Persecución estructural. Basado en la película “El número 23”.

29/08/2017- Por Ligeia Beker - Realizar Consulta

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El presente trabajo supone una lectura de caso a partir de las conceptualizaciones psicoanalíticas desarrolladas por Sigmund Freud, Jacques Lacan y algunos autores de la psiquiatría clásica, en relación con la psicosis. Esta lectura parte de un recorte de la película “El número 23” a los fines de arribar a una hipótesis diagnóstica. El ordenamiento de los sucesos no se condice con la presentación que los hechos tienen en la película, no obstante se desprende de ella. El objetivo de dicho ordenamiento es ubicar la diacronía del caso, leyendo en ella los fenómenos que permiten pensar la estructuración subjetiva del personaje.

 

 

 

                             

 

 

Ficha técnica y artística

 

Título: El número 23

Título original: The number 23

Dirección: Joel Schumacher

País: Estados Unidos
Año: 2007

Duración: 98 min.

Género: Thriller, Intriga

Reparto: Jim CarreyVirginia MadsenLogan LermanLynn CollinsRhona Mitra, Michelle Arthur, Mark PellegrinoPaul Butcher, David Stifel, Corey StollEd Lauter, Troy Kotsur, Walter Soo Hoo, Patricia Belcher, Rudolph Willrich, John Fink, Julie Remala, Tara Karsian, Kerry Hoyt, Jennifer Lee Grafton, Tom Lenk, Helen Jordan, Eddie Rouse, Lesli Margherita, Maile Flanagan, Bob Zmuda, Susan Kitchen, Coier Amerson, Michael Hurley, Donna G. Earley, Shannon Gayle

Productora: New Line Cinema, Firm Films, Contrafilm, Fingerling Films

 

 

Introducción

 

El presente trabajo supone una lectura de caso a partir de las conceptualizaciones psicoanalíticas desarrolladas por Sigmund Freud, Jacques Lacan y algunos autores de la psiquiatría clásica, en relación con la psicosis. Esta lectura parte de un recorte de la película El número 23 a los fines de arribar a una hipótesis diagnóstica. El ordenamiento de los sucesos no se condice con la presentación que los hechos tienen en la película, no obstante se desprende de ella. El objetivo de dicho ordenamiento es ubicar la diacronía del caso, leyendo en ella los fenómenos que permiten pensar la estructuración subjetiva del personaje.

 

 

Desarrollo

 

A continuación se desarrolla la diacronía del caso siendo la hipótesis la de una estructura psicótica.

Primer desencadenamiento: El desenlace de la película permite leer retroactivamente un punto de desencadenamiento primero en la historia de Sparrow. Siendo él un joven universitario, mantenía una relación amorosa con una mujer, cuyo nombre era Laura Tollins, que se ve complicada por un engaño: su amada se relacionaba también con un profesor. Cuando ella lo abandona, se reanima en él aquel delirio del número 23 que lo había aquejado durante toda su infancia[1]. Lee en la nota de abandono un mandato de asesinarla y por ello Sparrow acude a la casa de su amada y luego de una discusión feroz la asesina. Sepulta el cadáver en un parque y se refugia en una habitación de hotel. Allí escribe un libro, que titula “El número 23”. La secuencia finaliza con un intento de suicidio: Sparrow se arroja por la ventana.

Propongo otorgar a estas dos acciones, el asesinato y el intento de suicidio (que fortuitamente no acaba con su vida), el estatuto de pasaje al acto: una precipitación y basculación fuera de la escena (LACAN, 1962/63).

El Seminario 10 de Lacan indaga el concepto de angustia a la cual postula como el único afecto que no engaña. La pone en relación con la falta, como falta de la falta, siendo la falta aquella que hace referencia al objeto a, resto real del primer efecto del lenguaje: “El aislamiento de a se produce a partir del Otro, y es en relación del sujeto con el Otro que se constituye como resto”[2]. El pasaje al acto constituye una defensa contra la angustia: “El sujeto se mueve en dirección a evadirse de la escena. Es lo que nos permite reconocer el pasaje al acto en su valor propio (…) ¿A qué llamamos fuga en el sujeto, (…) sino a esa salida de escena, esa partida errática hacia el mundo puro donde el sujeto sale a buscar, a reencontrar, algo expulsado, rechazado, por doquier? (…) La partida es ciertamente, el paso de la escena al mundo”[3].

¿De qué escenas se evade Sparrow? Primero es preciso ubicar las coordenadas del desencadenamiento.

Hacia el Seminario 23, Lacan (1975/76) conceptualiza la noción de Sinthome, que se desprende de su tratamiento de la estructura como anudamientos. Inicialmente propone el nudo borromeo (3 eslabones) como metáfora de la estructura para luego plantear un cuarto eslabón, el Sinthome, como irreductible. Esta irreductibilidad es solidaria del concepto de “lapsus”, es decir, el error estructural del anudamiento de los tres registros. El Sinthome es aquello que repara en el lugar mismo del lapsus manteniendo unidos los tres registros.

Los dichos de Sparrow, que se narran en el capítulo 23 de su obra (capítulo escrito en la pared del cuarto de hotel al que huyó luego del asesinato) permiten ubicar el estatuto de Laura: una mujer que viene a compensar el delirio largamente sostenido, “Laura-Sinthome”. Laura como vía de escape a la herencia del padre, “el número 23”: “Tras la muerte de mi madre, mi padre no lo pudo soportar. No dejó una nota. Solo un número. Ese número me siguió de hogar sustituto a hogar sustituto, hasta la universidad, cuando la conocí. Laura Tollins. Pensé que me ayudaría a olvidar el número de mi padre. Fue un error creer que podría escapar de él”.

Al descubrir la relación amorosa de Laura y el profesor, el Sinthome caduca: “Yo la amaba y creí que ella me amaba a mí. Hasta que el número de mi padre regresó a acosarme. Ese maldito número”. Se reanuda el delirio del número 23, comienza a buscar en las cosas más nimias el lenguaje oculto del número 23 (suma letras y números de todo cuanto lo rodea, obteniendo siempre el número 23). Laura lo abandona y le deja una nota, cuya lectura cae también dentro del delirio: “Cuando remarqué cada vigésimo tercera letra en su nota, quedó en claro”[4].

El doble pasaje al acto se ubica a partir de la visita de Sparrow a Laura para advertirle que el número 23 que lo persigue, ahora la quiere a ella. Allí el sujeto es confrontado con una provocación, una escena de la cual es preciso evadirse: “¿Crees que tienes las agallas para usarla? (a la cuchilla). Adelante, mátame. Yo nunca te ame, nunca. ¿Cómo podría? ¿Cómo podría hacerlo alguien? Eres patético. Igual que tu padre. Fuera”.

A la altura de los últimos textos psiquiátricos, Lacan explica el pasaje al acto auto y heteroagresivo en la paranoia. Junta en un equivalente absoluto el ataque y contraataque en la medida en que su yo está realmente alienado en la otra persona. Dilucida la estructura imaginaria del fenómeno como identificación del yo con el semejante, el pasaje al acto agresivo y suicida son imaginariamente equivalentes (MUÑOZ)[5].

 

Segundo desencadenamiento: El pasaje al acto suicida le deja a Sparrow una doble secuela, que le permite una estabilización por vía de la contingencia: las fracturas corporales y la pérdida de memoria. Pasado un tiempo, logra salir de la clínica en donde fue rehabilitado, sin contar con ningún recuerdo de todo lo sucedido. Esto le permite rehacer su vida: conoce a una mujer, quien luego se convierte en su esposa (Agatha) y con quien tiene un hijo. El sujeto, estabilizado, trabaja en control animal. El desencadenamiento se produce en el encuentro con un perro que debía capturar. “Cuando el sujeto en determinada encrucijada de su historia biográfica es confrontado con ese defecto que existe desde siempre” (LACAN, 1984)[6], se inaugura el entretiempo de la pre-psicosis (MAZZUCA, 2012) que Sparrow evidencia con los fenómenos que la caracterizan: la perplejidad y los fenómenos de franja. El sujeto ha llegado al borde del agujero. Cuando Sparrow atrapa al perro intenta leer la placa del collar que este lleva puesto pero el brillo metálico lo detiene y el perro le muerde un brazo. Este brillo es un fenómeno de franja, incidencia directa del significante en lo real, topología subjetiva en que el significante se sitúa en una exterioridad distinta a la de la alucinación y el delirio como perturbación de la realidad (MAZZUCA, 2012). Cuando la persecución lo lleva al cementerio, en el nombre de la lápida (Laura Tollins) que el perro señala, Sparrow intuye que hay allí una significación, pero no sabe cuál. Se trata de la perplejidad que evidencia la forclusión del significante del nombre del padre, ausencia no de significado sino de significante y la experiencia de esa falta: el tiempo para no comprender, “es un periodo de confusión pánica” (LACAN, 1984).

Este primer momento contrasta con un segundo: el delirio persecutorio. “El inicio del delirio comienza a partir del momento en que la iniciativa viene de Otro. El Otro quiere esto, y quiere sobre todo que se sepa, quiere significarlo”. ¿Quién es ese Otro en la historia de Sparrow? El número 23 a partir de la lectura del libro que le regala Agatha. El personaje principal de este libro es el detective Fingerling.

 

El delirio fundamental y la estructura: “Es el número 23, lo veo por todos lados”.

Lacan rescata de la psiquiatría clásica dos cuestiones: la definición de paranoia de Kraepelin y el fenómeno elemental de Clerembault.

En 1899, Kraepelin escribe “La paranoia se distingue de las demás psicosis porque se caracteriza por el desarrollo insidioso de causas internas, y, según una evolución continua, de un sistema delirante, duradero e imposible de quebrantar, que se instala con una conservación completa de la claridad y el orden en el pensamiento, la volición y la acción”. Lacan cita la definición para criticarla, diciendo que nada en ella es cierto: el desarrollo no es insidioso, hay brotes; el sistema delirante varía, haya sido quebrantado o no, y esta variación se debe a la intervención del exterior (en el curso de la evolución del delirio, hay una búsqueda de hacer entrar en el delirio esos elementos), finalmente es preciso saber qué son la claridad y el orden.

En 1920, Clerembault se ocupa de las PAC[7] señalando al automatismo como primario y al delirio como secundario, cuyo grado de sistematización depende de las capacidades intelectuales preexistentes. El estudio de síntomas mínimos, le permitió circunscribir el SAM[8], caracterizado por varios fenómenos[9], entre los cuales Lacan toma el carácter automático y anideico como características con que irrumpe el fenómeno psicótico.

Con estos aportes, Lacan desarrolla el concepto de "fenómenos elementales”[10] indicando que estos no son más elementales que el delirio ya que siempre la misma fuerza estructurante está en él. Los fenómenos elementales son “fenómenos donde la estructura del significante está expuesta de una manera claramente reconocible”[11]. Lo propio de la psicosis es el significante suelto y que se impone en lo real, consecuencia directa de la verwerfung primordial. El delirio se caracteriza por la certeza de que eso significa algo decisivo para el sujeto (autorreferencia), los señalamientos acerca de que aquello no es del orden de la realidad no afectan su certeza, puesto que esta es radical, significa para él algo inquebrantable.

¿Cuál es el delirio fundamental de Sparrow? Ser perseguido por el número 23. Este delirio reúne todas las características descritas por Lacan: cuando lee el libro este le concierne, hablan de él, cuentan su infancia; todo lo que lo rodea comienza a entrar en el delirio: su nombre, el de Agatha, las fechas, su dirección, el color de la pared de su sala que fue elegido por Agatha, los zapatos de la esposa y ella misma: cuando Sparrow descubre que la historia del libro no es ficticia, se lanza a una lectura de signos (que están ahí para ser leídos por él) que lo llevan a descubrir el lugar donde está enterrada Laura (“una joven asesinada por su maestro”), abandona el lugar por un instante y los huesos son removidos. Cuando Agatha aparece en la escena, junto a un amigo de ella, descubre tierra en sus uñas, se produce entonces una conexión entre hechos que hasta el momento habían pasado desapercibidos (fenómeno disruptivo): había soñado que la mujer lo engañaba con ese amigo (el color de la pared y la corbata del amigo, lo comprobaban) como Fabrizia (la amada de Fingerling) engañó al detective con el psiquiatra. Los dichos del amigo, “puedo hablar con ella”, eran los mismos que los del psiquiatra del libro. Los dichos de Agatha, “algún día escribiré un libro y se lo haré a alguien”[12] y “Puede no ser un hombre”[13]: Sparrow tiene la certeza que Agatha escribió el libro y que lo engaña con el amigo. A todo esto se suma la inquebrantabilidad: escribe todo el cuerpo de Laura con números y ella le dice “Estas loco”, pero esto no lo conmueve, el número la persigue ahora a ella. El amigo de Agatha le cuenta sobre la obsesión a lo largo de la historia en la búsqueda de significados en el número 23 para demostrarle lo absurdo de sus planteos, pero Sparrow no da importancia. “¿Qué es esto? ¿Qué es el número 23?”, sigue teniendo el estatuto de un misterio que le concierne.

 

 

Conclusión

 

En virtud de lo expuesto, puede arribarse a una hipótesis diagnóstica. Estructura psicótica, cuadro clínico: paranoia. Los fenómenos que se observan en el sujeto dan cuenta de aquella característica estructural que distingue la estructura psicótica de la estructura neurótica: el significante que no hace cadena y que retorna desde lo real, consecuencia de una forclusión a nivel simbólico (del significante del nombre del padre). La constitución del aparato psíquico implica una doble vertiente por medio de la cual unos significantes se inscriben y otros no. Lo esencial para plantear el diagnóstico diferencial es determinar cuáles son los significantes que se inscriben y cuáles se rechazan (SCHEJTMAN, 2012). Sabemos de la forclusión del significante del nombre del padre a partir de sus consecuencias: el no querer ser como el padre que Sparrow expresa en su infancia sumado a la aceptación por parte de la madre y a la adopción de otro nombre (Fingerling), son prueba de ese rechazo fundamental puesto que no opera ninguna identificación al padre del Edipo como así tampoco la madre es erigida como objeto de amor. Las descripciones minuciosas que aparecen al principio del libro son signo de que la represión no ha operado: los recuerdos parecen escapar a la amnesia infantil que resulta de la represión, mecanismo de la neurosis (no hay pasaje por el Edipo). La perplejidad, los fenómenos de franja y el delirio persecutorio son signos del retorno de lo real.

 

 

Bibliografía

 

Freud, S., “Duelo y melancolía”. En Obras Completas, Tomo XIV, Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1917

 

Godoy, C., “Los artificios de James Joyce” En Schejtman, F. y otros. Elaboraciones lacanianas sobre la psicosis. 1ª edición, Grama Ediciones, Buenos Aires, 2012

 

Godoy, C., “La nervadura del significante” En Schejtman, F. y otros. Elaboraciones lacanianas sobre la psicosis. 1ª edición, Grama Ediciones, Buenos Aires, 2012

 

Lacan, J., “De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis”. En Escritos 2, Siglo veintiuno, México, 1894, partes I, IV (Par. 1 y 3) y V.

 

Lacan, J., Seminario 3, Las psicosis. Paidós, Buenos Aires, 2006.

 

Lacan, J., Seminario 10, La angustia. Capítulo IX “Pasaje al acto y acting out”. Capítulo XXIV, Paidos, Buenos Aires, 2006.

 

Lacan, J., Seminario 23, El Sinthome, Paidós, Buenos Aires, 2006.

 

Leibson, L., Actualidad de la psiquiatría clásica. En Schejtman y otros. Psicopatología: clínica y ética. Grama Ediciones, Buenos Aires, 2013.

 

Mazzuca, R., Fenómenos elementales. En Schejtman, F. y otros. Elaboraciones lacanianas sobre la psicosis. 1ª edición, Grama Ediciones, Buenos Aires, 2012.

 

Mazzuca, R., Sobre la prepsicosis. En Schejtman, F. y otros. Elaboraciones lacanianas sobre la psicosis. 1ª edición, Grama Ediciones, Buenos Aires, 2012.

 

Muñoz, P., “La invención Lacaniana del pasaje al acto: de la psiquiatría al psicoanálisis”. Recuperado el 30 de Octubre, 2013, de http://books.google.com.ar/books?id=VEqiUZpsqogC&pg=PA29&lpg=PA29&dq=pasaje+al+acto+heteroagresivo&source=bl&ots=UryDHnnvHP&sig=SekyjGK2OIn0b9jAeWk40UZXNVM&hl=es&sa=X&ei=ozB4UqOtFa7H4APv14CwBQ&ved=0CCsQ6AEwAA#v=onepage&q=pasaje%20al%20acto%20heteroagresivo&f=false

 

Schejtman, F., “De ‘La negación’ al Seminario 3”. En Schejtman, F. y otros. Elaboraciones lacanianas sobre la psicosis. 1ª edición, Grama Ediciones, Buenos Aires, 2012.

 

Schejtman, F., “Síntoma y Sinthome”. En Schejtman, F. y otros. Elaboraciones lacanianas sobre la psicosis. 1ª edición, Grama Ediciones, Buenos Aires, 2012.

 

The number 23, en Wikipedia, The Free Encyclopedia. Recuperado el 28 de octubre, 2013, de http://es.wikipedia.org/wiki/The_Number_23



[1] La infancia de Sparrow transita en un pueblo olvidado del que “nunca nadie ha salido”. En su 8º cumpleaños, expresa la ambición de convertirse en un detective, decisión que es felizmente recibida por su madre pero que es rechazada por su padre. Esa noche su madre muere y su padre se suicida, escena que él ve a través de la ranura de la puerta. A partir de entonces, Sparrow pasa por varios orfanatos y es “perseguido” por el número 23, número que había dejado su padre en un cuaderno.

[2] LACAN, Jacques. Seminario X “La angustia”. Cap. IX “Pasaje al acto y acting out”, pág. 127.

[3] LACAN, Jacques. Seminario X “La angustia”. Cap. IX “Pasaje al acto y acting out”, pág. 129 Lacan (1962/63) distingue por un lado, el mundo, el lugar donde lo real se precipita y por otro, la escena del Otro, lugar donde el hombre se constituye como sujeto portador de la palabra en una estructura de ficción.

[4] Leyó “kill her”, es decir mátala.

[5] Esta misma línea, puede leerse en “Duelo y melancolía” respecto del acto suicida aunque aquí está puesto en relación a la melancolía: la libido desligada del objeto de amor perdido se repliega sobre el yo, estableciéndose una identificación del yo con el objeto resignado. La sombra del objeto ha caído sobre el yo, es decir el yo se identifica con el objeto perdido (FREUD, 1915/17). Lacan (1962/63) identifica ese objeto como el objeto a. Todo amor está estructurado narcisisistamente, frente a la pérdida de objeto, se duela la investidura narcisista, se recupera algo de la relación con el objeto a y se sustituye el objeto perdido con una nueva investidura narcisista. En la melancolía, el sujeto necesita atravesar su propia imagen para alcanzar el a y por ello el pasaje al acto es paradigmático de la identificación del yo al objeto a.

[6] Lacan expone en “De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis”, podemos darle a este encuentro el lugar de una coyuntura dramática. La estructura psicótica se trata de una forclusión (verwerfung, expulsión primordial) en lo simbólico y del llamado a hacer uso de dicho significante (el nombre del padre). Este llamado proviene de “un Padre en lo real”, aquel que se sitúa en una posición tercera en una relación que tenga por base imaginaria a-a’ (yo-objeto). Ese Un Padre cuestiona la estabilidad imaginaria del sujeto, ya que el significante que inscribe la terceridad está forcluido.

[7] Psicosis alucinatorias crónicas, categoría establecida por Gilbert Ballet.

[8] Síndrome de Automatismo Mental, definido como síndrome basal y fundamental de la PAC.

[9] Basal (en el fundamento del desarrollo de los síntomas de la PAC), Inicial (presente en los primeros momentos de la enfermedad), anideico (los fenómenos aparecen disruptivamente, como proviniendo desde afuera), neutro (sin tonalidad afectiva o apenas con un ligero e inespecífico malestar), no sensorial (al menos en sus inicios).

[10] Que aunque no estaba escrito explícitamente de este modo en Clerembault, Lacan afirma que deriva de su trabajo.

[11] Citado en “Fenómenos elementales” por Mazzuca, M., pág. 101.

[12] Cuando Sparrow le dice a Agatha que el libro habla de él, ella intenta apartar esa idea diciendo que cuando ella lee un libro siempre siento que le han robado una parte de sus pensamientos. Este es el sentido de los dichos respecto a escribir un libro: hacer que alguien sienta lo mismo que ella.

[13] El autor del libro. 

 

 

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