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La capacitación docente: esa pastilla que calma

18/06/2018- Por Silvia Satulovsky - Realizar Consulta

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“El objetivo de este artículo es la elucidación crítica de lo que significa la formación docente continua en tanto acto ético-político (...) ¿Cómo pensar entonces la resistencia en este aspecto? ¿Cómo poner en cuestión los dispositivos de capacitación? ¿Cómo desnaturalizar este sentido común y producir espacios de pensamiento colectivo en escenarios de instituciones y subjetividades fundacionalmente modernas?”

 

 

                                                                                                                                                               

                                         "Lugar natal" (oleo de Eduardo Kingman)*

 

 

Introducción

 

  El objetivo de este artículo es la elucidación crítica de lo que significa la formación docente continua en tanto acto ético-político, sus consecuencias en las prácticas docentes y sus supuestos teóricos.

 

  Pensar juntxs la capacitación docente como ámbito de disputas de sentido en el marco complejo entre las políticas públicas y de los actos instituyentes en el interior de cada espacio de capacitación adentro de escuelas y universidades. Verdaderos devenires, minusculidades erosivas[1] en donde cobra potencia de invención en el intersticio/pliegue de un capitalismo salvaje que no solo no termina sino que se reinventa. Formas de regulación del capitalismo.

 

  En el marco de las reformas neoliberales, tecnocráticas y empresariales en educación, el modo en que las políticas públicas han “diseñado” la capacitación y la formación docente continua ha tomado características compatibles con el couching, la autoayuda, el emprendedurismo, etc. Intentan borrar la politicidad y la eticidad del acto educativo y convertirlo en secuencia pragmática, baratija y banalidad con el uso de las “tecnologías” con la consiguiente naturalización de los discursos de la supuesta “calidad educativa” y construye un sentido común dominante en búsqueda de hegemonía.

 

  ¿Cómo pensar entonces la resistencia en este aspecto? ¿Cómo poner en cuestión los dispositivos de capacitación? ¿Cómo desnaturalizar este sentido común y producir espacios de pensamiento colectivo en escenarios de instituciones y subjetividades fundacionalmente modernas?

 

 

Desarrollo

 

  En la década del ‘70[2], en un escenario de discusiones nodales sobre que significa ser un maestro emancipador, el cuestionamiento a la “educación bancaria”, en el apogeo de las pedagogías críticas, los docentes comienzan a desnaturalizar y cuestionar la idea del apostolado y lo vocacional para transformarse, por lo menos en su forma enunciativa, en “trabajadores de la educación”.

 

  Se forman los sindicatos al calor de grandes luchas por sus derechos y entre ellos surge la capacitación docente continua gratuita como una herramienta de transformación y de crecimiento profesional y aparece como acto fundacional en tanto derecho en el Estatuto del docente, con vigencia nacional.

 

  Sin embargo, recién después de la dictadura cívico militar 76/83, con la recuperación de la democracia y luego de las transferencias de escuelas nacionales a ámbitos municipales, se abre la Escuela de Capacitación, perfeccionamiento y actualización docente de la Ciudad de Buenos Aires.

 

  Fue en esta Escuela de Capacitación Docente CEPA un lugar privilegiado de debates construyendo nuevas alternativas, generando discusiones, inventando dispositivos para acompañar a lxs docentes, que fueron mutando con las decisiones de las políticas públicas.

  

  El menú de capacitación del Estado fue atravesando de esta manera, distintos momentos en donde se hicieron visibles la fragmentación de las jurisdicciones y la descentralización de un ministerio de Educación que a partir de la década de los ’90 se queda sin escuelas nacionales a su cargo. Con la intención de regular curriculum, materiales educativos y… la formación docente. En ese movimiento se evidencian las desigualaciones de recursos y se fragmenta en jurisdicciones más ricas y más pobres en todo el país. La formación docente en ese sentido fue dando respuestas disociadas en cada estado provincial.

 

  Las lógicas con las que se fue pensando la capacitación fueron en las mismas direcciones de los procesos escolares y los debates pedagógicos: de la pedagogía y la didáctica crítica a la educación ligada a las competencias, a la eficiencia, a la eficacia, a la supuesta “calidad educativa”. Toma fuerza sin dudas la figura del experto: diagnosticada la crisis de la escuela se necesitan expertos para ordenar lo desordenado, indómito e insumiso.

 

  El artefacto escuela moderna presenta sus fisuras y agujeros en donde pierde eficacia simbólica la autoridad docente prescripta desde el Estado y los dispositivos de saber/poder centrados en la centralidad del discurso de “verdad”: “es por tu bien”.

 

  Además en una época de gran competencia internacional las escuelas están fracasando en su tarea de producir una fuerza de trabajo suficientemente calificada adaptable y flexible. Entonces: la medida es… más capacitación… digital.

Obliga, sin dudas a un posicionamiento ético y político.

 

  Giruox ya planteaba en 1990 : “Allí donde los profesores entran de hecho en el debate, son objeto de reformas educativas que los reducen a la categoría de técnicos superiores encargados de llevar a cabo dictámenes y objetivos decididos por expertos totalmente ajenos a las realidades cotidianas de la vida del aula[3]”. Continúa y propone… “la importancia de pensar a los profesores como intelectuales transformativos que combinan la reflexión y la práctica académica con el fin de educar a los estudiantes para que sean ciudadanos reflexivos y activos”.

 

  Desde esta perspectiva la figura del capacitador se define como experto y ex/traño y fuera de la escuela configura prácticas y posiciona el lugar del saber capacitado y el in/capaz o dis/capaz, receptor pasivo y ejecutor. El capacitador posee un saber de metodologías superadoras, eficaces y eficientes. No es Episteme ni ethos sino techne.

 

  Se trata de “metodologías” que se suponen fuera de lo político. Actualmente y como profundización de estas reformas neoliberales se emprende y promete una nueva meca. Profetas que miran nuevamente a Europa y a EEUU y aseguran el éxito de la experiencia escolar de la mano de la innovación.

 

  El/la capacitador/a pasa a llamarse facilitador/a (¿que habría que facilitar?). Líneas de capacitación en “liderazgos”, “planeamientos estratégicos y de gestión”, emprendedurismo, emprendizaje nivel I y II, tecno/neurociencias, instrumental, pragmática, la regulación y autoregulación de la conducta: tú puedes, si no cambias te extingues. Discursos tomados de la órbita organizacional, empresarial y de autoayuda.

 

  Aun en la conflictividad social de la crisis del 2001 el discurso de la formación docente fue el tú puedes, cuando los maestros y profesores se preguntaban si el lugar de la escuela era asistencial o pedagógico. ¿Hay que dar de comer o enseñar?

 

  Permea en la formación docente el empowerment para la formación y autoformación: una cuestión de actitud, una nueva terapéutica del alma. Piénsate a ti mismo. Un nuevo modo de culpabilización del docente en relación a la crisis de la escuela moderna. Siempre como práctica individual y por internet.

 

  Una “nueva” estrategia biopolítica. En formato de tips. Algo así como 10 pasos para sacar a tus alumnos del fango. La macdonalizacion de la escuela nos propone respuestas fast food a domicilio. Cursos cortos. Instrumentales y pragmáticos.

 

  Las capacitaciones virtuales son parte de este juego del “como si”, “es como si nos capacitáramos”. El Estado mantiene y potencia la mercantilización de cursos y postitulaciones. Continúa la lógica banalizadora: “te mando cuadernillos, contestas las preguntas, cumples con algunas entregas y ya está”.

 

  Bajo el argumento de “los docentes trabajan todo el día y no tienen tiempo de capacitarse” los expertos “inventan” técnicamente un “modo” de llevarlo a cabo. En la capacitación virtual hay ajenidad de la experiencia en el cuerpo. No hay implicación. Cumplo con lo que me piden y ya está.

 

  Un último recurso: la capacitación como espectáculo, las clases Ted. Tecnología, Entretenimiento y diseño. Mega conferencias donde se replica el lugar del experto renovando dichos dispositivos de saber/poder.

 

  Las reformas neoliberales vienen de la mano de la capacitación: hay que innovar. Y hay que capacitar para que lxs docentes puedan enseñar lo que luego van a “evaluar”. Y este es el otro pilar de la reforma. Pruebas estandarizadas para dar cuenta de esos “números” –números sin sujeto– a los organismos internacionales. Pruebas PISA/OCDE.

Este tema sin dudas, amerita otro artículo.

 

  Sin embargo y volviendo al tema que nos ocupa, podemos dar cuenta de otros dispositivos de capacitación en donde se ponen en juego otras perspectivas epistemológicas.

 

  El desafío está en abrir espacios de pensamiento colectivo donde poder descolonizar el curriculum. Construir un curriculum vivo con las preocupaciones genuinas de la agenda cotidiana.

 

  Impensable hoy no abordar con lxs docentes los sensibles problemas sociales que atraviesan nuestrxs estudiantes y sus familias y que interrogantes propiciar desde los ámbitos educativos: las nuevas identidades de género, el tema del /los consumos, las pantallas permeando y construyendo subjetividades, las desigualaciones sociales y políticas en América Latina, las peleas por el no extractivismo de los recursos naturales de la tierra, el gatillo fácil de las fuerzas policiales y narcos contra jóvenes de los sectores sociales más postergados, etc.

 

  Somos concientes de las complejidades y tensiones en los espacios educativos. Justamente por esto, por lo inédito de muchas situaciones que aparecen en el escenario de lo “escolar” es que no admiten respuestas únicas ni generalizables. Desocultando lo obvio y lo binario, dando paso al saber en tanto descubrimiento. A la investigación docente. Una revisión responsable, implicada y crítica de nuestras prácticas. No hay un saber per se sino a construir con lxs docentes.

 

  Los modos de subjetivación epocales necesitan de un volver a pensar el lugar del docente, sus dispositivos y sus prácticas. Las instituciones. Las burocracias y las inercias institucionales. Lo que lava el júbilo del aprender y del enseñar.

 

  ¿Cómo deviene un sujeto contemporáneo en instituciones fundacionalmente modernas? Nos genera mucha angustia el “no saber”. ¿Qué respuestas dar? Como docentes hemos tenido históricamente todas las respuestas. Como certezas. Hemos sido formados en el “templo del saber”.

 

  En dispositivos artesanalmente resueltos con lxs docentes a partir de las condiciones en cada espacio escolar/universitario. Abandonar la idea de un único dispositivo como piloto automático de capacitación, a replicar en cualquier condición.  Espacios que permitan explorar potencias de invención situada. Ensayar errancias. Remover los prejuicios y las representaciones estigmatizantes y rotuladoras de lxs estudiantes.

 

  Esto no se hace por internet, este movimiento necesita el cuerpo afectado e implicado. La capacitación docente no puede ser pensada ni como castigo ni como remedio para la angustia del “no saber” ni para repetir autores supuestamente innovadores.

 

  Sin embargo, propiciar devenires y nuevas rutas, nos dispone en el riesgo de caer en la banalidad de la “innovación”, recetas fast food/ desesperadas: “pongámosle una peli” “salgamos del aula” “vayamos al patio…” es ahí donde nos empantanamos y asfixiamos.

 

  Eduardo Tato Pavlovsky dice: “tenía la posibilidad de elegir el camino de la libertad y la creatividad, pero concientemente elegía el otro camino de pantanos y sufrimientos por más conocidos y más ‘fáciles’… “Atisbamos la posibilidad de otros caminos, como si imagináramos nuevas rutas, pero algo irresistible nos hace marchar por el sendero placentero y doloroso de las neurosis. Allí conocemos la letra de los personajes del drama”[4], y así, asfixiados pero corporativos decidimos seguir sosteniendo los discursos ya aprendidos en la inercia institucional que paralizan y clausuran

 

 

En conclusión

 

  Hoy el desafío es, entonces, un no saber ontológicamente activo y dispuesto a la (in) comodidad y la implicación que genera la pregunta y la interrupción de lo establecido como el “orden natural de las cosas”, sin manuales, sin gurúes ni profetas. No hay pastilla que calme. Sino máquinas deseantes Deleuze dixit propiciando escenarios colectivos de potencias de invención.

 

  Formar sujetos críticos para transformar la realidad, impone necesariamente la denuncia de estos “nuevos” modos de capacitación ligados a la empresa y a la autoayuda y la revisión de los dispositivos y contenidos en la formación docente.

 

 

Bibliografía

 

Giroux, Henry, Los profesores como intelectuales, 1990 Paidós Barcelona

Kesselman, Hernán y Pavlovsky, Eduardo La multiplicación dramática Atuel Ed. Bs. As. 2006

 

Nota*: Eduardo Kingman Riofrío -“El pintor de las manos”- es un artista expresionista e indigenista ecuatoriano (1913-1997)


[1] Deleuze, Gilles. Derrames Entre la esquizofrenia y el capitalismo. pag 10

[2] Hago referencia a la situación Argentina

[3] Giroux, Henry, Los profesores como intelectuales, 1990 Paidós Barcelona pp 171

[4] Kesselman, Hernán y  Pavlovsky, Eduardo La multiplicación dramática Atuel Ed 2006 pag 61

 


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