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                                        Mural “Violeta y Víctor” de “Pititore”*

“El enamoramiento de la muerte (ajena), antisolidaridad, insensibilidad comunitaria, empatía con la necropolítica. Cuantos más mueran bajo un gobierno popular, más chances creen tener de (en las próximas elecciones) ganar en nombre de la libertad. La libertad de los esclavos.”

                  “El romance entre la orquídea y la avispa” por Esther Díaz[1]

  Según el informe “Global Economic Prospects”[2] emitido por el Banco Mundial[3] Organización internacional conformado por el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) y la Asociación Internacional de Fomento (AIF) encontramos advertencias de lo obvio, lo esperable y lo que se repite una y otra vez: que la crisis mundial propiciada por la llegada del covid-19 dejaría repercusiones económicas severas, aumento de las deudas e incrementaría los dilemas mundiales.

  En el documento se encuentra lo siguiente:

“Cuando la pandemia del COVID-19 empezó a afectar a América Latina y el Caribe (ALC), se aplicaron políticas de mitigación estrictas y de varios tipos. Los datos sobre emisiones y sentimientos sugieren que los económicos de la pandemia han sido repentinos y severos. Las condiciones financieras en la región se han endurecido sustancialmente en medio de un sentimiento de huida hacia la seguridad entre los inversores. Los responsables políticos han respondido a este cambio brusco del entorno económico con una serie de medidas de apoyo monetario y fiscal.” (World, Bank, 2020, p. 82)

  Se agrega a lo anterior la declaración de Ceyla Pazarbasioglu, vicepresidenta de Crecimiento Equitativo, Finanzas e Instituciones del Grupo Banco Mundial “Las perspectivas dan mucho que pensar, ya que es probable que la crisis deje cicatrices difíciles de borrar y que plantee complejos desafíos mundiales”[4]

  Si bien el documento y la declaración parecen ser claras, y, entregar un escenario con consecuencias universales, respecto de que en el corto plazo un gran número de personas en el continente latinoamericano –y a nivel mundial– serían empujados a la extrema pobreza, agravándose la situación regional, profundamente marcada por una distribución desigual de las riquezas, paulatinamente perpetuadas desde finales de la década del 90 –momento de implantación inaugural y definitiva del modelo capitalista-neoliberal a nivel mundial–, nada podría prever que las riquezas de la elite económica incrementarían pese al virus, las medidas, la crisis, el escenario y la pandemia, situación que en Chile no tuvo un resultado diferente.

  Mientras de extremo a extremo, la población chilena se veía duramente afectada por la pandemia, perdiendo fuentes de trabajo, aumentando infinitamente las tasas de desempleo, deudas y un amplio y triste etcétera, diferentes empresarios nacionales, entre ellos el mismo presidente de la República de Chile Sebastián Piñera, vieron en la crisis una oportunidad de sumar más ceros a sus cuentas bancarias.

  Según la investigación llevada a cabo por Ramón E. López y Gino Sturla Zerene (2020) se advertía lo siguiente:

“Un argumento que debiera convencer al Gobierno y sus elites económicas es que, si no hacen algo significativo en apoyo de las familias y de las Pymes, vamos a tener una catástrofe social de grandes proporciones, quizá comparable a la de 1981-83 en plena dictadura. Esta catástrofe agravará las tensiones sociales que siguen completamente vigentes desde el estallido del año pasado, lo cual podría llevar a un verdadero terremoto social, gatillando un proceso político y social caótico que sabemos cuándo empieza, pero no cuándo ni cómo termina”[5]

  Lo anterior no fue el único documento articulado a propósito de lo que devenía con la pandemia, las reflexiones en torno a las acciones y medidas fueron amplias e incluso antagónicas, derecha versus izquierda, economistas, filósofos, periodistas, académicos, la lista de profesionales, políticos, organizaciones e instituciones fueron variadas. Empero, aunque las advertencias eran muchas, oídos sordos se hizo a las urgencias de la población, a la vida y a las condiciones materiales que el grupo mayoritario tenía que tolerar y confrontar.

  Luego de una serie de medidas que buscaron recuperar la economías del país, incluso dando paso a 2 retiros de los Fondos de Pensiones de los chilenos, la crisis económica del país incrementaba, pronto comenzaron a verse movimientos populares, individuos desesperados que salían de sus casas incluso con el virus deambulando y altos índices de contagio/muerte en el país, pues, no había otras opciones, el camino de los pobres no era muy positivo respecto de lo que tenían por delante: salir de casa y contagiarse en el intento de conseguir el pan de día a día o por el contrario quedarse en casa y pasar hambre, frio y una escases total de los servicios básicos.

  En diciembre de 2020 diferentes estudios y medios de difusión masiva traían la noticia de que los empresarios chilenos, las familias que conforman la elite del país habían incrementado notablemente sus millonarias fortunas. Según los datos publicados en el informe anual “Forbes” al menos 5 chilenos aparecían en la lista de los rankings mundiales de los más ricos del planeta. En CNN Chile (2021) encontramos respecto del ranking lo siguiente:

  En el caso de Chile, entre los nombres que lideran se encuentran la familia Luksic (US$ 23.300 millones), Julio Ponce Lerou (US$ 4.100 millones), Horst Paulman (US$ 3.300 millones), el presidente Sebastián Piñera y su familia (US$ 2.900) y Roberto Angelini (US$ 2 mil millones)[6].

  Tras lo cual la sensación de una crisis universal se desvanecía por completo, no estábamos “juntos” en esto, pues, mientras un grupo mayoritario de la población chilena tuvo que tolerar la perdida de seres queridos, familiares, amigos sin posibilidad de despedirse de ellos.

  Mientras algunos pasaron sus últimos días en la completa desesperanza y abandono por parte de las autoridades debido a la saturación del sistema de salud chileno, otros sonreían acumulando e incrementando sus patrimonios.

  Desde finales del 2020 se corría la voz para implementar el tercer retiro de los Fondos de Pensiones, como medida para que las clases bajas puedan palear los efectos de la pandemia y tener un pilar sobre el cual asegurar, aunque sea mínimamente su vida. Frente a este proyecto, el presidente Sebastián Piñera se opuso rotundamente y como no hacerlo, si él tiene invertido su capital en una AFP.

  Pese a la posición antagónica y los intentos de frenar este proyecto, hay luz verde, con 119 votos a favor, 17 en contra y 3 abstenciones, los parlamentarios decidieron –algunos– apoyar a las siempre vulneradas clases bajas y medias del país. El país sigue sumergido en una crisis sanitaria, donde los casos aumentan, algunas ciudades prevalecen totalmente cerradas, y el comercio oscila entre la apertura y el cierre.

  Según El Johns Hopkins University & Medicine: Coronavirus Resource Center, a la fecha, siendo fines de abril del presente 2021, Chile cuenta con 1.162.811 casos registrados por Covid-19 de los 146.079.735 mundiales y una total de 25.742 muerte por Covid de un total mundial de 3.096.110[7].

  En este escenario pensar en un porvenir se vuelve una tarea fundamental. Es necesario pasar a la acción e imponer una apertura, abrir una nueva puerta respecto de lo que acontece. Dar un giro en tanto a perspectivas a propósito de la dirección a la cual actualmente somos arrastrados de forma inerte. Esa es una de las razones por las cuales los pobres siguen empobreciéndose y los ricos, pasan a ser multiplicar patrimonios y a aumentar su control mundial incluso con un virus mortal deambulando por el globo.

  Nada cambia, el miedo sigue, y la población continúa adormecida a diferencia de lo acontecido el 18 de octubre del 2019. Es necesario recordar, que no son tiempos de volver a dormir, descansar y reposar en el pensamiento de que las coordenadas de la historia harán algo, es necesario nuevamente salir, despertar(nos).

“Y así como desde la podredumbre de un cadáver surge vida, desde el flagelo viral y la incertidumbre sembrada por la desobediencia civil destituyente podrán surgir nuevas formas de convivencia entren quienes –en lugar de profesar el odio– profesan la solidaridad y refirman la vida.”

                            “El romance entre la orquídea y la avispa” - Esther Díaz[8]

Arte mural*: Ernesto Guerrero Celis “Pititore” es artista, muralista, ilustrador y diseñador gráfico. Nacido en Conchalí, Chile. Trabaja –a través de los murales– en la memoria patrimonial de los barrios, las culturas ancestrales y la música.

                      https://www.instagram.com/pititore_cumaart/