Introducción al Psicoanálisis

Sección coordinada por Liliana Donzis
Desciframiento o perturbación
por José Antonio Vidal

El principio de la división subjetiva es la manifestación constante de un saber no sabido que surge de los dichos del sujeto. Dicho de otro modo, cuando el sujeto habla dice cosas más allá de lo que conoce, hace evidente la estructura de lenguaje del inconsciente y eso es algo que se presta muy bien para la interpretación.
Y fue justamente esto lo que Freud pudo encontrar en sus primeras histéricas, que los síntomas podían desaparecer si eran descifrados por la vía de la Interpretación. Esta experiencia de la división subjetiva es compartida con las psicoterapias en tanto ellas también hacen uso de la palabra. Basta con que el sujeto hable para que estas condiciones mínimas se establezcan. Son, si se quiere, las condiciones de sugestionabilidad que el uso de la palabra favorece de manera privilegiada...

La experiencia analìtica
por Jorge Yunis

El juego de ajedrez se compone de un tablero de sesenta y cuatro casillas y dieciseis piezas de cada lado, sólo dieciseis piezas -y muchas de ellas repetidas, hay ocho peones en cada color, dos alfiles, dos torres, dos caballos-. Es dable pensar, entonces, ¿cómo puede ser un juego tan rico con variantes infinitas y donde ninguna partida es igual a otra?

Normales y enfermos
por Oscar Mario Gutiérrez Segú

Quien asume el lugar del psicoanalista no puede ni debe olvidar que se encuentra implicado en el tratamiento de enfermos y que el dispositivo que pone en marcha al iniciar una cura es un instrumento poderoso, en cuyo manejo debe ser cuidadoso. Esto es así porque asume la dirección de una cura de la que depende un sujeto que padece de una suerte de minusvalía psíquica, que torna su vida en la repetición de un sufrimiento cuyo único fin es sostener la ilusión de estar en el camino de alcanzar el Goce. A partir del descubrimiento que hace el psicoanálisis de la génesis y el funcionamiento del aparato psíquico, la concepción del ser humano, sus actos, emociones y sentimientos variaron de un modo fundamental. La enfermedad mental, su diagnóstico y su pronóstico así como su abordaje sufren una profunda modificación a partir del hallazgo freudiano. Hay un antes y un después de Freud .Los conceptos de "realidad", "objetividad", "inmanencia del sujeto" y transmisión en el campo de las ciencias son cuestionados de tal manera que deben ser reformulados.

Angustia y depresiòn
por Mónica Wons

En una época donde cambian las coordenadas de goce, no todo cambia, aparecen nuevos significantes que parecen designar nuevos malestares, pero que sin embargo se prestan a ser examinados, interpretados y dilucidados de acuerdo a la lógica analítica. Hay uno en particular, que goza de muy buena prensa, que da cuenta –de acuerdo a la interpretación que de su emergencia hace J-A Miller– de las consecuencias del impacto de la época en la clínica. A la época de la decadencia del padre le corresponde un período de “decadencia de la clínica”, de indiferenciación clínica. Y este significante nuevo parece designar “un modo particular de vivir la pobreza del deseo”. (1) Se trata del significante depresión y de los sujetos que a su alrededor se agrupan, los deprimidos.

Psicoanàlisis, actualidad y pulsiòn
por Oscar Sawicke

El psicoanálisis parte de la triangulación edípica. Es la base de la estructura del sujeto como relación al Otro, que también encontramos en la cultura, en tanto relación al Otro. Esta relación es una experiencia de pérdida, es decir que es una relación de amor y también una experiencia de prohibición, que se articula con la pulsión, la segunda parte de nuestro título. La pulsión es uno de los conceptos más importantes del psicoanálisis. Se trata entonces de ordenar esto que definimos como uno de los aportes más importantes del psicoanálisis a nuestra época. Freud introduce la pulsión desde la filosofía que usa Trieb. Varias veces, a lo largo de sus enseñanzas, Lacan retoma esta cuestión para subrayar y recordar la diferencia con el instinto, que sí tiene un objeto. La pulsión, a diferencia del instinto, se separa del objeto e introduce su falta, que para el instinto es sustancial. La pulsión nos lleva a definir la sexualidad desde la falta de objeto, es la castración del sujeto, no hay una verdad para el objeto sexual.

Te cuento de un sueño
por Agustina Maffia

“Te cuento de un sueño, ¿los sueños también se pueden hablar con el psicólogo?”...así comienza una sesión Lucio, de 13 años que es atendido en este centro de rehabilitación desde hace muchos años. Tiene diagnóstico de parálisis cerebral y comienza las sesiones de psicología ya que cambiará de colegio (pasará al secundario) y su madre ve que los cambios y las despedidas le cuestan mucho, “tiene miedos” y ha empezado con dolores. Al cabo de tres meses de tratamiento se anima a contarme que su padre lo adoptó al casarse con su madre. Esto fue la puerta para hablar de sus sentimientos, sus miedos y ciertas afirmaciones que parecían conllevar alguna duda. A Lucio le gustaría mucho conocer a su padre biológico, según él solo para saber que tipo de persona es y para que lo vea con su papá (el adoptivo y su familia) que lo quiere tanto. Luego de contarme su verdad empieza en las sesiones a relatar sueños...

Una mirada sobre el Superyó
por Vanesa D. Nogueira

Si intentamos dar algunas vueltas más al tratamiento del superyó en la vertiente del complejo de Edipo, opino que el mito que Freud introduce en Tótem y Tabú, puede prestarnos ayuda pues permite situar cómo el pacto simbólico entre los hermanos, una vez muerto el padre, nos lleva a una paradoja. Por un lado tenemos este asesinato que trae como consecuencia un pacto, que prohíbe el goce del cuerpo materno transformándose así en garante del Deseo; pero a consecuencia de haber surgido en la forma del arrepentimiento. “(…) así nació una conciencia de culpa que en este caso coincidía con el arrepentimiento sentido en común”. “La conciencia de culpa del hijo varón”. O sea, con el arrepentimiento nace la conciencia de culpa.

Pulsión y transferencia
por Norma E. Alberro

En Tres ensayos Freud, menciona la noción platónica (El Banquete) de Eros: “La fábula poética de la partición del ser humano en dos mitades –macho y hembra- que aspiran a reunirse de nuevo en el amor se corresponde a maravilla con la teoría popular de la pulsión sexual”. En esta cita resalta su función de unión, pero tomándola como un error sostenido por la sabiduría popular. A esta creencia va a oponer lo que le ha enseñado el estudio de las perversiones y de la infancia: la parcialidad. Las pulsiones son parciales, y no son integradoras. Quince años más tarde es el mismo mito que será la referencia central de la cual servirá para remodelar la noción de pulsión sexual.

...Ya lo sé, pero aún así... Consecuencias de la introducción del complejo de castración en la clínica freudiana
por Silvia Migdalek

De la catástrofe al relato: la vía del sujeto
por Leonardo Leibson



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