¿Quién fu-es León Herman?

25/02/2018- Por Alberto Santiere - Realizar Consulta

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Las vanguardias tienen exponentes. Voy a hablar de un hombre. De un artista y educador meridiano. De uno de esos tipos que merecen la memoria toda, el afecto, y que algunos de los sueños lleven su nombre. El dibujo, el humor gráfico, la escultura –hacedor de un Borges colosal sito en la Biblioteca Nacional–, los vínculos, y la construcción participativa del porvenir de los niños... fueron su patria. Sus trazos de tinta en la vida… un surco cardinal de futuro. Hay mundos tallados por las alas expresivas de sus manos. Hay la mirada y la voz de un fundador imprescindible. Que este universo creativo sea puente y abrazo para Sentir, Pensar… Crear.

 

 

“No es cierto que más vale pájaro en mano... Hay que preferir    

 los cien volando”. 

                 Jorge Romero Brest[1]

                 

  

 

 

Sentir,  Pensar, Educar y Crear

 

  Los grandes de la humanidad, los científicos, poetas, inventores, artistas, los solidarios… ¡son seres heridos de pura falta… pero saben que hacer con lo que hay!

  La ilusoria completud no se da cita nunca aún luego de haber creído hallarla en sueños despiertos, o de intentar asirla, aprehenderla, mediante una obra. Una obra que –para el artista– parece ser todo el camino cuándo la inspiración acontece, y resulta ser solo una huella para seguir caminando. Es que todo el camino, ese encuentro con lo imposible, es el abismo.

 

  Una poesía de Armando Tejeda Gómez, reúne el valor de la búsqueda, lo decisivo… ¿y lo ilusorio de la misma?: “Ahora voy a hablar del horizonte. No importa que sea lejos, importa saber adonde”. Un horizonte que está en los ojos, inalcanzable… pero que sin embargo impulsa a vivir… ¡con el brillo en la mirada!

  Una vida que le otorga brillo a otras vidas.

 

  ¿Cómo se “fabrica” un artista? ¿Qué generaciones lo han tallado en silencio? ¿Desde dónde se inscriben los trazos, pinceladas, letras, imágenes o golpes de cincel, que desembocan en las manos? ¿Puede ser un artista río de memoria navegable?

  Tal vez valga este semblante para dar cuenta a modo de homenaje, de una vida-obra con destellos siempre presentes de ayer y de mañana. Un vanguardista “todoterreno” inigualable.

 

  Voy a hablar de un dibujante –fabricante de humor gráfico–, un educador, escultor, constructor de abrazos y escritor aficionado en recientes páginas. Un gran tipo. León Herman.

  En la infancia el pasado migratorio de quienes lo antecedieron, huelló su porvenir. Primó el abrirse camino junto a sus pares, la curiosidad y la calle. Las inquietudes sociales y el deseo de cambio. Nunca para después. Siempre en el hacer.

 

  Las vanguardias artísticas, rupturistas y educativas, enmarcaron su época de búsquedas.

Quizá el siguiente recorte autobiográfico esbozado por Brest le quepa perfectamente a Herman. Decía[2]: “Mi verdadera vocación se fue perfilando al margen de los estudios oficiales, desde la pubertad y durante la adolescencia, con gran dificultad, pues oscilaba entre ser intelectual o artista, como creo que a la postre soy”. Solo que agregaríamos a la serie su desarrollo como emprendedor metalúrgico y educador.

 

  El “Di Tella”. La cresta de la ola vanguardista tan asociada a la figura de Marta Minujin, pero que contaba además con una lista interminable de exponentes artísticos y culturales que no cabían en un molde.

  Se destacaban entre tantos concurrentes y constructores: Edgardo Giménez, Antonio Seguí, León Ferrari, Antonio Berni, Rómulo Macció, Luis Felipe Noé, Rogelio Polesello, Clorindo Testa, Dalila Puzzovio, Federico Klemm, Josefina Robirosa, Alfredo Arias, Nacha Guevara, Roberto Jacoby, Julio LeParc, Iris Scaccheri, Roberto Villanueva, Nicolás García Uriburu, Norman Briski, Jorge Bonino, Jorge Schussheim –“el Brassens Argentino”–, Marikena Monti…. Federico Peralta Ramos, etc.

 

  Hablamos de una era que avanzaba y se debatía entre el fragor ideológico, luchas, contramarchas oscurantistas, psicoanálisis, vanguardias políticas, periodísticas, artísticas… y educativas. Con antecedentes como las avanzadas literarias del Grupo de Boedo (que tuvo referentes como Yunque, los Tuñón, Barletta, Tiempo, etc.). Los pintores del Grupo de Florida (Basaldúa, Berni, Butler, Forner, Xul Solar, Petorutti, Spilimbergo, etc.). Los surrealistas.

   

  Las Escuelas para Padres aportaban también a generar un marco de mayor libertad… para no quedar detenidos en cierta abundancia… ¡de la escasez! (Eva Giberti desde 1957. Además con el enorme aporte de sus columnas masivas en el diario La Razón[3]). La nueva mirada que ampliaba el lugar del niño, que lo comenzaba a salvar de ser mero receptáculo, “tábula rasa” watsoniana.

 

  A León Herman, las ganas de ir más allá le dieron horizonte. Y así decidió enseñar lo que no había, lo necesario, aquello que no cabía en la revistas Billiken o Anteojito ni en la currícula escolar.

El germen creador del “cuestionar haciendo” lo constituyó Mamarrachos, su novel experiencia educativa institucional a “contramano”. Data de 1948. Desde sus 19 años hasta 1953, y desarrolló su mundo para chicos de primera infancia en un zaguán del barrio de Once en la Capital Federal de Argentina.

 

  Incursionó notablemente en el mundo del dibujo humorístico. Fue alumno del legendario Torino[4] a quién entintaba dibujos con tan solo 12 años. Supieron sus destellos incursionar en las revistas “Bicho Feo”, “Cascabel”, “Esto es”, “Tía Vicenta”, “María Belen”, “Tío Landrú” y transponer fronteras allende los mares. Generó asimismo una memorable tira diaria en el periódico La Nación: “La ciencia en pocos trazos”.

 

  Un libro que lo pintaba entero –para que el dibuje su búsqueda– fue 99 silencios. Una frase de Gallimard ofició de epígrafe: “El hombre está hambriento de silencio”.

(León manejaba el arte del silencio como hiato, hiancia, preanuncio de magia, más allá de los dibujos. Su tono y modulación al hablar eran parte de su arte. Sabía tornar la repetición de los encuentros en sorpresa única. Decididamente un presligitador).

 

 [5] 

 

    [6]

 

  Delineaba en senderos de tinta, la pregnancia de los nuevos dioses surgentes: “el automóvil”, “el dólar” y “la computadora”, claro está, muchos años antes de la eclosión de las pc. En tiempos analógicos, retrataba la adoración a las supercomputadoras. Él -a modo de hipótesis fantásticas- avizoraba tiempos ficcionales en la tierra.

 

[7] [8]

 

 [9]

 

  Algunas citas reveladoras de la nota “El futuro ya comenzó”, en Panorama a mediados de los ’60[10], auguraban la llegada de tiempos en los cuales se contaría con una especie de “pizarrón electrónico que haría posible transmitir imágenes fijas tales como fotografías o dibujos a razón de diez por minuto, que se reproducirían en una pantalla semejante a la de la televisión”…

  De la misma forma se arrojaban a futuro suposiciones bien explicadas pero inverosímiles para los lectores: “Los periódicos globales, con ediciones simultáneas en todas partes del mundo, podrían llegar a convertirse en algo común y cotidiano para el hombre de mañana… El acceso a las bibliotecas de todo el mundo será la cosa más sencilla que se pueda imaginar: marcando el número correspondiente podrá obtener cuando lo desee una copia facsimilar de los manuscritos del Mar Muerto…”.

 

  Es que León Herman inventó en alguna de sus obras, algo de lo que vendría. La magia creativa tiene esas cosas.

 

  Y así nació el escultor. Qué sean las palabras del poeta y escritor Eliahu Toker las que narren esa historia[11]:

  “Cuenta Herman que su padre era tornero de maderas, de modo que él nació y vivió en un taller durante sus veinte primeros años. Allí comenzó elaborando anillos de carozos de duraznos, gomeras con horquetas de ramas de paraíso y muñecos de madera… Ya adulto trabajó en una industria metalúrgica, sumando a su relación con la sensualidad de la madera, un intenso contacto con el hierro, el acero, el cobre, el bronce y el aluminio como materiales expresivos, pero recién en el curso de una larga estadía suya en Nueva York, entre 1979 y 1981, comenzó a darles forma escultórica. Su primer maestro fue allí un judío polaco, Michael Grosz, luego, en Buenos Aires, trabajó en el taller de Naum Knop. Producto de madurez, las esculturas, murales y objetos creados por Herman a lo largo de estos últimos veinte años expresan intensidad, sensibilidad y emoción. “En mis trabajos comienzo realizando un boceto originado en una idea, en un recuerdo, en un sueño, etc., etc., pero voy sabiendo lo que quiero sobre la marcha”, dice.

 

  Y sobre la marcha dio vida a interrogantes del ser humano que en sus manos escultoras tomaron forma de memorables obras. Ganó numerosos premios al respecto, que empero no eran brújula para seguir creciendo como artista.

 

  “La caída” de gigantes dimensiones ha sido tal vez un mix de materiales, fuerza expresiva, riqueza artística y mensaje, de los más extraordinarios, que haya visto de un escultor argentino. Una base maciza sirve de apoyo a un ensamble de metales entrelazados que corporizan al mundo, sobre el que se recuesta un símil Cristo contemporáneo atacado por un inmenso pájaro que intenta devorar sus entrañas. Remedando –para el espectador– el mito de Prometeo[12].  

 

 

[13]               

[14]

 

  León Herman era un visionario.

 

  A propósito, el cuento “El Aleph” de Jorge Luis Borges ha sido pensado hace poco como anticipatorio del Google Earth. Escribía así en 1949: "El Aleph es donde están, sin confundirse, todos los lugares del orbe, visto desde todos los ángulos". Efectivamente, Borges también ponía letras al futuro en La biblioteca de Babel”, escrita en 1941, en “Funes el memorioso”, en “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius” (¿Hablaría de Wikipedia este texto del mismo año y editado por primera vez en "El jardín de los senderos que se bifurcan"?)  [15].

  

  Entonces, ¿cómo Herman no se interesaría por Borges? Su pasión por el escritor lo impulsaría años más tarde a darle forma de soberbia escultura. Solo que en la ocasión la obra de 400 kilos de peso dejaría traslucir un doble homenaje (“Me salió la boca del genio parecida a la de mi mamá” –me dijo convencido–). La magnífica pieza escultórica mereció un sitio destacado en la Biblioteca Nacional donde se halla situada de cara a los visitantes. Rodeado de un breve laberinto en madera, y coronado por aquella letra primigenia: ¡El Aleph!, esculpida en la nuca.

 

                             [16]

  Mencionaba su apuesta a futuro. Tal vez el retrato de su libro Las ejecutivas que realizara la revista Periscopio[17] de cuenta de ello:

 

“Quién sabe cuáles pueden ser las posibilidades del amor cuando los hombres y las mujeres compartan no sólo los hijos, el hogar, el jardín; no sólo la plena realización de su papel biológico, sino las responsabilidades y el apasionamiento por el trabajo que crea el futuro de la humanidad y el pleno conocimiento de quiénes son. La búsqueda de su propia personalidad, hecha por las mujeres, ha empezado apenas."

 

  “El párrafo pertenece a 'La mística de la femineidad', un ensayo de la norteamericana Betty Friedan que ahora sirve de acápite a Las ejecutivas, la obra que acopia 46 dibujos de León Herman, lanzado por Emecé hace un par de semanas.
Los lectores deben toparse con ese prefacio como único texto y vale la pena detenerse allí, donde se intenta explicar que el futuro de la pareja estará agobiado de equilibrio. Por lo menos hasta que se cumpla esa especie de amenaza que supone ‘la búsqueda de la propia personalidad’ y que recién ha empezado”.

 

  Para ese entonces “Lucho” tenía 38 años y ya le había dado cuerda a su proyecto educativo más extraordinario: Sentir y Pensar, junto a Musia su compañera y madre de sus hijas Alma y Nora.

 

  Eran tiempos de “¡Revuélquese y viva!” y de “La Menesunda” de Marta Minujin. Y dos años después de por ejemplo la charla de Oscar Masotta “Acerca de Happenings” (1966) o de “Les Luthiers cuentan la ópera” (1967) o Nacha Guevara con “Anastasia querida”[18] (1969). Todas expresiones diversas que propiciaba el “Di Tella” en su seno. Los comienzos del hippismo y la cercanía del mayo francés. Los Beatles y Quino. La guerra fría y las guerras.

 

  La primera definición del por y para qué de tamaña experiencia educativa la cifraría en sus palabras a la revista Primera Plana del 25 de abril de 1967, Nº 226: “Por la mañana, en la fábrica, trabajo; por la tarde, aquí, vivo”. (Aquella publicación masiva espejo de avanzadas culturales y políticas que contara con columnas de Psicología de Enrique Pichón Rivière y Florencio Escardó).

 

  Sin dudas me animo a afirmar que Sentir y Pensar como experiencia artística, fue conceptual y creativamente lo más parecido a un “Di Tella” para chicos… más allá de la comparación imposible o forzada con el arte emergente de la generación Di Tella, resalto el espíritu vanguardista de “querer inventar el mundo de los cien volando”. ¡Es que este hombre tenía la cabeza llena de pájaros! 

 

  Si algo caracterizaba al happening (evento, suceso, ocurrencia) minujínico, era la participación de los espectadores. Estas perfomance art sugerían puentes con el teatro participativo. Los inventos educativos de Herman buscaban exactamente eso. En su concepción del niño y en los procesos de aprendizaje creativo, nadie quedaba fuera. El acontecimiento era posible.

 

  El consumismo que aún no arreciaba como presagiaran sus dotes de dibujante en tantas páginas entintadas, no encontraba en él un molde propicio de emisor-receptor, de distancia académica, del niño como hueco a rellenar. Su modelo de transmisión partía de aportes fundamentados en la experimentación activa, la autogestión, el respeto incondicional por la palabra de cada participante, la creatividad y la libertad responsable.

 

  Era un atento estudioso de corrientes innovadoras. Supo de Jesualdo, Korczak y Alexander Neill (quién fundara en 1921 la Escuela Summerhill –en Inglaterra–, pionera en la posibilidad de que los alumnos escogiesen si querían asistir a clase y en la dinámica de las asambleas, a las que accedían todos para determinar las normas de la escuela. Es decir, una institución líder en la pedagogía antiautoritaria).

 

  “Lucho” inventó un mundo en la calle Formosa al 232 (en la ciudad de Buenos Aires) al anexar dos casas viejas con amplio fondo. En poco tiempo las aulas se llenaron de niños de la mano de padres interesados y de notables docentes en recreación, plástica (María Angélica Chamorro), teatro (Roberto Vega), ciencias (Eugenia Kamitz), construcciones (Balderrama), cine, etc. Con el aporte de periódicas visitas de exponentes diversos –como ejemplo, el gran escultor italo-argentino Antonio Pujía tallando un rostro en madera frente a tantos chicos (en época cercana a su impacto con la serie de esculturas: “Biafra”)–, aprehendían lo creativo de adentro mediante facilitadores excelentes.

 

  Materiales diversos hicieron de la metalurgia: una cápsula espacial, juegos de destreza y la sensación de poder armarlo todo. Se daban cita plásticos, cartones, bobinas de hilo, libros y revistas, isopor y maderas…

 

 [19]  

 

[20]

 

  Visitas guiadas y filmaciones, charlas participativas-reflexivas y discusiones resolutivas de estos “locos bajitos” protagonistas que solían debatir noticias de actualidad desde corta edad apoyados por una cartelera mural en la que pinchaban lo destacado.

 

  Y como entre globos, engrudo y papeles de diario, florecían cascos espaciales para cada quién, el hombre compró un telescopio. Era necesario contar con un observatorio y fue construido a tal fin, para usufructo de todo Sentir y Pensar. Con minuciosa guía en la materia óptica, los niños aprendieron a pulir los lentes del aparato. Jamás fue premisa: "los chicos no saben"...

 

  Siendo –el instituto– un emprendimiento particular, crecían junto a él, pibes cuyas familias no podían pagar un peso (en esa época: Moneda Nacional).

 

  Su posterior creación ha sido el TEC: Taller Experimental Cinematográfico. Con la coordinación del cineasta, documentalista y docente Jorge Surraco, el equipo participante de ya adolescentes… o casi (han filmado niños de 10 años), realizó cantidad de cortos (en el formato posible fuera del circuito comercial: Super 8 desplazando al cine en 16 mm. de precios prohibitivos). La fuerza de este grupo innovador impulsado en 1972, fue decreciendo hasta su declive años más tarde… tiempos de “anastasia” que terminaron por apagar al proyector de los sueños con tijeras de odio que excedían al celuloide.

 

  Así este hombre real siguió su curso a cinceladas, con trayectos más duros que alguno de los materiales que moldeó con maestría. Sus hijas partieron a Europa (para poner a resguardo un futuro de vida, hijos, profesiones y arte), invirtiendo el recorrido que generaciones atrás trajera el futuro a estas costas. Musia, joven abogada y de una calidez entrañable, perdió finalmente la batalla contra la enfermedad. Todo era distancia.

 

  Se preguntó por qué, lloró, repasó su vida, lloró, sintió y pensó. Se levantó, miró sus manos, y entendió que tenía mucho por hacer. Como Chaplin después de las derrotas, como él… con la mirada encendida y su voz cálida, pausada y misteriosa inaugurando encuentros.

 

  Un nuevo itinerario lo acercó a Isabel, una analista con quién se animó a compartir la vida a través de los días. La oportunidad dijo presente y los proyectos también.

 

  ¿Cómo se “fabrica” un artista? ¿Qué generaciones lo han tallado en silencio?

“Ahora voy a hablar del horizonte…”

 

  En 1985 recibió el primer premio de escultura otorgado por la S.A.A.P. (Sociedad Argentina de Artistas Plásticos). En 1994, el premio único – Apartado relieve otorgado por el LXXXIII Salón Nacional de Artes Plásticas (Bs. As.), y diversos galardones con posterioridad.

  

  En los últimos años dio forma a numerosas esculturas en madera rescatando la identidad judía ancestral. Una de ellas está en el Museo del Holocausto de Buenos Aires.

 

  Ha incursionado en las letras rescatando historias, destilando y reorientando el dibujo hacia el humor en palabras[21]… nuevos envases para una misma bandera en el tiempo.

 

  Obras suyas se encuentran en instituciones y colecciones particulares del país y el extranjero. El afecto y reconocimiento logrado… es sin fronteras.

Y ha recibido el cariño de tantas personas que supieron de sus pasos generosos.

 

  En 1970 –por ejemplo– aquellos padres que lo visualizaron como puente para que sus hijos pudiesen elegir y crear en libertad, le entregaron a él y a Musia, una medalla con una inscripción: “Gracias por Sentir y Pensar”.

 

  En una ocasión León Herman el gran vanguardista de Sentir, Pensar y Crear invitó a un folklorista “de otra galaxia”, para que los niños de entonces respiraran el sonido y las voces autóctonas. Se trataba del compositor y cantante, narrador oral y luthier Anastasio Quiroga (des-cubierto por Leda Valladares, y fabricante de sikus, quenas, erquenchos, charangos, etc.). Un hombre que proviniendo de la quebrada jujeña (cerca del sitio en el que María Elena Walsh catapultara a la fama… ¡a una vaca!), se había ambientado su paisaje de origen en un lote de pocos metros, pero en Tortuguitas (ciudad ubicada a 39 kilómetros de Buenos Aires).

 

  Al parecer todos migran. Los chicos en grandes… también.

Decía… Quiroga cantaba acompañado por su charango:

 

“Plantita de alelí que parecida es nuestra suerte,
 plantita de alelí que parecida es nuestra suerte,

 que a ti te llega el invierno,
 y a mí me llega la muerte”...

 

  Muchas de las estrellas que hoy vemos, han muerto. En realidad vemos su pasado, la luz que continúa llegando hacia nosotros… Pero la luz, el destello del artista en la esencia de los días permanecerá imborrable mientras se escuchen los latidos del tiempo.

 

  Algunos dicen que no despertó. Otros saben que está soñando.

 

  ¡Chau Lucho!

 

 

 

Notas

[1] Aquel impulsor de las principales corrientes artísticas en los ’60, que encontrara su norte como responsable del Centro de Artes Visuales del Instituto Di Tella.

[2] La cultura como provocación Jorge Romero Brest, por Edgardo Giménez y autores varios. Ediciones de Autor – Buenos Aires – (2006).

[3] La sección “Escuela para Padres” que ofrecía el vespertino La Razón –que imprimía 500000 ejemplares por día– se editaba tres veces por semana. Fuente: http://www.evagiberti.com/violencia/los-malos-tratos-y-las-violencias-contra-ninas-y-ninos-sintesis/

[4] Héctor Torino fue su primer maestro. Era el autor de la tira cómica devenida revista: “El conventillo de Don Nicola”

 [5] “Don Juan”, de 99 Silencios

[6] “La nueva maestra”, idem.

[7] Fotografía publicada en: http://segmentosdevida.blogspot.com.ar/2011/05/quirino-cristiani-segmentos- 

  de-su-vida.html. Victor Iturralde ha sido artífice de otra de las experiencias señeras para que centenares  

  de niños se acercaran al cine. En su espacio proyectaba documentales y otros films destinados a

  sorprender  y a entusiasmar a una generación de chicos curiosos. Asimismo habitan la foto Caloi y el 

   pionero en animación de origen italiano Quirino Cristiani… y “Lucho” Herman.

[8] Ediciones Sentir y Pensar – 1967 – Buenos Aires

[9] Editorial Index – 1971 – Buenos Aires

[10] Revista Panorama Nº 20. Edición de enero de 1965. Buenos Aires.

[12] Recordemos que Zeus se vengó de Prometeo e hizo que lo llevaran al Cáucaso, donde fue encadenado

   por Hefesto. He hizo enviar un águila para que le comiera el hígado.

[13] Escultura: “La caída”. Tapa de la revista Imago Agenda Nº 138 de Editorial Letra Viva

[14] Escultura en madera de la serie “Tango”.

[16] Escultura emplazada en el Hall de la Biblioteca Nacional en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El escultor y su homenaje a Borges.

[17] En su edición del 23 de diciembre de 1969.

[18] “Anastasia” –decía en el sobre del disco– es el nombre con el que en Francia se llama a la censura. Muchas voces se levantaron horrorizadas por el tenor de las canciones. Y la canción citada se explayaba así: “Nuestra Anastasia querida/ te damos la bienvenida/ te damos la bienvenida/ al país, al país/ donde la gorra y el sable/ usarán tu inoxidable/ con fervor, con fervor./ Ya era hora que vinieras/ y de que nos impusieras/ la moral./ Vos, tijera castradora/ has de ser la salvadora del hogar…”

 

[19] La famosa cápsula con controles electrónicos construida por Balderrama –el “manos a la obra inapagable” de Sentir y Pensar.

[20] Portada del Boletín realizado por los niños de aquel entonces, que retrata la multiplicidad de búsquedas cotidianas en las que se erigían en protagonistas. Era 1969, el hombre llegaba a la luna, y en Sentir y Pensar los chicos ganaban el espacio.

[21] Una humorada publicada en http://laboratoriocentral.blogspot.com.ar/2010_02_01_archive.html la constituye el presente micro relato: “Amigos”

 

“Un amigo que dejó de fumar tuvo una crisis y volvió a engancharse al vicio. Lo hizo a escondidas para no perder el aprecio de sus familiares y compañeros.

Había recibido tantas felicitaciones que temía decepcionar a todos. Entonces fumaba en el baño, abría la ventana y luego se comía un caramelo de menta.

El primero en descubrirlo fue su hijo. La noticia se difundió rápidamente y lo enloqueció.

Un día lo encontré por la calle en un estado lamentable. Lo invité a un bar y charlamos mientras tomábamos una gaseosa y comíamos hamburguesas.

Antes de separarnos me comentó lo bueno del encuentro.

Al poco tiempo me crucé con el hijo y me comentó que el padre había dejado

de fumar. Comía únicamente hamburguesas con gaseosas: era un obeso de

más de 120 kilos y todos los días iba a McDonald.

Me pidió que lo llame y así lo hice. Nos citamos en un bar. Tomamos whisky y charlamos largo y tendido. Nos despedimos y ayer me enteré, también por el hijo, que había adelgazado y que concurría dos veces por semana a alcohólicos anónimos.

Esta vez no me pidió que llame a su padre”.

                                                                    León Herman

 

 


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