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La cuestión del padre en Freud y la función paterna en Lacan29/09/2004- Por Abel Langer - Realizar Consulta

A la pregunta ¿Qué es un Padre? podemos responder que un padre es aquél que en la historia de la cultura cumple una función, y esa función será la de producir un sujeto escindido. Entonces podríamos decir que un padre es quien construye y constituye la realidad psíquica. Este deseo de un padre, deseo inconsciente de donación de un nombre, quiere decir deseo de inscripción en una cadena generacional, de inscripción en un orden serial y en una genealogía a la que nos referiremos diciendo que éste será el orden de la cultura.
“¿Qué es un Padre?”
A la pregunta “¿Qué es un Padre?” podemos responder que un padre es aquél que en la historia de la cultura cumple una función, y esa función será la de producir un sujeto escindido.
Es desde el padre de construcción del concepto de Inconsciente de “La interpretación de los sueños”; el del asesinato del protopadre por la horda primitiva en “Totem y Tabú” (padre simbólico); el padre seductor de “Análisis fragmentario de una histeria” (Dora), el padre en la constitución del fantasma de “Pegan a un niño”, el padre de la cultura de “Moisés y la religión monoteísta”, el padre legislador del “Moisés de Miguel Ángel”, el padre imaginario de “El presidente Wilson”, el padre forcluído de “Observaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (dementia paranoides) autobiográficamente descripto”, como Freud trata un tema trascendental en la construcción del edificio de la teoría psicoanalítica.
Entonces podríamos decir que un padre es quien construye y constituye la realidad psíquica. Ustedes recordarán que para Freud, el concepto de realidad psíquica, implica una construcción teórica donde ubica los conceptos de inconsciente, preconciente y conciente. Es lo que desde Freud se denomina la primera tópica. Luego, en la segunda tópica Freud va a hablar de Ello, Yo y Superyo. En las dos tópicas aparece la escisión del aparato psíquico. A partir de esta escisión del aparato psíquico, Freud construye el concepto de realidad psíquica.
Entonces en la experiencia psicoanalítica el padre es un término referencial que relanza la pregunta: “¿Qué es un Padre?” El Padre es un nombre, es decir, que es un referente que no está garantizado por una verdad de experiencia. Y por lo tanto está garantizado por una fe en un nombre que dona (aquí debemos detenernos a pensar en el efecto de creencia en las neurosis para el establecimiento de la transferencia y de la des-creencia en las psicosis). Porque el Padre, al ser siempre incierto nos permite afirmar que el Padre es una experiencia de fe del nombre que dona. En esta experiencia de fe, en esta experiencia incierta, experiencia de la incertidumbre, tiene su origen la función paterna y su legitimización, el significante del Nombre del Padre.
Es decir que la incertidumbre de la función paterna es estructural y estará ligada al deseo de donación de nombre y este deseo no será capturable por los sentidos. Esto quiere decir que la certeza materna está ligada a los sentidos, es filogenética, mientras que la incertidumbre paterna estará estructuralmente ligada al deseo. Por lo tanto un padre es una experiencia de la incertidumbre.
Este deseo de un padre, deseo inconsciente de donación de un nombre, quiere decir deseo de inscripción en una cadena generacional, de inscripción en un orden serial y en una genealogía a la que nos referiremos diciendo que éste será el orden de la cultura.
Acerca de la creencia originaria
Dice Freud en el “Manuscrito K” que el sujeto paranoico “deniega creencia a un eventual reproche, se comporta como si nunca hubiesen existido ni el placer de la vivencia sexual ni el displacer del recuerdo y por lo tanto proyecta sobre el otro la causa del displacer en lugar de reprimirlo como lo hace el neurótico”. El sustantivo que utiliza Freud en alemán para designar esta “incredulidad de origen” del sujeto paranoico es unglaube que corresponde a la negación de glaube que significa fe y creencia. Es decir que ya desde Freud los síntomas propios de la psicosis (los fenómenos elementales) se asientan en la fe y en la creencia que les han sido rehusadas, recusadas en los autoreproches, alterando constitutivamente al Yo.
Por lo tanto, estos reproches que han sido denegados en su creencia retornarán en lo Real, provenientes del Otro.
Y agregará Freud en “Nuevas aportaciones sobre las neuropsicosis de defensa”: “Estos síntomas encuentran en el sujeto paranoico creencia o fe plena”. A su vez en su texto “Acerca de la causalidad psíquica” (1946), Lacan hace referencia al fenómeno de la creencia y se opone a toda la tradición filosófica que considera la creencia un déficit en relación con el saber, informándonos: “con su ambigüedad en el ser humano y su demasiado poco para el conocimiento, ya que es menos que saber pero es quizás más: afirmo, es comprometerse pero no es estar seguro.” Por lo tanto la creencia delirante será para Lacan el desconocimiento que mostrará que aquello que se niega debe ser de alguna manera reconocido y que el psicótico posee una certeza, la de que estos fenómenos que le incumben, provengan de donde provengan y que signifiquen lo que signifiquen, lo comprometen absoluta y personalmente. Idea que retomará en el seminario 3 (Las psicosis) donde planteará que el loco no cree en la realidad de sus alucinaciones, incluso puede llegar a admitir su irrealidad. Por lo tanto no será la realidad lo que está en juego sino la certeza absoluta que el loco posee, que “eso” le concierne a él. Por lo tanto la certeza delirante será una respuesta del sujeto a esa incredulidad de origen, al unglaube de Freud articulado en un punto fundamental del sistema simbólico. Esta incredulidad no es el opuesto simétrico de la creencia ni su negación, sino esencial y fundamentalmente su rechazo, su repudio o según el seminario “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis” la ausencia de uno de los términos de la creencia que designa la división del sujeto: “En el fondo de la misma paranoia, que nos parece sin embargo totalmente animada de creencia, reina este fenómeno del Unglauben. No es el no creer en ello, sino la ausencia de uno de los términos de la creencia, del término en el que designa la división del sujeto. Si no hay, en efecto, creencia que sea plena y total, se debe a que no hay creencia que no suponga en su fondo que la dimensión última que tiene que revelar, es estrictamente correlativa del momento en que su sentido va a desvanecerse.” (pag. 242, Barral Editores).
Así el psicótico no sabe lo que eso quiere decir pero sabe que quiere decir “algo”, transformando de este modo en certeza a la indeterminación del vacío de significación, indeterminación que podemos considerar como aparece semánticamente para el sujeto lo que denominamos forclusión del Nombre del Padre.
Diferenciaremos en el fenómeno de la descreencia (Unglaube) entre esquizofrenia y paranoia. En la esquizofrenia aparece sumergido en el sinsentido de no creer en el Otro, mientras que en la paranoia
(delirio sistematizado) nos mostrará la certeza delirante en respuesta al sinsentido de lo Real. Todo hará sentido para él como nos informa Schreber en sus Memorias.
En el seminario “RSI”, refiriéndose a la creencia dará Lacan dos modalidades lingüísticas del verbo creer en francés y dirá que el sujeto que demanda un análisis cree en el síntoma como puede creer en la ciencia o en los Reyes Magos, y que su síntoma dice algo y que hay que descifrarlo aunque no necesariamente hay que creerle al síntoma, tenerlo por verdadero. Esto es para Lacan uno de los puntos fundamentales que establece la diferencia entre neurosis y psicosis. En las psicosis el sujeto cree en las voces y en la verdad de su significación, no necesariamente en su realidad pero sí en la verdad unívoca y absoluta que portan. Por lo tanto de un vacío de significación, de una incredulidad originaria en el Otro, la psicosis muestra como se transforma en una certeza delirante que obtendrá un efecto de estabilización. En las neurosis el sujeto parte de la creencia y de esa alienación primaria como posición del Inconsciente constituido por la indeterminación del sujeto y en la entrada en análisis al ponerse el síntoma en “estado” y el comenzar el sujeto a creer en él nos mostrará que “eso” es transferencia.
¿Por qué podemos decir que una inscripción de un nombre es un deseo ligado a inscribir a un sujeto en el orden de la cultura? Porque un nombre involucra a cualquier sujeto inscripto en una cadena generacional en relación con una deuda. Deuda inconsciente a dos vías: al padre por la donación del nombre y a la madre por la donación de la vida (biológica). (En este sentido podemos hablar de culpa/deuda constitutivas del sujeto y decir que en la lengua alemana será la misma palabra que designará a ambas: “schuld”).
Entonces, si no es capturable por el orden de los sentidos, y el padre es por lo tanto incierto, esto amarra al sujeto en un lugar absolutamente diferente en relación con cualquier registro biológico.
Dador de un nombre, y esta será la función paterna, que a su vez será función de corte: función de donar que involucrará al donante -función paterna- como agente de la castración. Esta función de nominar no sólo lo involucra al sujeto en una cadena generacional, sino que al producir un corte (el padre agente de la castración) lo encadena al sujeto al orden simbólico. Entonces, vamos a ir entendiendo que el padre no solamente tiene una función que es la de inscribir a un sujeto donando un nombre sino también la de marcar una diferencia esencial del orden de la castración para un sujeto: en este sentido será que al establecer la diferencia y ordenarla es que denominamos al padre agente de la castración por sustraer a la madre su objeto de goce (función de “menos fi” en la nomenclatura de Lacan) propiciatoria y generadora del acceso a la metáfora paterna.
Nota: El presente material guarda relación con el desarrollo ofrecido en el libro-seminario “Las psicosis, uno por uno” de próxima aparición
Bibliografía:
Agamben Giorgio: “El lenguaje de la muerte”
Freud, Sigmund: “Tótem y tabú”
“El Moisés de Miguel Ángel”
“Moisés y la religión monoteísta”
“Pegan a un niño”
“La negación”
“La novela familiar de un neurótico”
Lacan, Jacques: “Los cuatros conceptos fundamentales del psicoanálisis”
“La identificación”, seminario IX
“RSI” seminario XXII
Lemérer, Brigitte: “Los dos Moisés de Freud (1914-1939)”
Porge, Eric: “Los nombres del Padre en Jacques Lacan”
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