» Arte y Psicoanálisis

Locura en la polis: razas. Guerra: odio / enamoramiento. Testimonios fotográficos

19/04/2019- Por Silvia Beatriz Bolotin Kogan - Realizar Consulta

Imprimir Imprimir    Tamaño texto:

Cada discurso se desmarca por el instante en el modo de hablar sobre la guerra y sus consecuencias, sobre la memoria de los detalles, como las tinieblas de la Ocupación (1945-60) que se expresaban en un imaginario arrebatado por las tinieblas del malestar. En la arquitectura de la historia se percibe una producción impregnada de civilización industrial de la que surgen el “Apocalipsis” de Georg y R. Gid, el “Cántico espiritual” de Racine de Villon. Esa arquitectura queda sometida a los cambios de la superpoblación, y se le va sumando el descontrol demográfico.

 

 

        

                   Henri Cartier-Bresson                           Martin Munkácsi

 

 

“Tiene usted memoria”. “Sí, bastante. Pero yo también tengo la memoria de los detalles en mi vida, de personas que hice el esfuerzo de olvidar. Creía haberlo logrado y sin que yo me lo esperara, luego de casi diez años, ellos afloran en la superficie, como los ahogados en una vuelta de una calle a ciertas horas del día”.

 

                          Patrick Mondiano, Recuerdos adormecidos[i].

 

  

                     

                     El instante que amaba tanto Bresson

 

   París siempre contradice el temor de perder esa figura que hasta las bombas perdonaron. Nacida una nueva polis luego de las circunstancias dramáticas de 1944, se la dejaría constituirse, en el otoño de 1946, en IV República, aun cuando se haya parecido a la III.

 

  El encanto de la Ciudad Luz permanece en grandes superficies sin alterar su encuadre; se respeta el encuadre de la historia, salvo una sutil disparidad entre la urbe del pasado y del presente en el Quartier de la Défense. Ese lugar polémico tiene en nuestros días un cubo abierto que es una ventana sobre el mundo que mira al porvenir.

 

  Con la esperanza del futuro, se construyó allí donde la gente vendría del mundo entero para conocer a otra gente y aprender lo que la gente misma aprendió: sus lenguas, sus costumbres, religiones, artes y culturas. Sobre todo se trataba de encontrar otra gente. Con el solo contacto con otras nacionalidades serán destruidas las barreras de la incomprensión[ii], encuadre de una foto majestuosa del arquitecto que la diseña.

 

  En ese encuadre hacia el futuro se recubre la historia del fatalismo del pasado, como en las fotos de Munkacsi, que se contraponen al encuadre donde moran los actos humanos. Detrás del cubo se recuerda a Munkacsi, que era testigo y sigue siéndolo a través de sus imágenes, cuando éstas empezaron a poblarse de uniformes.

 

  En lugar de artistas bohemios, ocupaban el encuadre jerarcas nazis que golpeaban frenéticos los adoquines en medio de sonoras marchas militares. Esas imágenes traen ese atardecer sombrío de la historia donde a Munkacsi se le sobreimprime otro extranjero con maquinitas Leica, muy junto a Henri Cartier-Bresson.

   

                           

        Apertura del Parlamento, 1933, El ejército alemán en marcha.

                   Foto: Joan Munkacs.

 

 

 La fotografía de Bresson

 

                      

  

  Cada instantánea es una escritura en imagen, como el cambio instantáneo que se dio con ese cubo, dos décadas atrás en la organización simbólica parisiense; lo mismo sucede con estas fotos en el horizonte donde aparecen marchando las tropas alemanas. Parecerían incluso sobreimprimirse la Guerra de Argelia, con paradojas de lo no dicho por los franceses respecto del nazismo.

 

  Se representan además las conductas de los hombres en la negación de lo evidente, cuando se corrían los visillos de las ventanas, la gente del vecindario espiaba por la ventana y se llevaban la gente a los campos, sin embargo: “Nadie había visto nada” [iii]

 

  El callar lleva a los errores acaecidos en la increíble ciudad de Weimar, inscripta en cada mente donde quedaba la Dama de Hierro concebida por Gustave Eiffel, que marcaría para siempre el perfil de París. Eiffel, un ingeniero que construía puentes, también realizó la estructura metálica de la Estatua de la Libertad, en Nueva York.

 

  En ese momento decisivo de la libertad tras el acecho bélico, Cartier Bresson (1908-2004) no sólo hallaba lugares recónditos con caras y figuras que parecían estar esperándolo en el preciso momento en que su mirada las captaba. El fotógrafo hablaba de un momento decisivo, de un minuto en que el universo se organiza de modo de cobrar un significado totalmente distinto y nuevo respecto del minuto anterior y del siguiente.

 

  Desde esa perspectiva se reconstruye esta poética en imágenes en el siglo XX, con una ficción, la del milenio, con acciones que se enlazan a un intercambio sobre el hombre nuevo en el futuro y un antagonismo respecto de lo vivido bajo el cielo paradigmático de la guerra.

 

  Diría Patrick Mondiano en Recuerdos adormecidos: “Tiene usted memoria”. “Sí, bastante. Pero yo también tengo la memoria de los detalles en mi vida, de personas que hice el esfuerzo de olvidar. Creía haberlo logrado y sin que yo me lo esperara, luego de casi diez años, ellos afloran en la superficie, como los ahogados en una vuelta de una calle a ciertas horas del día”.

 

 

Heimwech en “una foto”: inconsciente/conciente

 

  Al observar con mayor atención el pasado de los procesos migratorios de la segunda mitad del siglo XIX, y los de la primera mitad del siglo XX, que corresponden a nuestros ancestros, a veces éstos parecen salir de una foto marcada por la escalofriante vivencia de huir de la pobreza. Otras de las persecuciones políticas.

 

  Con respecto a la Primera Guerra fue impresionante estudiar los sentimientos de los refugiados, y la carga de llevar esa designación con las graves consecuencias que entraña respecto de la identidad. Este ensayo apela a la metáfora que oficia de caja, como en un juego que diseñara estructuras de pensamiento similares al arte fotográfico porque es un filme con analogías de la hipotética relación entre actividad consciente e inconsciente.

 

  El primer estado de la fotografía es el negativo. Toda imagen fotográfica pasa por el proceso negativo y algunos de los negativos que han resistido bien la prueba son admitidos en el proceso positivo porque así se completa la prueba perfecta[iv], según Freud. Esa búsqueda de protección en el inmigrante es una prueba perfecta reflejada en la inserción en una nación extranjera, sea porque no se puede regresar o porque se tiene miedo por razones raciales.

 

  Por un lado, se tiene extrañeza respecto de la adaptación de los recién llegados de cualquier parte del mundo. Por otro lado, se tiene la de finales de la Segunda Guerra Mundial o la del estallido en los Balcanes, que pasó por algo parecido a lo registrado en la Primera Guerra, como hasta 1960, con alrededor de ciento cincuenta millones de refugiados.

 

  En la actualidad, cuestiones económicas y políticas en épocas globalizadas generan grandes nuevamente problemas a escala internacional, un tanto descontrolados, donde, también como en la Gran Guerra, tanto artistas como intelectuales emigraron a Estados Unidos y Latinoamérica como suelo de refugio donde se beneficiaron contrarrestando en cada lugar el vaciado de cerebros.

 

  También se producen segregación y estallidos. Son estallidos de hombres dañados en el preciso lugar de la dignidad humana. Entonces, la inclusión se convierte en el eje de los temas a enfrentar conductas defensivas de muchachos soberbios. Pero parecen soberbios tras la máscara del dolor, pues dan lugar a sentimientos que forman una contracultura reactiva.

 

  Cierto es que se reciben inmigrantes, y que la condición es a veces proseguir la humillación mediante puestos en fábricas y multinacionales que quieren mano de obra barata. Se los segrega desde la clásica diferencia de clases con fuentes de trabajo que se convierten en fuentes de conductas ambivalentes.

 

  A esa ambivalencia del amor/odio por la tierra que los recibe con provocaciones a una cultura. El espacio de conflicto es aquel donde nace la patria en conflicto. El problema se vuelve una real afrenta para los estudiosos de la sociología porque la investigación queda atrapada entre el recibimiento y la expulsión.

 

  La inmigración de nuestros días es vapuleada por una ideología donde prima la expulsión del diferente y la alternancia de razas es productora de los eliminados del presente.

 

 

El testigo: “foto” epifánica

 

“Gracias a la fotografía, yo he aprendido a vivir,

 porque ella me enseñó respeto y tolerancia”.

                     Henri Cartier-Bresson

 

  Con mirada nostálgica se suele llevar papeles en una billetera guardada con celo, con fotos resquebrajadas por el tiempo. Otras, sobre un dressoir. Esas imágenes son presencias, a veces más abrumadora que las de Cartier-Bresson o Munkacsi, como si el pasado, en ese momento, estuviera en ese papel donde el valor se alimenta con nostalgia del Heimat.

 

  Es el valor testimonial en el que se encuentra la estampa congelada de una vivencia, como una hoja dentro de una lágrima de savia. La foto de los abuelos, el retrato del padre, parecen ser de un reinado ascendente en un impreso que habla de algún casamiento o aniversario devenido realidad extemporánea. Sobre todo esas fotos cual testimonios del recuerdo no diluido, salvo en el recuerdo de la exclusión de su país.

 

  Quizás, “[…] adquiere una soberanía luminosa […]” En la historia, los hombres se hacen preguntas: ¿Puede un actor de la cultura ir hacia el olvido? En un mundo hecho de olvido, el inconsciente, de todos modos, decide nuestro actuar, y probablemente con su pasado mediante la reparación simbólica en función de la raza o la religión.

 

  El 28 de agosto de 1963, durante las revueltas de Los Ángeles, en una marcha por el desempleo y la libertad de los pueblos que sufren transformaciones rápidas y horribles, se oía la frase memorable: “I have a dream”, pronunciada por el Doctor Martin Luther King ante el Lincoln Memorial, en Washington.

 

  En el siglo XIX, la mayoría de los norteamericanos blancos (incluidos los abolicionistas) explicaron la desigualdad racial como una consecuencia inevitable de las diferencias biológicas. La desigualdad racial con lo negro/blanco, sangre negra/sangre blanca atraviesa ese oscuro valle discriminatorio entre una preocupación más de los políticos y los legisladores norteamericanos desde la fundación del país.

 

  A mediados del siglo XX, tanto los líderes políticos y cívicos como los científicos han debatido respecto de en qué medida la desigualdad racial tiene origen cultural. Para algunos, las desigualdades entre negros y blancos son históricas y culturales, como resultado del racismo anterior a la esclavitud.

 

  Durante la Ilustración, las clasificaciones raciales se usaron para justificar la ficción de esclavitud con seres considerados “inferiores” por no ser de raza blanca. Así, teóricamente, todo trabajo duro era realizado con supervisión del blanco. Algunos sostienen que la palabra “raza” sigue siendo útil en la investigación científica.

 

  En su famosa carta desde la cárcel de Birmingham, el Rev. Doctor Martin Luther King observó:

 

“[…] La historia es el relato largo y trágico del hecho sobre el que rara vez los grupos privilegiados van a renunciar a sus privilegios voluntariamente. Los individuos pueden ver la luz moral y voluntariamente dejan su postura injusta; pero como Reinhold Niebuhr nos recordó, los grupos son más inmorales que los individuos […]”

 

  La esperanza de Luther King era: “Yo tengo un sueño”. I have a dream: es la lucha por los derechos humanos la que un día producirá una sociedad en que la gente no será juzgada por el color de su piel, sino por el contenido de su carácter.

 

 

Política biológica aplicada: lo sexual

 

[…] La pregunta tal vez encuentre una respuesta a qué es lo negro. Un color invisible, una sombra de sospecha, un envenenamiento. Lo negro es interno a lo blanco; la sangre está dividida en contra de sí misma, lo negro es la parte de sí que lo blanco no quiere […]

 

                                                    E. Guidoni

 

  Entonces, el crimen fundamental en la cuenta del Estado hitleriano será la matanza de los judíos de Europa y es entendida, como una “raza” y una “sangre”[v], que forman la metáfora del nacionalsocialismo.

 

  No obstante, la importancia del tema se indaga en alianza con políticas en las que se percibe a los contrarios en medio de la inteligencia y la biomedicina. Entonces, esta frontera marca una respuesta social depurada mediante la prohibición sexual. Por eso corresponde acomodar datos y fechas de aquella Alemania de 1933, con programas escolares de estudio centrados en teorías raciales.

 

  Las materias relativas a la historia, como otras tantas igualmente fundamentales, quedaron sometidas a restricciones porque se hacía evidente el desconocimiento de los führers que abusaban también de la nostalgia por el bienestar de lo sexual. Éstos se alistaban en las masas con la mística sexual de individuos en quienes incide la prohibición; de esa manera se arrastraba a los individuos a la represión de la sexualidad infantil.

 

  En definitiva, estos son enigmas acerca de por qué las masas van en contra de sus propios intereses. Existen principios que se unen a la realidad de un texto, cuya realidad los anuncia en momentos de una historia, cuando debido al nazismo, el pensador Herbert Marcuse debió irse a Estados Unidos, con su libro Eros y civilización (1953) toma por asalto a esa sociedad, y concebía la teoría freudiana como subversiva. Adhiere a conceptos fundamentales de Freud porque iluminan.

 

  En tanto en el vocabulario supremo de Hitler se vislumbra su fortuna escritural en la obra La política es biología aplicada, porque trata de la pureza racial; y nacen atrocidades conforme a su ideal de limpieza étnica; en ese sentido, el tema de la limpieza étnica muestra la parte más primitiva del Führer, que, con su creencia se acerca a la guerra tribal[vi].

 

  En esos cambios de la literatura etnológica se ha pensado en pasiones carentes de inteligencia, por lo que se cubre de sombras cada investigación sobre identidad, multiculturalismo, globalización y nacionalidad en el mundo actual, con guerras y atentados en el mundo.

 

  No obstante, el uso de término “tolerancia” toma fuerza cuando ha sido rechazado, y de ese modo la idea no entra todavía en la ficción de la raza. De modo generalizado, se desemboca en la ficción de las razas, en la que cabe la tolerancia respecto de lo diferente en una civilización[vii]. Así se despiertan las guerras de religión.

 

  Todos finalizan por ser conceptos gestores de violencia, la sinrazón hacia los otros. Aquí se habla de la lengua que implica pérdida y marginalidad en virtud de la cual se pregunta: “¿Quién soy para provocar este odio?”.

 

  Ese odio conlleva una cultura que reenvía al narcisismo del excluido. Surge la pregunta de una cita de Elise Guidoni: “¿Qué es lo negro? Un color invisible, una sombra de sospecha, un envenenamiento. Lo negro es interno a lo blanco, la sangre que está dividida en contra de sí misma; lo negro es la parte de sí que lo blanco no quiere[viii].

 

  Esos Otros de las diferencias raciales, o del origen biológico se constituyen en un pasaje que es el pasar de todo esclavo, y lo excluye de la ficción social. Porque más allá, en una trama se arma el fragmento absurdo sobre el inicio y la clausura del Otro en territorios enfermos de religión y fracaso donde permanecen proscriptos cuando se les quita el suelo.

 

 



[i] Patrick Modiano - Souvenirs dormants. Ed. Gallimard. Paris 2017. Prix Nobel de Littérature. 2014. Prix Nobel de littérature en 2014

[ii] Idea que es expresada y realizada por Johan-Otto von Spreckelsen. En pleno Siglo XXI, regresan a la memoria personas olvidadas, como Patrick Mondiano: vuelvo a pensar en recuerdos adormecidos de una noche en la que llegamos a un restaurant cerca del Centro Pompidou. Nos esperaban: Serge Antoine (Ministro de Urbanismo), Robert Lion, directo de Mitterrand, y personalidades de la cultura. De pronto otras imágenes traen cuando François Lombard –arq. ing- me presentó y el primer comentario que oí fue: “Yo no soy loco”. No obstante, con lápiz y papel en mano tracé tres círculos con la letra I. S. R ante una discusión dispersa. Supuse que la trilogía de Lacan: “Imaginario, Real, Simbólico” ayudaría. En ese mismo momento, Serge Antoine del Ministerio del Urbanismo me pidió un proyecto. Comenzó una aventura inimaginable para todos, pensando el futuro del Arche de la Défense, -Centro Internacional de la Comunicación-. François Lombard había trabajado con el Arq. Rogers en el Centro Pompidou: “el contenido”. También en proyectos para Francia y África; y esa noche se lo vio exultante por mi inclusión.

[iii] Esas imágenes traen ese atardecer sombrío de la historia donde a Munkacsi se le sobreimprime otro extranjero con maquinitas Leica, muy junto a Henri Cartier-Bresson.

[iv] Freud, S. Obras Completas, Tomo I, Madrid, Ed. Biblioteca Nueva, 1968, p., 28 y 1033.

[v] Idem ii. Faye, J. P. El siglo de las ideologías, Barcelona, Ed. El Serbal, 2002, p. 46.

[vi] Ver nota ii.

[vii] Ver nota vi.

[viii] Guidoni. E. Sangre Negra, sobre Luz de agosto, de William Faulkner, Espejos, Buenos Aires Ed. Edicial, 2002, p. 79. 

 

 



[i] Patrick Modiano - Souvenirs dormants. Ed. Gallimard. Paris 2017. Prix Nobel de Littérature. 2014. Prix Nobel de littérature en 2014

 


© elSigma.com - Todos los derechos reservados


Recibí los newsletters de elSigma

Completá este formulario

Actividades Destacadas

La Tercera: Asistencia y Docencia en Psicoanálisis

Programa de Formación Integral en Psicoanálisis
Leer más
Realizar consulta

Del mismo autor

» Malestar en una fábula inconsciente
» Un pacto fáustico: identificación novelesca con el delirio en “La ciudad ausente” de Ricardo Piglia
» Misceláneas del exceso: un Yo confinado… Una máquina de una “escritura clínica ficcional”
» Experiencia ficcional del mundo imaginario. Homenaje a Anne Lyse Stern
» Entre amores delirantes: “Musas de una época”
» Mirada del testigo directo. “El alivio de la memoria”. Sobre el documental Shoah de Claude Lanzmann
» “Kamps”; una dramaturgia que reparó una historia. Andalucía entre testimonios vestidos de rayado
» Viajando por salones del Hermitage
» Cuadro de familia en el Siglo XXI. Velázquez, Goya: telas, pantallas
» Noches entre fantasmas apasionados: Casa de Viena
» Novela de una diáspora entre creencia//esperanza subjetiva
» La Trilogía: “Olimpíadas/Mundial de Fútbol/Malvinas”
» Invertir el mensaje
» Entre bibliotecas con historia de lo fantástico: William Shakespeare
» Siniestro/ lirismo en la locura: “Un trabajo consigo mismo”
» Voces de leyendas en desarraigo
» Hiroshima mon amour. Palabra acallada/… “tu n’as rien vu”
» Letras en llamas: “Sublimación de bibliocastos”
» Voces de la inmigración: “Las guerras”
» Un salto al otro lado del espejo con Barthes y Cortázar
» Entrevista a Alain Badiou

Búsquedas relacionadas

» fotografía
» Henri Cartier-Bresson
» Munkacsi
» guerra
» Paris
» testimonios
» ambivalencia
» inconsciente
» inmigración
» memoria