Manchester-by-the-sea

14/03/2017- Por Justo José Lo Cane - Realizar Consulta

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Lee Chandler es un “hombre para todo”, un multiusos. Recibe un llamado telefónico. La noticia lo lleva a dejar la ciudad por un tiempo. Se vuelve a Manchester-by-the-sea, nombre de la película y de la cuidad donde trascurrió casi toda su vida, o esa vida que tuvo ahí. Se satura porque empieza el recorrido de tener que hacerse cargo por el testamento-mandato que dejó su hermano muerto. Ocuparse de su sobrino, como si fuera su padre. Se satura porque esa vida que vivió ahí, ya no la puede seguir viviendo. No se puede volver.

 

 

 

                             

 

 

Ficha técnica y artística

 

Título: Manchester frente al mar

Título original: Manchester by the Sea

Dirección: Kenneth Lonergan

País: Estados Unidos

Año: 2016

Duración: 0 min.

Género: Drama

Reparto: Casey Affleck, Kyle Chandler, Lucas Hedges, Michelle Williams, Erica McDermott, Gretchen Mol, Kara Hayward, Heather Burns

Distribuidora: Universal Pictures (Spain)

Productora: Pearl Street Films, Big Indie Pictures, CMP Entertainment, K Period Media, B Story, The Affleck/Middleton Project

 

  

El director y guionista de la película aparece dentro de la trama. Su personaje cuestiona al protagonista -Lee Chandler-, sobre su manera de ser padre. Casi se van a las piñas, porque, en definitiva, es un transeúnte y no tiene que meterse, porque no sabe lo que está pasando. Lee y Patrick, su sobrino, estaban saliendo de la funeraria. Uno puede preguntarse si la ofensa fue porque Lee no es el padre de Patrick o un peatón cualquiera puede darse cuenta de sus dificultades. En definitiva, Lee no eligió estar ahí.

Lee Chandler es un “hombre para todo”, un multiusos. Una de sus clientas, a propósito, conversa con una amiga en vos alta. Le cuenta que su “multiusos” la excita, pero ella no se siente deseada. Lee escucha la conversación, termina el trabajo y se despide. La cliente le ofrece “una propina”, que, en el idioma original de la película, se puede interpretar como “un consejo”. Lee lo escucha así, tal vez, porque es lo que anda necesitando hace un tiempo.

Recibe un llamado telefónico. La noticia lo lleva a dejar la ciudad por un tiempo. Se vuelve a Manchester-by-the-sea, nombre de la película y de la cuidad donde trascurrió casi toda su vida, o esa vida que tuvo ahí. Se satura porque empieza el recorrido de tener que hacerse cargo por el testamento-mandato que dejó su hermano muerto. Ocuparse de su sobrino, como si fuera su padre. Se satura porque esa vida que vivió ahí, ya no la puede seguir viviendo. No se puede volver. 

Aparece un sueño. Lee se tira un rato en el sillón, cansado y agotado. Sueña con sus dos hijas muertas. Una de ellas le dice: “Papi, ¿no ves que nos estamos quemando?”[1], y entre la intervención del director como un bolo y el sueño, una primera hipótesis: ¿quién es el padre de Lee? Un gran ajedrecista que al momento en que su hijo decide suicidarse en la estación de policía, se queda quieto, sin palabras. Es el hermano quien sale corriendo en su ayuda, como lo hará en otras escenas de la historia de Lee. Sueño de las hijas que determinan un pedido de respuesta a un padre, el de Lee. O que ubican a Lee aún como hijo, desfigurándose en sus hijas. “¿No ven que me estoy quemando, alguien puede tirarme una punta, un consejo?”. Anticipo de su declaración posterior, que más adelante se describe. 

La película puede ser interpretada en torno al duelo por las dos hijas y un hijo, muertos durante un incendio generado por la negligencia. Esa noche tomó cocaína y fumó marihuana con sus amigos. Encuentro que se interrumpe por las intervenciones de la esposa de Lee. “Mis hijos duermen”, se terminan yendo todos. “Estaba como un conejo saltarín”, dice Lee cuando se presenta a dar testimonio en la comisaría y por eso tuvo que salir a comprar unas cervezas para “bajar”. A mitad de camino, no recuerda si dejó o no la pantalla protectora de la chimenea. Un tronco encendido pudo haberse caído y eso generó la catástrofe. Descuidos que también pueden asociarse a otro momento en que llega a su casa, saluda a sus tres hijos, la mujer le pide que no levante al recién nacido y él responde: “yo sé lo que hago”, siguiendo la lógica del todo lo puedo, un sabelo-todo. Advertencias implícitas de su esposa respecto a algunos cuidados, que lo llevan a pegarse una ducha antes de tener relaciones sexuales. Esa noche, no fue una equivocación cualquiera, como pretende calmarlo el oficial en la comisaría, quitándolo de toda responsabilidad que él, sin embargo, está dispuesto a asumir, para la posterior condena y castigo. Seguir vivo es bastante martirio, un no saber hacer con todo lo que le pasó es la peor condena.

La película es sobre un padre y lo que implica para un sujeto asumirse en esa posición. El padre en el psicoanálisis es una función que opera en un sujeto como referencia, para evitar el “desmadre”, el descontrol, la desorientación, quedar a la deriva, sin rumbo. Cuando esa función trastabilla, aparecen los trastabillantes, los sujetos erráticos. También hay que tener en cuenta la función materna, que según el psicoanálisis refiere a los cuidados. Descuidos y la ilusión de hiperpotencia, en este caso, hacen un coctel explosivo. Lee duela por eso. La pérdida de una madre[2] y un padre que no sabe qué decir. “Papá, ¿no ves que nos estamos quemando?”, se pregunta Lee en el sueño, en el lugar de sus hijas, siendo hijo, después de padecer la secuencia en la que ahora es el único Chandler vivo capaz de ocuparse de la descendencia. Sueño que, en tanto interpretación por la vía del deseo, lo lleva a una asunción: “No puedo superarlo”. No puedo, me supera… ya no-todo lo puedo. Es demasiado, madre, tres hijos, padre, hermano y hacerse cargo del sobrino. ¿En esta misma ciudad?

Entonces, se asume como padre de Patrick. Establece las condiciones para que el mejor amigo de su hermano se haga cargo del sobrino, organiza la administración de los bienes, compran un motor para el barco y vuelve a Boston, para trabajar sólo en dos departamentos y vivir en un dos ambientes, en caso de que su sobrino decida estudiar en una universidad de la ciudad. Algo de la transmisión: “vos podés estudiar, no sigas nuestros pasos”. Le arma la trama.

Si para el psicoanálisis un padre es como se describe en el párrafo anterior, la clínica psicoanalítica a partir de la lectura de esta película, podría deducir que, un padre tiene que reconocer ciertas impotencias (todo lo puedo, un multiuso), para que los hijos desarrollen el potencial necesario. Impotencia asumida, en tanto no poseer un saber absoluto, pero en los dichos (decir-hechos), no quedándose con las palabras en la boca. Potencial a explorar, distinto que potencial a explotar. Si se pretende explotar el potencial, los hijos pueden terminar prendidos fuego, quemados por el no-cuidado que se debe también asumir siendo un padre.

La película, entonces, trata sobre un sujeto que tuvo la posibilidad de continuar con su vida, a pesar de las desgracias de la vida, en su ciudad natal y con la chance de poder estudiar, en caso de que elija hacerlo, gracias a los padres que tuvo y tendrá. Porque padre no hay uno solo, sino versiones que se van mejorando y que van tejiendo una trama para evitar la deriva o quedar a merced de los tiburones. Y una madre –la de los Chandler, de la que nada sabemos como espectadores- puede ser ese barco. Pero sin un padre que maneje, la deriva atormenta y el barco termina siendo de papel, sin motor.

Es la historia de Patrick Chandler, o bien, Patricio Velero. Lo lleva en el nombre. Un ciudadano de la ciudad, de película. Habrá que ver en tanto final abierto, si Patricio decide seguir otros pasos, más allá de los barcos, gracias a la trama que le deja armada el tío, para que vaya más allá de esos nombres, que los motorice. Que la trama esté armada, con motor, será lo que le permitirá a Patrick decir la siguiente frase, sin explotar, sino explorando las posibilidades: “Por todo esto, puedo hacer lo que yo elhijo”.

 



[1] Otra vía, considerando esa frase similar al sueño de “Padre, ¿no ves que ardo?”, que tanto Freud como Lacan releen, podría ser que esa vida, antes de que los hijos de Lee se prendan fuego, ahora, es sólo un sueño. Nada volverá a ser como antes. Sólo se habita ese instante, en el sueño. Acción que llevara a Lee a tomar algunas decisiones, para no terminar quemándose por agarrarse a piñas en los bares y perjudicando el escenario armado que tiene Patrick.

[2] Al final de la película, entendemos los espectadores que la madre falleció primero, en el 2001. El padre en 2009, entre la muerte de los hijos de Lee y el hermano, en 2015. Muerte de la madre que la familia decide homenajear con el nombre del barco que, a su vez, representa lo que los mantiene, económicamente, pero con algunas fallas. Metáfora que el director y guionista no se considera haya dejado al azar estas circunstancias. 


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