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Libertad y determinación en Psicoanálisis. In memoriam Diana Rabinovich (18-07-43/ 22-04-21)

26/04/2021- Por Amelia Haydée Imbriano - Realizar Consulta

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La noticia del fallecimiento de Diana Rabinovich no dejaba de resonar. Y, lo que seguirá resonando en todo aquél que se forme como psicoanalista serán sus enseñanzas. Haciendo nuestras las palabras del Instituto Jacques Lacan y la Fundación Psicoanalítica S. Freud, comentamos: “quien contribuyó con su enseñanza en las Jornadas de Primavera de la Institución”.

 

                             

  

 

 

 

“A nuestro entender, si el psicoanálisis no abre para cada sujeto hablante la posibilidad de ese ‘poco de libertad’ como la denomina Lacan, su ejercicio deviene una mera estafa”.

 

                                                         Diana Rabinovich.

 

 

  Con esta frase inicia el prólogo de su libro El deseo del psicoanalista. Libertad y determinación en psicoanálisis, volviendo a insistir que “establecer las coordenadas del debate que propone esa titulación es el modo de tener en cuenta el carácter central, subversivo incluso, del deseo como deseo del Otro”.

 

  Al promediar la mañana la noticia del fallecimiento de Diana Rabinovich no dejaba de resonar. Y, lo que seguirá resonando en todo aquél que se forme como psicoanalista serán sus enseñanzas.

 

  Haciendo nuestras las palabras del Instituto Jacques Lacan y la Fundación Psicoanalítica S. Freud, comentamos: “quien contribuyó con su enseñanza en las Jornadas de Primavera de la Institución”.

 

  Obviamente, se refieren al Instituto de la ciudad de Tucumán, impulsado por Marta Gerez Ambertín, quién infatigablemente establece coordenadas de debate respecto de la enseñanza del Psicoanálisis en beneficio de que no se desvirtúe eso propio, verdaderamente propio” que señala Lacan en 1958.

 

  Pero, hay en esa frase cuatro significantes que deseamos destacar: “contribución”, “enseñanza”, “primavera” e “institución”.

 

  La contribución con el psicoanálisis se inició en su decisión de formarse como psicoanalista, y en el modo lógico de encarar la práctica, y de forjar su deseo en tanto tal. Luego se encontrarán sus libros, traducciones, y artículos, los videos, la transcripción de sus teóricos en la cátedra de Escuela Francesa (UBA), sus seminarios en SABA, entre muchos etcéteras.

 

  Nos atrevemos a decir que se trata de alguien que asumió su propia determinación desde un margen de libertad, tal como lo demuestra en el anexo del libro mencionado, titulado “Lógicas de la Escuela en psicoanálisis”.

 

  Pudiendo pensar la libertad referirá varias reflexiones. Por un lado, afirma que en un psicoanálisis no se trata de llevar a un sujeto adonde no quiere ir pues se ejercería una especie de violencia psicoanalítica sobre el mismo. Por otro, y coherente con el anterior, trabajará el tema desde el terror hegeliano a la contingencia en relación a la clínica.

 

  Al respecto reflexiona sobre la relatividad de los analizantes en su relación al carácter de verdad liberadora que se pretende del psicoanálisis, pues el mismo le permite al sujeto decidir si acepta o no esa causación por el deseo del Otro.

 

  Su enseñanza ha estado marcada por la asunción de ese lugar inédito, el lugar del analista, el de prestarse a una operación gracias a la cual alguien pueda recobrar un margen, aunque sea mínimo, de libertad.

 

  Una característica de su enseñanza ha sido ubicarnos respecto de la historia del psicoanálisis, no refiriéndose a la historia cronológica, sino a una historia conceptual. Así no dejó de perfilar un camino largo, a sabiendas de que la época impone las trayectorias rápidas. Explicita que no puede partir de Lacan sino que es necesario tener, al menos, cierto zócalo: la obra de Sigmund Freud.

 

  Ese rescate del lugar lógico de la libertad es, en nuestra consideración, la forma en que nos deja enseñanza respecto de la primavera que el psicoanálisis sugiere. El mismo no implica ninguna cura respecto de la irrepresentabilidad de la sexualidad y la muerte, punto de lo real inefable. Pero, implica una posibilidad para un sujeto de asumir una posición respecto de su deseo, ¡no es poco!

 

  No será una primavera floreciente de rosas, pero si un florecimiento del sujeto en cuanto a su despertar en su estatuto de deseante.

 

  Siempre ha trabajado como analista, sosteniendo su responsabilidad de dirigir la cura ‒sin que sea bajo la forma de tipicidad‒ fiel a la ética que funda el psicoanálisis, y desde ella ejerciendo una táctica libre, en la cual las sesiones no se tipificaron en cortas o extendidas, sino en los modos lógicos de la transferencia de trabajo del analizante –obviamente ha criticado fundamentadamente lo que llamaríamos la sesión abreviada‒.

 

  Respecto de la institución, coherente con su posición, se preocupa por la emergencia de escuelas en donde se coarta la libertad o se trata de escuelas “tipo”. Sostiene una posición crítica respecto de la “Escuela única”, sostenida en la lógica de excepción desde el significante fálico.

 

  Recomienda una escuela desde la lógica del no-todo, desde la cual sea posible pensar la existencia de una pluralidad, donde haya lugar para que cada quién recoja esos pedacitos de saber que todos los analistas cosechan, y que en algún momento puedan intercambiar entre sí los hallazgos de saber de su experiencia.  

 

  Ha considerado que el error de los analistas, en las escuelas, es creer que el discurso analítico manda, que responde a un imperativo. Para Rabinovich el espacio adecuado:

 

“es más el de una red, cuyo fundamento se encuentre en una topología de la vecindad. Una red sin centro en la que circulen pedazos de saber recogidos por distintos nucleamientos de sujetos, en los cuales algo de la contingencia de la carta de a-muro haya operado para permitirles trabajar juntos”.

 

  Hizo posible, para quienes se formaron con ella, una clínica lacaniana en Argentina y en Latinoamérica. Ha señalado la importancia de una reorganización pulsional, y que ciertas reestructuraciones del deseo son las que permiten un reordenamiento de la estructura pulsional.

 

  Y siendo freudiana, como corresponde al clínico lacaniano, ha afirmado que así como la cura es por añadidura, la modificación de la pulsión en un análisis, también es por añadidura. Se puedo logicizar après coup.

 

  Siempre expresó enfáticamente lo que dice Lacan hasta el final de su obra respecto que el deseo es el vector que orienta el análisis y que hay análisis cuando se pone en marcha el mecanismo del inconsciente, no el de la pulsión.

 

  Diana Rabinovich, su nombre siempre estará en relación al deseo del psicoanalista.

 

 

                      

                                     Encuentro en Caracas - 1980

 

 

Diana Rabinovich (1943-2021)

Psicoanalista, académica, ensayista. Lic. en Psicología - 1963                      Doctorada en Universidad de Paris VIII-1970   

Exiliada en Venezuela durante la dictadura militar, invita a Lacan a Caracas – 1980. Profesora Emérita de UBA, luego de una trayectoria de amplio ejercicio ciudadano. Miembro del Consejo Asesor de la carrera de Psicología – 1983  

Profesora Titular de Escuela Francesa - 1987   

Miembro del Consejo del Doctorado. UBA.                        

Exégeta y traductora de seminarios de Jacques Lacan. Autora de numerosos artículos y libros, entre ellos: “Sexualidad y significante”, “Modos lógicos del amor de transferencia”, “Lectura de la significación del falo”, “La angustia y el deseo del Otro”, “El concepto de objeto en la teoría psicoanalítica” y “El deseo del psicoanalista. Libertad y determinación en Psicoanálisis”.

 

 

Nota: Se han tomado expresiones de la entrevista transcripta en Acheronta 13 de Julio de 2001 y de “El deseo del psicoanalista. Libertad y determinación en psicoanálisis” de 1999.

 


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