… pero antes de irnos a la pausa ¿Qué opina de esto, licenciado?...

17/02/2017- Por Francisco Schmitt - Realizar Consulta

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El texto se pregunta por el lugar del analista, y si la presencia de un éste en un programa televisivo implica su puesta en función. Diferencia entre el analista y la persona del analista. El dispositivo de análisis es complejo y no puede realizarse en cualquier lugar, ni de cualquier modo. ¿Son los “reality show” un lugar donde poder esperar algo del orden del psicoanálisis? Cómo participar y al mismo tiempo diferenciarse de una maquinaria que se maneja por coordenadas muy diferentes a las del psicoanálisis. “En esta sociedad transparente en la que todo se ve y todo se muestra por la tv, el misterio que conserva la praxis analítica se presenta como un desafío…” El deseo del analista no puede funcionar condicionado por los intereses del mercado, nos guste o no nos guste.

 

 

 

    

 

                                                       

                                                                                  “Abundan los opinólogos”[1]

 

¿Qué es el psicoanálisis? No hay más que investigar un poco para darse cuenta de la dificultad que entraña responder a esta ¿simple? pregunta. Nos encontraremos seguramente con varias respuestas. Intentemos brevemente pensar una a ver que tal resulta: el psicoanálisis es un método terapéutico creado por Sigmund Freud. Es una cura a través de la palabra. Existe una técnica psicoanalítica, una escucha analítica, que va de la mano con la premisa de Lacan que indica que el sentido común es el peor de los sentidos, y una regla fundamental que es que el paciente diga todo lo que se le ocurra. El psicoanálisis considera la existencia de un inconsciente que nos determina.

Pongamos ahora el foco en un hecho que tal vez va de suyo, y es que para que haya un psicoanálisis debe haber un analista y un paciente, que se encontrarán a una hora determinada y en un lugar determinado. El psicoanálisis, tal como lo pensó Freud, es indisociable de la clínica. ¿Qué sucede dentro de las cuatro paredes de un consultorio en un análisis? es un misterio, un misterio que solamente conocen el analizante y el analista. La idea del misterio se me antoja central en la concepción del psicoanálisis. El misterio y el hecho de que se trate de una labor “artesanal”, de que el psicoanálisis es algo “hecho a medida” que tiene en cuenta la singularidad, más allá de la particularidad y la generalidad, son centrales para pensar el psicoanálisis. No existen manuales estandarizados de procedimientos a seguir en una sesión. No hay guías respecto a cuales deberían ser las intervenciones del analista, porque en un análisis se le permite la entrada a eso que no entra en otros sitios, al “error”, a lo no esperable, a lo que no cuadra; es más, diría que no solo se le permite la entrada sino que se lo llama, se lo invita a entrar.

Los medios masivos de comunicación han ido cambiando de tecnología pero no de ideología. Casi todos los canales de televisión son empresas, negocios. Un negocio busca generar ingresos, dinero, y ese dinero, en la televisión, lo aportan mayormente las publicidades. Las publicidades buscan vender su producto, producto que pagaremos nosotros. El dinero siempre sale de las mismas manos y va a parar a las mismas sucias manos de siempre…

En los últimos tiempos está de moda invitar analistas a los programas de televisión, a los reality shows más específicamente. Me pregunto ¿Quién acude a la cita? ¿Un analista es analista en cualquier ámbito en el que se encuentre? O en todo caso ¿“de que juega” un analista invitado como panelista a un reality? ¿Acaso de analista? Pero si no hay un analizante ¿Cómo puede haber un analista? Tal vez acude a la cita alguien que posee cierta erudición, alguien que “sabe” de psicoanálisis, alguien que conoce de teoría, pero ¿Acude a la cita un psicoanalista? O más bien ¿Habla en ese programa un psicoanalista? ¿O habla allí la persona del analista? Tal vez, desde una perspectiva algo más “purista”, el único lugar en el que pueda existir un psicoanalista sea en un análisis, en un consultorio, y solo cuando llega un paciente y la puerta se cierra porque es ahí que sucede el psicoanálisis.

Pienso que sería interesante poder diferenciar al analista de su persona. Porque la función de analista la ejerce en el consultorio cuando llega su analizante, pero su persona existe en casi todos los ámbitos y es al menos esperable que la persona del analista no interfiera en el análisis que lleva a cabo con su paciente.

Visto desde esta óptica ¿Hablará en la cita del reality un analista? En todo caso la pregunta que subyace ¿Se es analista todo el tiempo y en todas las ocasiones? ¿Acudirá a la cita fulano de tal quien además de ser fulano de tal es analista? En caso de que así sea, todos los comentarios, acotaciones eruditas y chistes inteligentes que realice ante las cámaras, serán solo los comentarios, acotaciones y chistes de fulanos de tal porque la tarea que le atañe al analista es el análisis y eso sucede con un analizante y dentro de cuatro paredes.

Con el “progreso” de la ciencia y la tecnología, los límites son empujados todo el tiempo, son transformados en barrotes que aprisionan esas ansias de libertinaje, porque lo que predomina es el exceso. Entonces, decía, el psicoanálisis no es una excepción y el mismo se ve llevado a repensarse y replantear sus bases en vistas a un mundo cambiante con la velocidad de un click de control remoto. Los reality shows (una de las muchas maquinarias expendedoras de goce del sistema, fiel reflejo de los tiempos que corren) suelen juguetear todo el tiempo alrededor del morbo, nos presentan personas que se enfrentan o se reencuentran, personas alteradas, dolidas, angustiadas, excitadas, movilizadas (o al menos en apariencia, para las cámaras, digo… pero ¿No es acaso la TV un buen parámetro para establecer qué es real y que no?, ¿Si es real para las cámaras, no es más real que “la realidad”? ¿No es por eso que se los llama REALITY shows?) Y como no puede ser de otra manera en esta lucha en el lodo no podrían faltar nuestros “William boo”, nuestros árbitros, opinólogos, manochantas, astrologas, ex participantes de programas de tv y varios “DOTORES” de diversos ámbitos (creo que aquí entraría nuestro amigo analista), que oficiaran de mediadores, ocupando a la vez el lugar del saber ¿No resulta un tanto bizarro el escenario? ¿No hay un forzamiento allí? ¿No transforma acaso el sistema todo lo que toca en mercadería for sale y la exhibe en su góndola virtual (tv)?

En esta sociedad transparente en la que todo se ve y todo se muestra por la tv, el misterio que conserva la praxis analítica se presenta como un desafío y como uno de los pocos santuarios que aun hoy en día no pudieron ser saqueados por el extremismo radical de un sistema socioeconómico que de la mano de la técnica ha ido aplastando sistemáticamente cualquier resquicio en el que pueda florecer algo del orden del sujeto, del arte y la creatividad, algo del misterio de lo humano…

 

 



[1] Frase atribuida al ya desaparecido “mediático” Ricardo Fort. (Jurado de lujo en el exitosísimo programa de tv llamado Showmatch). A todos aquellos interesados en la misma los remito a  www.youtube.com/watch?v=l8dUcvK0J8I

 

 

 

 


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