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“Porque me gusta que suenen las palabras…”

23/11/2018- Por Melisa Soledad Ventura - Realizar Consulta

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La autora nos lleva a mirar dentro de las escuelas. Si las instituciones no se definen por la materialidad de sus edificios sino por su estructura, es decir, la trama de roles, representaciones, sentidos y discursos que le dan consistencia, vale la pregunta por su existencia ¿Qué es una escuela? ¿Qué significa educar? A partir de la referencia a una película, se despliegan estos interrogantes sobre la educación.

 

 

 

           

                  Imagen del film Conducta dirigido por Ernesto Daranas (2014)*

 

 

“Las palabras pueden ser como los rayos X,

si se emplean adecuadamente: pasan a través de todo.” 

 

                Un mundo feliz (1932), Aldous Huxley

 

 

  Escuelas. Aulas. Pizarrones. Bancos. Maestros. Niños. Hasta aquí todo resulta bastante familiar al pensar en una situación escolar. Pero no basta con solo estos elementos para que cada cual se constituya en su rol. Eso depende del cálculo de la propia posición, es decir, de un trabajo personal para la elaboración de intervenciones prudentes, nunca directas cuyos efectos solo se den por añadidura.

 

  Las próximas líneas serán una invitación a la reflexión ambientada en Conducta, un largometraje del año 2014, cuyo escenario es una escuela de La Habana, Cuba. Allí concurre Chala, un niño de once años de clase baja que entrena perros de pelea para ayudar económicamente a su madre adicta.

 

  Este entorno violento emerge cotidianamente en la escena escolar y, durante la licencia de Carmela, su maestra, el sistema y la suplente lo envían a una escuela de conducta. A su regreso, esta veterana maestra se opone a la medida y el fuerte vínculo con su alumno pone en riesgo la permanencia de ambos en la institución educativa. 

 

  Carmela es una maestra reconocida por su trayectoria dentro de las aulas de esa escuela. Ella será quien encarne ciertos lugares en la estructura discursiva, propuesta por Lacan en su Seminario XVII del año ‘69, a lo largo de este camino.

 

  Ella enseña dentro y fuera de la escena áulica. Ordena desde el Amo y demanda desde la Histeria. Lucha incesantemente por dos de sus alumnos de Sexto “A”: Chala, etiquetado con “problemas de conducta” y Yeni, la mejor de su clase pero con el estigma de ser palestina e indocumentada.

 

  Lacan desarrolla la noción de discurso como una herramienta conceptual que, lejos de explicar relaciones interpersonales, supone lugares a ocupar dentro de una estructura discursiva. Posibilita interrogarse desde dónde se habla en pos de calcular los efectos, anticipándose a los posibles resultados.

 

  Ubica el Discurso del Amo como el ordenador y, quien lo encarne, buscará que todo funcione, poniendo límites, regulando aquello que se puede y lo que no. También, enuncia el de la Histeria como el que, desde su propia barradura, mostrando su falta, pone al Otro a producir saber. Carmela cuenta con ambos trajes y los sabe lucir tal cual lo requiere cada circunstancia…

 

  “El día que no decida lo que pasa en mi clase, hasta ese día soy maestra”. Firme en sus convicciones discute con una Trabajadora Social que insiste con un discurso acabado, legal y cientificista, que no da lugar a producir algo nuevo sino que busca ubicar a Chala donde los libros consideran que va a estar mejor. Este lugar es una escuela de conducta donde van a parar todos aquellos que no se ajustan a la regla de lo normal.

 

  “Tienes que ayudarme sino estamos muy jodidos”. Ella sabe cómo manejar al muchacho pero por momentos se le escapa de las manos y tiene que pegar un volantazo ágil para volver a su ruta, para darle una oportunidad que todos le niegan.

 

  Su realidad lo supera; reacciona pero siempre sosteniendo sus ideales y sentimientos. Ella lo reta y lo conmueve. Le pide y él le da. Lo espera y él llega para ayudarla con las bolsas y la cartera.

 

  Carmela sabe cómo posicionarse en cada escenario. Cuando parece haber traspasado la línea de lo esperable revierte la situación con la palabra justa remarcando el límite necesario para producir los efectos que busca. Alterna entre el Discurso de Amo y el Histérico.

 

  Se muestra con autoridad pero no con autoritarismo. Aloja a sus niños dentro de un lazo donde ellos están dispuestos a ceder para aprender de José Martí y de la vida. Los llama a la reflexión y abre haz de luz donde parece que todo está perdido.

 

  “Si quieres un delincuente, trátalo como un delincuente” le dice Carmela a su colega. Nuestras aulas están llenas de muchos Chalas donde las historias y esas palabras que determinan consiguen lo que anuncian en una especie de profecía autocumplida.

 

  Todos los que trabajamos con niños en el ámbito escolar tenemos entre las manos la oportunidad de abrir un camino diferente, que desarrolle maravillas donde todos ven miseria y precariedad. A veces es muy difícil y otras posiblemente no lo logremos. Pero también es parte del proceso de enseñar y hay que aprender a convivir con ello porque está aún más allá de nuestro deseo.

 

  ¿Se preguntan cómo? Disponemos del arma más valiosa que pudo desarrollar el ser humano. Hay de las que silenciosamente hieren, de las que bloquean y matan, pero también están las que alojan, miman y generan confianza. Me gustan estas… “Porque me gusta que suenen las palabras”.

 

 

Nota*: Ernesto Daranas Serrano es un destacado director y guionista del cine, la radio y la televisión cubana. Licenciado en Pedagogía y Geografía

             https://www.youtube.com/watch?v=7RnZF99UThw   


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