Introducción al Psicoanálisis

Sección coordinada por Liliana Donzis
Sobre masas y mitificaciones. Soy apenas la caja que contiene al eco (primera parte)
por Adriana Divito

Si bien en un comienzo nuestra idea pivoteó sobre la ilusión de tratar de explicar sucintamente la mistificación que, sobre ciertos personajes populares (Gilda, Rodrigo), realiza nuestra sociedad, las lecturas a las cuales dicha expectativa empujó nos colocó ante la evidencia que -para asomarnos apenas a una vislumbre de tal objetivo- deberíamos tomar en cuenta una pluralidad de conceptos que no habíamos imaginado. En efecto, pronto caímos en la cuenta que tal propósito no podría ni siquiera ser abordado sin definir términos y nociones que resultan ser antecedentes a cualquier explicación prevista.
Nos topamos así con conceptos tales como “grupo” (primario y secundario), “masa” (natural y artificial), “horda”, “instinto gregario”, “comunidad”, etc, provenientes, sobre todo, de los campos de la sociología, la filosofía, la psicología social y el psicoanálisis; y con la inevitabilidad de la pluralidad de enfoques que tales lecturas acarrean.(...)

El Amor, La transferencia y el Diagnostico o ‘La Ultima Chance’
por María Cristina Bacchetta

Casos que denominamos graves, de mal pronóstico, desbordados de angustia, con sensa-ciones corporales, situaciones sin salida, que no llegan a manifestarse como psicosis, pero podrían hacerlo, y que sería absolutamente factible la existencia de un “brote” en años an-teriores, de su infancia o adolescencia. Angustia desmedida, soledad, el mundo y sus horrores, nunca sus alegrías, vistos con lente de aumento, hipercríticos hacia sí y hacia los otros, la vida se viene encima y uno “casi” puede sentir cómo a sus pies se les abre un vacío sin fin.
“Yoes” que siempre están al borde de perder los límites, de perderse en el otro y/o del más profundo aislamiento. Hay algo que los caracteriza, la imposibilidad de enamorarse ¿Cómo soportar los cimbrona-zos que el amor o el enamoramiento implican y conllevan? La fusión, la ficción, la idealiza-ción, la entrega al otro. Estar dispuesto a caer en el abismo de la falta allí donde la ausen-cia dejaría sin tope mi caída libre, así como la presencia me llevaría hasta lo sublime po-niendo a prueba mi tolerancia a un sentimiento de completud inconmensurable, para volver a soportar la ausencia y el riesgo de la pérdida que siempre es definitiva.

Intervenciones del analista: fragmentos clínicos.
por Mario Cingolani

Un día se pregunta algo en relación con sus síntomas… “¿por qué necesito siempre que me la chupen para que se me pare…?” En realidad sucedía que aunque le gustara el cuerpo desnudo de las mujeres, no era lo que lo excitaba, no antes de que le hagan una fellatio. Al respecto también decía… “Después de una buena chupada me calienta todo”, pero si esto no se daba de este modo tenía problemas con la erección. Esta dificultad en numerosas ocasiones era total y le impedía llegar a la relación sexual.

Abuso sexual infanto- juvenil y embarazo. Caperucita, el lobo y el niño.
por Susana Davison

En las clases económicamente acomodadas como en las de bajos recursos, perpetrado por individuos sin ningún nivel de instrucción y por otros que han accedido a una educación superior, sin distinción de religiones o sistemas de creencias, el abuso sexual infanto- juvenil es una realidad que atraviesa y cuestiona al conjunto de la trama social.
Podemos definirlo como la explotación de una relación de poder sobre el niño, a través de la apropiación del cuerpo del mismo como lugar del goce sexual de un adulto o de otro niño significativamente mayor. Dos elementos son intrínsecos a este fenómeno: la relación de poder y la traición de la confianza.
A los fines de este trabajo voy a referirme a un caso particular: aquel en el cual el abuso, cometido sobre una adolescente por algún miembro de su grupo familiar cercano, tiene como resultado un embarazo y posterior nacimiento de un niño.

Antonia: ¿Los Gozos o Las Sombras?
por María Cristina Bacchetta

Me preguntaba, qué de aquella historia la retenía a Antonia en una especie de queja gozosa y si habría alguna posibilidad de ubicar allí alguna salida. Salida que se relacionara con su deseo, con la posibilidad de "sentirse feliz de vivir".
Durante el primer tiempo se trató: del trabajo, los conflictos, los amigos, el dinero, los conflictos. Entre medio surgían los dolores, el mal humor, pero eran temas para Antonia inanalizables y si yo intentaba decir algo, me contestaba, de un modo amable, que no era mi tema. Resolví encarar "las vacaciones". Antonia pensaba que lo único que podía hacer era, como otros años, pasarlas en P., qué otra cosa podía hacer estando 'sola'. Le dije a Antonia, por qué no viajaba a España, se rió mucho. Pero prendió y como dice el dicho, "el pez por la boca muere".

Síntoma - Carácter - Sublimación
por Enrique Acuña

El primer abordaje de estos tres puntos es la articulación en la experiencia analítica. No se trata de conceptos fundamentales del psicoanálisis, sino de términos operativos. Tres modos de abordar la clínica analítica para acceder a lo que hay en ella de transformaciones reales.
Las vías de acceso a lo real son, su vía regia, el síntoma, también otras formaciones del inconsciente. Pero el analista debería diferenciar momentos donde predomina el síntoma como pregunta que insiste y dura en el tiempo, del carácter como modo de ser en el mundo. O bien puede encontrarse con la sublimación como el arte que se anticipa y gana de mano al inconsciente...

Acerca del método
por Analía Miyar

El modelo de interpretación fue establecido por Freud en “La interpretación de los sueños”(1900) El sueño es tomado como una formación del inconsciente motorizado por un deseo de dicha índole, por lo tanto cargado de un sentido que habrá que deducir. Para ello la interpretación del contenido manifiesto que conduce al sentido oculto, lo latente.
La interpretación se integra en la dinámica de la cura abarcando el conjunto de los fenómenos que llevan la marca del inconsciente, y su función se basa en desenmascarar y mediante la comunicación al enfermo promover la continuidad de las asociaciones.

Salud mental o conflicto psíquico
por Enrique Guinsberg

Todo el campo teórico psicoanalítico coincide -más allá de escuelas y tribus internas- en cuestionar la existencia de la “salud mental”, y prefiere reemplazar este concepto por el de conflicto psíquico entendiendo que para el ser humano, por sus características de sujeto inserto y producto de un marco cultural, es inevitable la existencia de conflictos y no resulta posible la satisfacción de todos los deseos: resulta teóricamente más adecuado y útil eliminar la búsqueda de una definición absoluta e imposible de "salud mental" -que surge como una traspolación del campo médico al psicológico- y manejar la noción de conflicto psíquico proveniente de la teoría psicoanalítica, clara síntesis de todo lo que incide en el Sujeto psicosocial.

La transmisión de la metapsicología
por Amelia Haydée Imbriano

La metapsicología freudiana es un esfuerzo lógico por transmitir aquello que le deja como enseñanza la experiencia clínica. Freud había usado esa designación por primera vez en las cartas a Fliess. En esa época, -Carta 41 a 84 -, insiste con el término para designar “una psicología que toma en cuenta lo inconsciente”(...) Reordenándose en 1915, (escritos metapsicológicos) y en 1920, (Más allá del principio del placer), no deja de ser convocada en 1937 (Análisis Terminable e interminable) como aquella que puede venir en auxilio para encontrar alguna respuesta respecto a la posibilidad de “domeñamiento de la pulsión” al fin del análisis y modificar su teoría respecto de lo constitucional por “intensidad pulsional”.

¿Cómo mostrar la clínica? (Según la enseñanza de Jacques Lacan)
por Pablo Fridman

(...) sigue siendo un problema importante lo indemostrable de la eficacia de un análisis en particular, ¿qué cambió allí? ¿Cómo demostrarlo de manera fehaciente? Saber que esa experiencia ha sido beneficiosa para el analizante no sirve de nada si no se acompaña de elementos probatorios de ello. Siempre partiendo de la base de que el testimonio del analizante, por sí solo no podría ser nunca la única prueba. Afirmar eso nos deja a las puertas de la creencia y la religión: ese beneficio que se relata desde un único beneficiario puede ser en sí mismo sintomático ¿Cómo diferenciar un tratamiento que ha servido para reforzar el aspecto pulsional del síntoma y hacerlo más sólido y inexpugnable, de otro donde efectivamente se ha producido un viraje en la economía libidinal del sujeto (o sea en el modo en que se reordena la pulsión luego de un tratamiento psicoanalítico)?... Surge entonces la pregunta: ¿Cuál es el lugar en la teoría psicoanalítica de la clínica en Freud y Lacan? Sin partir necesariamente de la premisa - quizás errónea - que éste lugar sea exactamente el mismo para ambos autores.



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