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Con el b(l)anco en la mira. Un amor en ritmo de “Los Chunguitos”. Acerca del film “De prisa de prisa”

10/04/2019- Por Hugo Dvoskin - Realizar Consulta

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“deprisa”, que puede escribirse junto o separado, finalmente se ha hecho texto, entre ficción y realidades. Breve, como un soplido, como la vida que se les fue a José Antonio y a Pablo; a Jesús y al Meca.

 

 

        

 

                 Berta Socuéllamos (“Ángela”) y José Antonio Valdelomar (“Pablo”)

 

 

Ficha técnica y artísitca

Título: Deprisa, deprisa

Título original: Deprisa, deprisa

Dirección: Carlos Saura

País: Francia, España

Año: 1981

Duración: 99 min.

Género: Drama

Reparto: Berta Socuéllamos, José Antonio Valdelomar, Jesús Arias, José María Hervás Roldán, María del Mar Serrano, Consuelo Pascual, André Falcon, Yves Arcanel, Yves Barsacq, SuzyHannier, Alain Doutey, Joaquín Escola, Matías Prats

Guión: Carlos Saura

Productora: Elías Querejeta Producciones Cinematográficas S.L., Les Films Molière

 

  

“Yegaste un día a Marbella

 Descalza y sin un real

 Y hoy tienes apartamentos

 De Málaga a Portugal”

          

                                                          Caramba, carambita de Lola Flores y Lolita

 

 

  “Si me das a elegir entre tú y la riqueza/ con esa grandeza/ que lleva consigo/ ay amor! Me quedo contigo”. Berta Socuéllamos ya ha hecho todo lo que era posible. O tal vez lo ha hecho a sabiendas del resultado. El médico toma el fajo de dinero y no vuelve. Si es para que no los denuncie, pagarle una parte de la operación anticipada poco garantiza que vuelva. Sí se asegura que no los delate por la presunción de que su denuncia podría terminar involucrándolo a él y perder el dinero que se acaba de llevar.

 

  Para que vuelva, podría recurrir a un antigua estrategia: cortar los billetes por la mitad y a la vuelta, con la cirugía ya practicada y las balas fuera del cuerpo de Pablo (José Antonio Valdelomar), entregarle la otra mitad del fajo que volvería a darle vida a los billetes. Ángela da una parte y aunque muestra que hay mucho más, el médico sabe que “más vale pájaro en mano que cien volando”.

 

  Aquí el que vuela es el médico. Conjeturamos mal-intencionadamente que Ángela lo sabe y que ya estaba en sus cálculos, a los que definiremos con el correr de las líneas como “milimétricos”. Pablo quedará desangrándose en la cama, ella no llamará al 911 ni al SAME español, tomará el dinero y marchará con la canción de los chunguitos como fondo: “porque me he enamorado y te quiero y te quiero/ Y sólo deseo estar a tu lado/ soñar con sus ojos/ Besarte a los labios”.

 

  Quizás ya es tiempo que Pablo empiece a entonar “Ay qué dolor”: “Hiciste la maleta sin decime adiós/ por más que me pregunto no encuentro la razón/ Ay qué dolor! para dejarme así/ Ay qué dolor! sin una explicación”.

 

  Ángela marcha por las calles con el bolso rebozante de dinero. El médico ha sido el peaje y ella ha sido generosa. No se ve el rostro. No sabremos si está derrumbada por el duelo que recién inicia o guarda satisfacción porque ahora será posible comprarse el departamento y los electrodomésticos que con Pablo no lo era. Tal vez los dos semblantes vayan a tono con la historia de amores y de ambiciones.

 

  Ángela atraviesa la noche de un barrio marginal. Al fondo, las hogueras.

A diferencia del atraco al banco, en el que tenía la cara cubierta y su figura no denotaba curva alguna, ahora encuentraque caminar a la luz del día con porte femenino es su mejor “disfraz”. De los cuatros asaltantes, tres han muerto y nadie supone que el cuarto sea de sexo femenino. Tampoco pertenece cultural, educativa, ni socialmente al grupo.

 

  En un arco que hará de puente entre De prisa de prisa y La amante del teniente francés, la vida se viste de cine y como en las referencias borgeanas, la historia copiará a la literatura, esta vez al guión de la película.

 

  Saura trae a los actores del mundo en el que viven al mundo de Saura. Desde un barrio carenciado, o tal vez una villa de emergencia, a las luces de la pantalla, al éxito inesperado e irrepetible. Los protagonistas no son actores, hacen de sí mismos y por eso logran ser tan creíbles.

 

  Se decía que José Antonio –quien hace de Pablo– iba no sin caballo (heroína) a las filmaciones para que pareciera más realista. Nada garantiza –todo indica lo contrario– que puedan representar algún papel que no sea ese.

 

  El destino querrá que el film los inspire para que el robo albanco tenga efectivamente lugar aunque algunos aseveran que la práctica no le era ajena. “No habrá lugar para otra película de robos y asaltos pero intentaremos un robo de película con lo aprendido, lo aprehenderemos”.

 

  Aunque José Antonio volvió a filmar un corto algunos años más tarde, antes del estreno de la película fue detenido por el robo a mano armada de un banco del que se había llevado 165.000 pesetas. Menos que el supuesto robo anterior, pero también menos que lo cobrado en el film, 300.000 pesetas.

 

  La vida apenas le ofrecerá cambiar muerte por cárcel, pero más temprano que tarde le trocará años de condena por una muerte carcelaria, entre sobredosis, facas y hiv. Detenido en 1981, la muerte por sobredosis lo encontrará en 1992 en la cárcel madrileña de Carabanchel. Para entonces ya está enfermo de Sida y con cáncer de Kaposi.

 

  Ángela (Berta en la vida) quedará fuera de esta loca aventura porque a ella la espera la bolsa con que la vida la ha recibido, que incluye estudios, familia y el dinerillo que se habrá ganado con el film. Es un dinero que suma pero con el que no pretende salvarse.

 

  Si se prefiere, no hay de quésalvarse. Porque ella es “Feliz mariposilla, presumidilla y coqueta,/ parecía una flor de almendro/ mecida por brisa fresca…” (“Érase una vez”). En rigor, a Berta la vida le depara llegar a abuela casada con Sebas, el otro protagonista (José Ma. Hervas Roldán) que también se enamora de Ángela.

 

  Pablo, en el film y en la vida, cree en el golpe de suerte. Aunque alguna suerte llegue, para él, el golpe será siempre el próximo. Quiere salvarse del futuro paralo cual nada mejor que andar viviendo elpresente, repartir el dinero y darse una buena vida, ahora, pronto, de prisa.

 

  La diferencia entre un oportunista y quien espera la oportunidad quizás sea la que hay entre alguien que se choca con alguna circunstancia afortunada que requiere de su audacia y la de alguien que puede verla en forma macro, evaluar riesgos, costos y beneficios.

 

  Pablo está apurado, su temor a perder (labonne chance) lo hace precipitarse. El azar ha estado de su lado, la ambición aporta lo suyo y si los otros no lo advierten se saldrá con la suya. Son los robos que la banda hace al principio, sin mucho estudio, con alguna buena data, sin medidas de seguridad y sin imaginarse que se requiere alcohol y curitas por si alguno sale lastimado.

 

  Ángela hará cálculos. Supone un otro advertido al que habrá que engañar, irá a buscar los datos porque sabe que los que tiene pueden ser insuficientes. El deseo es de dificultad y con dificultades. Si hay deseo, no habrá que subestimar las dificultades.

 

  Los primeros delitos están hechos a la hechura de Pablo y que el del banco proviene de una cabeza como la de Ángela, que Pablo quiere vivir bien en Vallecas y Villaverde –donde se filma la película– y Ángela –que ya vive con sus padres que tiene un departamento– sabe que su destino es Madrid.

 

  Ángela estudia a Pablo desde el comienzo. Aunque robado, ya tiene auto. Ella quiere salirse de la cantina en la que trabaja, que parece estar en la mitad de la nada. Sabe que él la desea e intuye que a su lado puede aprender a dar sus primeros pasos y a poner la bala donde pone el ojo.

 

  Pablo tal vez suponga que la va a llevar a su vida –como Saura pretendió llevarlo a él a la suya–, en la que bordea la ley continuamente, la de los pequeños robos, los que periodísticamente serían intrascendentes. Por cierto que ante el primer e innecesario muerto tendrán que empezar a pensar en cambiar de liga. Ángela simplemente quiere cambiar de trabajo. Va a aprender un oficio y a darle volumen.

 

  Irá llevando a la banda de unos vertiginosos y veleidosos robos de autos, cuyos dueños dejan la llave puesta para bajar a comprar el diario, al estratégico y puntilloso robo de banco.

 

  Esta vez, como ya lo hicimos en Río Místico[1], habrá que cambiar el “detrás de todo gran hombre hay un gran mujer”. Aquí, una gran mujer se pone detrás de un grupo de hombres para aprender, y para luego lentamente asumir su dirección y liderazgo, manejarlos hacia dónde va ella: “Detrás de toda gran mujer hay un grupo de hombres”. Uno de ellos, le teme. Hace bien aunque confunde el motivo.

 

  Piensa que ella (probablemente por su condición de mujer) no es uno de ellos y que por esa razón no estará a la altura. Su machismo no lo deja ir más allá. El motivo debería haber sido otro y quizás él lo haya intuido aunque no lo sabe. Además, con el correr de los días también se irá enamorando –como habíamos anticipado– y entonces olvidará los prejuicios. En rigor, son ellos los que no están a la altura.

 

  Sebastián no podría saberlo porque saberlo, paradojalmente, sería estar ya un poco a la altura. No obstante, mientras José Antonio quien hace de Pablo y Jesús Arias Arazeque quien actúa de “El Meca” preparan un atraco mal hecho. José María (Sebas) aprovecha los días de filmación y se enrolla con Berta, con quien termina casado hasta el día de hoy… en el que ya son abuelos.

 

  Las sombras de Meryl Streep y de su co-equiper Jeremy Irons en La amante del teniente francés y su triple amorío sin dudas se hacen presentes[2], aunque en este caso el amor ha sido exitoso. Dos terminarán muertos en la vida real; dos, abuelos.

 

  Carlos Saura ha armado un casting fantástico. Casi cuesta creerlo si no fuera porque ha sido cierto. De modo que podemos suponer que nuestra hipótesis ya habría sido advertida a su tiempo por el director: la muerte de Pablo da formato trágico a una separación que habría sido inevitable.

 

  Se podría escenificar de este modo: mientras Ángela hacía una pasantía –o una capacitación– como lava-copas para ir ascendiendo hasta llegar a ser maître del restaurante, Pablo quería vivir simplemente de las propinas de su trabajo de mozo.

 

  Hay grietas que una vez producidas resultan insalvables. Aquí la infancia define y las buenas intenciones de nuestro querido director no han sido las instigadoras del delito –como algunos habrían pretendido– sino que esta vez no se pudo resolver con el arte lo que estaba escrito en términos sociales.

 

 

“Dijiste que me quería

Ala orillita del mar

De pronto vino una ola

Y no me quisiste más”

 

Caramba, carambita por Los chunguitos



[1] Dvoskin,H. Pasiones en tiempos de cine.  “No hay lugar para los débiles”. Letra viva, p. 125.

Río místico (2003). Film dirigido por Clint Eastwood con Tim Robbins, Sean Penn y Kevin Bacon. Mencionemos también a Marcia Harden y a Laura Linney, actrices del film sobre las que no hay mayores referencias –habitualmente– cuando se habla de esta película pero que son quienes están detrás de la vida de estos hombres. No tan detrás.

[2] Dvoskin, H. “La amante del teniente francés”, inédito. A ser publicado en Elles en tiempos de cine.

 


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