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La formación de los analistas futuros

06/01/2017- Por Juan Manuel Quiroga - Realizar Consulta

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Si el psicoanálisis no es tanto una enseñanza teórica como un discurso del que somos parte, podemos preguntarnos por su transmisión. Nada sabremos del futuro sin pasar por las marcas, las referencias, la herencia. Nada sabremos del futuro sin separamos de ellas... Actualmente el psicoanálisis se encuentra en una verdadera parálisis. Muy similar a la situación que siguió a la muerte de Freud. El psicoanálisis se ha retirado del arco cultural... Se puede observar que las instituciones psicoanalíticas cada vez presentan formas más sintomáticas de organizarse. Es un síntoma la necesidad de tener “un francés”, sea quien fuera, como referencia para poder autorizarse como institución, haciendo consistir un ideal...

 

 

 

                              

                              Detalle de "La ciudad hidroespacial" (The Hydrospatial City) by Gyula Kosice (1970)*

 

 

  La formación de los analistas futuros no se reduce al futuro de los analistas. No se trata del futuro de los analistas sino más bien centra la cuestión sobre algo que ha estado desde siempre en el psicoanálisis, tanto en Freud como en Lacan, algo que protagonizó casi todas las disputas que hacen a la historia y a la construcción del movimiento psicoanalítico. Una Política: ¿Cómo se forma un analista? ¿Cómo llega un practicante del psicoanálisis a ser un analista? Si nos desprendemos del romanticismo de sostener la ilusión de que un analista es quien practica el psicoanálisis la cosa se vuelve más interesante. Freud aparta de la Universidad tal empresa cuando a propósito del psicoanálisis silvestre  propuso la creación de la Asociación Psicoanalítica Internacional. Freud es claro, un analista puede prescindir por completo en su formación de la universidad pero en ningún momento se opone a ello. Muchas personas que están en el psicoanálisis lo han conocido en la Universidad, sin embargo Freud plantea la necesariedad de una relación éxtima con esta institución. Siguiendo a Kant, en la universidad no se trata del saber sino del poder del Estado. No puede el psicoanálisis depender de los intereses del Estado siendo que si estos cambian, debemos ajustarnos a las reformas en detrimento del psicoanálisis. Lo mismo cuenta para cualquier repartición pública en donde el cambio de un director supone una modificación integral en la orientación.Freud sostiene, como es conocido, la imposibilidad que implica el no contar con un espacio clínico, de práctica, dentro de la Universidad. Ante esto, propone para la universidad un instituto de internación y de consultorios externos. Esto permite pensar que, justamente,lo que hace que los practicantes del psicoanálisis se junten es la pregunta por el acto. La institución es un efecto analítico, es por efecto del acto analítico que se construye la necesidad de hablar con otro, después de todo, solo se cree con otro. La mayoría de los análisis se interrumpen, no avanzan o no comienzan por que el practicante del psicoanálisis se angustia. Lacan, dice que el analista debe estar acorazado contra la angustia. Es decir, que el acto analítico siempre implica una dimensión de angustia. Es mejor estar acorazado contra la misma para no rechazar la transferencia, y, es efecto de este acto y de esa angustia, el juntarse con otro respecto de ese indecible de la práctica. Es decir, no es el practicante del psicoanálisis el que produce el psicoanálisis, sino que es el psicoanálisis el que produce analistas. Un analista es el efecto de un análisis. Cuando Freud escribe o cuando Lacan habla, lo hacen como analizantes. En este punto todo analista es futuro, dado que el tiempo del análisis podría ser un “está por verse”. Es curioso que estas diferentes formas, la escritura principalmente en Freud y la oral en Lacan,derivaron en que se diga la obra del primero y la enseñanza del segundo. Más bien, se trata de la transmisión, de algo que es difícil transmitir, pero eso no quiere decir que algo no se transmita.

  Esto remite a las instituciones psicoanalíticas y la manera en que se desarrollaron en nuestro país. Estudiar la historia del psicoanálisis tiene en principio un efecto que se presenta de forma clara. Des-idealiza. Es el camino que emprende cualquier pueblo en su intento de descolonización, saber su historia. Lacan en el 56, luego de interrogarse por lo incomunicable de nuestra prácticay sobreel sentido del analista como producto de un psicoanálisis, reformula una definición que había propuesto en su escrito “Variantes de la cura tipo”. Dice: "la explicación debe buscarse en la situación del psicoanálisis más que de los psicoanalistas. Pues si hemos podido definir irónicamente el (un) psicoanálisis como el tratamiento que se espera de un psicoanalista, es sin embargo ciertamente el primero el que decide de la calidad del segundo". De ésta manera, introduce un tercer elemento que permite salir de la falsa discusión, presente también desde los comienzos del psicoanálisis y actor principal en las querellas entre psicoanalistas. Entre la teoría y la práctica: la política. Entre los acusados de teóricos y los pretendidos clínicos, la política es lo que queda eludido. Los que pretendan estar resguardados de las internas del psicoanálisis descubrirán aquí que lo que sucede en nuestros consultorios está sujeto a cómo se pone en juego una política del psicoanálisis que orienta el discurso, lo sepamos o no, en mayor o menor grado, teniendo efectos concretos en nuestra eficacia,  o mejor dicho en la eficacia del dispositivo. Hoy en día, se orienta más a pensar la clínica como el intento de hacer coincidir la teoría y la práctica, que ainterrogar el dispositivo mismo: sus efectos, su puesta en marcha, si funciona y cómo funciona.

  Freud en distintas ocasiones ha dejado entrever su horizonte de expectativa. En correspondencia a Pfister expresa: “no sé si habrá descubierto la relación oculta entre análisis laico y el porvenir de una ilusión. En el primero pretendo proteger al análisis de los médicos, en el segundo, de los sacerdotes.”… “quisiera entregarlo a un grupo profesional que no existe aún, que no necesitan ser médicos y no deben ser sacerdotes.”… “Los psicoanalistas de mi fantasía de futuro”.
¿Cuál era la política de Freud? ¿Cuál la de Lacan?  Quien,también, al dar su seminario es claro en que se trata de construir un auditorio futuro. ¿Hay una política del psicoanálisis? El que se apresure a responder “la política del síntoma”, le solicito primero que se asegure de poder dar cuenta de lo que eso quiere decir, y más aún, que actúe en consecuencia. Para poder circunscribirlo aún más:¿Qué política nos hemos dado en nuestro país? Y, ¿cuál es la situación actual del psicoanálisis?

  Actualmente el psicoanálisis se encuentra en una verdadera parálisis. Muy similar a la situación que siguió a la muerte de Freud. El psicoanálisis se ha retirado del arco cultural. Nuestra cultura está completamente influenciada por la cultura francesa. Lo cual no estaría mal dado que es una cultura sumamente rica, si no fuera porque en nuestro afán mimético solo tomamos los íconos de la moda. Uno puede observar que las instituciones psicoanalíticas cada vez presentan formas más sintomáticas de organizarse. Es un síntoma la necesidad de tener “un francés”, sea quien fuera, como referencia para poder autorizarse como institución, haciendo consistir un ideal. Es un síntoma la apertura cada vez más masiva de postgrados en psicoanálisis (que asume la idea de que primero uno debería recibirse de grado, ser profesional, para luego ser analista), asociándose a las universidades en búsqueda de títulos oficiales, atrapado en las leyes del mercado. Se vuelve necesario conocer la entrada del psicoanálisis lacaniano en nuestro país.En el acta de Fundación del Centro de Lecturas: Debate y Transmisión,nos dimos la tarea de estudiar los modos de apropiación y de producción del saber en la Argentina y su alcance internacional.

  En 1974 Oscar Masotta realiza una apuesta: funda la primera institución psicoanalítica de orientación lacaniana del mundo luego de la de París, creada por el mismo Lacan y finalmente disuelta. Introduce así el psicoanálisis lacaniano en la argentina.Curiosidades de la historia que un Lacan (médico) le permitiese a Masotta, extraer de la APA la formación oficial del analista, quienes defendían que sólo los médicos podían ejercer el psicoanálisis (ley Carrillo en época del peronismo) estudiando principalmente en esa época a Melanie Klein (no médica). El psicoanálisis se hace extensivo a los psicólogos, a hombres de letras, de filosofía, a laicos. Las críticas a Masotta no tardaron en llegar y los conflictos tampoco, tanto fuera como dentro del movimiento que Oscar Masotta intentaba organizar. En ese entonces las críticas surgían en relación a la formación de Masotta, que no provenía de la clínica (las mismas críticas había recibido Lacan).

  En esa época, a diferencia de algunos que quisieron imponer la idea de que el psicoanálisis se había favorecido con la dictadura, el psicoanálisis se constituyó como un refugio. Advenida la democracia surge un auge de psicoanálisis, “se pone de moda”, los salones se llenan. Situación muy diferente a la de ahora.

  ¿Qué sucedió desde la apuesta de Masotta hasta hoy? Desde la fundación en adelante, las instituciones se han acelerados en procesos de división que, a diferencia de la mitosis celular, esta no constituye ningún cuerpo. Escisiones, separaciones, quiebres, peleas, multiplicaciones, grupos, sub grupos. Desde 1974 en adelante la política del psicoanálisis en Argentina estuvo marcada por esta forma sintomática que,no solo posibilitó la entrada de Miller en la Argentina, sino que además tal dispersión impidió un modo de relación diferente, una política diferente con aquel a quien Lacan designo como su heredero. Efectos de esto se traduce en corrientes anti-millerianas que pretenden extraer su cohesión de situar un elemento exterior, que como sabemos, esta lógica fraterna presente en “Tótem y Tabú” marca la dependencia de existencia con ese elemento expulsado, presente en el hecho mismo de definirse como opuesto a, corriendo el riesgo de disolución una vez conseguido el objetivo.

  No se trata del retorno a Lacan que, por cierto no es nada novedoso, sino de que aquellos que practicamos el psicoanálisis podamos repensar la política que hemos dirigido e inventar algo nuevo. “Hagan como yo, no me imiten” decía Lacan. Esto afecta principalmente al modo de leer, al modo de leer un análisis, al modo de leer a Lacan, a Freud, etc. Justamente Masotta propone eso, una lógica de la lectura, que no se orienta por una cronología de escritos. Lejos quedó, la consigna que Lacan en su seminario 20, a propósito de unos secuaces de Derrida,sostenía que nadie lo había leído mejor, ya que ellos lo leyeron con odio. ¿Qué problemas hay en la obra de Lacan? ¿Está todo resuelto en Lacan? Nuestra forma ya criticada encuentra en estos impasses de la obra de Lacan menos la vía de una investigación que la posibilidad de ubicar que si no lo entendemos es porque aún nuestra imbecilidad no ha llegado a la grandeza del maestro.  Se repite a Lacan de forma cacofónica, se desprecia a los que provienen de otros discursos, se habla como los jefes de cada tribu. Discurso único por un lado, encierro por otro. Si Lacan dice que el psicoanálisis solo tendrá lugar si sus practicantesse orientan al estudio de las matemáticas, de la lingüística, de la antropología, etc. ¿Es porque cree que no se puede analizar sin esos conocimientos, o la indicación recae en la necesidad de estar en relación a otros discursos evitando un encierro bastante cercano al de ciertos grupos hoy en la Argentina? Nuestra generación, si se me permite lo impreciso del término generación, viene pensando en formas diferente estas cuestiones. Es muy distinta esta época donde de hay mucho publicado de Lacan y sobre Lacan más todavía, que cuando Masotta y quienes lo acompañaban contaban con algunas traducciones de algún seminario y de ciertos escritos. Sin embargo nada de esto está formalizado. No hay una tradición psicoanalítica, el tiempo aún es poco. Sin embargo somos nosotros quienes estamos construyendo esa tradición. Debemos ocupar el lugar que nos corresponde en la historia. Hay dos posibilidades. Continuar algo o inventar. Por supuesto que toda invención se desprende de una repetición, de una diferencia en la repetición, sin embargo también se puede repetir sin que nada cambie. Entiendo que es tiempo de inventar algo nuevo, y que ese invento debe darse en forma colectiva. El conflicto que supone la formación del analista, es un conflicto que como hemos dicho tanto Freud como Lacan enfrentaron. Lacan fundó su Escuela como intento de respuesta, y también la disolvió. Lo cierto es que Lacan falleció hace décadas y somos nosotros quienes transportamos ahora ese conflicto.

 

Nota: El último diciembre se realizó la convocatoria psicoanalítica "La formación de los analistas futuros".  El Centro de Lecturas: Debate y Transmisión propuso una jornada de reflexión plural, a la que asistió público de diferentes puntos del país y múltiples instituciones.

 

* https://www.mfah.org/art/detail/99581  Constelaciones N° 1. Museum of Fine Arts,    

  Houston.

 

 

 

Bibliografía

      Freud, Sigmund y Pfister Oskar; Correspondencia (1909-1939). FCE, México 1966. 

      Lacan, Jacques Variantes de la cura tipo en Escritos II. Ed. Siglo XX. Bs. As, 1986.

 

 

 


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