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Un saber-hacer musical. Del aullido del lobo a la nota azul

24/11/2018- Por Pía Doldán - Realizar Consulta

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La tradición oral hizo del lobo el más distinguido merecedor de la cualidad de ferocidad. En su escrito “Lo siniestro”, Freud establece ciertas condiciones y particularidades para que tenga lugar ese fenómeno. Lo siniestro es lo “no familiar en lo familiar” (el lobo no persigue abiertamente a sus presas, se vale de un engaño para atraparlas)… En relación a lo siniestro Freud también introduce la repetición. Es para destacar que lo plantea topológicamente como “retorno involuntario a un mismo lugar”… ¿Qué salida posible al encierro de la repetición? Alain Didier-Weill habla de la nota azul –así nombrada por Delacroix en una carta dirigida a Chopin‒ y la articula a la última enseñanza de Lacan, asociándola a la sublimación y al final de análisis…

 

 

                     

 

 

 

                                                       En agradecimiento a Alain Didier-Weill

 

  

El lobo, una cosa seria que hace serie

 

  Justificado o no, la tradición oral hizo del lobo el más distinguido merecedor de la cualidad de ferocidad. Si bien un león o uno oso pueden ser feroces, ninguno de ellos es nombrado como tal, como lo es el lobo feroz.

 

  En los relatos infantiles el lobo es una figura indiscutiblemente perturbadora. La fórmula es infalible: donde hay un lobo, hay problemas. Es “el malo” más famoso de los cuentos; aparece en Caperucita Roja, Los Siete Cabritos y Los Tres Chanchitos. Hay otros, como el cuento de Juanito y el Lobo, en donde este villano también mete en problemas al protagonista, aunque son problemas de otra clase.


  El lobo también da argumento a algunas canciones infantiles como por ejemplo “Juguemos en el bosque” (no sé si tiene nombre). Para quienes no la conozcan, se trata de una canción, o, mejor dicho, una especie de “canción-juego”: es necesario que haya al menos dos para jugar; uno hace de lobo y el resto, persona o grupo, repite la misma estrofa de manera sucesiva “Juguemos en el bosque mientras el lobo no está, ¿lobo está?”.

 

  Entre estrofa y estrofa, quien representa la voz del lobo, va relatando paso a paso el proceso de ir vistiéndose para salir a cazar. Entonces, ante cada estrofa terminada con la pregunta “¿lobo está?”, la voz del lobo responde mencionando alguna prenda, y dice así “me estoy poniendo… (la camisa, los pantalones, etc.)”.

 

  En cada caso la canción es única, singular, dependiendo de los participantes, sobre todo, del que fue designado para representar la voz del lobo (que introduce variaciones ‒puede diferir la cantidad de prendas o su orden‒). De esta forma, el “lobo” maneja el tiempo, acelerando o dilatando las cosas hasta que llegue el momento en el que, ante la pregunta “¿lobo está?” el lobo responda “¡sí!”, y el juego terminó.

  Tanto en la canción del lobo como en el pedido del niño a que le sea relatado el mismo cuento, de la misma manera, una y otra vez, es posible reconocer la reiteración necesaria para la elaboración psíquica de aquello que le produjo una impresión intensa, desagradable o dolorosa, según lo describe Freud en “Más allá del Principio del Placer”[1]. Displacer causado en estos casos por lo que representa la figura del lobo.

 

 

El aullido del lobo en la música

 

  En lo musical tiene lugar un acontecimiento que vale la pena considerar, es lo que se conoce como “nota lobo”.

 

  Según la experiencia de algunos músicos, ocurre más frecuentemente en los instrumentos de cuerda frotada (específicamente en el violoncelo y contrabajo). El “lobo” es una nota que aun cuando debiera sonar de determinada manera, suena distinto, se oye disonante, desagradable.

 

  Hay quienes describen el fenómeno diciendo que es como si la nota “saltase”; es una extrañeza que se produce en el sonido que deja de ser estable y comienza a ondular, algo que rememora al aullido de un lobo. Las causas son diversas, a veces conocidas y otras veces no (lo cual aumenta la sensación de incomodidad); hay cierto misterio alrededor del lobo, incluso puede ceder después de dejar “descansar” el instrumento.

  En lo que respecta al psicoanálisis, la música podría distinguirse de otras artes al menos a partir de dos cuestiones: se asocia a la voz (objeto evanescente) y trabaja en mutua colaboración con el tiempo.


No cualquier tiempo, un tiempo del instante, un tiempo en consonancia con lo fugaz de la voz. Podría ser el tiempo al que se refiere Alain Didier-Weill en Invocaciones. Dionisos, Moisés, San Pablo y Freud[2]:

 

“Ese otro tiempo que el determinado por el reloj no es el de la sublimación? Si en el plano de ese tiempo primordial el presente y el porvenir ya no se encuentran en una relación de causalidad, es porque el segundo ya está presente en el instante”.

 

 

Entonces el lobo, ¿dónde está?

 

  ¿Qué se puede decir del lobo en los cuentos infantiles y en la música?
En su escrito “Lo siniestro”[3], Freud establece ciertas condiciones y particularidades para que tenga lugar el fenómeno de lo siniestro; hay dos que son de interés en esta oportunidad.

 

  Como articulación central, pone la atención en la voz alemana unheimlich, que se traduce como “no familiar”. Lo siniestro es lo “no familiar en lo familiar”.

En los cuentos mencionados al comienzo, lo llamativo es que el lobo no persigue abiertamente a sus presas, se vale de un engaño para atraparlas.

 

  ¿En qué consiste ese engaño? Se disfraza de alguien conocido, se disfraza de un familiar (de la abuela de Caperucita Roja y de la madre en el cuento de los Siete Cabritos).
El momento de mayor tensión narrativa en las historias ocurre cuando el lobo deja caer el disfraz y revela lo no familiar detrás de lo familiar.

 
  Otra cuestión a la que Freud hace referencia es al doble. Para decirlo en pocas palabras, el doble podría definirse como “lo desconocido en lo igual”. Cuando lo igual se presenta como desconocido produce un efecto siniestro.

 

  Si bien al escuchar la nota lobo no necesariamente la extrañeza que despierta toca lo siniestro, lo que ocurre responde a la misma lógica, es una nota que se espera que suene de un cierto modo pero ocurre otra cosa. Es interesante porque el lobo “sorprende” (¿espanta?) tanto al músico como a quien lo escucha, quien advierte que algo raro pasó.

 

Nota azul

 

  En relación a lo siniestro Freud también introduce la repetición. Es para destacar que lo plantea topológicamente como “retorno involuntario a un mismo lugar”. La imagen es contundente: habiéndose perdido en una pequeña ciudad italiana, intenta encontrar la salida y termina siempre en la misma calle.
Eso es un encierro. En este “retorno involuntario a un mismo lugar” hay un encierro.
Encierro e inmovilidad.

 

 

¿Qué salida posible del encierro de la repetición?

 

  Alain Didier-Weill habla de la nota azul[4] –así nombrada por Delacroix en una carta dirigida a Chopin y la articula a la última enseñanza de Lacan, asociándola a la sublimación y al final de análisis:

 

“La transferencia sobre esta ausente que es la nota azul, está de este modo ligada a la espera de un significante desprovisto de todo sentido, alrededor del cual todas las otras notas articuladas representarían el sujeto que yo ignoraba ser.

 

¿La interpretación psicoanalítica puede hacer escuchar un significante tal? Lacan ha abordado esta cuestión en su último seminario "L’insu que sait de l’une – bévue s’aile à mourre" preguntándose cómo puede ser introducido un significante que "despierte" el sujeto: "un significante nuevo […] que no tendría ninguna especie de sentido […] que nos abriría a lo que yo llamo el real […]"


  Ir más allá del sentido, con lo sentido. Ir más allá de la historia, contando con lo vivido. Estar escribiendo la propia música en un tiempo en el que “lo que está por venir, está ya en el presente.”

 

 

 

 



[1] FREUD, Sigmund. “Más allá del principio del placer”. Obras Completas, Tomo III. Editorial Biblioteca Nueva, Madrid.

[2] DIDIER-WEILL, Alain. Invocaciones. Dionisos, Moisés, San Pablo y Freud. Ediciones Nueva Visión. Buenos Aires. 1999

[3] FREUD, Sigmund. “Lo siniestro”. Obras Completas, Tomo III. Editorial Biblioteca Nueva, Madrid

[4] DIDIER-WEILL, Alain. La Note bleue. https://es.scribd.com/document/146026495/La-Nota-Azul

 


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