» Historia Viva

Una pequeña anécdota que muestra una enorme claridad

29/03/2016- Por Gabriela Insua - Realizar Consulta

Imprimir Imprimir    Tamaño texto:

Un texto poco visitado, pero más que enriquecedor son las “Actas de los Miércoles” compiladas por Numberg y Federn. Se trata de las Actas de las reuniones de los miércoles de la Sociedad Psicoanalítica de Viena que se realizaban en general en la casa de Sigmund Freud. Se conservaron las actas desde 1906 hasta 1915 y a dichas reuniones asistían entre otros: Adler, Federn, Ran, Steiner, Stekel y obviamente Freud… Me detendré en un pequeño cruce acontecido en la reunión del 31 de abril de 1909.

 

 

 

La historia del psicoanálisis, vaya si hay historia, tan vasta y tan intrincada que es más que interesante adentrarse en ella.

Un texto poco visitado, pero que resulta más que enriquecedor son las “Actas de los Miércoles” compiladas por Numberg y Federn.

Se trata de las Actas de las reuniones de los miércoles de la Sociedad Psicoanalítica de Viena que se realizaban en general en la casa de Sigmund Freud. Se conservaron las actas desde 1906 hasta 1915 y a dichas reuniones asistían entre otros: Adler, Federn, Ran, Steiner, Stekel y obviamente Freud.

Me detendré en un pequeño cruce acontecido en la reunión del 31 de abril de 1909.

Ese día el planteo era el tema de la difusión entre los médicos de las ideas freudianas. El orador de esa ocasión era el Dr. Hitschmann que planteó que la escuela freudiana no había hecho lo suficiente para armar algo así como un “compendio” de las ideas troncales freudianas y argumentaba que los colegas pensaban que con leer “Estudios sobre la Histeria” alcanzaba.

Se abre la discusión y en general los participantes estaban de acuerdo con la moción presentada por Hitschmann. Cuando toma la palabra Freud, las actas consignan lo siguiente:”El profesor Freud dice que puede poner varios elementos a disposición de Hitschmann si éste desea llevar a cabo la empresa (…) Freud mismo no sólo está dispuesto a ayudar a esa persona brindándole sus consejos y haciéndolo partícipe de su experiencia sino que no tiene inconveniente alguno en dar autorización a la obra. Sin embargo, deben satisfacerse ciertas condiciones: por ejemplo, sería necesario no ceder a la tentación de presentar un sistema cerrado y admitir con franqueza, entre otras cosas, que el sitio que ocupa por ejemplo la hipocondría es oscuro todavía. Asimismo tendríamos que señalar explícitamente los límites de nuestros conocimientos (la represión también sigue parcialmente rodeada de oscuridad)”[1]

Más adelante, en otro uso de la palabra Freud agrega:”El profesor Freud cree que no debemos desestimar las objeciones de Steiner y Sadger. No hay ningún camino de acceso fácil, ninguna vía regia que nos permita adentrarnos en este nuevo y difícil campo. No obstante el compendio no tiene porque ser convincente. La convicción llega con la propia experiencia”[2]

Freud fue criticado más de una vez, esta oportunidad no fue la única, por su amplitud frente a un planteo de este tenor, acusándolo de demasiada digamos diplomacia.

En verdad, si uno lee esta pequeña anécdota a la luz de textos como “Consejos al Médico en el Tratamiento Psicoanalítico” la lectura puede ser muy otra.

Por ejemplo encontramos allí que dice:”Las reglas técnicas a continuación propuestas son el resultado de una larga experiencia (…) pero también quiero hacer constar que si la técnica aquí aconsejada ha demostrado ser la única adecuada a mi personalidad individual no es imposible que otra personalidad médica, distintamente constituida, se vea impulsada a adoptar una actitud diferente ante los enfermos y ante la labor que los mismos plantean”[3]

A diferencia de leer una actitud excesivamente conciliadora, en mi opinión, más allá de cierto proceder diplomático frente a la sociedad médica dada la peste que les traía con su revolucionaria teoría, Freud daba cuenta en esa noche de miércoles de dos cosas: por un lado un cuidado por respetar la opinión del otro y lo imagino más de una vez, escudriñando su propio pensamiento ante las intervenciones de varios de los interlocutores que para él fueron importantes.

No desestimaba de entrada y per se, ahora bien y esto es lo segundo que señalo leer, mostraba estar profundamente convencido por el camino que tomaba pero en un enorme ejercicio de honestidad intelectual mostraba su deseo de que se divulgue su teoría pero sin ahorrar el señalamiento de los límites que tenía la misma, de lo no explorado aún.

En una noche de miércoles en la Viena de 1909 un hombre enorme, era uno más y sus dudas, y sus certidumbres entre otros… por ello, finalmente no era un hombre común.

 

               


[1] Nunberg y Federn (compiladores);”La Reuniones de los Miércoles”,Tomo II,Ed.Nueva Visión, Bs As, 1980, pág.196

[2] Idem, pág.199

[3] Fredu Sigmund, “Consejos al Médico en el Tratamiento Psicoanalítico”, Ob. Completas,T II, Lopez Ballesteros,pág.1654

 

  


© elSigma.com - Todos los derechos reservados


Recibí los newsletters de elSigma

Completá este formulario

Actividades Destacadas

La Tercera: Asistencia y Docencia en Psicoanálisis

Programa de Formación Integral en Psicoanálisis
Leer más
Realizar consulta

Del mismo autor

» Adolescencia y cortes en el cuerpo: mucho más que una mostración

Búsquedas relacionadas

» Numberg
» Federn
» Freud
» Sociedad Psicoanalítica de Viena
» reuniones de los miércoles
» Hitschmann
» actas