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Carl Gustav Jung y la iniciación en los misterios

11/07/2019- Por Antonio Las Heras - Realizar Consulta

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Jung expresa que el recorrido hacia la individuación implica la necesidad de un “descenso al Infierno” que no otra cosa son las pruebas iniciáticas de todas las culturas en todos los tiempos que el enfrentarse con los miedos –o lo que es lo mismo para esta lectura, los contenidos de lo inconsciente– atravesarlos y superarlos… la propuesta junguiana pone especial énfasis en lo vivencial, en atravesar experiencias; para a partir de allí analizar…

 

 

        

                                       Carl Jung*

 

 

Apuntes para un tema controversial

  

 

“La importancia de C. G. Jung se relaciona con la promoción de las elites de la sabiduría, que tienen una vigencia recurrente en la cultura y que se manifiestan en la presencia de un maestro y sus fieles. La sabiduría implica la decisión de pertenecer a una sensibilidad particular que se manifestará por una iniciación (hay que recordar que si C. G. Jung se diferencia en algo de Sigmund Freud es en su deseo de iniciar en los misterios)[1].

                                                         

                                               Germán García

 

 

  El párrafo precedente corresponde al libro El psicoanálisis y los debates culturales. Ejemplos argentinos, del psicoanalista Germán García. Estos renglones nos parecen de tal importancia para entender cuál es, en verdad, la propuesta de trabajo junguiana que, a modo de ariete, les hemos traído para la apertura de este artículo.

 

  La lectura de las obras completas del sabio suizo permiten comprender que se está en presencia de mucho más que una Psicología Junguiana. Hasta nos atrevemos a afirmar que hablar apenas de Psicología Junguiana es hacerlo desde una posición obliterada del total de la propuesta legada.

 

  Hay quienes sostienen que se trata de una antropología y –aún– de una filosofía. Empero al leer los dispersos escritos de C. G. Jung sobre lo que bautizó como “Principio de Individuación” –recorrido y meta de la propuesta de trabajo junguiana– enseguida advertimos que lo ofrecido es, exacto, lo señalado por Germán García: un recorrido iniciático.

 

  Es por tal causa que la cabal comprensión del Arquetipo del Héroe Solar –simbolizando el paso del psiquismo infantil hasta la obtención de la mente adulta, tras atravesar un conjunto de pruebas iniciáticas que, como las de Hércules, suelen ajustarse al número de doce a modo de una por cada signo del Zodíaco– es premisa clave para el entendimiento sobre de qué y para que habla Jung en sus obras.

 

  A fuer de sinceridad, amerita –inclusive– preguntarse si la existencia de una “psicoterapia junguiana” es parte de lo dado por C. G. Jung o es creación de sus continuadores. Porque si bien en sus libros utiliza la jerga de los médicos, refiriéndose a “pacientes” conviene recordar aquella desgrabación de una clase magistral donde afirma que desde que dejó el hospital psiquiátrico no tiene pacientes, “sino gente que trabaja conmigo.” Lo que remite necesariamente a una relación entre Maestro y Discípulo en absoluto Iniciática.

 

  La Individuación definida como la posibilidad de poner en acto y de manera armónica todas las potencialidades con que cuenta cada humano, es la descripción final de todo recorrido iniciático tal como fuera usual en las antiguas escuelas de misterios. Sea del Templo de Sais (en Egipto, de dónde Solón extrajo –para difundirlo Platón– la mítica historia de la Atlántida) hasta las de Eleusis griegas donde lo femenino prevalecía sobre lo masculino.

 

  Así la gente que trabajaba con Jung debía cumplir roles proactivos tales como llevar un cuaderno de sueños y hacer el autoanálisis de los mismos. Dicho “trabajo” si el día lo permitía podía hacerse caminando a la vera del lago próximo a los jardines de su residencia e, inclusive, interpretar cuanto la Naturaleza pusiera frente a ellos.

 

  Hay una anécdota de Jung interpretando como “hallazgo del cuerno de la abundancia” a un caracol lleno de piedritas de colores que encuentra el consultante a su paso.

 

  El carácter de “elite de sabiduría” surge nítido cuando, ante una requisitoria, Jung aclara que –a su juicio– durante la vida terrena los únicos que completaron el proceso de Individuación fueron Jesús y Buda. Tal recorrido implica la necesidad de un “descenso al Infierno” que no otra cosa son las pruebas iniciáticas de todas las culturas en todos los tiempos que el enfrentarse con los miedos –o lo que es lo mismo para esta lectura, los contenidos de lo inconsciente– atravesarlos y superarlos.

 

  Es en ese sentido que Jung explica que tanto con el Arquetipo de la Sombra como del Anima (en el varón) y del Animus (en la mujer) primero hay que pelearse para, luego, forjar una amistad plena.

 

  En su libro Germán García trae la afirmación de Jacques Lacan: “la iniciación es una ciencia del goce que ya no existe.” Nos atrevemos a pensar que tan claro tuvo esto Jung a su comprensión que, por ello, advirtió la necesidad de reinstalar la necesidad de la travesía iniciática para herramienta de aquellos que quisieran arrojar luz en los laberintos de lo inconsciente.

 

  La “elite de sabiduría” se fortalece a sí misma en su constitución con el hecho de que es forjada acorde a cómo cada uno va atravesando las pruebas a que somete el Sendero Iniciático. En virtud de ello se constituyen las jerarquías que entraman la elite.

 

  Es bien nítido que la propuesta junguiana pone especial énfasis en lo vivencial, en atravesar experiencias; para a partir de allí analizar. La vida misma del sabio suizo es un recorrido de experiencias límite. Y como el interés de este artículo es –sólo– hacer un señalamiento para –a partir de aquí– proponernos indagar en mayor profundidad, lo concluimos provisoriamente pensando que –tal vez– enfocado desde todo cuanto implica lo Iniciático pueda darse claridad a lo ocurrido con Sabina Spielrein.

 

 

Imagen*: ilustración a la derecha perteneciente a uno de los mandalas del Libro Rojo de Carl Gustav Jung

 



[1] GARCÍA, Germán. EL PSICOANÁLISIS Y LOS DEBATES CULTURALES. EJEMPLOS ARGENTINOS. Colección Espacios del Saber. Editorial Paidós. Buenos Aires, 2005. Págs. 96 y 97.

 


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