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Acto analítico y vacío

09/03/2017- Por Silvina Soto - Realizar Consulta

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Se va delineando el acto como lo que produce agujero en el campo del sentido, ligado al punto donde la verdad no puede completarse. Encontramos que éste consiste en sostener la tarea psicoanalizante que se inicia cuando el yo pierde el hilo, al ponerse en acto el significante. Al igual que el acto fallido produce una ruptura de la cadena poniendo en juego a una verdad distinta de la intención… Así el análisis avanza cuestionando la articulación de saber, ya que hay otro saber que se capta en el tropiezo, en las nadas de sentido… El analista con su acto introduce el vacío…

 

 

                       

 

En una primera aproximación a la pregunta por el acto psicoanalítico encontramos que éste consiste en sostener la tarea psicoanalizante que se inicia cuando el yo pierde el hilo, al ponerse en acto el significante. Al igual que el acto fallido produce una ruptura de la cadena poniendo en juego a una verdad distinta de la intención. Y se plantea como inversión respecto del acto sintomático que sostiene una actividad para tapar un agujero. El acto analítico intenta atacar su sentido mostrando la hiancia que intenta obturar. Sus efectos serán recibidos al nivel “de la estimulación que aportan a la inventiva del sujeto”[i]  

Lacan muestra un punto de conexión entre el acto analítico y el acto sexual en cuanto que en el acto sexual se trata de lo irreductible, de una verdad que es deficiente en lo que respecta a lo sexual. Así mismo marca cierta similitud entre el acto y la poesía: ambos hacen algo.

Se va delineando el acto como lo que produce agujero en el campo del sentido, ligado al punto donde la verdad no puede completarse.

Luego la formulación del acto en relación al decir me orientó a pensar su articulación con el concepto de vacío.

 “… el acto mismo es por su propia dimensión un decir”. [ii]Ese decir tiene que hacer algo. Queda vinculado a la ex-sistencia, a lo real. Lacan distingue en la palabra el nivel del semblante y el nivel del goce. Nos dice que el analista no se ocupa de la verdad como saber articulado (nivel del semblante). Su acto en tanto decir se articula en otro nivel, convoca a lo que ex–siste a la verdad. Lo que habla, lo que ex-siste tiene que ver con el goce, tiene que ver con la soledad, punto de ruptura del saber, huella del exilio del hablante de la relación sexual.[iii]

Así el análisis avanza poniendo en cuestión la articulación de saber, ya que hay otro saber que se capta en el tropiezo, en las nadas de sentido. “Esto es el inconsciente. Defino este saber -lo asumo-, rasgo que emerge como novedoso, como algo que solo puede plantearse a partir del goce del sujeto”[iv], y se trata de que el sujeto se percate de que ese es su inconsciente.

El vacío va tomando un lugar central. Si lo pensamos en términos de no hay relación sexual, allí sin embargo se escribe la función fálica y se articulan las respuestas que taponan la relación que no se escribe. El inconsciente ordena la intrusión de goce e inaugura la repetición. Sosteniendo un goce insensato. Desarticular esas respuestas posibilitaría evidenciar un modo singular instaurado frente al no hay; revelando el vacío y lo que hay, que ya es suplencia y ha sido trabajado por el sentido para velarlo. De ahí la importancia de hacer existir el decir, pues por su medio se puede situar, demostrar, esa ex-sistencia.

Me remito al pensamiento chino donde el vacío es tomado como un elemento dinámico y activo. De este modo F. Cheng sitúa el vacío intermedio. Eje de las transformaciones. Introduce discontinuidad en un sistema y da lugar a que las unidades que lo componen se definan como signos, superen su estado de rigidez y el desarrollo en sentido único que produce estancamiento. Hace visible lo lleno y lo vacío. La palabra también participa del vacío, no se ata a una referencia, es un dejar pasar. Toma la imagen del viento: impacta más por su efecto que por su enunciado.[v]

Podemos articular el vacío con la posición desde la cual opera el analista y con la orientación de un análisis. En la transferencia el analista está destinado a no ser allí. Ya sea que lo pensemos desde la formulación del sujeto supuesto saber o encarnando el objeto a. Nuevamente tomo un aporte del pensamiento chino que no se preocupa por el ser o la esencia (el sujeto es hueco), sino que piensa la función de cópula: encontrarse en, estar a propósito de, tomando importancia la disponibilidad como modo de operar en el que no rige un plan o iniciativa del sujeto sino la apertura a lo que presenta de singular cada situación.[vi]

El analista con su acto introduce el vacío, que lo podemos pensar en relación al vaciamiento de sentido sostenido en el fantasma. Por la vía del sentido obviamos el no hay, permanecemos en el estancamiento que presenta el inconsciente, que insiste en velar la inexistencia de la relación sexual. En esta línea la interpretación sirviéndose del equívoco, podría captar algo de lo real, fuera de sentido. Orientándose a poner fin al trabajo del inconsciente como único modo de obtener una modificación de la estructura.



[i] Lacan, J: Seminario 15 “El acto psicoanalítico”. Versión íntegra. Página 39.

[ii] Lacan, J.: Op.Cit. Página 61

[iii] Tomado de una expresión del seminario 20 “Aún”. Editorial Paidós.

[iv] Lacan, J: Seminario 19 “… o peor”. Editorial Paidós. Página 77

[v] F. Cheng. Vacío  plenitud. Editorial Siruela

[vi] Conceptos trabajados por Françoise Jullien en “Del tiempo. Elementos de una filosofía del vivir” y “Cinco conceptos propuestos al psicoanálisis” Ed. El cuenco de plata. 


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