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Violencia y relaciones de intimidad

10/07/2018- Por Anabel Beniscelli - Realizar Consulta

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¿Hay una, varias, diversas formas de ejercer violencia en las relaciones humanas? Particularmente la violencia en las relaciones de intimidad, nos interroga sobre una gama de condiciones de subjetivación tanto en el sujeto que la ejerce como en quien la recibe. La pregunta servirá de provocación a pensar eludiendo la tentación de encontrar categorías operacionales o taxativas en un tiempo histórico guiado por la inmediatez y lo fugaz.

 

 

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¿Hay una, varias, diversas formas de ejercer violencia en las relaciones humanas?

La pregunta servirá de provocación a pensar eludiendo la tentación de encontrar categorías operacionales o taxativas en un tiempo histórico guiado por la inmediatez y lo fugaz. 

 

  El pensamiento psicoanalítico desplegó inicialmente su campo de conocimiento y praxis en tiempos de la modernidad, en este contexto hipermoderno surgen otros pensamientos que producen conocimiento y orientan la praxis nuevamente sobre campos emergentes del sufrimiento humano.

 

  La violencia, particularmente la violencia en las relaciones de intimidad, interroga sobre una gama de condiciones de subjetivación tanto en el sujeto que la ejerce como en quien la recibe. Trabajar ese vínculo particular será tema de la siguiente presentación.

 


  A partir de la década del 80 la violencia hacia la mujer comienza a visibilizarse en el debate público y la agenda política, de la mano de los procesos re-democratizadores que se efectivizaban en países latinoamericanos y europeos, brindando el marco necesario para la incorporación de la violencia hacia las mujeres en la agenda de los Derechos Humanos, que recupera por esta coyuntura histórico-política la tradición de los movimientos feministas (en su doble vertiente: social y académica).

 

  La consigna central de las feministas de la década de los 60, “lo personal es político” nos ofrece una plataforma de análisis desde la cual considerar las peculiares articulaciones entre sujeto psíquico y sujeto social, pero fundamentalmente ubica en un contexto de visibilidad la violencia hacia la mujer cobijada hasta entonces por lazos familiares y conyugales, costumbres y tradiciones.

 

  Como bien señala Irene Meler (2000), los Estudios de Género proponen una deconstrucción de las nociones tradicionales de lo masculino y lo femenino que posibilita visibilizar las marcas que las condiciones desiguales de socialización dejan en la subjetividad de varones y mujeres.

 

  Gayle Rubin (1975) formula el sistema sexo/género, intentando rebasar un pensamiento binario, afirmando que la lógica dicotómica con la cual pensamos no es más que una ficción reguladora de los criterios de inteligibilidad. Al mismo tiempo advierte acerca de que el relato psicoanalítico se podía transformar en un dispositivo de reproducción de las subjetividades femeninas subordinadas.

 

  Judith Butler (2001, 2003) se suma al debate postulando el carácter performativo de los discursos tendientes a generizar binariamente los cuerpos en un accionar disciplinador del deseo y la subjetividad.

 

  El pensamiento de Judith Butler se ha transformado en un referente a la hora de pensar acerca de las problemáticas de género y la violencia. Su obra es extensa, compleja y cambia en sus referencias a través de su producción. Sin embargo todo su esfuerzo de pensamiento podría situarse una pregunta inicial: “¿En quién puedo convertirme en un mundo donde los significados y los límites del sujeto están definidos para mí de antemano?” (Butler, 1990, p. 90).

 

  Para Butler (1990) el género es el resultado de un proceso mediante el cual las personas recibimos significados culturales, pero también los innovamos, de tal modo que elegir el género puede significar que una persona interprete las normas de género recibidas de tal forma que las reproduzca y las organice de nuevo, con lo cual nos presenta tanto la posibilidad de que subsistan los estereotipos de género como de su posibilidad de transformación.

 

  Zygmunt Bauman (2013), comentando la obra de Butler Cuerpos que importan. Sobre los límites materiales del sexo (1990), expresa lo siguiente:

 

“Las oposiciones entre naturaleza y cultura y entre “es un tema de elección” y “los seres humanos no pueden evitarlo”, ya no se superponen como lo hicieron durante la mayor parte de la historia moderna y hasta no hace mucho tiempo. En el discurso popular, cultura significa cada vez más esa parte heredada de la identidad que no puede ni debe ser molestada (sin riesgo para quien se meta con ella), mientras que los rasgos y atributos tradicionalmente clasificados como “naturales” (hereditarios, genéticamente transmitidos) suelen ser considerados como dóciles a la manipulación humana y, por lo tanto, de libre elección, una elección de la cual, como sucede con toda elección, la persona se deberá sentir responsable y así lo será ante los ojos de los demás” (2013, p. 2).

 

  Algunos años después, Butler vuelve a trabajar la relación de  la incidencia de lo social en el género centrándose en la génesis del yo:

 

“Cuando el “yo” procura dar cuenta de sí mismo, puede comenzar consigo, pero comprobará que ese “sí mismo” ya está implicado en una temporalidad social que excede sus propias capacidades narrativas, a decir verdad, cuando el “yo” procura dar cuenta de sí sin dejar de incluir las condiciones de su emergencia, tiene que convertirse, por fuerza, en teórico social” (Butler, 2009, p. 19).

 

 Resulta interesante en este punto observar cómo Butler se relaciona con el Psicoanálisis a través de los aportes de Jean Laplanche:

 

“El bebé de Laplanche está “abrumado” por una seducción generalizada impuesta por el mundo adulto sexualizado, y es incapaz de recibir “mensajes” sexuales que, en su forma enigmática e incomprensible, se interiorizan como un dinamismo opaco en sus impulsos primarios. La enigmática demanda sexual del mundo adulto reaparece como la enigmática demanda sexual de mis propios impulsos o pulsiones.

 

Estas últimas se forman como consecuencia de esa intrusión del mundo, de modo que no existe un yo prefabricado y ya provisto de sus pulsiones internas: sólo hay una interioridad y un yo producido como el efecto de la interiorización de los significantes enigmáticos que surgen en el mundo cultural más general” (Butler, 2009, p. 134).

 

  La preocupación de Laplanche en la que se sitúa Butler consiste en dar cuenta del modo en que se puede pensar al género en el psicoanálisis sin caer en un sociologismo, es decir en creer que si el género es social, entonces, el sujeto es pasivo frente a ello y sin poder observar la actividad del niño frente a esos mensajes que le llegan. “Lo sexual es el residuo inconsciente de la represión- simbolización del género por el sexo.” (p. 1)

 

  Desde una lectura del psicoanálisis que revisa a Freud en la elaboración de la Teoría Sexual (1905), Jean Laplanche (1987, 1992)  señala que la identidad de género es la construcción de un sentimiento de sí promovido desde el otro que se implanta en el psiquismo a través de una comunicación inconsciente previa al reconocimiento psíquico de la diferencia sexual anatómica y aún en un sentido divergente a la misma.

 

  Como sostiene Christophe Dejours en su Introducción al artículo de Jean Laplanche (2006):

 

“El género sigue siendo una categoría social, pero su integración en la teoría sexual pasa por un análisis de la forma en que esta categoría es recibida y metabolizada por el niño. Para decirlo en términos más crudos: no habría una perennidad de la categoría social de género si el género no se reiterase en cada generación por intermedio del aparato psíquico del niño”  (p. 2).

 

Desde la Teoría Crítica propia de la Escuela de Frankfurt, Axel Honneth (1997) plantea en la teoría del reconocimiento que el desarrollo de una identidad dentro de un grupo social requiere de garantías que establezcan condiciones para que esto suceda de manera exitosa.

 

  Estas garantías atañen a la política y a la ética, y permiten que la sociedad progrese. Si bien la legalidad no garantiza la legitimidad, incide en que se la promueva.

 

  Honneth se basa en las ideas de Hegel y de Mead para describir lo que él llamará las esferas positivas donde se produce este reconocimiento: el Amor, el Derecho y la Valoración Social; y su contrapartida negativa como modos de menosprecio o de agravio moral.

 

  En concordancia con la Escuela de Frankfurt y articulando con el psicoanálisis intersubjetivo, Jessica Benjamin (1996) sustenta con fuerza una postura winnicottiana en la que refiere a la paradoja del reconocimiento.

 

  En su libro Sujetos iguales, objetos de amor (1996) estudia la tensión entre la condición de que el otro es mi objeto, aunque no significa que sea de mi propiedad, introduciendo así la dialéctica hegeliana del Amo y el Esclavo en el escenario intrapsíquico.

 

  En Los lazos de amor (1998), analiza la dominación erótica. Describe la tensión constante que existe entre la tendencia siempre presente a desconocer la subjetividad del semejante, reduciéndolo al estatuto de objeto, y señala la necesidad de que este resista a la destructividad, se rescate, preservándose como un objeto externo cuya existencia confiere sentido a las manifestaciones del self.

 

  Las violencias sociales, estructurales, institucionales, físicas, íntimas, se enlazan con las múltiples formas de violencia psicológica y pone en evidencia características similares a las que se conocen en personas que han vivido en situaciones sociales conocidas como “guerra de baja intensidad”. Esto implica un estado de alerta psíquico permanente ante la posibilidad de que en cualquier circunstancia pueda surgir un ataque violento.

 

  El esfuerzo subjetivo que significa afrontar esta dimensión en la vida cotidiana se empieza a develar solo lentamente en los encuentros clínicos; crear condiciones de confiabilidad para que la palabra y las emociones puedan emerger resulta una condición imprescindible.

 

  Lo que diferencia el ejercicio de la violencia basada en el género de otras formas de violencia es precisamente la dinámica de la subordinación, estableciendo formas de relación a través de un deber-ser-hacer que atraviesa el comportamiento individual y las estructuras sociales.

 

  En esta línea de análisis entendemos que la invisibilización de las condiciones específicas al género que inciden en la criminalidad no contribuye a la construcción de procesos institucionales confiables en el respaldo a los derechos vulnerados, una de cuyas máximas expresiones son los feminicidios íntimos.

 

  Coincidimos con Marcela Lagarde (2005) en que se trata entonces de analizar y trabajar en la organización de la vida social y política que reproduce las dimensiones aceptadas por el histórico-social de la organización genérica del mundo, al mismo tiempo que debemos trabajar en las dimensiones subjetivas e inconscientes que trazan las coordenadas de poder/deber en la organización genérica del mundo interno.

 

 

  Luciana (31 años) sale en su moto de la fábrica. Son las 7 de la mañana, ahora hace el turno nocturno, debe volver pronto a la casa para relevar a su padre del cuidado de sus dos hijos. Fabián se acerca en su moto, hace 6 meses que no conviven, el juicio de divorcio ya está iniciado. Él quiere hablarle, ella acelera. Se detiene en una estación de servicio a cargar nafta, se demora, esperando que se aleje.

 

  Vuelve a conducir por la calle principal. Fabián golpea con su moto la de ella provocándole una caída. Corre a la acera, se tropieza, él salta sobre ella y comienza a apuñalarla, una, dos... siete puñaladas. Un joven que pasa lo golpea con la mochila y lo inmoviliza hasta que llega la Policía.

 

  Hace ya varios meses que enterraron a Luciana; Fabián prende su radio en el patio de la cárcel. En el mes de la nostalgia el locutor anuncia: “oldies!, inolvidables éxitos de ayer, hoy y siempre:... para que sepan todos a quién tu perteneces, con sangre de mis venas te marcaré la frente, para que te respeten aún con la mirada, y sepan que tú eres mi propiedad privada... quererte solo mía, mi propiedad privada”.

 

 

Nota*: Omar Turcios es un humorista gráfico, caricaturista e ilustrador, nacido en Colombia (1968). Multipremiado y colaborador en cantidad de periódicos locales y extranjeros. www.turciosart.com                       

                  http://turcioscurriculum.blogspot.com.es

 

   

Referencias bibliográficas:

 

Arendt, Hannah (1995). De la historia a la acción, Buenos Aires: Paidós.

Bauman, Zygmunt (2013). “Zygmunt Bauman sobre Judith Butler”. Recuperado de:

http://judithbutlerenespanol.blogspot.com/

Benjamin, Jessica (1996). Los lazos de amor. Psicoanálisis, feminismo y el problemade la dominación. Buenos Aires: Paidós.

------------------- (1998). Sujetos iguales, objetos de amor. Buenos Aires: Paidós.

Burin, M. y Meler, I. (1998) Género y Familia. Poder, amor y sexualidad en la construcción de la subjetividad. Buenos Aires: Paidós.

Butler, Judith. (1990): El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad. México: Paidos.

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------------------ (2003). Cuerpos que importan. Buenos Aires: Paidós.

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Amorrortu.

Dejours, Christophe. (2006). “Por una teoría psicoanalítica de la diferencia de sexos”. Introducción al artículo de Jean Laplanche. Revista Alter.(2). Recuperado de http://revistaalter.com/revista/por-

una-teoria-psicoanalitica-de-la-diferencia-de-sexos-introduccion-al-articulo-de-jean-laplanche/934

Honneth, Axel. (1997). La lucha por el reconocimiento. Barcelona: Novagrafik.

Laplanche, Jean. (1972). Interpretación freudiana y psicoanálisis. Buenos Aires, Paidos.

------------------ (1984). La sexualidad. Buenos Aires: Nueva Visión.

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------------------ (1992). La prioridad del otro en psicoanálisis. Buenos Aires: Amorrortu.

------------------ (2006). “El género, el sexo, lo sexual”, Revista Alter. Recuperado de:

http://revistaalter.com/revista/el-genero-el-sexo-lo-sexual-2/937/

Legarde, Marcela (2005). Los cautiverios de las mujeres, Madresposas, monjas, putas, presas y ocas. México: Coordinación General de Estudios de Posgrado, UNAM.

Meler, Irene y Tajer, Deborah (Comp.) (2000). Psicoanálisis y Género. Debates en el Foro. Buenos Aires: Lugar.

Mitchell, Juliet (1982). Psicoanálisis y Feminismo. Freud, Reich, Laing y las mujeres. Barcelona: Anagrama.

 

Rubin, Gayle (1975). “Thetraffic in women: Notes onthePoliticalEconomy of sex”, en Reiter, Rayna (comp.), Towardananthropology of women, New York: MonthlyReviewPress.

 


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