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Las anfibias: amor y sexo en mujeres contemporáneas y sus desafíos clínicos

16/02/2021- Por Débora Tajer - Realizar Consulta

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En este artículo se presentan situaciones clínicas de mujeres contemporáneas en análisis. Se evidencian los modos en los cuales se establecen nuevos conflictos ligados a las experiencias amatorias y deseantes atravesadas por la ola verde y por el patriarcado aún vigente. Al mismo tiempo se presentan algunas posibilidades de intervención clínica desde psicoanálisis y género.

 

                     

 

                          Escultura anónima emplazada en Mar del Plata hace 2 días*

  

 

  En este artículo se presentan algunas reflexiones sobre cómo está impactando el actual panorama sexo afectivo en la clínica de los últimos años con mujeres. Panorama que incluye el impacto de dos novedades históricas que se han encontrado: las mujeres como sujetas de derechos y de deseos; y un psicoanálisis con perspectiva de género que las aloja.

 

  Se despliegan entonces en esos encuentros clínicos nuevas libertades, pero también nuevos dilemas que antes no se expresaban de ese modo, porque no estaban habilitadas como prácticas generalizadas para esta población, por las prohibiciones ancestrales externas, e internalizadas, hacia las mujeres.

 

  Incorporo nuevamente en mis escritos mi interés por articular lo histórico social a través de lo intersubjetivo con lo intrapsíquico, al mismo tiempo que me interesa caracterizar a lxs sujetxs reales y sus efectos en la dinámica psíquica propia y de lxs otrxs. Además del fantasma que crea cada quien sobre ese otrx.

 

  Considero importante incluir en estos análisis asimismo la categoría generación, que ya he utilizado en otros trabajos (Tajer, 2020a) para señalar tendencias no homogéneas dentro de quienes pertenecen a una época y presentan ciertas formas o modos de andar por la vida, aun cuando estas formas no producen universalización y tampoco deben aplicarse linealmente a subjetividades singulares.

 

  La generación de mujeres que se presenta en este trabajo se encuentra entre los 25 y los 45 años de edad. Son urbanas, la mayoría “tocadas” por el feminismo, con diversas inserciones laborales y formación académica y se auto sustentan económicamente. Las menores de 35 no tienen hijxs y las mayores, con unx solx hijx concebidx con pareja con un varón que duró entre 5 y 10 años.

 

  En otro texto (Tajer, 2020b) señalaba que las mujeres actuales deben dar cuenta de cómo se las arreglan también ellas con la tensión entre amar a quien se desea y desear a quien se ama, que hasta hace poco tiempo era un conflicto mayoritariamente masculino, dado que pareciera ser una conflictiva que se presenta con la ampliación de los grados de libertad y acceso a los derechos amatorios y eróticos.

 

  A estos varones, que hasta hace poco gozaban de mayores prerrogativas en este campo, se les interpelaba desde las mujeres por el impacto que la expresión y efectos de la gestión de esta tensión tenía en estas últimas, convocándolos a la “responsabilidad afectiva”. 

 

  Hoy son ellas también las que deben arreglárselas, y lo hacen, de diversas formas con la tensión entre la corriente tierna o de apego y la corriente erótica, muchas veces no circunscribiéndose a una sola persona, en apariencia de forma similar a lo que acontece con los varones. Digo que en apariencia, porque aun cuando las mujeres han ganado terreno en las libertades y derechos sexo-afectivos, el patriarcado, aún deslegitimado, está vivo y muestra sus marcas en el amor y en el sexo.

 

  Las mujeres en análisis que aquí presento tienen prácticas de sexualidad y amorosidad que fugan de lo heteronormativo, e intentan y a veces lo logran, de lo patriarcal y del mandato de monogamia, que en la modernidad ha sido solo para las mujeres. Esto también incluye resignificación de las prácticas de maternidad y de los contextos en los cuales se habilitan a desarrollar sus proyectos reproductivos.

 

  Con respecto a la sexualidad, tienen sexo con varones y con mujeres y no se autodenominan de ningún modo específico por ello. No se definen identitariamente por las elecciones eróticas. De hecho en sus discursos, esas prácticas no tienen nombre.

 

  No encuentro en los relatos de sus vidas, períodos de “closet”, sino, en la mayoría, experiencias que van teniendo desde la adolescencia con estas modalidades más abiertas y fluidas. Modelos que caracterizaría como anfibios, ya que andan “por tierra y por mar”.

 

  Estas anfibias, que nadan en tierra y en mar, lo hacen, como ya señalamos, en un histórico social en el cual todavía está vigente la heterosexualidad de dominio y normativa. Por lo tanto, en las prácticas heterosexuales aún se acercan y esperan a que los varones les restituyan el propio narcisismo. Además de que todavía colocan a los mismos varones en el lugar del ideal al cual se aspira llegar a ser.

 

  Heterosexualidad de dominio que coexiste con las prácticas sexo afectivas de: parejas abiertas, poliamor, monogamía no a priori, sino a pactar y fluidez en la elección de objeto erótico.

 

  Presentamos aquí algunas de las vicisitudes de estos existenciarios eróticos y afectivos. Dado que no hay vida sin problemas ni conflictos, compartimos aquí algunos de los conflictos y problemas de estas vidas según se presentan en la clínica. El modo en el cual se desarrollan en este panorama de época las preguntas de este grupo sobre: ¿quién soy?, ¿quién/es me gustan?, ¿de qué modo?, ¿qué me gusta? Voy a presentar algunas viñetas clínicas que lo ejemplifican:

 

 

Una

 

  A Una le gustan sexualmente los varones y ha tenido una muy intensa sexualidad placentera con varios, pero no se los “banca” más en lo afectivo por “machirulos”. Actualmente está en una pareja de convivencia con una mujer a la que ama más de lo que la desea con la cual pacta una pareja monógama.

 

  Pacto basado en que se siente acompañada y protegida. Pero hay algo de sus deseos de sexualidad que sobrepasan el vínculo. Pero aun así, ha decidido no resolverlo desplegando ambas posibilidades con personas diferentes al modo masculino tradicional.

 

 

Dos

 

  Tuvo una primera novia mujer, luego un novio varón unos años más grande que ella al cual idealiza intelectualmente. Cuando llegó, hace dos años, tenía varios trabajos free lance de su profesión y siempre estaba justa con el dinero. Decide dejar de vivir con sus padres, él primero le ofrece que se vaya a vivir con él pero en sus actitudes le hace saber de mil maneras que no tiene ganas de que convivan. Dos recibe el mensaje expresado indirectamente.

 

  Después de trabajarlo en análisis toma la decisión de irse a vivir sola. Al poco tiempo consigue un trabajo estable de su profesión que además le abre un panorama muy interesante de crecimiento, le permite tener un solo empleo y empieza a ganar bien. Él tiene varias actitudes de boicot a su nuevo trabajo, no se lo valora porque ella está menos disponible y al mes él le plantea abrir la pareja.

 

  A los dos meses de la apertura luego de varias situaciones de desvalorización, él rompe la relación porque dice sentirse “altamente” erotizado por otra mujer.

Esto a ella le produce un fuerte impacto subjetivo porque no imagina su vida sin él. Paradójicamente, su vida sin él (pre pandemia), se llena de erotismo y valorización intelectual.

 

  Tiene sexo con mujeres y con otros varones por primera vez, dado que él era el primer y único varón en su vida erótica a partir del cual medía que era lo que le pasaba con los varones en la sexualidad sin haber tenido otras experiencias. Aparecen entonces otros varones con los cuales comparte varias experiencias sexuales muy interesantes. Todo esto se suspende por la aparición del virus y además en plena pandemia, también él vuelve a aparecer.

 

 

Tres

 

  Otra anfibia en lo sexo afectivo que además plantea que no tiene como modelo vivir en pareja. Su idea es convivir con otras mujeres amigas, con idealización de los vínculos entre mujeres. Elección que hace sobre la base de que vivir con amigas es una posibilidad entre otras y lo hace por elección, no como mal menor en los períodos de soltería.

 

  Parte de la idealización es una imagen de “lo sororo” como punto de partida y no como construcción y punto de llegada. La convivencia le “pincha” rápidamente su ilusión: aparece la rivalidad, la competencia, el odio de clase, la intolerancia por la diferencia y lo preedípico. Quienes trabajamos desde la perspectiva de género sabemos que en la grupalidad femenina se juega mucho las dinámicas preedipicas de apego y dificultad en la diferenciación, a lo cual se le ha dado el nombre de “las idénticas” (Amorós Puente, 1985) (Fernández, 1993).

 

  El modelo de la idénticas habla de la ilusión de simetría que se arma entre mujeres por la cual que una se destaque o diferencie es vivido como un ataque al vínculo. Este fenómeno también es observable cuando en espacios grupales las mujeres más fácilmente eligen un delegado o representante varón que una mujer.

Que esto sea así, no quiere decir que la intervención deba ir hacía lo “edípico”, pensado como etapa superior, en la idea de instaurar una legalidad, suponiendo que el apego estaría demostrando que no la hay.

 

  El tipo de intervención sugerida se orienta hacia una singularización lograda vía el reconocimiento mutuo, donde la separatividad/singularización no necesariamente se viva como desdibujamiento de la una y de la otra, y fundamentalmente del vínculo, y solo posible de conseguir mediante un corte (Benjamin, 1997).

 

  Y avanzaría también en esta línea de enfoque de intervención, la identificación de que tanto el Edipo como el Narcisismo son estructurantes del psiquismo (Levinton Dolman, 2000). Ninguno en jerarquía con el otro, lo cual hay que tener presente en el momento de saber hacer en la clínica con esos apegos.

 

 

Cuatro

 

  Es una anfibia a quien le va bien en el sexo y en amor, tanto con varones como con mujeres. Pero en esta última etapa, tiene de preferencia amor y sexo con mujeres. No quiere una pareja exclusiva, de hecho quiere pensarse teniendo pareja abierta o poliamorosa.  Pero… quiere al mismo tiempo que x, su pareja central, le dedique más tiempo. Lo cual es bastante difícil, dado que x se abierto a la poliamorosidad en el curso de su relación, no antes.

 

  Cuatro quiere aun así vivir bien la experiencia con la cual acuerda. Pero siente al mismo tiempo: celos, exclusión, posesividad e interés genuino por las otras compañeras de x como personas (de hecho colabora con contactos para un aborto clandestino para una de ellas).

 

  La sorprenden esos sentimientos, porque tiene una idea de que hay un modelo mejor con un ideal exento de conflictos al cual nomina felicidad. De hecho, vamos trabajando la línea de que cada modelo tiene sus propios problemas. En todo caso su libertad consiste en elegir con qué tipo de problemas decide lidiar.

 

  Algo muy interesante que está surgiendo en ella en el último tiempo es una idea fuerte: solo quiere ocuparse en pensar sus propios conflictos, no quiere dedicar tiempo a pensar que le pasa en la cabeza a la otra persona, en este caso x. Se refiere a esto “tan femenino” tradicional de pensar y repensar ¿qué me habrá querido decir? El convertirse en descifradora del deseo del otrx. De eso, ha decidido correrse y le está yendo muy bien en ese camino.

 

 

Cinco

 

  Varón trans, que realiza su transición luego de haber sido una mujer cis, hetero y feminista. Dice que en la actualidad la mayoría de sus “levantes” son de mujeres hetero, cis, feministas que no se bancan más a los varones que les gustan por “machirulos”. Su éxito sexo afectivo, se encuentra en ese nicho.

 

 

Seis

 

  Mujer cis de más de 30, que llega con el planteo de querer pensar si va a ser madre. Está en una relación de convivencia con su pareja varón bastante conflictiva. Él plantea que hasta que no estén bien, no quiere tener hijxs.

 

  A modo de resolución de estos conflictos de convivencia, ya en el transcurso del análisis, se va a vivir sola y sostiene la pareja “cama afuera”. En análisis empieza a pensar en invertir los términos: primero desea ser madre, después verá cómo anda la pareja y si conviven. Así es que se embaraza y sorpresivamente para ella, sigue en pareja.

 

 

Algunas reflexiones finales

 

  Algo que me ha llamado la atención es que varias anfibias jóvenes que he atendido tienen en común que coexiste en ellas el ser muy brillantes intelectualmente y al mismo tiempo inhibidas en el campo de lo sexual. A lo cual le agrego el contexto histórico de idealización de una sexualidad libre y muy activa que funciona muchas veces más como mandato al cual hay que ajustarse que como deseo propio.

 

  Esta situación establece un contraste muy grande entre ambos campos a lo cual se le suma una mirada superyoica sobre esta sexualidad “pobre” en comparación con (y desde) la riqueza de sus cabezas. Lo hipercrítico desde esas cabezas brillantes con ideales tan altos juegan muchas veces una mala pasada, pues no permiten una exploración tranquila y sin examen “momento a momento” de la curva de rendimiento y rating de una práctica de sexualidad que se vaya haciendo en el camino.

 

  Mucho de mi trabajo clínico en estas situaciones se dirige a que puedan tolerar (y dejarse vivir) el proceso de ir sabiendo de sí en la sexualidad, sin que la hipercrítica logre inhibirlas. Creo que lo más interesante de este momento histórico es justamente eso: la caída de la idea de una sexualidad verdadera y la posibilidad de ir construyendo y vivenciando la propia. Esta situación no la observo en las anfibias más grandes y con más experiencia sexual.

 

  Otro aspecto que me llama la atención son las relaciones intergeneracionales de las anfibias con sus padres y madres, algunxs bastante mayores. Tema que se ha acentuado en el contexto de pandemia por las características de mayor riesgo de letalidad a más altas edades, lo cual ha tenido altas implicancias en términos vinculares, entre los cuales podemos ubicar: necesidad de asistencia y dificultad para los encuentros presenciales.

 

  Identifico en la mayoría de ellas tiene una percepción de mayores libertades y derechos para con ellas y sus congéneres. No así para las otras generaciones, proceso que venía observándose previo a la pandemia pero que se amplificó con la misma.

 

  Observo en este grupo una percepción de sí como sujetas de todos los derechos y muy pocas obligaciones, en términos afectivos intergeneracionales. Sumado a una fuerte idea de la jerarquización de relaciones por afinidad, con una baja idea de solidaridad con quienes las han cuidado en etapas vitales anteriores.

 

  En simultaneo, aparece otra idea que una de ellas expresó explícitamente: “soy de una generación que no piensa que va a envejecer con una pareja y además que las parejas van y vienen. Lo único estable es la familia de origen”. Lo cual llama la atención en términos de que asumen lo estable como algo dado y cultivado por otrxs sin idea de que deben ser reciprocas. Se diría que de algún modo no creen en la reciprocidad y que las relaciones por afinidad puedan dar estabilidad. Aun cuando apuestan a ellas.

Lo cual presenta un problema de alta complejidad, donde se atisba la articulación entre marcas neoliberales que se traducen en que la afinidad sea un modelo altamente valorizado y en tensión con la valorización del paradigma de los derechos para sí.

 

  Para finalizar, diría que veo en las anfibias contemporáneas, tomando como modelo la bisexualidad de dominio de los varones ciudadanos que Foucault describía en épocas de los griegos, una bisexualidad de exploración que merecer ser alojada y leída en el marco del patriarcado aún vigente y del estallido simultaneo del orden sexual moderno.

 

 

Bibliografía

 

Amorós Puente Celia (1985) Hacia una crítica de la razón patriarcal. Anthropos, Barcelona.

Benjamin Jessica (1997) Sujetos iguales. Objetos de amor, Editorial Paidós, Buenos Aires.

Fernández Ana María (1993) La mujer de la ilusión. Paidos, Buenos Aires.

Levinton Dolman, Nora, (2000) El superyó femenino. La moral en las mujeres, Biblioteca Nueva, Madrid.

Tajer Débora (Dir.), 2020a. Niñez, adolescencia y género. Herramientas Interdisciplinarias para equipos de salud y educación, Noveduc, Buenos Aires.

Tajer Débora 2020b Psicoanálisis para todxs. Por una clínica pospatriarcal, posheteronormativa y poscolonial. Topía Editorial, Buenos Aires.

 

 

Nota: Una primera versión de este escrito se presentó como ponencia en un panel del Foro de Psicoanálisis y Genero APBA en Agosto 2020.

 

 

Arte*: https://www.minutouno.com/notas/5170216-misterio-mar-del-plata-la-escultura-una-mujer-que-aparecio-frente-al-mar

Obra de cemento de autora o autor anónimo que retrata a una mujer sentada desnuda con uno de sus brazos rodeando sus piernas. Emplazada en el paseo costero de Playa Chica en Mar del Plata. El misterio en torno a su artista despertó diversas hipótesis. Varios creen que se trata de un homenaje a la poeta Alfonsina Storni, que se quitara la vida cerca de ahí en 1938.

 

 

 

 

 


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