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Presentación del libro: “Esa mala costumbre de desear. Reflexiones sobre la ética y el deseo”, de Alejandro Sacchetti

24/10/2018- Por Nora Merlin - Realizar Consulta

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Es necesario diferenciar el sujeto sexuado y mortal efecto del significante en el cuerpo, de la subjetividad epocal: una moral universal que implica la producción de una nueva subjetividad, la realización de un hombre nuevo formateado por la moral empresarial y los imperativos de consumo ilimitado. Esta producción de subjetividad es el mayor triunfo de la nueva mutación del capitalismo: el neoliberalismo.

 

 

 

                      

 

 

                       Editorial Letra Viva. Buenos Aires, 2018

 

 

  Lacan afirmó que “el analista debe estar a la altura de la subjetividad de la época”

Rodolfo Walsh: “Un intelectual que no comprende lo que pasa en su tiempo y en su país es una contradicción andante; y el que comprendiendo no actúa, tendrá un lugar en la antología del llanto, no en la historia viva de su tierra."

 

  Una parte de la dedicatoria de Alejandro dice: “Gracias por compartir deseos, esa mala costumbre que nos permite seguir escribiendo”. Me une a Alejandro no sólo la profesión sino cierta posición, pasión, y la mala costumbre de desear que como dice él, nos permite seguir escribiendo. Ambos pensamos al psicoanálisis no sólo como acto clínico sino también político.

 

  Comencemos por el comienzo: el título 

Dice Alejandro dos cosas del título: remite a un ensayo publicado en la revista Imago Agenda de Letra Viva

Otra: Afirma que “Publicar algo sobre el deseo y la ética en estos tiempos de exacerbados malestares culturales, políticos y de recursos, en alguna humanidad que pretende algo de felicidad, no me resultó casual”.

 

  Subrayo “en estos tiempos”. ¿Cómo describe Alejandro “estos tiempos”? Dice que: Es una época de cosificación del sujeto, de desprestigio de las singularidades deseantes, de un marcado individualismo mercantilizado por la religión capitalista. Entonces desear se potencia como una mala costumbre.

 

  En “estos tiempos” es fundamental diferenciar la moral de la ética y diferenciar la subjetividad o la moral capitalista, del singular sujeto del psicoanálisis. Este Constituye el hueso, la hipótesis central del libro. Hipótesis que toma el valor de apuesta teórica, apuesta política y apuesta anticapitalista. 

 

  Es necesario diferenciar el sujeto sexuado y mortal efecto del significante en el cuerpo, de la subjetividad epocal: una moral universal que implica la producción de una nueva subjetividad, la realización de un hombre nuevo formateado por la moral empresarial y los imperativos de consumo ilimitado. Esta producción de subjetividad es el mayor triunfo de la nueva mutación del capitalismo: el neoliberalismo.

 

  En el capitalismo como religión, tal como lo definía Benjamin, fundamentalmente son los medios de comunicación concentrados los que construyen subjetividad en un mundo feliz comunicado. En el tiempo de la urgencia, de la exigencia y ilimitado, se intenta borrar la anomalía. El discurso capitalista rechaza la imposibilidad, empuja al ideal de consumo y esto implica el rechazo del amor y los lazos sociales, implica la destrucción de lo social.

 

  La clave de lectura de este libro está en los primeros renglones del prólogo , prólogo escrito por el autor. Dice: “aceptado mi plan de tesis en la Maestría de Ciencias sociales con orientación en Filosofía política, en la Universidad de Quilmes, fui sorprendido y compulsado a un compromiso académico para dar cuenta de algún deseo. Fue una excusa lacaniana para decir otras cosas.

 

  Toda producción subjetiva no es ajena a los deseos: se trataba de publicar algo sobre el deseo y la ética en estos tiempos de exacerbados malestares culturales, políticos y de recursos.

 

  En el prólogo el autor confiesa su interés infantil por las transversalidades de discursos, y la pregunta por la ética se inscribe en su novela familiar expresada como “discusión con el padre”. Surgían allí en esas discusiones, como teorías sexuales infantiles, la pregunta por los pares placer-obligación, bien-mal, verdad-mentira, vida-muerte, religión, la libertad y las singulares formas de existir.

 

  Una transversalidad vigente en Alejandro para decir otras perspectivas, otros anudamientos nuevas reflexiones y lazos. Es así que Alejandro realiza un trayecto transversal que implica transitar la Ética desde Aristóteles, Spinoza, Nietzsche, Barthes, Derrida, Zizek, Badiou, Kristeva entre otros.

 

  Afirma que utilizará el psicoanálisis, sin transformarlo en una filosofía, para aportar una reflexión que cuestiona cierta idea del bien, que diferencie el goce del placer, el deseo y La cosa. Se trata de Cernir lo real y diferenciar sus consecuencias en el sujeto y en la subjetividad.

 

  La ley moral no es el placer. El bien no es el bienestar. La moral no es la ética del deseo. La universalización rechaza lo que concierne a los hombres con su deseo. La moral universal sin diferenciar moral y ética implica una catástrofe social.

 

  Dice el autor que la cultura occidental se condensa en Kant con Sade: entonces es de crucial importancia resignificar y actualizar la cuestión de la ética y diferenciarla de la moral. Es un trabajo que permitirá dignificar la singularidad, restituir el sujeto y diferenciarlo del individualismo al que tiende el discurso capitalista. Los dispositivos de poder tratan de gobernar hacia el bien.

 

  Alejandro propone un retorno al problema de Kant y Sade, propone poner en tensión el problema del bien y del placer y una travesía para pensar el contrapunto.

Pensar qué consecuencias trae Kant con Sade, no solo en la subjetividad de la época, la filosofía, la política y la literatura sino también en la ética del deseo y el impacto en el sujeto.

 

  Pensar la libertad, la realidad, la cosa y las cosas. La libertad individual planteada desde la universalidad de la igualdad, no aloja al sujeto deseante.

El “Tú debes” de Kant y su relación con la ley moral se puede sustituir por el fantasma sadiano de goce erigido en imperativo, termina siendo lo mismo. 

Para terminar una esperanza, una confianza significada como apuesta teórica y política de este libro.

 

  El autor confía que es posible hacer lazo social y comunidad de otro modo y restituir el deseo a un entramado de un lazo social posible y no imperativo. Sin embargo para que el goce sea posible y no constituya un imperativo es imprescindible diferenciar la ética y de la moral universal y predecible.

 

  Considero que este es un libro sintomático, entonces necesario, esto es según Lacan lo que no cesa de escribirse.

 

  Tanto Freud como Lacan aportaron una subversión clínica, un marco teórico y discursivo que ofrece otra perspectiva en la concepción del sujeto en su imbricación con el saber, la verdad y el deseo. El psicoanálisis dice el autor: “propone una ignorancia advertida y atenta en un más allá del bien y del mal que, como acontecimiento excepcional, aloje la dimensión del deseo y su ética”.

 

  Alejandro casi al final del libro expresa y desea, dice: “Que haya síntomas en su decir y en su acto. Síntomas que relanzan deseos alojando el objeto patológico como resto y como causa dando lugar a una libertad que signifique una nueva elección y un nuevo comienzo”

 

 

            

 

      Panel de presentación con Nora Merlin, Alicia Topelberg y el autor.

            Realizado en la ciudad de Buenos Aires el día 6 de octubre.

 

 


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