Psicoanálisis<>Filosofía

Sección coordinada por Marita Salgado
Sección coordinada por Juan José García
Las identificaciones. El nombre y el objeto.
por Esmeralda Miras

En este trabajo Esmeralda Miras afirma, desde Lacan y Freud: No hay la identificación. El Seminario 9 es tomado por el movimiento del pensamiento de Lacan desde el significante al objeto, trata de la relación del sujeto al significante pero va hacia el objeto de la castración y la angustia. La paradoja de la identificación es que no hay el todo, el uno unificante. Hay el corte, hay la marca, el rasgo unario, uno en la serie y hay la búsqueda infructuosa de la identificación de esa marca, sobre su borramiento. Desde Kripke, Sartre, Woolf y Blanchot, se intenta dar cuenta de la extracción de un nombre, que ni se puede terminar de decir, el nombre de goce.

Lo fértil del desierto
por María Angélica Fontán

La nada afectada al desierto como significación generará la búsqueda de algún contorno para ese desierto que puede ser desierto también de sentido, desierto de cierto sentido. En el desierto de sentido se desdibujan los bordes del significado, el tiempo hace lo suyo, la angustia es lo cierto,..no será entonces la aridez la única adjetivación para evocar el desierto…he allí lo fértil del desierto. María Angélica Fontán, a través de la prosa de Le Clézio acerca del desierto, y la enseñanza del psicoanálisis, acerca del paso de cada uno en el desierto, la ruta circular de cada uno, el enigma ante el orden vacío y la pista invisible de arenas propias que orienta donde el sujeto diseña su propio mapa, nos conduce hacia la fertilidad del vacío, como causa.

Violencia, la fiesta de la época
por Marita Salgado

Frente al dramatismo de la época, una práctica modesta como es el psicoanálisis podría entenderse como insuficiente. Pero pensamos que justamente dar lugar a la hiancia, al agujero que porta cada quien, hace del psicoanálisis su potencia. Hay que dar lugar entonces a la hiancia como la potencia misma del psicoanálisis que a partir de su ética, no intenta uniformizar a los seres hablantes, ni adaptarlos como objetos a sus pantallas, sino que se orienta a hacer existir en cada uno su síntoma singular hacia un saber hacer orientado por un deseo que no sea anónimo. Es en este sentido que Lacan sitúa al discurso analítico como la única salida a la contabilidad de la época.

El núcleo de nuestro ser
por Omar Mosquera

El problema del ser constituye, para muchos, el centro mismo de la interrogación filosófica .En este fecundo trabajo Omar Mosquera muestra que Freud lo introduce en su obra cuando, de acuerdo a dos momentos de su elaboración, sitúa al Wunsch y al Trieb en lo que nombra como núcleo del ser. La originalidad de este trabajo consiste en dilucidar de manera precisa que no es indiferente localizar el deseo o la pulsión en el Kern unseres wesen, ya que hay implicaciones diversas que testimonian el trayecto de la orientación freudiana en un arco que va del deseo al goce o del inconsciente al ello.

Cuando la teología se vale del significante para describir la lógica del inconsciente
por Sara Vassallo

En este minucioso y sugerente trabajo, Sara Vasallo analiza el comentario que hiciera en 1947 el teólogo Karl Barth (1886-1968) del párrafo cinco de la epístola de san Pablo a los romanos. Su intento apunta a señalar en la lógica narrativa desgajada por Barth una lógica inconsciente que supone, implícitamente, la distinción lacaniana entre significante, significado y sentido. Este análisis le permite desbrozar qué tipo de relación lógica vincula dos series o dos estados idénticos y a la vez contrarios. Ese callejón sin salida lógica, esa dicotomía irresoluble por la dialéctica de los contrarios que había torturado a Kierkegaard – quien influyó profundamente en Barth – no será resuelta suprimiendo uno de los términos a favor del otro. Sara Vasallo muestra la manera en la que en el texto bíblico se prefigura el principio de no contradicción del psicoanálisis.

Puro psicoanálisis
por Marita Salgado

Para Freud, se trata de una aleación, el oro puro con el cobre darán como resultado una aplicación acorde a la subjetividad de la época y a su malestar, dicho oro, es decir, los ingredientes más eficaces e importantes de cualquier forma de psicoterapia, seguirán siendo los que ella tome del psicoanálisis riguroso. Lo que Freud intenta fundir, Lacan separa: aplicado y puro, entonces, dividirán al psicoanálisis, en propiamente dicho y terapéutica. Se trata de pensar el alcance actual que adquiere el término puro en psicoanálisis, y los diversos sitios desde donde pensarlo, partiendo desde el "Acta de fundación", de Lacan, en su posibilidad de confrontación con otros conceptos, la filosofía y la clínica.

Nietzche y la ética del psicoanálisis
por Juanjo García

Juanjo García, confronta la ética del psicoanálisis con la moral, que Nietszche resalta como la moral filosófica. Es Nietzsche quien advierte la correlación entre la posición moral y el pensamiento filosófico. Para él todo el andamiaje de la filosofía no es otra cosa que el modo de sostener un modo universal del valorar en términos de “bueno para todos y malvado para todos”. Tras los rigurosos razonamientos de la filosofía se esconde la moral a la que pretende llegar el filósofo. La moral que engendra tal concepción es la de la cobardía, el resentimiento, la debilidad y la venganza. Es la moral del camello que “se arrodilla y quiere que lo carguen”. Esta es la posición del neurótico camélido de Nietzsche: El Otro lo determina. Él ofrece sus gibas en ofrenda. Se trata de admitir lo real y no segregarlo ni aspirar a reducirlo a lo simbólico: hallar en lo más singular del “sí-mismo”, aquello a partir de lo cual crear y crearse, inventar e inventarse. En una idea cercana, Nietzsche nos habla de la mutación de las pasiones, aquellas que “llamabas malvadas”, condenadas por los despreciadores del cuerpo, en “tus virtudes”.

El grupo metódico
por Carlos Faig

Entonces, ¿cuál es la posición de Lacan frente a la filosofía? Diría que tiene una posición tangencial, oblicua, diagonal. Compararía a Lacan con un crítico de arte, un curador, o incluso un restaurador. Lacan produce, leyendo filosofía, un comentario que revitaliza al filósofo, lo actualiza, lo hace presente. Ya no es letra muerta. Descartes y Hegel viven hoy. Y, al mismo tiempo, los sitúa en lo que tienen de insuperable. Más allá de su propia doctrina, las consecuencias de lo que generan y la estatura del filósofo están hoy presentes.

El cuerpo de una mujer, lo sagrado y lo sacrílego
por Esmeralda Miras

Entre lo perecedero, que en su escrito sobre el tema Freud mencionará como lo sacrílego y lo se que da a durar, como lo sagrado, se inscribe un fenómeno argentino de los años 50. La decisión de embalsamar el cuerpo de Eva Perón. No es común que se embalsame el cuerpo de una mujer, y menos por esos tiempos y en estos lugares. Claro que Evita, nuestra bella Nefertitis pampeana, no fue una mujer común.
Cuerpo embalsamado. Cuerpo político. Cuerpo del régimen, cuerpo no obstante de mujer que llevó a una serie de escritores desde la ficción a buscar verdades allí. Encontré dos referencias de Lacan al cuerpo embalsamado que me permitieron alguna reflexión, desde el psicoanálisis, y un trabajo de Girad Wajcman sobre cuerpos plastinados que me abrió a una perspectiva diferente, la del extremo dominio de la ciencia, que puede llegar hasta lo horroroso.

Neutralidad y más...., De la ataraxia al Witz
por Marita Salgado

La filosofía de Platón y Aristóteles fue producto del apogeo de la cultura griega.
A partir de la caída de la Polis griega, se quebró el marco de la ciudad que durante tres siglos había ofrecido al hombre el medio para su despliegue, tal ruptura produjo crisis. En Atenas, en los siglos V y IV a.C. todo ciudadano libre, era un príncipe, Demos gobernaba el imperio ateniense. A partir de Casandro y Antígono, Grecia no tiene sino un amo. El que quiera desempeñar un buen papel ha de entrar al servicio de ese amo o bien abandonando la patria, adular a los monarcas de Egipto o de Siria. “Quien aspire a emanciparse, se esfuerza por ser indiferente, «insensible» a todo cuanto proviene del exterior, no busca sino la igualdad de ánimo, una serenidad semejante a la mar tranquila, al agua calma de los puertos que ninguna corriente perturba”. Llegamos así a Epicuro, cuya sabiduría, va en busca de la felicidad del hombre y advierte lo que le pone trabas: el temor del alma (que turba la paz), y el deseo que es infinito, así liberado de los vanos deseos y del temor, el hombre es libre.
La paz del alma como bien supremo, merece cualquier sacrificio, deben evitarse de este modo todas las cargas que perjudicarían a la “ataraxia”.



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