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Entrevista a Diego Timpanaro

18/08/2017- Por Emilia Cueto - Realizar Consulta

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Diego Timpanaro, presidente del Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires Distrito XII Quilmes reflexiona sobre el lugar del psicólogo en la actualidad y el entramado de su historia: "La profesión “psi” surge y se desarrolla en un contexto de lucha, de puja, y de conflicto. La creación de las carreras de Psicología, la formación de las agrupaciones de psicólogos, el nacimiento del Colegio, la reglamentación de las leyes… son hechos que se han realizado en un contexto absolutamente adverso..." El marco legal y los cambios que introduce la ley de Salud Mental. El DSM, sus cuestionamientos y los dilemas éticos a los que muchas veces los psicólogos se ven compelidos ante la exigencia de su uso por parte de las corporaciones (médicas, judiciales, etc.). Su relación con Ricardo Rodríguez Ponte y las trazas de ese encuentro completan el recorrido de esta entrevista.

 

 

 

                                          

 

 

- Usted conoció a Ricardo Rodríguez Ponte en junio de 1992 y a partir de allí comenzó a integrar espacios de formación, estudio, intercambio. Así lo refiere en “Mi encuentro con Ricardo Rodríguez Ponte”. Luego también fue su analista. ¿Qué trazas de ese encuentro persisten hoy en usted?

 

- Es una pregunta difícil de responder, porque hay cuestiones relativas a ese encuentro con Ricardo que aún hoy, día a día, voy descubriendo. Sí puedo decirte, que algo de ello todavía continua operando, me parece que hay allí cierta persistencia del trabajo realizado que me sigue acompañando. Recientemente lo he notado a la hora de las lecturas, a partir de un cartel sobre el Seminario XXIII Le sinthome, que comparto junto a otros colegas, por ejemplo al detenerme en una simple nota al pie, en una de esas versiones críticas que son la marca pública registrada de Ricardo, releo y vuelvo a esas pequeñas discusiones en las que me tocó participar, en torno a los términos que pudieran transmitir ‒con toda la consabida complejidad que implica una traducción‒, el asunto que Lacan trataba en ese momento. En la clínica también observo que hay trazas precisas: a veces más propias, más del orden del recuerdo, algo de esas cosas que sucedían en las sesiones, que van más allá de la anécdota, y que hoy puedo dimensionar desde otro lugar. Otras veces aspectos más doctrinales, en ciertas supervisiones, en algunos diálogos con pares, cuando es posible situar la posición desde donde cada quien sostiene una argumentación.

Hay una vieja traducción de Ricardo, del “Breve Discurso a los Psiquiatras” de Lacan, esa conferencia del año 1967, que por cierto es muy interesante, donde Lacan le habla a psiquiatras en formación. Allí Lacan dice que un análisis es una experiencia que implica que uno no sale de ahí intacto. Para mí, hubo un antes y un después en ese encuentro con Ricardo, te puedo decir que ahora voy mejor orientado en mi vida, más liviano y más decidido a la vez. En otro orden, me pasa también, que en algunas ocasiones, siento que tengo la íntima convicción que aún me quedan más cosas por descubrir de ese encuentro, ciertas trazas que todavía esperan por su escritura.   

 

- En ese mismo texto señala que en una oportunidad lo invitó a una Jornada en Quilmes y pese a que él no estaba bien de salud igual asistió. Cuando tiempo después le preguntó por qué había ido si no se sentía bien él le respondió: porque un analista tiene que sostener la transferencia… hasta donde se pueda. ¿Cómo piensa usted esta frase?

 

- Pienso que Ricardo sostuvo en acto esa frase, que para él no era una frase dicha al pasar, sino que es la conclusión de arribo a una posición, que es la suya, en relación a la práctica del psicoanálisis. Hubo un tiempo en que su salud lo tenía a mal traer, y recuerdo que no podía movilizarse todo lo que quería, estaba conectado a un respirador artificial que le daba oxígeno extra, y jodía sobre eso, que estaba más cercano a Ricardo Piglia, o que estaba purificándose… en fin, aun así podíamos continuar nuestro trabajo, en la medida que las cosas de la persona no hacían de obstáculo a la función. Ricardo decía que el analista, es una posición, que obviamente no es algo del orden de la ontología, del ser, sino una posición y un momento, muy puntual y particular, en el curso de una sesión.

Me parece que la cuestión que traes “sostener la transferencia… hasta donde se pueda”, nos podría llevar a eso del psicoanálisis en intensión y en extensión: por un lado efectivamente al análisis del analista, ¿hasta dónde podemos escuchar a alguien en una sesión, en virtud de esa transferencia?; y por otro lado a la posición del analista en la polis, ¿hasta dónde podemos sostener el discurso del psicoanálisis fuera del consultorio? Vagamente me viene a la memoria un reportaje de Michel Sauval a Ricardo, que debe estar publicado en Acheronta, donde decía entre otras cosas, que la transferencia es el concepto del psicoanálisis, que la transferencia era el concepto fundamental, es decir, que no era del mismo orden que la pulsión, la repetición o el inconsciente.

Evoco un espacio de supervisión que compartíamos con Carlos Escars, allí él decía que hasta el último momento uno puede querer sostener esa función de analista, que mientras haya posibilidad para la prosecución del diálogo analítico, uno puede querer estar allí, algo así como que la persona del analista sufre las vicisitudes de cualquier persona, envejece o se enferma, pero el deseo del analista continúa activo hasta que se muere.  

 

- Desde el año 2010 es presidente del Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires Distrito XII Quilmes y desde el año 2016 fue reelecto vicepresidente del Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires Consejo Superior, ¿Qué lo motivó a encauzar su interés en torno a la actividad gremial?

 

- El interés por el psicoanálisis fue el que me acercó en primera instancia al Colegio, apenas siendo estudiante universitario comencé a participar en las actividades científicas que se organizaban en los años ‘90 en Quilmes. Luego que concluí con la residencia en el Hospital Esteves de Temperley, me invitaron a presentar trabajos en la Jornada de la Red. A partir de la famosa crisis de los años 2001-2002 se me fue haciendo que el Colegio, era un buen espacio desde donde poder pensar aquello que sucedía tanto a nivel político como a nivel profesional, y desde ese lugar fui tomando la palabra y me fueron escuchando mis compañeras y compañeros. En ese devenir de trabajo en conjunto, fueron surgiendo las propuestas para ocupar distintos lugares de representación, de organización, y de gestión. Digamos que hay algo propio del deseo que fui descubriendo en mi análisis, que fue encauzando mi interés por esa dimensión de lo institucional. Te confieso que jamás pensé que en algún momento, yo podía llegar a ocupar esos lugares con los que me honran los colegas al elegirme.

Las llamadas actividades científicas fueron para mí la puerta de entrada a una actividad gremial, que es una de las aristas de la labor en el Colegio, pero con lo que me fui encontrando realmente, eso que puede llamarse un hallazgo, es con la historia viva de distintas generaciones de psicólogos y de psicólogas, que obviamente va de la mano de la historia de nuestro país. Algo de mi interés por lo colectivo fue tomando cierta forma en estas actividades que llevo adelante junto a otros colegas, en el ámbito del Colegio. Algo que podría parecerse de alguna manera al zoon politikon del que hablaba Aristóteles. 

 

- En base a su experiencia ¿En qué estado se encuentra la participación en puestos directivos de psicólogos en relación a las pretensiones corporativas?

 

- La pretensión de toda corporación que verdaderamente se precie de tal es el poder obtener más y mejores cosas, asegurar el cuidado y el resguardo de ese cuerpo, en este caso para los psicólogos, en tanto que colectivo profesional. Hay, hubo, y considero que habrá, psicólogos ocupando lugares en puestos de dirección, con capacidad de decisión en cuestiones que atañen a la política pública. Recuerdo a un compañero de la Facultad de Humanidades, de la  Universidad Nacional de La Plata, Yago di Nella, quien estuvo en su momento, a cargo de la Dirección Nacional de Salud Mental; también podemos mencionar a Leo Gorbacz, quien fuera diputado nacional y es reconocido por la sanción de la Ley Nacional de Salud Mental y que hoy ocupa un lugar en el gobierno de Tierra del Fuego; a Claudio Mate quien fue Ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires, o a Mónica  Macha que actualmente es senadora en la provincia de Buenos Aires. Hay muchos psicólogos y psicólogas en cargos de conducción en Servicios de Salud Mental en Hospitales, o a cargo de la dirección de Hospitales, en Secretarias y Direcciones en el ámbito de la Educación; también en Direcciones de Salud Mental, de Desarrollo Social, de Derechos Humanos a nivel municipal y provincial.

Ahora bien, no obstante estas menciones puntuales la participación es regular en función del número de total de psicólogos, recordemos que hay alrededor de 100.000 psicólogos egresados de las universidades en todo el país, y que hoy son 41 altas casas de estudio: 9 de gestión pública y 32 de gestión privada las que forman profesionales. En este sentido, estimo que aún queda un largo camino por recorrer, y que obviamente el destino de los psicólogos en tanto profesionales se encuentra en manos de los propios psicólogos. De todas maneras, me parece que vale la siguiente aclaración: opino que no alcanza con que sea un colega quien ocupe un cargo de dirección y de decisión, sino que lo fundamental es qué política ejecutará desde ese lugar el colega, es decir, si podemos decirlo así, en qué discursividad inscribirá la realización de su ejercicio. También hay una cuestión importante a debatir, al interior de ciertos colectivos, que tiene que ver con la producción de subjetividad, con aquello que por ejemplo Toni Negri conceptualiza como multitud, como un conjunto de singularidades, de un tejido cooperativo que entrelaza una infinidad de actividades singulares, y cómo desde esa base, elaborar en ese campo y de manera abierta el concepto de lo común, es decir: ¿qué es hoy lo común entre los psicólogos argentinos?

 

- Además de su labor en el Colegio de Psicólogos practica el psicoanálisis y forma parte de ámbitos e instituciones psicoanalíticas. Circula cierto imaginario por el cual quien se nomina psicoanalista suele no reconocerse en tanto psicólogo o psicóloga, ¿Qué piensa al respecto y cómo lo experimenta en su caso particular? 

 

- ¿En qué nominación uno se reconoce?, es una cuestión bien del orden de lo singular. Me parece que allí, habría que hablar con cada uno, darle la palabra a cada quien. Decíamos recién que no hay un ser del analista, que se trata de una posición, casi inhumana, lo que la hace difícil, precaria, que es un camino para transitar no sin obstáculos, para cada una de las personas que se aventuran en esa vía. 

Hay muchos psicólogos que tal vez sean algo hegelianos, para los que el prestigio no pasa de moda, y la nominación psicoanalista sigue siendo algo prestigioso. Cabe recordar una nota de la historia de la psicología: es recién a mediados de la década del ’50 que nacen las primeras carreras universitarias de Psicología, en 1955 en  Rosario, en 1957 en Buenos Aires, en 1958 en La Plata, Córdoba, y San Luis, en 1959 en Tucumán; con lo cual los primeros egresados universitarios datan de los años ‘60. Sabemos que en 1966, desde la noche de los bastones largos, la dictadura de Onganía le apuntó estudiadamente a la Universidad. Los años ‘70 traen nuevamente la democracia y desde el 24 de marzo de 1976, el horror de la noche más oscura de nuestra historia: allí se acusaba a los psicólogos de ser subversivos y más aún a los que estudiaban a Freud, es sabido que entre los 30.000 desaparecidos hay centenares de psicólogas y psicólogos y estudiantes de psicología. Beatriz Perosio es la más conocida, pero no la única. El exilio y la diseminación, también llevó a muchos colegas a otros destinos que tal vez no habían pensado para su profesión. En 1983 el retorno de la democracia trae una autonomía definitiva de la psicología como profesión, con la sanción de la Ley Nacional 23.277 del Ejercicio Profesional y la ley 10.306 en la provincia de Buenos Aires que crea el Colegio de Psicólogos, leyes que datan ambas del año 1985.

Entonces, podríamos decir un tanto foucaultianamente que hay un saber, un poder, y una subjetividad “psi”, que surge y se desarrolla en tensión, con otros saberes diferentes, que no estaban bien dispuestos a reconocer la cientificidad de una práctica; primero en relación a la filosofía, luego en relación a la medicina, y después y más específicamente, a la psiquiatría, aclarando que quien ordena hoy a la misma al modo de un amo, es la tecnociencia farmacéutica. La profesión “psi” surge y se desarrolla en un contexto de lucha, de puja, y de conflicto. La creación de las Carreras de Psicología, la formación de las agrupaciones de psicólogos, el nacimiento del Colegio de Psicólogos, la reglamentación de las leyes, nuestra historia en tanto profesionales, no son hechos dados así como así casualmente, no son productos del azar de la historia, son hechos que se han realizado en un contexto absolutamente adverso, son luchas ganadas, posiciones a las que se ha arribado por un trabajo esforzado, sostenido, y militante, en los que no hubo ahorro de sangre. Los psicólogos han ganado algunos conflictos porque los psicólogos se han convencido de las verdades que habitan en sus prácticas, y porque se ha construido un saber sostenido en la legalidad de aquello que es legítimo: nuestro trabajo cotidiano, ese que hacemos día a día.

Vale recordar que no hace mucho tiempo atrás el ejercicio del psicoanálisis no solamente estaba prohibido para un psicólogo, por el ordenamiento legal respecto de lo que se llamaba práctica auxiliar de la medicina, sino que también al mismo tiempo era un lugar a conquistar, aspiracional se lo llama ahora, un motivo de lucha y de reivindicación. Se me ocurre que tal vez, ser psicoanalista suponía un algo más prestigioso que ser psicólogo. Volviendo a tu pregunta, la circulación de cierto imaginario es relativa al sentido, y sabemos que el sentido se alimenta de más sentido. Lacan mencionaba en Roma al pececito de la boca voraz, que solo se cerraba cuando le damos de comer sentido. Lo mejor sería hacer algo para que reviente lo real del síntoma, de eso sintomático que vos señalas como un no reconocimiento en tanto que psicólogo o psicóloga. Entiendo que el psicoanálisis es una praxis, que se sostiene de una actividad cotidiana, y que puede desembocar en un cierto estilo de vida, pero que definitivamente no es una weltanschauung (una cosmovisión), ni una filosofía.

Tengo una pequeña idea en construcción, de esas que van dando la experiencia, sobre este asunto de psicoanalista pero no psicólogo, se trata de algo del siglo pasado. Tuve y tengo la oportunidad de conocer a muchas personas, algunas de ellas jóvenes colegas y otros no tanto, que hoy se reconocen en más de una nominación: psicólogo, psicoanalista, latinoamericana, lacaniano, peronista, escritor, hincha de Boca, trabajador de la salud mental, artista de varieté, observador de la realidad, y esas nominaciones las llevan con alegría.

 

- El artículo 6° de la Ley Nacional de Salud Mental señala que “Los servicios y efectores de salud públicos y privados, cualquiera sea la forma jurídica que tengan, deben adecuarse a los principios establecidos en la presente ley.” ¿La ley 26657 introdujo cambios en la práctica del psicólogo? ¿De ser así cuáles destacaría?

 

- Hay muchos psicólogos que trabajan desde mucho tiempo antes de la sanción de la Ley en 2010 y de su reglamentación en 2013, en distintas cuestiones que la Ley viene a ordenar y a nombrar en términos legales: cediéndole la palabra al llamado psicótico, militando por los Derechos Humanos de todos los ciudadanos, ejerciendo una práctica que no se agota en los efectos singulares, luchando en contra de la estigmatización y la discriminación, pensando el trabajo junto a otras disciplinas que también forman parte del llamado campo de la Salud Mental. Recuerdo que el origen del PREA, el Programa de Rehabilitación y Externación Asistida del Hospital Esteves, es de fines de los años ’90.

Me parece que algo que podría destacarse como un cambio en la práctica es que hay una toma de conciencia respecto de los derechos personalísimos, eso que es propio de cada uno, tanto de los pacientes como de los profesionales, es decir que hay cuestiones en términos del derecho a la protección de la salud mental que se han conquistado, y que forman parte de un piso básico desde el cual continuar un recorrido por la implementación de las diversas cuestiones que tienen que ver con el cumplimiento de los mismos.

Me parece también que como consecuencia hay una mayor responsabilidad en la práctica del psicólogo, porque tiene que responder, tiene que dar cuenta de su proceder mucho más que antes, lo cual es saludable, porque lo obliga a pensar aquello que hace. 

 

-También establece el derecho a que “en el caso de internación involuntaria o voluntaria prolongada, las condiciones de la misma sean supervisadas periódicamente por el órgano de revisión”. De acuerdo a su conocimiento ¿esto se cumplimenta? ¿De qué manera?

 

- Desde el Colegio formamos parte de un colectivo que trabajó activamente por la sanción y por la reglamentación de la Ley, en un primer momento y luego continuamos trabajando por la plena implementación de la misma. Es en ese marco que desde el inicio de su creación participamos en el ámbito del Órgano de Revisión de la Ley a nivel provincial, y mantenemos un muy buen y frecuente diálogo institucional con el Órgano de Revisión de la Ley a nivel nacional. Cabe aclarar que estos organismos tienen lugares de creación distintos: a nivel provincial funciona en el marco de la Defensoría del Pueblo, y a nivel nacional en el marco del Ministerio Público de la Defensa, lo que trae como consecuencia diferencias en cuanto a la complejidad que atraviesa a los dispositivos que tienen por objetivo la supervisión de las condiciones de una internación.

Es un hecho observable a partir de ciertas decisiones de gobierno que en la provincia de Buenos Aires hay un cambio de política en Derechos Humanos y en Salud Mental: subejecución de partidas presupuestarias, desmantelamiento de programas de atención específicos, inicio de sumarios administrativos, falta de interlocutores válidos. Y lamentablemente en el Órgano de Revisión de la Ley a nivel provincial, también se dan cambios que hacen a la laxitud en relación al cumplimiento de su tarea específica.

Ahora bien, me parece que esta cuestión del cumplimiento de la ley podría estar enmarcada en un contexto mucho más amplio, que por suerte tuvo un gran contrapeso: recuerdo el miércoles 10 de mayo la manifestación en Plaza de Mayo en contra del fallo de la Suprema Corte, por lo que se llamó el 2 x 1. El cumplimiento de los derechos no es una tarea a ser delegada en representantes institucionales, el cumplimiento de los derechos es una tarea indelegable de cada ciudadano, más aún en épocas como estas, donde el viento ya no viene de cola, sino que hay un torbellino que se aproxima de frente, donde la vulneración de los derechos es una actividad cuasi cotidiana. 

 

- El DSM está siendo cuestionado en su país de origen, ¿Cuál es su consideración respecto del uso requerido por distintos ámbitos educativos, forenses, clínicos, etc.?

 

- La clasificación, la estadística, la normalización y el etiquetamiento son inherentes a esos ámbitos que mencionas. Vivimos una época donde se producen sujetos cosificados, y donde la institucionalización va en contra de la singularidad. Me acuerdo de lo que decía Giorgio Agamben cuando se preguntaba por el dispositivo, que estos deben siempre implicar un proceso de subjetivación, que deben producir un sujeto, que entre los seres vivos y los dispositivos, están como tercera clase: los sujetos. Ahora, el problema es que en la fase actual del capitalismo sucede que no se efectúa la producción de un sujeto, sino más bien que son procesos que podemos llamar de “desubjetivación”. Hoy por hoy, estos  procesos no dan más lugar al nacimiento de un nuevo sujeto, sino bajo una forma larvaria, como espectral. El cuestionamiento del DSM al que te referís, se me ocurre que irá de la mano de la productividad, término caro al sistema capitalista, muy probablemente podemos afirmar que recetan más psicofármacos los médicos clínicos que los psiquiatras. Mencionábamos el “Breve discurso a los psiquiatras” de Lacan, allí él les termina hablando de algo que va más allá del malestar en la cultura, y nombra a la segregación, que es una práctica que va a volverse cada vez más extendida, y que sucederá por la vía del progreso de la tecnociencia.  

 

- Muchas veces los psicólogos se ven compelidos a arribar a un diagnóstico en base al DSM (por ejemplo porque lo pide o exige alguna instancia institucional), lo cual los confronta con un dilema ético. ¿Cuál es la posición del Colegio de Psicólogos? ¿Es posible encontrar algún respaldo o asesoramiento allí?

 

- El dilema ético es propio del psicólogo, no tanto por el diagnóstico sino por la posición que ocupa en la polis, me parece que esa cuestión que evidentemente hace a la ética, excede la instancia del diagnóstico. En el Colegio hay un acto de jura que llevamos a cabo cada año con todos los colegas que se incorporan al trabajo en la provincia de Buenos Aires, donde declaran como parte de su juramento que no van a participar en prácticas discriminatorias. Lo cual los ubica en ese brete, en una posición dilemática que implica dar cuenta de lo suyo, ser responsables de sus actos profesionales. En el Colegio contamos con una Secretaría de Ejercicio Profesional que es la instancia que se encarga, entre otros de este tema que vos traes, allí hay un grupo de colegas de una extensa y variada trayectoria que escuchan estas cuestiones. Contamos con un asesoramiento legal que implica no solamente el interés institucional sino el de cada uno de los psicólogos y psicólogas, y esta asesoría legal también se puede consultar de manera gratuita. Por último, pero no por ello menor, porque tal vez sea uno de los fundamentos de la acción profesional, en el Colegio también hay un Código de ética, que norma sobre la conducta profesional de los colegas, que estimo entrará en un proceso de revisión y actualización próximamente, en virtud de cierta adecuación a lo establecido por el nuevo Código Civil y Comercial de la Nación sancionado y reglamentado en el año 2015.

 

- Los profesionales de la salud estamos expuestos al síndrome de burnout laboral. En el año 2010 la Comisión Forense del Colegio de Psicólogos Distrito XII organizó una Jornada en la que se abordó esta problemática. ¿Hay algún estudio reciente sobre el tema?

 

- No, no hemos continuado investigando el tema, cada una de las comisiones de trabajo del Colegio tiene cierta autonomía en relación a las temáticas que van abordando y desarrollando, como así también respecto de la implementación de sus actividades y de la duración de las mismas. En relación a esta cuestión puedo comentar algo que tal vez viene al caso de tu pregunta y que en su momento me llamó la atención. En cierta ocasión tuve que conversar con colegas ya jubiladas, es decir que no están en actividad plena, de paso te recuerdo que el 87 % de nuestro colectivo son mujeres, y la mayoría de ellas estaban o estuvieron cursando enfermedades invalidantes, más o menos graves, pero invalidantes al fin. Esto me parece que tal vez sea algo que puede ser materia para una investigación. Me recuerda que es muy importante el cuidado de sí, del que hablaba Foucault. Habrá que ver qué sucede con eso de ejercer una práctica del cuidado de nosotros mismos. Cuando uno se dirige a otro, esta dirección implica una cierta calidad, una cierta manera de decir, lo que se llama la parrhesia, la apertura del corazón. Ahora bien, parece que esto provoca ciertos efectos de los que hay que estar advertidos. Para ofrecernos a atender a otro, debemos pasar previamente por otro, mal podremos escuchar el corazón herido de otro, si antes no abrimos nuestro corazón, no podremos cuidar de otro si no nos cuidamos a nosotros mismos. Tal vez en ese cuidado de nosotros mismos, los psicólogos tendremos que estar debidamente atentos.

 

- El trabajo ad honorem sigue ocupando amplio terreno en la práctica profesional, básicamente en el ámbito hospitalario, ¿Cuál es la posición del colegio al respecto?

 

- Hay una posición histórica del Colegio en contra del trabajo ad honorem y también de la pauperización laboral. Me parece que esa amplitud en la práctica del trabajo ad honorem que se manifiesta en el ámbito de la salud, debe ser considerada a la manera de un síntoma, y que tiene una complejidad múltiple y diversa lo que la hace de difícil abordaje. Entiendo que la problemática responde a razones históricas, como habíamos señalado en relación a la conquista de lugares donde una práctica puede encontrar reconocimiento social que perdura aún hoy. Hay también razones básicas de política pública, que podrían resumirse en la siguiente ecuación: si hay mucha oferta de trabajo por el honor, también hay poca demanda de trabajo genuino. Hay razones que las podemos llamar de orden subjetivo, muchos colegas suponen, tal vez con verdad, que ese ámbito del hospital público, de los efectores públicos de salud, son el mejor ámbito para formarse, para ir haciéndose y acceder a presentaciones del malestar en la cultura que no las encontrarán en otros lugares. 

Cabe mencionar que desde el Colegio, pudimos trabajar en la gestión de un convenio que establecimos con el IOMA, el Instituto de Obra Médico Asistencial, que es la obra social de los empleados de la provincia de Buenos Aires, y a partir de ello alrededor de 3000 colegas trabajan de manera genuina desde el año 2006. Hoy continuamos en esta misma vía, generando tanto nuevas prácticas como  nuevos servicios para ofrecer a las distintas obras sociales con las que ya tenemos un convenio de prestaciones.

 

- En setiembre de 2014 el Colegio de Psicólogos que usted preside firmó un convenio con el Intendente de Quilmes, Francisco Gutiérrez para implementar programas de atención en Salud Mental en centros de salud y en instituciones barriales. Sucintamente ¿En qué consiste el convenio?

 

- En realidad el Convenio entre el Colegio y el Estado Municipal viene desde los años 2001 y 2002. Allí, a partir de la crisis socioeconómica que todos hemos conocido y atravesado, desde el Colegio decidimos aportar nuestro saber hacer profesional a esa coyuntura inédita y urgente. Recuerdo que habíamos elaborado entre todos los colegas que se fueron acercando a las diferentes convocatorias, más de una decena de proyectos de atención a poblaciones vulnerables: bebés y madres; niños, niñas y adolescentes; adultos mayores; mujeres víctimas de violencia, desocupados. A partir de todo eso, generamos una nueva instancia de trabajo en el Colegio que se llamó SAI Servicio de Asistencia a las Instituciones, desde el que fuimos conectándonos también con otros actores sociales relevantes. Entonces el Convenio al que haces referencia lo hemos ido renovando con cada una de las administraciones municipales que se fueron sucediendo, con sus más y sus menos respecto de la implementación de los proyectos originales, y con sus más y sus menos respecto a las experiencias que todo ese intercambio nos fue aportando como colectivo. El Colegio de Quilmes es el que más especialistas tiene en toda la provincia y consideramos que ese en un muy buen activo para poder compartir a través de los Convenios y generar algo mejor en términos de políticas públicas. En aquel momento pudimos lograr lo que llamamos pasantías y articulamos dos vías: aquellos colegas que estudian en la Escuela de Especialización y Posgrado y no tienen ningún tipo de experiencia en los efectores públicos, lo pueden hacer si se deciden a ello, pudiendo supervisar su práctica en el ámbito de la Escuela, en un término de tiempo acotado y con objetivos específicos. Aparte del Convenio que mencionas, tenemos otro con la Municipalidad de Berazategui que venimos desarrollando desde hace años, y además el Colegio mantiene Convenios de colaboración interinstitucional con las Universidades: con la UBA, con la UNQ Universidad Nacional de Quilmes, con la UNDAV Universidad Nacional de Avellaneda, con la UAI Universidad Abierta Interamericana, con la UJFK Universidad John Fitzgerald Kennedy, donde entre otras cosas trabajamos la creación del PAU Programa de Asistencia a la Universidad. En ese programa, a través del SAC Servicio de Asistencia a la Comunidad prestamos asistencia en los consultorios particulares de los colegas a los alumnos, docentes y no docentes, mediante un bono de consulta. También tenemos un convenio desde hace muchos años con la Fundación Filovitae que en su origen se encargaba de la atención de personas con un consumo problemático de drogas y ahora se encarga de brindar algunas prestaciones sociales y educativas a una población vulnerable de niños, niñas y adolescentes. Y hace unos años ya, venimos desarrollando acciones de colaboración con el comedor comunitario Esperanza Kilme en la ribera de Quilmes.

 

- ¿Cuáles han sido los resultados del trabajo realizado estos años y cuál es la situación actual?

 

- Puedo decir que los resultados han sido satisfactorios en términos de la experiencia acumulada, en ese ida y vuelta, como decía con sus más y sus menos, de ese diálogo con las distintas instancias del Estado, en medio de ese vaivén tan propio y tan argentino de la sucesión de distintas administraciones y sus respectivas políticas. Hoy por hoy, la situación actual no es la mejor, todavía no pudimos mantener una audiencia con la administración que asumió hace más de un año y medio, y que hemos solicitado en más de una ocasión, con lo cual no se renovó el Convenio, está en una especie de stand by. Y lamentablemente por desconocimiento, o por falta de experiencia en la gestión pública, nos encontramos con algunos resultados concretos en términos de política, de ese acaecer de los hechos en la polis: cierto desprecio por el sufrimiento del otro, una desvalorización de la palabra, una acabada miopía social.

 

 

- En nombre de elSigma agradezco tu disposición a acompañarnos en este breve recorrido y brindarnos una mirada, reflexiones, datos, sobre la práctica de la psicología y el lugar de los psicólogos, basada en tu experiencia sosteniendo lugares de conducción en el colegio que reúne la mayor cantidad de profesionales de esta área de la provincia de Buenos Aires.

 

 

 

Diego Timpanaro, psicoanalista. Lic. en Psicología. UNLP. Especialista en Clínica con Adultos. Recertificado por el Consejo Superior del Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires.

Docente y Supervisor de la Escuela de Especialización y Posgrado en el Área de Clínica Psicoanalítica con Adultos del Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires Distrito XII Quilmes.

Actualmente:

Presidente del Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires Distrito XII Quilmes. VicePresidente del Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires Consejo Superior. Miembro de la Escuela Freudiana de Buenos Aires.

 

 

 

 


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