Columnas

Paradojas y aporías de la identidad y la discriminación
por Mirta Goldstein

La pregunta por la discriminación deriva en una pregunta por el ser porque proviene de una pregunta por la identidad y el rechazo a la identidad del diferente. La discriminación entendida en términos de identidades diferenciales que se excluyen mutuamente y/o intentan eliminarse, abarca la historia humana en términos de historia de la crueldad. Esta historia se asienta en las diferencias fundantes: las diferencias sexuales, religiosas, idiomáticas y raciales. La interrogación por la culpa y la ética agrega, a la complejidad de la pregunta por la identidad, la interrogación sobre la posición de cada uno respecto de los actos concretos de agresión y violencia, a saber: ¿qué decisión tomé cuando la discriminación se convirtió en agravio particular y/o de lesa humanidad?

El deseo del Otro no es anónimo (apuntes sobre el lazo social)
por Sergio Zabalza

Para abordar el complejo tema de la restitución de la identidad a los hijos de desaparecidos, podemos pensar que la apropiación criminal de un bebé supone también el robo de un significante. Ahora bien ¿robo a quién? El sentido común indicaría que al niño/a apropiado durante la dictadura militar. Sin embargo, la transmisión simbólica que funda una comunidad indica lo contrario. Les fue arrebatado primero a quienes gestaron en su deseo el advenimiento de un sujeto en el mundo y después al niño/a. Porque si el nombre –tal como el deseo– viene del Otro, un sujeto se apropia de su "nombre propio" al transmitirlo, sea a sus hijos, en sus obras, en el intercambio con sus amigos, en sus cartas, en el lazo social. Cada bebé robado supone un padre o una madre despojados de tal posibilidad.

Los 120 días y el lazo social entre analistas
por Elena Jabif

Qué nos ha pasado a los jóvenes nacidos en La Bastilla de la comunidad lacaniana? ¿Cuáles son los recursos de la sociedad analítica para pasar del tóxico del libertino, donde todo goce vale, a fundar el lazo social? Este punto interroga el amor cautivo, sigue habiendo una controversia sobre el estatuto del amor en el grupo analítico.(...) Nuestro lazo social es una causa sostenida, donde el trabajo entre analistas tiene el valor del paso por paso. Cuando se alcanza esta transferencia de trabajo, la dogmática encuentra su inanidad. La enseñanza no se propone como un saber cerrado, completo, esférico y repetitivo. Fluye, fluye en un lugar abierto porque porta una falta vital que induce a la sorpresa porque no está dicha la última palabra, porque el deseo de saber no es privilegio del uno, y que conduce a que un analizante, habiendo pasado por un análisis, y habiendo experimentado en carne propia la caída de la transferencia, encuentre con gusto en ese des-ser otro estilo de trabajo.

El legado de Fernando Ulloa: su pensamiento vivo*
por Fernando Ulloa

Estimulado por el libro que estoy escribiendo, bajo el título de trabajo –no el definitivo– La salud mental en el campo público-político, centraré las innovaciones, en el intento de reconceptualizar –desde el psicoanálisis– el confuso, antiguo y aún controvertido, concepto de salud mental.(...) La salud mental configura, reactualizada, un recurso que optimiza cualquiera linaje de la clínica. Basta pensar en aquellos operadores de la salud, que comienzan a curarnos con su actitud hacia nuestra dolencia. Actitud, en el sentido de disposición hacia la acción.(...) Al escenario de innovaciones que propongo, lo denomino numerosidad social, sólo cuando el psicoanálisis opera en los ámbitos sociales. ¿Porqué numerosidad? Si al dueto analista/analizado –soporte de la neurosis de transferencia, la primera y más genuina institución psicoanalítica que generó Freud– se le suma una serie de sujetos de cuerpo y habla presentes, comienza a conformarse tal numerosidad...

Psicoanalistas: artesanos de lo inefable
por Ana María Gómez

Francoise Dolto, dado el caso −y comienza nuestro sostenido homenaje en el centenario de su natalicio− era una artesana de lo inefable. Porque ante el silencio o lo callado de un niño, ella –como hacemos y, en gran medida, a quienes fuimos sus discípulos, nos enseñó a hacer– hacía decir lo callado y hacía hablar los silencios.
No necesitó tomar como elementos de sus análisis los objetos tradicionales con los cuales, presuntamente, se hace “decir” a un niño. Para ella, dibujos, modelados, y, a lo sumo, “la muñeca flor”, eran suficientes para que la persona infantil dijese y, alguna vez, adviniese el sujeto del inconsciente.
Es desde este punto de partida que considero que el psicodiagnóstico es un modo de anular al Sujeto y cuando se anula al Sujeto se anula la verdad del inconsciente.
El psicodiagnóstico imaginariza que un humano niño es aquello que define: conductas, comportamientos, actitudes, decires...

El derrotero de los manicomios
por Martín H. Smud

Ante las nuevas noticias del gobierno porteño, por un lado el cierre de los actuales hospitales psiquiátricos porteños, Moyano y Borda y la creación de diez nuevos establecimientos de internación psiquiátrica cerrados, con capacidad para casi 500 pacientes en un plazo de dos años, resulta conveniente pensar acerca del lugar de los manicomios y de la necesidad de cierre y apertura de nuevos lugares de tratamiento asilar de la locura. Un primer dato, hoy se habla del cierre, desde las instancias políticas, de los manicomios como el Borda y el Moyano pero no está en debate qué hacer con los manicomios en su conjunto. Realicemos un pequeño rastreo histórico para comprender porqué no sé pone en el tapete de discusión el centro mismo del problema que es la internación asilar y cerrada de la locura.

¿Género sin sexo?*
por Sergio Rodríguez

Sobre los cambios que se han dado a lo largo del último siglo en las relaciones entre los seres hablantes en materia sexual y amorosa, y su retroalimentación con lo ejercitado en los planos sociales, laborales y económicos entre otros, se ha hablado mucho y se lo seguirá haciendo. Se intenta dar cuenta de la relación compleja, espasmódicamente fallida, que hace millones de años soporta la existencia de la especie, sus deseos y su reproducción. Es un enigma imposible de develar, tan imposible como pretender que dicha relación no exista o no nos muerda los talones.

Los amores de Freud
por Silvia Ons

Se podría pensar que Freud habría elevado un descubrimiento hecho sobre él mismo en su autoanálisis a la dimensión de un universal para el inconsciente, procediendo por un camino inductivo: de su caso particular, concluye en una regla universal. Este trayecto es el que él desaconseja en relación a cada análisis ya que recomienda al analista tomar cada caso como único, olvidando lo general e incluso lo que aprendió en otros casos. ¿Si el Edipo es la estructura común a todos, acaso esta estructura no enmascara el goce más íntimo, más singular, más secreto disimulado en los motivos edípicos que el sujeto comparte con sus congéneres?

Acerca del diagnóstico de trastorno
por Martín H. Smud

En el diagnóstico de trastorno, como cualquier otro diagnóstico, existe una ideología. Ésta se sostiene en la sociedad científica norteamericana. Como toda comunidad científica refleja a la sociedad que pertenece. Como la historia y la actualidad lo muestran, esa sociedad tiende a objetivos colonizadores y maneja en forma prevalente un pensamiento maniqueísta donde hallamos a los buenos y los malos, los exitosos y los fracasados, los adaptados y los inadaptados, los amigos y los terroristas. Esta forma dual de pensamiento, altamente axiológica, también se reproduce en los diagnósticos de trastornos que al estar sustentados en una comunidad autovalidante produce efectos de verdad inapelable y de garantía en sus fundamentos epistemológicos y científicos.

Tiempo y objeto en los accidentes de tránsito
por Sergio Zabalza

Hace ya largo tiempo que los accidentes de tránsito ocupan un lugar cada vez más relevante en los titulares de diarios, revistas y medios en general. Desde la demencial ruleta rusa de los adolescentes hasta las familias diezmadas en pleno viaje de vacaciones −y con el Ecos aún resonando en nuestra memoria− las estadísticas indican un número de muertes sencillamente aterrador. No en vano, un lúcido artículo destacaba que los accidentes de tránsito provocan más muertes que el tan mentado flagelo de la inseguridad −como ha planteado Pedro Lipcovich en el matutino Página/12 en una edición de enero pasado−.



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