprano en su enseñanza. En 1945 encontramos un detallado estudio de la constitución subjetiva y el tiempo en su escrito “El tiempo lógico y el aserto de certidumbre anticipada”. Un nuevo sofisma. (11) Allí trabaja con mucho detalle una temporalidad no retroactiva en dos tiempos -temporalidad freudiana, del Inconsciente., sino una temporalidad que se desarrolla en tres tiempos y depende de la intersubjetividad. Esta temporalidad puede aplicarse a algunas redes. En Facebook, por ejemplo, la veracidad de un perfil se supone dada en la aceptación del mismo por parte de sus conocidos. Mientras que redes como My Space permiten e incluso propician “crear nuevas identidades y personalidades alternativas (...) a Zuckerberg no le interesaba esta mutabilidad del ser, en cambio, su objetivo era vincular al individuo de manera más eficiente con su entorno (...) partiendo de la idea de que la gente no necesita hacer nuevos amigos en la red, sino que lo que desea es crear un mapa de sus conocidos, socios, amigos y contactos existentes. Por tanto, para este sitio, es necesario emplear información personal real, ya que quienes la verán son únicamente la gente que uno realmente conocer.”  (12) En el escrito de Lacan la noción de intersubjetividad, el otro presente allí con la información que dan sus movimientos y detenciones avala la conclusión del tiempo de comprender en un “soy eso”. De manera análoga, el intercambio intersubjetivo entre los usuarios de Facebook que resulta de/en un perfil, un “soy eso” que puede resultar gratificante o perturbador.

Entre los textos del inicio y del final de la enseñanza de Lacan encontramos una modificación sustancial de sus desarrollos sobre el tiempo, que va del tiempo como una sucesión real -los 3 tiempos, por ejemplo- al tiempo como una función real que afectará al cuerpo del ser hablante, extrayéndolo de toda duración. El sueño de eternidad es un sueño posible sin relación con la existencia del cuerpo. Pero es precisamente la existencia del cuerpo lo que sitúa la función real del tiempo. Es lo real del tiempo como función y no sólo la intersubjetividad–real que afecta al cuerpo de manera contingente, traumática- lo que precipita el tiempo de comprender en el momento de concluir “soy eso”, soy como gozo.

Un cuerpo que no se reduce al organismo, ni a la imagen, ni a la ficción que de él podemos hacernos. Un cuerpo esencialmente libidinal que la época pretende reducir. Las redes sociales facilitan su exclusión, esto no es automático, lo que permite apostar a un uso distinto de las mismas, advertidos de estas consideraciones. Es la apuesta uno por uno en cada cura; pero es también una apuesta política hacia el siglo XXI que no cesará de avanzar en esta dirección.

 

 

4.- Algunas conclusiones que no son tales: “Busco un punto para suspender, no para concluir” (12)

 

Las nuevas tecnologías nos empujan a vivir en “tiempo real” lo que implica un mundo temporalmente compactado, atrapado entre la inmediatez, el instante y la simultaneidad. Un mundo en el que los datos vuelan y los cuerpos se constriñen a una reducción cada vez más vigilada. Un mundo regido por el “time is money” en el que hay, paradójicamente, una contracción notable de la noción misma de tiempo, que se consume y nos consume a velocidad digital. Aquí es donde ubicamos, siguiendo a Miller, la forclusión del tiempo en su dimensión real.

 

El psicoanálisis advierte que la urgencia para los seres hablantes no es sólo la instantaneidad del Twit, la inmediatez de un “like” o la respuesta masivamente rápida de Google. Es la urgencia de satisfacción correspondiente a la dimensión libidinal que sí conoce el tiempo -real- que la inmediatez, el instante y la simultaneidad pretenden borrar. Se tratará entonces de no desconocer esta urgencia, sino alojarla advertidos de su causa.

 

En una época en la que el tiempo se mide como producción -más aún como posibilidad de consumo- el psicoanálisis apuesta a un reverso posible: el de la producción de un tiempo “sin valor” -tiempo otro, real- esencialmente valioso, valga la paradoja.

 

El psicoanálisis no rehúsa del tiempo de comprender, pero no lo sitúa en la sesión analítica. Dentro del análisis pero fuera de la sesión, es como entendemos la noción de extimidad del tiempo de comprender que el analista debe precipitar. Es la noción de intervalo la que el analista debe reintroducir con su presencia, con su interpretación, en un mundo que empuja a no hacer lugar al entretiempo “sin valor” (la pausa comercial es el ejemplo prínceps de consumir productivamente el entretiempo). En esta dirección, Bassols (13) situó la maniobra de corte como efecto de suspensión del tiempo de comprender. Suspensión que no es sólo o necesariamente interrupción: cortar una sesión no es simplemente hacerla corta. Suspensión sonora, incluso musical: en los acordes musicales la suspensión es la prolongación de una nota sobre la siguiente produciendo disonancia. Disonancia que, podemos apuntar, no es significante sino que remite al eco de un decir en el cuerpo, afín con la experiencia pulsional. Es con esta modalidad de intervención que la sesión analítica se revela en su función de instante más allá de su duración; una temporalidad no contable; un “algo más que un instante”, que se revela como resonancia y que Miller situó como esfuerzo de poesía. “La poética de la interpretación no está para hacer algo bello, no es el kitsch. La poética de la interpretación, es un materialismo de la interpretación. (...) Hay que poner el cuerpo para llevar la interpretación a la potencia del síntoma.” (14)

 

 

Notas

 

(1)    VARGAS, C. “La vulnerabilidad del perfil”, en Violencia en las redes sociales. Estudio Paraíso. México: 2013. p. 41

(2)    FOUCAULT, M. “La verdad y las formas jurídicas”, en Estrategias de poder. Obras esenciales II. Barcelona: Paidós, 1999. p.159

(3)    AYALA, A. “Un día cualquiera en la vida de don Pedro Grullo. De la violencia de las redes sociales o ¿la humanidad salvaje?”, en Violencia... Op. Cit. p.52

(4)    Ibid

(5)    MILLER, J.-A. El ultimísimo Lacan. Bs.As.: Paidós, 2013. p.113

(6)    MILLER, J.-A. Una fantasía. Conferencia en Comandatuba. Disponible On line: http://www.congresoamp.com/es/template.php?file=Textos/Conferencia-de-Jacques-Alain-Miller-en-Comandatuba.html

(7)    MAHJOUB, L. “Sesión corta.” En Un real para el siglo XXI: Scilicet. Olivos: Grama, 2014. p. 320-322

(8)    GOROSTIZA, L. “Scilitwitts… en 8 tweets.” En Un real… p387

(9)    Isaac Barrow citado por MILLER, J-A en La erótica del tiempo. Bs.As.: Tres Haches, 2003. P.16

(10) MILLER, J-A. . P18

(11) LACAN, J. “El tiempo lógico y el aserto de certidumbre anticipada. Un nuevo sofisma”, en Escritos I. México: Siglo XXI

(12) VARGAS, C. Op. Cit. p. 42/43

(13) MILLER, J.-A. Una fantasía... Op. Cit.

(14) BASSOLS, M.”Lógica de la sesión corta”, en Virtualia Revista Digital EOL www.virtualia.eol.org.ar/009/

(15) MILLER, J.-A. Una fantasía... Op. Cit. 


© elSigma.com - Todos los derechos reservados



Ana Viganó el trabajo me parece excelente, para trabajar con los alumnos en TIC... Las nuevas tecnologías llevan a vivir un mundo real que implica un mundo temporalmente compactado atrapado en la inmediatez, como que esta produce satisfacción, el ser humano cree que cuanto más rápido se contesta más placer produce.".mente a mil en un mundo a mil y más
Aparece una dismetría entre espacio y tiempo, donde el espacio no es real y el tiempo si...Todo debe ser realizado en el menor tiempo posible. Las redes sociales tienden a condensar el espacio tiempo como algo comprimido y se actúa en una permanente CONEXIÓN- DESCONEXIÓN
TIEMPO REAL----TIEMPO COMPACTADO-----ATRAPADO POR LA INMEDIATEZ, EL INSTANTE Y LA SIMULTANEIDAD
La inmediatez produce satisfacción

Por: nélida obdulia tesone


Para comentar este articulo es requisito estar inscripto en el Congreso.


 


Si aún no está inscripto haga click aquí para registrarse.

Recibí los newsletters de elSigma

Completá este formulario

Actividades Destacadas

La Tercera: Asistencia y Docencia en Psicoanálisis

Programa de Formación Integral en Psicoanálisis
Leer más
Realizar consulta

Otros trabajos del Congreso

» La Polución Contemporánea
» ¿Realidad o ficción?
» Responder al malestar que le toca su vivir
» Imagen perpetua
» Tecnología y poder: el sujeto manipulado
» Multimedia y Autismo. Una operatoria posible a través de la imagen y el corte
» La virtualidad que nos afecta. Notas sobre la comunicación virtual
» Dejar de estar, ¿dejar de ser? Redes sociales, una breve mirada
» De la invisibilidad al cyber bulling: motivos de los menores
» Lo que se muestra en la imagen. Consideraciones sobre una satisfacción obscena
» Espejito, Espejito
» Alicia a través de las pantallas
» Los dispositivos. Ética y juego en el horizonte de la subjetividad actual
» La búsqueda de reconocimiento en Facebook. Me gusta
» Los videojuegos y su función en la constitución subjetiva del niño. Del lazo a la pantalla al lazo con el otro
» Cuando las pantallas no ofician de velo
» La omnipantalla, el fascinus y el porvenir de una ilusión
» Cuestiones sobre psicoanálisis on line
» La Virazón
» Entre mentiras virtuales y verdades subjetivas: la adolescencia
» Las nuevas formas de comunicación: ¿sin costo?
» La vida privada de toda privacidad
» ¿Desenlace virtual?
» Psicoanálisis de la mirada en las redes sociales. Sonría, lo estamos mirando
» Cuerpo e imagen
» ¿Incautos de la imagen?
» Imperio, imagen, nueva niñez: de lo nuevo a la novedad
» El sujeto y la clínica en la era digital
» Sobre contactos y amigos... Los lazos sociales en tiempos de conexión
» Los pactos de la muerte por internet como instauración paradójica de un lazo, virtual
» El furor de la imagen
» La construcción del sujeto mediático. Una mirada a la investigación sobre medios, violencia y jóvenes
» El juego y las nuevas tecnologías en niños de 5 a 12 años. Estudio piloto de carácter indagatorio
» Expresiones actuales de la supremacía de la imagen y su relación con el cuerpo
» Solidaridad mecánica, solidaridad orgánica y lazo virtual. La sociología clásica de Durkheim para pensar en la actualidad
» Virtualización – digitalización - lazos sociales
» ¿Ciberanálisis? No hay clínica en cualquier sitio (web)
» Psicoanálisis y nuevas tecnologías. Lo público, lo privado y lo íntimo. Cupido motorizado 3D
» Subjetividad, privacidad e intimidad en épocas de voracidad informativa
» La construcción subjetiva actual una interioridad que se exterioriza

Búsquedas relacionadas

» Tiempo
» redes sociales
» psicoanálisis
» virtualidad
» era digital
» función real