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                                            “Los signos de interrogación son más importantes que los                                                              signos de exclamación”.

                                                                                    Fania Oz 

Esta frase de la escritora israelí Fania Oz, me hizo pensar que nos interrogamos para salir de las certezas y los prejuicios y para no quedar atrapados en  la injusticia.

Tras muchas e intensas luchas por la equidad entre los géneros, las fuerzas que aspiran a relegar nuevamente a las mujeres a planos de inferioridad continúan activas en nuestras sociedades. Por ello nuestra función es transmitir a las nuevas generaciones el porqué de los reclamos por la igualdad y la no violencia.

En un país en el cual los femicidios son pan corriente, algunos de nuestros ideales, principalmente los de libertad de pensamiento y de cuerpos para todos los seres humanos, tienen que ser recordados y defendidos.

Cuatro son las preguntas que debemos transmitir y responder, cada vez que conmemoramos el Día Internacional de los Derechos de las Mujeres a saber:

1. ¿Por qué se estatuyó el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer? En memoria de las trabajadoras textiles que lucharon por un salario digno equiparado al de los hombres y por la  paz en el mundo, recibiendo a cambio agresión y muerte.

2. ¿Por qué hacemos extensiva la conmemoración a todo el mes de marzo? Para darnos tiempo de esclarecernos a nosotras mismas y a nuestro entorno familiar y laboral.

3. ¿Por qué destacamos la violencia a las mujeres cuando la violencia es un mal general? Porque la violencia a la mujer no es circunstancial sino que al estar arraigada en el inconsciente por los milenios de transmisión cultural, se repite en todos los sectores económicos y educacionales, en los ámbitos institucionales y hasta en los lugares más democráticos.

4. ¿Por qué subsisten la violencia familiar y de género? Porque al pertenecer al ámbito privado la violencia familiar es mucho más difícil de demostrar, de responsabilizar al agresor y por ello de erradicar. También porque las mujeres sometidas a los valores patriarcales educan a sus hijos en esos valores lo cual deriva en que la historia de agresiones se repita.

Aquellos que consideran a esta fecha innecesaria alegan que, por lo menos en el Occidente de nuestros días, las mujeres han dejado de ser el sexo débil. A ellos respondemos que la mera oposición entre sexo débil y fuerte ya es discriminante, que jamás la mujer fue el sexo débil, sino el más oprimido y sigue siendo objeto de discriminación, trata y acoso.

Durante siglos se consiguió arrebatar a las mujeres su fortaleza emocional y su potencia creadora porque la necesidad de poder y dominio sobre el semejante-diferente es un goce cruel, arbitrario, universalmente vigente y absurdamente justificado con el argumento del patriarcado que rechaza la tolerancia a la diversidad sexual. Solo si nos deshacemos del prejuicio que cataloga a las personas en inferiores y superiores, y solo si el conjunto social toma conciencia del obstáculo que representa en el desarrollo individual y colectivo, la violencia al semejante y por ende de género, podremos alcanzar alguna modificación en la estructura de los vínculos de parentesco y el respeto al otro.

El semejante es alguien que difiere sexual, étnica, religiosa, intelectual y afectivamente de ahí que cada ser humano es en sí mismo un crisol de identidades lo mismo que la sociedad. Esta idea es solidaria con el respeto a la “diversidad”. Desde esta perspectiva el Día Internacional de la Mujer propone despertar las conciencias hacia la emancipación de todos los seres humanos.

Para terminar: ¿por qué convalidamos la existencia del Día Internacional de la Mujer?

Respondemos: “porque fuimos quemadas siendo maestras, enfermeras y sacerdotisas; porque fuimos lapidadas por amar y buscar la justicia, porque fuimos encarceladas y torturadas por defender la vida, porque aún hoy hay mujeres maltratadas y asesinadas por sus cónyuges, porque fuimos blanco de vejación de todos los ejércitos del mundo, porque dimos a luz y amamos a los hijos de nuestros opresores; porque nuestro trabajo no es igualmente valorado ni retribuido económicamente, porque aún las fuerzas de seguridad que debieran defendernos nos agravian y acosan, porque reclamamos el derecho a ser dueñas de nuestro cuerpo y nos lo siguen negando, porque hay mujeres que aun hoy no ven la luz del sol, porque siendo libres aún no lo somos como quisiéramos…”