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“Bandersnatch” y el inconsciente: ¿Qué decide?

29/12/2018- Por Félix Morales Montiel - Realizar Consulta

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El formato de Bandersnatch nos permite cuestionar si decide la audiencia o el código. Estas dos opciones se correlacionan con dos maneras de teorizar el inconsciente, ambas esencialistas. Sin embargo, hay una tercera opción que es estructuralista, implicando otra teoría de la agencia y otra clínica.

 

 

 

    *

 

 

[Este texto no adelanta el contenido de la película, sino su formato no novedoso.]

 

 

Bandersnatch

 

  El 28 de diciembre salió Bandersnatch, la ansiada primera película de Black Mirror. Al verla, la audiencia puede elegir entre dos opciones diferentes en varios momentos.  

 

  Se sobreentiende que esto determina la historia, como pasa en videojuegos y libros de escoger su propia aventura. De acuerdo con los valores de nuestra cultura, publicitaron la serie empoderando a la audiencia, dándole libertad y autonomía.

 

  Sin embargo, esto se puede poner en cuestión. Las decisiones sólo aparecen en momentos determinados por la serie, y las opciones que dan son limitadas. Prometí no spoilear, así que no comentaré la elección forzada ni las elecciones entre elementos insustancialmente diferentes. En estas decisiones, los escritores muestran estar advertidos de esta determinación no-individual.

 

  Todas las decisiones que la audiencia puede tomar ya están configuradas y preseleccionadas por los escritores de Bandersnatch, que se plasma en el código de Netflix. Así, se puede calcular una finitud de opciones posibles entre las que la audiencia no hace más que elegir una.

 

 

Dos inconscientes esenciales 

 

  Tomaremos estas dos teorías de quién elige en Bandersnatch para pensar el inconsciente, en tanto es un concepto que da cuenta de algo que me determina más allá de mi voluntad. Responde a la pregunta ¿por qué hago esto si no quiero hacerlo? Hasta ahora tenemos dos opciones (elige o el individuo o el código), cada una correspondiente a un tipo de inconsciente:

 

  Una personita dentro de mí es la que decide; no decido yo, sino mi yo interior. Este homúnculo dentro de mí a veces me engaña y otras veces yo puedo reprimirlo, pero él es mi yo verdadero. En estas teorías prolifera la responsabilidad subjetiva como el imperativo de hacerse cargo de aquello dentro de mí que me determina más allá de mí mismo.

 

  El código mismo decide. No todo se puede, por lo que yo simplemente estoy determinado por fuerzas exteriores a mí. Se trata de una persona maquínica, preconfigurada. En vez de la responsabilidad, en estas teorías prolifera el nihilismo, en tanto no hay nada que yo pueda hacer para cambiar mi destino. El código es idéntico a sí mismo, tiene un solo sentido. A cada una de las elecciones le corresponde una y solo una de las vías historiales.

 

  En ambas categorías, decide el ser verdadero, en la forma de mi verdadero yo oculto o las fuerzas que me manejan como títere.

 

 

Un inconsciente estructurado

 

  Pero, ¿es así la experiencia humana? Para el psicoanálisis, no; más bien es polisémica. La realidad tiene más de un sentido. Los sucesos no tienen una única interpretación ni un evento determina a otro.

 

  Esta posición nos hace inútiles y bastante aburridos para nuestros amigos, a quienes no les podemos ofrecer respuesta alguna cuando nos preguntan qué quiere decir su último sueño o si el estilo de crianza que está de moda es bueno para su bebé. Los psicoanalistas sólo sabemos que los sueños carecen de un significado biunívoco y que el bebé va a quedar traumado lo críes como lo críes.

 

  Como Black Mirror, no damos soluciones pero sí invitamos a hacer mejores preguntas, justamente por sostener la inexistencia de la respuesta correcta, universal y atemporal. Por ejemplo, preguntarnos por qué la tengo que pagar yo si fue mi padre quien se equivocó (y él a su vez se equivocó por su padre). O preguntar cómo no se soportan ahora si se amaban tanto hace un año.

 

  Se propone que eso quiere decir, que lo oculto tiene que ver con el lenguaje y sus sentidos múltiples en vez de con el ser y su sentido único. Quizás ese chico que “te rompió el corazón” lo hizo no porque te odiaba sino para protegerte del maltrato que te proporcionaría su familia. O puede ser que te crees un príncipe por los principios que tienes, porque siempre dejas todo a medias y porque serás el próximo rey.

 

  En fin, un inconsciente estructurado permite establecer que eso que crees que causa tu vida seguramente no es lo que la causa. Tampoco se trataría de arrojarte al vacío de sentido, porque regresaría el ser, esta vez en forma de nada. En vez, se trata de construir una mejor causa.

 

 

Palabras finales

 

  El inconsciente estructurado crea una realidad que no está representada por un código sino que aloja las diferentes interpretaciones que se pueden hacer de ella. Mientras una interpretación aparece, las otras quedan ocultas aunque actuando y teniendo efectos.

 

  No hacemos las cosas por una mujercita dentro de nosotros, ni por estar determinados por las limitaciones de nuestras opciones, ni por cualquier otro empuje que tenga que ver con un ser. Más bien, la polisemia de las opciones las hace tan complejas que siempre elegimos más y menos de lo que pensamos y queremos.

 

  Siempre hay una la posibilidad de sorprenderse con una nueva interpretación, habilitando tanto la maniobra psicoanalítica como la cura del ser.

 

 

Nota*: Fuente de imagen: http://thefanzine.com/marionette/. Fotografía que  

acompaña al escrito “Marionette” de Gaurav Monga (poeta de India)

 


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