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Acerca de los nuevos propietarios de la biblioteca de Lacan

23/01/2021- Por Jorge Baños Orellana - Realizar Consulta

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A partir de un pedido de Historia Viva de elSigma, el autor investigó acerca del reciente remate de los libros que tenía en sus estantes el psicoanalista francés, para luego trazar hipótesis acerca las consecuencias de este acto que produjo un gran revuelo en las redes y en el medio psicoanalítico.

 

                        

                     Lo que Lacan “leía” entre subrayados y anotaciones

 

 

  El 15 de septiembre de 2001, cuando todavía no se podía hablar de otra cosa que del atentado contra las Torres Gemelas, un insólito correo electrónico redactado en París certificó, a lacanianos de todas partes, que el curso del mundo había efectivamente enloquecido. La agencia de prensa de la Escuela de la Causa Freudiana anunciaba:

 

«La colección del Campo Freudiano publicará a partir del año próximo una serie de volúmenes anuales titulados Cahiers Jacques Lacan. Cada uno de esos Cahiers tendrá textos inéditos de Lacan: cartas, manuscritos, borradores, etcétera. Por otro lado, mientras Éditions du Seuil proseguirá con la publicación de los Seminarios de Jacques Lacan establecida por Jacques-Alain Miller, respetando los mismos principios de edición, aparecerá una segunda serie: Las estenografías del Seminario

 

  No hace falta aclarar que nada de eso se  cumpliría y que solamente se trató de un minuto de embriaguez en el año del centenario del nacimiento de Lacan. A quienes les interesen, de todas maneras, las jornadas masivas, las impensadas alianzas y las ingenuas esperanzas que aquella promesa produjo, pueden leer una crónica de los hechos en “Ultimas noticias de los propietarios de Lacan” en la Imago-Agenda n° 60 de junio 2002.[1]

 

  En este artículo, en cambio, me ocuparé de un acontecimiento que no admite dar marcha atrás, el del 15 de diciembre de 2020, día en que la casa de subastas Sotherby’s entregó a nuevos propietarios una cantidad reducida (275 volúmenes) pero bien elegida de ejemplares de la biblioteca de Lacan.

 

  Sotherby’s dio amplia difusión al remate y, por un tiempo, seguirán on-line el catálogo y los resultados de las ventas. Cualquiera puede hoy entrar en https://www.sothebys.com/en/buy/auction/2020/livres-et-manuscrits/ens-de-8-ouvrages-avec-envois-a-jacques-lacan-dont y recorrer, cliqueando las flechas del cuadrado gris de la izquierda, los lotes 81 a 116, es decir, las treinta y seis porciones en que se repartió la torta.

 

  La subasta no se diseñó como una oferta única dirigida a fuertes apostadores institucionales; recordemos, por ejemplo, que la Universidad de Princeton adquirió la biblioteca entera de Derrida,[2] y a los organismos estatales que unificaron, y abrieron acceso, a los archivos de Adorno, Benjamin, Foucault, Wittgenstein, etcétera.

 

  Algo semejante ocurrió con el 80% de la biblioteca de Freud, repartido entre el Museo de Freud de Londres y la Health Sciences Library de Nueva York, según el reciente informe de Miguel Gasteasoro, “La biblioteca de Sigmund Freud y algunas notas en los márgenes de sus libros”.[3]

 

 

El loteo

 

  Cuando se entrega un legado a Sotherby’s, se da por sentado que lo fragmentarán en diversas ofertas, “lotes”, a la medida de su clientela de coleccionistas particulares acaudalados de los que jamás revelará los nombres. Por eso, mientras ellos no decidan salir del anonimato, los libros vendidos el 15 de diciembre estarán desaparecidos.

 

  Vale decir, seguirá todo igual, pues si hasta ahora estuvieron por treinta y nueve años en manos de propietarios conocidos –los herederos directos de los dos matrimonios de Lacan y Jacques-Alain Miller que cuenta con la autoridad de ser albacea testamentario de su obra–, ellos no permitieron siquiera conocer los títulos de los volúmenes de la biblioteca.

 

  Fue a esa condición de desaparecidos (disparues) a lo que apuntó el artículo de Élisabeth Roudinesco “La liste de Lacan. Inventaire de choses disparues” (La lista de Lacan. Inventario de cosas desaparecidas), escrito a partir del examen de los documentos públicos de la herencia –después lo suavizó al incluirlo, en Lacan frente y contra todo, como “Lugares, libros, objetos”–.

 

  Pero no todo es semejanza. Por ejemplo: los nuevos propietarios parecen responder, en su mayoría, a los encantos del fetichismo: el martillero no pudo arrancarles más de 6.930 euros por los sesenta y cinco ejemplares del lote 95, en cambio, pelearon hasta los 16.380 euros por otro lote de únicamente dos ejemplares fáciles de conseguir (una reedición de 1961 de Psychanalyse et pédiatrie de Françoise Dolto y, del mismo año, Histoire de la folie à l'âge classique de Foucault), debido a que esos sí llevaban dedicatorias…

 

  ¿Pero qué importancia puede tener este embrollo mercantil? Quiero decir, ¿qué falta le puede hacer la biblioteca de Lacan al analista lacaniano? Ahora, gracias a lo que el catálogo de la subasta revela respecto de algunos de los títulos escondidos y el estado de los volúmenes, se puede intentar una primera respuesta.

 

  Mi impresión es que, en tanto analistas, poder o no tener acceso a gran parte de esos ejemplares sería irrelevante. De todos los que no tienen subrayados ni notas de lectura, únicamente nos importa obtener sus datos bibliográficos completos, información que Sotherby’s entrega sólo parcialmente. Por ejemplo, da datos completos de los títulos del mencionado lote 95, comenzando alfabéticamente con Aberastury, Arminda. El Niño y sus juegos. Buenos Aires, Paidós, 1971, y concluyendo con Wolfson, Louis. Le Schizo et les Langues. Paris, Gallimard, 1970.

 

  No digo que con eso quedamos a salvo de la incertidumbre. Sabemos por experiencia propia que tener un libro en la biblioteca no es sinónimo de haberlo leído. ¿Le pidió Lacan a su secretaria asturiana, Gloria González, que le leyera el de Aberastury? Parece más probable que simplemente lo haya abandonado para siempre en uno de los estantes, después de recibirlo como obsequio en una de las visitas de Pichon-Rivière, compañero de Arminda.

 

  Sin embargo, lo improbable no es lo imposible. Quizá no sea chiflado buscar, en los últimos seminarios y escritos, algún indicio que corrobore su lectura; podría tener un valor revelador, no digo para el patriotismo argentino, sino para despejar el hermetismo de Lacan, que aumento desde 1964 porque el cambio del público de su seminario lo inclinó a declarar, bastante menos de lo acostumbrado en Sainte-Anne, el basamento clínico de sus proposiciones.

 

  De otros lotes apenas se informa el nombre de los autores. Es lo que sucede con los cuarenta y siete volúmenes del 113. Las fotografías apenas permiten adivinar una docena de títulos. Por suerte, se pude entrever que Lacan recibió una de las separatas, que Mircea Eliade obtuvo como autor, de “Techniques de l'extase et langages secrets” del tomo de 1955 del Istituto Italiano per il Medio ed Estremo Oriente; este dato aparentemente esotérico es muy revelador si uno se rompió la cabeza leyendo el debate que ambos sostuvieron al término de “Del símbolo y de su función religiosa”, ponencia de Lacan de 1954.

 

  Esa separata probaría que el debate continuó en privado entre ellos y que, de alguna manera, Eliade acabó dándole la razón. Tómese en cuenta que lo que estaba en tela de juicio no era ninguna disquisición remota de la historia de las religiones, sino la conjetura acerca del origen de la función de la palabra presentada por Lacan, en 1953, en la conferencia “Lo simbólico, lo imaginario y lo real”, cuna de los tres registros.

 

 

Qué sí y qué no 

                          

                            9 ediciones de Joyce en el lote 107 de la subasta 

  

  Urge obtener los títulos faltantes, mientras que carece de todo interés el reclamo necrófilo de que la biblioteca de Lacan debe pertenecer a los lacanianos. Si, por ejemplo, el nuevo propietario de los dos ejemplares mencionados con dedicatorias de Dolto y Foucault goza con quemarlos, no veo ninguna pérdida a lamentar. Pero sería una tragedia si, antes de fotografiar o escanear las páginas anotadas por Lacan, se destruyese, por ejemplo, el ejemplar “muy anotado” de la obra de teatro Exiliados, incluida en el lote reservado a Joyce.

 

  La sesión del 13 de enero de 1976 de Sinthome le dedica apenas dos párrafos que, apretadamente, aseguran que Joyce tuvo el valor de testimoniar allí lo más constituyente de su síntoma: la manera en que la no-relación sexual cobraba, en él, una forma y un saber elegir peculiar. ¿Quién se atrevería a apostar que, en las abundantes anotaciones de Lacan en los márgenes de los tres actos de Exiliados, no hay nada capaz de abrir a una lectura más fructífera de esos párrafos y del tópico entero de la no-relación sexual?

 

  Los anteriores y bien conocidos propietarios las habían escondido, pero ahora ventilada su existencia por Sotherby’s, reclamamos al nuevo propietario que entregue, al dominio público, un archivo con esas malditas anotaciones. La edición de 1921 donde Lacan las practicó se obtiene fácilmente,[4] alcanza con que nos entregue copia de los márgenes.

 

  Lo mismo vale para la escasa media docena de los otros volúmenes anotados de la venta del 15 de diciembre. No es un pedido quimérico, fue lo que ocurrió con un manuscrito de Marguerite Anzie (alias Aimée) y las cartas de Lacan a Pierre Soury y Michel Thomé, vendidas en Sotherby’s en 2014 y 2017 respectivamente.

 

  En una jornada internacional de 1996 o 1997, siendo circunstancialmente uno de los responsables de la biblioteca del Centro Descartes, le sugerí a Judith Miller –en una reunión acerca de por qué Colofón, la revista de bibliotecas vinculadas a Campo freudiano, andaba floja de ventas– que se publicara periódicamente, en los siguientes números, la lista completa de los títulos de la biblioteca del padre y fotografías de sus anotaciones y subrayados.

 

  Ella me advirtió, y el catálogo de la subasta 2020 lo confirma, que Lacan era de marcar poco los libros. Aun así, la iniciativa le pareció acertada y prometió consultarlo “con Jacques-Alain”. ¿Por qué no prosperó ni esa ni tantas otras sugerencias parecidas que, seguramente, antes y después llegaron? No creo que sea por codicia, barbarie o pecados más graves, como se señaló en las redes sociales al circular la noticia de que la biblioteca de Lacan se remataba.

 

  No pudo ser por codicia porque, en los 39 años que la tuvieron toda suya, los herederos bien podrían haber inaugurado, en torno a la legendaria biblioteca, un museo o un Centro Cultural Jacques Lacan que les habría proporcionado ingresos mucho más abultados que el monto de ésta y futuras subastas. Tanto menos cabe atribuirlo a una barbarie que ignoraría el valor documental de ese tesoro bibliográfico.

 

  Creo que esa retención fue y seguirá siendo, por el contrario, resultado de un inmenso sacrificio, en dinero y adhesiones, de Jacques-Alain Miller ante el tabernáculo del Método Martial Gueroult. Ese el nombre del ideal intelectual arraigado en él, y buena parte de su generación, desde muy joven. Lo afirma expresamente en su declaración de intenciones como autor del “Índice razonado” de los Escritos de Lacan.

 

  Ese índice dice haberlo llevado adelante ateniéndose a que “según el concepto que tenemos de estos Escritos, algo se gana estudiándolos como formándose en sistema, a pesar de la elipse del estilo […] Apelamos aquí a Boole, a Carnap, a los estudios de Gueroult sobre Berkeley”.

 

 

El método Gueroult

 

  Sucintamente, hasta la década de 1960 el viejo profesor Martial Gueroult se había consagrado a reescribir, sin demasiada repercusión, la historia de la filosofía moderna entendiéndola como una sucesión de construcciones autónomas y sistemáticas de las que debían erradicarse todo dato de la biografía, el contexto histórico y la idiosincrasia estilística del autor. En el prólogo programático de Descartes según el orden de las razones [1953], anunciaba que en su René Descartes:

 

“se encontrará al pensador de granito que, en lo que a angustia se refiere, apenas si conoce otra que la de la verdad, suponiendo que pueda llamarse angustia a la voluntad inflexible y la certeza completa de encontrarla. No se le someterá al insulto de derretirlo en los complejos de la ansiedad, la culpabilidad y otras psicastenias de moda. Este monumento profundo, sólido y geométrico, como una fortaleza de Vauban, no será evidentemente del agrado de todos nuestros contemporáneos.”

 

  En pocos años, esta última apreciación caducará y sus libros se pondrán de moda, la juventud intelectual lo toma por patrono del estructuralismo más aséptico y la academia lo consagra. En las páginas de Cahiers pour l'Analyse, hasta Foucault se persignará al escuchar nombrarlo.

 

  De autores como su archienemigo Ferdinand Alquié (viejo amigo de Lacan), que enseñaban leer a Descartes según las peripecias de su recorrido, Gueroult sostenía que: “si pueden dar la sensación de comprender, es en beneficio de una doctrina novelada en la que la novela impone a la doctrina unas perspectivas y un clima que le son ajenos.” Las respuestas de Alquié, en un debate que se prolongó por décadas, convergían en señalar lo que Gueroult ocultaba y adulteraba de la obra de los filósofos para salirse con la suya.

 

  Creo decisivo prestar atención a esta grieta intelectual para colegir hasta qué punto, para un fiel adepto al Método Gueroult, iniciativas como la de dar acceso público a la biblioteca de Lacan son un despropósito, que equivaldría a abrir la caja de Pandora al lacanismo y arruinar su porvenir.

 

  Como “novelista” de Lacan, me subleva que Jacques-Alain Miller no haya acudido él mismo ni permita acudir a los demás a esa biblioteca, ni tampoco estudiar los documentos prometidos para los Cahiers Jacques Lacan; sin embargo, porque lo hace frente y contra todo, lo respeto como el último de los gueroultianos y no pongo en duda su integridad.

 



[1] https://www.elsigma.com/columnas/ultimas-noticias-de-los-propietarios-de-lacan/1905

[2] Es posible consultarla en: https://library.princeton.edu/special-collections/faqs/how-do-i-access-library-jacques-derrida?fbclid=IwAR3IalIfpuz5DNLdRYKUR28dpbaqg_fG9FJAHSOKRvyFvveTUvA8LqsLFOQ

[3]htps://www.youtube.com/watch?v=NS_m7l2dfMI&ab_channel=ColegiodePsicoan%C3%A1lisisLacaniano

[4] https://archive.org/stream/playinthreexiles00joycrich?ref=ol

 


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