Introducción al Psicoanálisis

Sección coordinada por Liliana Donzis
Die Verdrängung: La Represión
por Alicia Lowenstein

Los nombres del síntoma
por Susana Díaz

¿Es posible la práctica del psicoanálisis en adultos mayores?
por María Claudia Biancotti

El deseo del analista ¿ Es neutral?
por Adriana Rubistein

Psicoanálisis o psicoterapia: deseo del analista
por María Rosa Borgatello de Musolino

De ese no saber sobre el deseo, depende la producción del analizante. Esa que, da forma al deseo del analista...En los encuentros entre analistas, es frecuente que aparezcan expectativas de hacer reconocer este deseo. Minuciosas demostraciones terapéuticas intentan confesar el goce producido por el deseo del analista, el que cada analista interrogado en su clínica cree tener. Nuestra responsabilidad y ética, afortunadamente, nos inquietan. Pero a veces, operamos como si no hubiésemos entendido nada de lo que nos atraviesa en la praxis. Parece que se pudiese pensar un deseo y decirlo. Aunque sepamos que al deseo se lo cerca con las palabras, éste no es el caso del deseo del analista. Puntualicemos, lo que señala la diferencia fundamental entre el psicoanálisis y las psicoterapias: lo R.S.I del deseo del analista. Este, ex -siste en la imparidad subjetiva de lo que llamamos acto analítico. Existe en el trabajo de la transferencia que provoca y consiste en sus efectos. Así, surge ante la interrogación propuesta por esos efectos. La imaginación de consistencia subjetiva que cliniquea desde el diván[1], interroga un deseo. Luego: lo importante cuando el analista toma la palabra en la cura que sostiene, es que artificie las palabras -escuchadas y por tanto pronunciadas- enteras o deshechas, sin responder, para que el deseo del analizante responda.

Histeria y Femineidad. Problemas alrededor del Falo
por Eduardo Canónico

Trauma y Pulsión
por Alicia Lowenstein

Urgencia: un nombre de la angustia en el Hospital de quemados
por Jaime Epstein

A diferencia de la clínica que se lleva a cabo en un consultorio particular, en el hospital de quemados asistimos a un tipo de práctica como analistas, en la que no se presenta por parte del paciente, generalmente, demanda alguna por el punto de fracaso de un síntoma, en tanto hecho de discurso que solicita alivio. Somos llamados a intervenir a partir de las demandas más diversas del personal médico y de enfermería que atiende al paciente internado en el proceso doloroso y traumatógeno del restablecimiento corporal, o en consultorios externos, por solicitud de los cirujanos que atienden la evolución postinternación de los pacientes que sufrieron alguna quemadura, o que solicitan alguna plástica.

Un Síntoma en el cogito
por Sergio Zabalza

Es posible que, tal como dicen algunos, el cuerpo sea nuestra manera de estar en el mundo, sin embargo también es cierto que generalmente solo somos felices allí donde no estamos. Sutil matiz con que la fantasía introduce la división subjetiva, por cierto. ¿Cuál es nuestro domicilio pues, dónde vivimos ? Según el psicoanálisis nuestra subjetividad habita en Otra Escena, aquella que los sueños velan con los guiones argumentales que enmascaran nuestros más íntimos deseos. Por algo Sigmund Freud confió su tarea analítica al desciframiento del sentido de los sueños; aunque bien pronto, debió reconocer un punto irreductible a la interpretación, al que distinguió con una metáfora corporal: el ombligo del sueño, ese lugar que se traga las palabras que me dirían quien soy en el mismo momento y lugar en que estoy.

El delirio como restitución
por Ana María Sendon



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