Una vez en la vida

11/08/2008- Por Lidia A. Pérez de Frasca -

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El film se exhibió en nuestro país con el nombre de Una vez en la vida, poco feliz elección ya que el título en inglés es Damage, y resume lo que es el nudo de la película. Damage es daño, y de eso trata el film: cómo alguien dañado, porque vivió una tragedia que no pudo elaborar, repite lo no comprendido, buscando en esa compulsión repetitiva, solidaria de la pulsión de muerte la solución que lo libere del goce y el sufrimiento.

Ficha técnica y artística

Año: 1992
Género: Drama
País: Reino Unido / Francia
Título original: Damage
Formato: Color
Duración: 111 minutos
Título Original: Damage
Dirección: Louis Malle
Producción: Louis Malle
Guión: David Hare / Josephine Hart (Novela)
Fotografía: Peter Biziou
Música: Zbigniew Preisner
Reparto: Jeremy Irons, Juliette Binoche, Miranda Richardson, Rupert Graves, Ian Bannen, Leslie Caron

 

 

 

 

Una vez en la vida[*]

 

 

1.- Lenguaje cinematográfico

 

El director Louis Malle nos cuenta una historia, tal como van ocurriendo los hechos. No hay interjuego de distintos niveles espaciales o temporales, y lo que pertenece al pasado es relatado por los personajes que vivieron lo ocurrido, siempre desde el presente.  No hay imagen de esos recuerdos y tampoco escenas oníricas.

Malle filma con una estética particular: nada aquí es previsible. Mediante escenas pausadas, sin sobresaltos, cuando finaliza una secuencia funde en negro antes de pasar a otra. Este  recurso ofrece la visión de una escena lenta, con mayor permanencia, que el director termina  cerrando como un cuadro, perfecto en su composición. La película transcurre casi exclusivamente en interiores, y es la atormentada interioridad de los personajes lo más importante.

Es interesante la mirada de Malle sobre las mujeres del film: si bien todas son distintas, saben mucho de los hombres y son potentes. Además, mediante certeros diálogos, desnuda los vínculos que se dan entre la enigmática Ana y el resto de los personajes.

Las abundantes escenas eróticas merecen un comentario especial: Malle las filma de corrido, sin cortes ni edición posterior. Aleja y acerca la cámara con suave manejo del zoom, utilizando los primeros planos, herramienta única y privilegiada del cine, lo que le da tal autenticidad a dichas escenas, que atrapan y asombran al espectador.

La música es variada y pura, de un solo instrumento, según qué parte de la historia acompañe: chelo, violín o instrumento de viento.

En este film, si hay una estrella es la historia misma que desde las primeras imágenes adquiere tal nivel de dramatismo que no es necesario más que contarla, simplemente. Malle lo hace a la perfección: no utiliza ninguna maniobra que añada truculencia a esta tragedia, y ese es su mayor logro.

Y si es cierto que una película siempre dice más de lo que intenta contar, en ésta, dicho principio se cumple como en pocas.

Trataremos de ubicarnos en ese plus, y ayudados por el Psicoanálisis, intentaremos entender el pleno sentido de este film.

 

 

2.- La historia

 

El Dr. Stephen Fleming es un ministro inglés, alto, delgado, impecable en su apariencia y exigente en su trabajo, con una familia “presentable”: Ingrid, su esposa, rubia e insulsa, dedicada a los hijos y la casa; un hijo periodista, Martyn, preferido de la madre, y una hija adolescente, Sally. Viven en una hermosa casa que es como ellos, fría e impecable.

Martyn trae a conocer a su nueva  novia, Ana, una hermosa mujer, rodeada de misterio. Casi sin palabras, entre Stephen y Ana comienzan a darse encuentros plenos de relaciones sexuales apasionadas. El cambio en Stephen es notable: está fascinado por Ana y llega a perder todos los límites que siempre respetó. De Ana sabemos que tuvo una madre demasiado francesa que se casó cuatro veces, un padre casi inexistente y un hermano, Aston que se suicidó a los dieciséis años porque, enamorado de Ana, la ve besarse con Peter, amigo de la familia, y luego es rechazado por su hermana.

En uno de los tantos encuentros entre Ana y Stephen, Martyn los descubre en un departamento, y se mata, cayendo por el hueco de la escalera. Ana vuelve con Peter, como hizo luego de la muerte de Aston, y Stephen, rechazado por su familia, y debiendo renunciar a su cargo, termina solo en un país oriental, tratando de hallar otro modo de vivir.

 

 

3.- Acerca del título

 

El film se exhibió en nuestro país con el nombre de Una vez en la vida, poco feliz elección ya que el título en inglés es Damage, y resume lo que es el nudo de la película. Damage es daño, y de eso trata el film: cómo alguien dañado, porque vivió una tragedia que no pudo elaborar, repite lo no comprendido, buscando en esa compulsión repetitiva, solidaria de la pulsión de muerte la solución que lo libere del goce y el sufrimiento.

Ana sabe de la tragedia que vivió. Trataremos entonces de investigar los posibles conflictos psíquicos preexistentes en ella, que se unieron a la tragedia de la muerte de su hermano, resignificándola, y creando así el trauma, verdadero motor de la fantasía inconsciente que busca constantemente volver a escena.

 

 

4.- Qué sabemos de Ana

 

Fue criada en el extranjero. Por causa del trabajo paterno se mudaban mucho.

- “Mi hermano Aston y yo estábamos siempre juntos… cada año era un país nuevo, un idioma distinto… no teníamos amigos…”

Ana tuvo una madre abandónica y superficial y un padre que aparece sólo desde la ausencia, seguramente amado y odiado al que Ana jamás nombra, ni siquiera cuando relata la muerte de Aston. Con estos padres, los hermanos debieron realizar el interjuego edípico entre ellos, siendo ambos sólo representantes de las imagos parentales, verdaderos actores con los que se jugó la conflictiva nuclear, mucho tiempo antes.

Y una noche, Aston la ve besarse con Peter, y enloquecido de celos luego de ser rechazado por Ana, se mata. Y es con este acto que el hermano pasa a tener un lugar de privilegio para ella: esta tragedia resignifica lo no elaborado del complejo de Edipo y se transforma en un trauma, un daño psíquico por el que buscará constantemente vivir una situación triangular similar a la escena trágica, donde otro sea el excluido.

Tendrá distintos novios, pero siempre volverá a Peter como hizo el día que Aston murió.

- “Se había cortado las muñecas… lo abracé… todo mi camisón era sangre... fui con Peter… cógeme, le dije… supe que tenía que hacerlo…”

Así, muerte y sexo quedarán unidos para siempre en Ana.

 

 

5.- De novia con Martyn

 

Hasta que conoce a Martyn ¡tan parecido a Aston! Y es terriblemente tentador quedarnos allí: suponer entonces que se enamora de Martyn, tan igual a su hermano perdido, para poder así reemplazarlo. Pero no es el parecido físico, que pertenece al registro imaginario lo que en verdad lo ubica como objeto para Ana. Si bien repite compulsivamente con él su relación con Aston, pone en primer plano a alguien más. Es algo que Martyn tiene, un objeto simbólico deseado por Ana: su  padre.

No vemos en toda la película una sola escena de amor, ni de sexo pleno entre Ana y Martyn. Este se transformará en un personaje secundario, sólo un lazo de unión entre Ana y Stephen, así como será secundaria la compulsión repetitiva, subsumida en la fantasía inconsciente de Ana, de la que Stephen será protagonista principal, como lo será de la película misma.

Ana hace una clara separación de las corrientes afectivas: pone en Martyn la ternura propia de un hermano, y vuelca en Stephen la catarata erótica propia del amante. Y todo el film se centra en la relación entre Ana y Stephen. Malle nos muestra seis relaciones sexuales entre ambos, magníficamente filmadas, incluyendo una sólo sugerente, de sexo oral.

El parecido de Martyn con Aston fue un anzuelo para ella, hasta que sabe que él tiene un padre siempre presente y amante de su familia, tal como sería su ideal de padre. Todo se va armando en la mente dañada de Ana para conquistar a Stephen: es a este padre de Martyn-Aston al que va a ver a la fiesta, sola y en secreto, y al que luego llama al Ministerio para encontrarse con él. Se le ofrece casi como en un sacrificio divino, como una ofrenda que purgará viejas culpas. Y siempre esta esperándolo, sabiendo que él vendrá. Tanta es la fascinación que ejerce sobre Stephen, que a él, con tal de estar con Ana no le importará si su hijo está en el mismo hotel o si Ingrid se encuentra en el cuarto contiguo.

Con este padre tendrá las relaciones sexuales más salvajes y plenas, desnudando ante él su cuerpo y su alma. Y en su fantasía Stephen es el padre de Martín-Aston, y en consecuencia su propio padre.

Stephen hace dos intentos de cambiar la situación que viven, y a ambos ella se opone. ¿Por qué? Cuando le propone separarse de Ingrid y unirse a ella, Ana le dice:

“¿Qué deseas? ¿Desayunar conmigo, leer el diario juntos? ¿Qué ganarías? Algo que ya tienes… y perderías a tu hijo, Martyn te odiaría…”

Aunque Ana y Stephen comparten esta locura, hay una diferencia sustancial entre ambos: a él lo empuja el deseo vital, ella está atrapada en el mortal goce. Stephen puede pensar en cambiar a Ingrid por Ana, es capaz de metonimizar, mientras que Ana sólo siente la necesidad de que se cumpla algo precifrado: la feroz insistencia de mantener el triángulo amoroso a cualquier costo. Y se opone, porque si Stephen deja a Ingrid por ella, la situación de amantes incestuosos no sería tal: Stephen, lejos del triángulo con Martyn-Aston no sería nadie para Ana.

El otro intento de él se da cuando Martyn le propone casamiento a Ana, y ésta acepta. Stephen la llama por teléfono para cortar la relación y Ana hace una jugada que sabe que él no resistirá: alquila un departamento, un lugar secreto, sólo para encontrarse con él.

“¿Crees que me casaría con Martyn si no pudiera estar más contigo?”

Casarse con Martyn le reasegura el lugar de Stephen: es el padre de Martyn-Aston y también, fantasiosamente, su propio padre.

Otra vez la realidad queda subsumida en el juego fantasmático del triángulo edípico.

 

 

6.- Qué sabemos de Stephen

 

No tenemos datos de su historia, pero sí conocemos su forma de ser: carácter obsesivo, armado a fuerza de sublimaciones y sobre todo, de formaciones reactivas, amante de la perfección y el orden, que amurallan el desborde instintivo. Casado con Ingrid, muy parecida a él. Martyn cuenta de su niñez tan perfecta  pero sin calidez ni pasión, y culpa a Stephen por ello. Y éste reconoce ante el hijo su error.

Es que ahora también Stephen sabe lo que es la pasión: Ana descubrió en él ese otro hombre escondido tras la coraza del impecable ministro inglés.

 

 

7.- Qué es Ana para Stephen

 

Es lo que él quisiera ser, es lo instintivo y salvaje, es la fascinación narcisista que aparece cuando Ana logra romper los diques que las defensas férreas, obsesivas levantaron para oponerse a la capacidad de experimentar tanto placer en Stephen. Y esto es lo que él llega a conocer ampliamente con Ana.

Esta Ana, de piel tan blanca, de cabellos y ojos tan oscuros, siempre vestida de negro. Esta Ana de la que Martyn dirá:

“Hay una tristeza en ella que me atrae... Cuando estamos solos es igual a nadie…”

Esta Ana que promueve desde Stephen la pregunta:

“ ¿Quién eres? ¿Quién eres?”

Y de la que Ingrid dirá:

“No confío en ella… saca lo peor de mi…”

Y ya al final, sabiamente dirá:

“Martyn fue la persona especial para mí, para vos es Ana, y para Ana ¿quién?”

Esta Ana, a quien resulta imposible situarla claramente como amo o esclavo, ya que en el mismo instante que parece gozar de un inmenso placer, muestra un sufrimiento extremo, y cuando aparece como víctima de una horrible tragedia, resulta claro que está gozando. Ella manipula a Stephen y es al mismo tiempo víctima de su propia avidez de goce. Maneja la vida de él, y es esclava de la imperiosa necesidad de un tercero para recrear la escena del triángulo amoroso. Todo esto le confiere un aura de misterio que ejerce un poder tremendo de seducción, de hechizo, para Stephen.

 

 

8.-  El final

 

Para ambos, todo termina con la muerte de Martyn. Porque para Stephen es un precio demasiado alto  que debió pagar para conocer la pasión y el desenfreno. Porque para Ana, ya cumplida la repetición de la muerte de Aston con la muerte de Martyn, la posibilidad de recrear con Stephen su fantasía incestuosa también muere: Stephen ya no es simbólicamente su padre, al morir el hijo que era el lazo que sostenía ese fantasma. El daño ya está hecho. La mensajera de la muerte ya cumplió su cometido.

Y de parte de Stephen, está el doble acto fallido de dejar las llaves en la puerta del departamento del lado de afuera. Un olvido impensable en el puntilloso Dr. Fleming, ni siquiera explicable por la urgencia con que Ana lo lleva al interior el día de la tragedia.

Y ya en el final, aparece un Stephen desconocido, solo en un lugar extraño, tan cuidadoso al doblar el papel y cortar el queso que podemos reconocer al Stephen de antes de Ana. Lo vemos mirar la foto donde están ella, Martyn y Stephen y hacer el comentario que descubre a Ana al lado de Peter con el que siempre regresa y con un hijo como si luego de repetir el daño sólo le quedase la posibilidad de seguir una vacía vida cotidiana.

Y Stephen, solo, pero al menos intentando “hallar una vida propia, pero mirando la foto con la esperanza de encontrar lo que ya no es, confesando que ni siquiera le queda el hechizo:  La volví a ver una vez en un aeropuerto, cambiando de avión... Ella no me vio…no era distinta a todas las demás mujeres…”

 

Lidia A. Pérez de Frasca

 

 

Bibliografía

Sigmund Freud
. “Más allá del principio del placer” en AE.
Slavoj Zizek. “Las Metástasis del Goce” en Seis ensayos sobre la mujer y la causalidad. Paidós

 



[*] Film basado en la novela de Josephine Hurt.


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