» Introducción al Psicoanálisis

Sexuación: cambio de época y los cuatro discursos

29/01/2017- Por Ernesto Pérez - Realizar Consulta

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Es intención de estas líneas plantear el efecto de sexuación que los cuadrípedos de Lacan sugieren. Sabemos que las escrituras de la sexuación van a ser desarrolladas por Lacan en los seminarios 19 y 20, pero ya que se trata del campo del goce y del lazo social, sería importante definir cuál es la naturaleza del lazo que une a los sexos y cómo podemos entender el ser sexuado a partir de lo que se desprende de los cuatro discursos. Tanto lo que determina el discurso del amo antiguo, como el cambio de discurso que implica otros modos de la sexualidad. “No es casualidad si las mujeres están menos encerradas que sus partenaires en el ciclo de los discursos. El hombre, el macho, lo viril, tal como lo conocemos, es una creación de discurso… no puede decirse lo mismo de la mujer. Sin embargo el dialogo es posible situándose en el discurso”

 

 

                         

 

“Del discurso, sin embargo, está claro que no hay nada más candente que lo que se refiere al goce. El discurso se aproxima a él sin cesar, porque en él

se origina. Y lo turba cada vez que trata de volver a ese origen. Así es como se opone a cualquier apaciguamiento”[1]

 

El Seminario XVII es un corte en la enseñanza de Lacan que marca un cambio en todos sus conceptos fundamentales. El inconsciente, de ser un teatro estructurado como un lenguaje, donde advenía una verdad que llenaba un blanco en la historia, pasa a ser una máquina, una fábrica productora de goce, de plus de goce; “de plusvalía” nos dirá Lacan ya en el Seminario XVI que es la cocina de este seminario, homologando el inconsciente con una fábrica capitalista[2]. “A partir de la risa del capitalista, Lacan comienza a establecer la relación de homología entre la plusvalía y el plus-goce, entre la Mehrwert y la Mehrlust. Es en esa risa del capitalista que se revela ‘la función oscura de la plusvalía’”[3]

Las categorías no son esencias antropológicas por la introducción del lenguaje en el cuerpo, cada concepto será redefinido según el discurso que se trate: no es lo mismo el saber, o el goce, en el discurso del amo, en el universitario, en el histérico o en el discurso del analista, para nombrar los cuatro discursos que escribe en este seminario.

Es el seminario donde Lacan ubica el discurso del inconsciente como discurso del amo con todas las resonancias políticas y sociales que esto implica. También ubica el cambio de época que es el cuarto de vuelta hacia el discurso universitario que implica un nuevo amo, el saber que fue robado al esclavo se lo apropia el amo y deja de tener su relación con cadenas de goce en el inconsciente. Derivando ahora del discurso de la tecnociencia y los estudios estadísticos de la universidad, que desde el siglo XVI empiezan a determinar los destinos subjetivos. También escribe el discurso de la histeria, única neurosis que es productora de lazo social. Y lo más importante, escribe por primera y única vez el matema del discurso analítico como el envés del amo produciendo un cambio en la manera de ubicarnos en la práctica del psicoanálisis.

 

 

Ejes de la subversión analítica y el campo del goce

 

El campo lacaniano es el campo del goce y en este Seminario se van a definir varios goces por los cuales podemos extraer consecuencias para entender la ubicación de cada sujeto: goce fálico, del objeto plus y goce como saber en el cuerpo, que abre a mi entender algunas pistas para pensar el goce femenino.

Hay una “aurora”[4] del psicoanálisis, nos dice Lacan, al darle la palabra al goce, que sería dejar la compulsión a repetir el fracaso del objeto como valor de cambio (plusvalía), y poder gozarlo en su valor de uso (plus de gozar). Recuperar el saber cómo goce y no como aparato de explotación, es decir la subversión es la producción de un amo menos tonto, otro estilo del significante amo.

Es intención de estas líneas plantear el efecto de sexuación que los cuadrípedos de Lacan nos plantean. Sabemos que las escrituras de la sexuación van a ser desarrolladas por Lacan en los Seminarios XIX y XX, pero ya que se trata del campo del goce y del lazo social, sería importante definir cuál es la naturaleza del lazo que une a los sexos y cómo podemos entender el ser sexuado a partir de lo que se desprende de los cuatro discursos. Tanto lo que determina el discurso del amo antiguo, como el cambio de discurso que implica otros modos de la sexualidad.

“No es casualidad si las mujeres están menos encerradas que sus partenaires en el ciclo de los discursos. El hombre, el macho, lo viril, tal como lo conocemos, es una creación de discurso….no puede decirse lo mismo de la mujer. Sin embargo el dialogo es posible situándose en el discurso”[5]

 

 

El saber es el goce del Otro es el goce del esclavo

 

De entrada en el Seminario Lacan nos ubica diciendo algo fundamental: “El lugar del Otro que no existe y que la intervención del significante hace surgir como campo, es el viviente”[6]. Es el S2, el significante del saber que en realidad es una batería de significantes, es el goce del Otro[7]. Este saber es el saber ancestral del esclavo, es el saber que hace que la vida se detenga en un límite frente al goce[8]. “No vamos a hablar del goce así nomas… es el tonel de las Danaides y que, una vez que se entra, no se sabe hasta donde va. Se empieza en las cosquillas y se termina en la parrilla”[9]. Justamente es el saber el que pone ciertos límites con lo desconocido (tonel sin fondo del goce del Otro como tal). Por eso es un saber abierto a la invención de generación en generación, porque en ese límite se producen nuevas cadenas de saber. Es un saber hacer[10] y lo que el saber sabe hacer es el objeto plus en el lugar de la producción del discurso del amo.

Lacan nos habla por lo tanto de un saber gozar con el cuerpo cada cual a su manera, es el lugar del esclavo, S2, y un saber producir el objeto plus de gozar en los orificios del cuerpo: objeto oral, anal, escópico y audible, pero que se extiende en el afuera a todos los objetos de intercambio, que fabrica un esclavo, la comida, perfumes, cuadros, música, etc. Objetos agalmáticos pero si pierden su ropaje simbólico-imaginario, objetos de angustia.

 

                                                      S2               cadenas de saber en el cuerpo    

                                                --------------

                                                      a                 producción del plus de goce en  

                                                                                          orificios

 

Cuando decimos que S2 es un saber abierto queremos decir que se inventa, es decir tiene un punto, como el ombligo del sueño, donde ese saber tiene un límite y se conecta con lo innombrable, lo que esta fuera de discurso.

El amo S1 comanda al saber en S2 para que el esclavo produzca estos objetos de goce. De la misma manera nuestro saber inconsciente trabaja para el amo superyoico, que tiene un mecanismo de funcionar repetitivo y a veces compulsivo. Pide más y más. Esta es la modalidad del goce fálico, siempre en fracaso porque el amo por ser portador de identificaciones, lo que llamamos insignias de un linaje, se queda sin cuerpo. El cuerpo y el goce están del lado del esclavo. 

 

         Identificación     S1    à     S2   cuerpo

                                     --------        --------

                                        $       //     a

 

Lacan refiere que la relación amo esclavo fue tomada antes de Hegel por Aristóteles y que él buscaba la verdad de esa relación, buscaba una diferencia de naturaleza: “¡Ah si no fueran del mismo sexo, si fueran hombre y mujer, sería verdaderamente sublime!”[11]. Se ve bien en este párrafo el lugar que desde Aristóteles se les atribuye al hombre y a la mujer este discurso. 

 

 

Sujeto hombre y sujeto mujer

 

Lacan plantea que la posición masculina es la que se identifica con el S1 y hace semblante de amo. Mientras la posición femenina se identifica en el lugar del esclavo S2, en el límite del conjunto vacío del lugar del Otro[12].

El hombre se queda con los semblantes narcisísticos del S1, semblantes de todo ser, todo poder y todo gozar, tratando de representar el goce fálico que como el goce femenino están fuera de discurso. Por eso su goce es en fracaso dura lo que dura el goce del órgano sostenido fantasmáticamente en relación al plus que le ofrece el esclavo.

                                     $ <>a

El esclavo no quiere ser, ni tener, lo que desea es gozar de su saber hacer, en esto interviene todo su cuerpo. Imaginemos al agricultor con sus pies en el barro sabiendo sin saber, qué tierra, qué vientos, qué temperatura son convenientes para su producto. Un saber como goce en el cuerpo que no siempre es satisfactorio.  

La mujer está ubicada por Lacan en este discurso en el lugar del esclavo, el lugar del goce como tal. Ella a través de su mascarada debe producirse como objeto plus para el fantasma masculino, a través de múltiples fetiches en su cuerpo que a través de los tiempos han cautivado a los hombres. Pero ella, nos dice Lacan, además de objeto para el hombre, utilizando una bella metáfora, como flor hunde sus raíces en el goce Otro:

“La mujer le permite al goce osar llevar la máscara de la repetición. Se presenta aquí como lo que es, como institución de la mascarada. Le enseña a su pequeño a pavonearse. Conduce hacia el plus de goce porque ella, la mujer, como la flor, sumerge sus raíces en el goce como tal”[13]

Es decir la mujer “como flor hunde sus raíces en el goce como tal”, alusión al goce femenino que queda fuera de discurso y solamente puede entrar en él como histérica o como esclavo.

El sujeto masculino deberá conformarse con sus semblantes de macho, de tener, identificaciones donde no queda nada de cuerpo y solo gozar de migajas del goce, como le llama Lacan al goce del plus de gozar. Esto si no es muy neurótico y puede aceptar su castración que como sabemos todo amo se niega ferozmente, y la histérica es la que se lo recuerda. En el caso de no aceptar la castración y no poder ubicarse como sujeto hay una barrera que impedirá esta posibilidad de goce y se agitarán fantasmas mortíferos.

                                                       $ // a

“La barrera que está a nuestro alcance nombrar ahora mismo en el nivel del discurso del amo es el goce, simplemente en la medida en que está prohibido en su fundamento. Se toman migajas del goce, pero en cuanto ir hasta el final, ya les he dicho como se encarna eso, no es preciso volver a agitar fantasmas mortíferos”[14]

Por la vía de lo que Lacan llama fantasmas mortíferos es como podemos pensar la misoginia del hombre, que puede llegar al crimen en el discurso del amo, que como estamos viendo es el discurso del patriarcado.

 

El neurótico obsesivo no puede ocupar el lugar del amo porque tiene una transferencia no resuelta con él. Cree en EL AMO con mayúsculas. Cree que el amo es todo gozar del falo a lo que él aspira, cree que el amo es el que hace gozar a la mujer, cuando sabemos que solo goza de su órgano en el fantasma, siempre que no sea un amo muy neurótico.

“El goce fálico es el obstáculo por el cual el hombre no llega, diría yo, a gozar del cuerpo de la mujer, precisamente porque de lo que goza es del goce del órgano”[15]

Y Lacan nos relaciona este goce fálico con la función del rico, que sería el neurótico masculino. El rico compra todo, todos los objetos son suyos, pero no puede gozar de ellos porque no paga, solo acumula plusvalía, no quiere pagar el precio de su castración. Toma los objetos en su valor de cambio y necesita cada vez más y más, porque solo representan ideales narcisísticos. No puede tomar los objetos en su valor de uso, eso sería tacharse de su lugar de amo y gozar como sujeto. “Solo introduciré para terminar, la cuestión de saber qué es lo que puede resultar de la promoción, de darle la palabra, a lo que constituye el plus de goce, a, en el nivel donde interviene la función del rico, función en la que el saber es solo un aparato de explotación. Si a algo proporciona una especie de aurora la función del analista, de algún modo es a esto”[16]

Hay una Aurora del psicoanálisis (¿un despertar social?), cortar con la compulsión repetitiva del objeto como valor de cambio y poder gozar de su uso. Dejar el saber como aparato de explotación y reconocerlo como saber en el cuerpo. Para esto darle la palabra al objeto a y producir un amo menos tonto, un S1 de otro estilo como efecto de producción en el discurso analítico[17].                                          

 

La neurosis histérica no puede gozar de su cuerpo como Otro, porque ella tiene una transferencia no analizada con la Otra mujer. Ella cree en LA MUJER, la mujer total, aquella que sabe cómo hacer gozar al hombre. Tanto el obsesivo como la histérica creen en la relación sexual que no existe. 

Por eso ella se presenta con su insatisfacción, reprimiendo el objeto plus de gozar y se dirige a su hombre para mandarle que le produzca ese saber de La mujer que no existe, desnudando a su vez la realidad del amo: que está castrado.

                       

          Insatisfacción          $   à   S1   amo sometido

                                        ------     -------

          Goce reprimido       a          S2   saber de La Mujer

 

¡Ya no hay verdaderos hombres para ella! ¡No son más que semblantes! Es su queja de insatisfacción porque ella quiere un amo de verdad[18]. En este sentido, el planteo de Lacan, es que Dora es más adelantada que la bella carnicera, porque ésta no le puede dejar su marido a la otra, que es como encontraría su plus de goce. Dora sí lo hace y puede obturar de esta manera su reivindicación peniana[19]. Ella está en las puertas del goce femenino: “no es la joyita, es la cajita, la envoltura del precioso órgano” de lo que ella goza y también su enuresis que “es probable que tuviera alguna relación con lo que yo llamaría el ritmo fluido, escurridizo”[20], interpretando así su enuresis más allá de la envidia fálica.

“Para el hombre, en esta relación la mujer es precisamente la hora de la verdad. Con respecto al goce sexual, la mujer está en posición de señalar la equivalencia (o la distancia diría yo) entre el goce y el semblante”[21]

Para la mujer la relación entre goce y semblante es lábil, mientras que para el hombre es más fija. Por eso la mujer puede verificar que el semblante del macho no tiene ningún real.

“Desde el punto de vista del goce, no hay relación del uno con el Otro. Desde la perspectiva del goce, cada sexo le es infiel al Otro y a sus pedidos de reconocimiento, es una razón de estructura y no de conductas. Que el falo sea el único semblante de goce, semblante de ser o de tener, conduce a esta consecuencia: hay un goce de la mujer que, como Aquiles con la tortuga, ningún hombre alcanza. Por otro lado el hombre mantiene su matrimonio con el falo”[22].

Lacan nos habla de las bodas necrofílicas entre un Amo que hace semblante de todo poder y una mujer que haga semblante de La mujer que no existe. Porque son puro semblante y nada de cuerpo[23].

 

 

Cambio de época y cambio de discurso

 

Nos queda comentar brevemente que Lacan plantea un cambio de discurso que determina un cambio de época con todas las modificaciones que esto ha traído en los semblantes y en el modo de gozar, y la angustia y los nuevos síntomas que llamamos problemáticas clínicas contemporáneas.

         

 Discurso de Amo                          Discurso Universitario                   

                 S1 à S2           cambio de época    S2 à a

                -----     -----                     à                ----    -----

                  $   //   a                                             S1 // $   síntomas  

                                                                                  contemporáneos

 

En esta época pasamos del semblante de amo, S1, como dominante, al semblante del saber como dominante, S2. Esto implica un profundo cambio: el amo ahora es el saber, es un saber de amo. El esclavo fue despojado de su saber ancestral y ahora los que saben son los técnicos, los especialistas. Manda la estadística y el saber. Saber cerrado porque está preestablecido y hay que tomar por “evidencias científicas”. Y un saber de los derechos humanos que se instalan a partir de la revolución francesa y que implica un desplazamiento del padre rey.

Antes por ejemplo el padre sabía cómo manejarse como padre, lo mismo que la madre, era un saber heredado de generación en generación, que estaba como reserva inconsciente de cada sujeto, hoy en día los padres deben hacer un curso o leer algún libro, no saben qué hacer con sus hijos, con todo el nuevo malestar contemporáneo que esto acarrea. Se cortó la relación con el saber inconsciente ancestral. En el mejor de los casos los padres son buenos profesores de sus hijos, ya no sostienen y trasmiten la ley sino que al estar instalados en el discurso universitario se transforman en buenos educadores.

En el discurso del amo se sabía cocinar, comer, dormir, y estoy hablando de las funciones básicas. En la actualidad las mujeres y los hombres aprenden a cocinar por internet o en algún programa de televisión. Para saber comer bien hay que ir a un nutricionista. Y ya nadie sabe dormir, para saber si uno duerme bien hay que hacerse un electro sueño y es el especialista quien lo determina. Ya nadie aprende el oficio de su padre que a su vez lo aprendió de su abuelo, sino hay que hacer carrera: hay que ir a los jardines maternales, de infantes, preescolar, primario, universitario, posgrado, master, doctorado y nunca se termina de estar en condiciones de ejercer, porque hay que saber más, actualizarse, en una palabra ser un universitario de por vida, nunca se alcanza una identificación S1 que sostiene al sujeto, más allá de los títulos que como vemos cada vez se necesitan más porque tienen menos valor. El S1 queda reprimido debajo de la barra en este discurso. Y de acuerdo en qué etapa de la vida ocurra este cambio de discurso tendremos distintas gravedad de patologías.

En el lugar del Otro tenemos el objeto a, que ahora se comporta como vacío, como nada de ser, mercancía pelada y la única posibilidad es llenarlo con distintos valores según estemos a la altura del aprendizaje o no. Hay una carrera para estar en la última expresión del saber. Una carrera que Lacan llama yocracia[24]. Hay una producción del sujeto dividido en este discurso que nos dice Lacan lo hacemos con el propio cuerpo, con el pellejo, lo cual provoca angustia, estrés, todo tipo de trastornos en el cuerpo como panic attack y a veces pasajes al acto, violencias tratando de conseguir de alguna forma la identidad de la que fueron vaciados[25]. El sujeto forcluído de lo simbólico intenta aparecer en lo real del cuerpo.

                                                S1 // $

Esto es lo que Lacan plantea como la perversión del discurso universitario que luego en su enseñanza va a evolucionar a lo que llama el discurso capitalista.

Las referencias al discurso capitalista podemos encontrarlas en Lacan en el Seminario XVI, XVII, XVIII, también en El saber del psicoanalista, en La conferencia sobre la experiencia del pase del 3 de Noviembre de 1973 y en Radiofonía y Televisión.

Pero es especialmente en su “Conferencia de Milán” del 12 de Mayo de 1972 donde escribe su matema:

 $         S2      

-----    -------      

 S1         a    

Nuestras reflexiones sobre el cambio de época van a estar referidas al discurso universitario.

¿Pero qué pasa con la sexualidad cuando el hacer de hombre y de mujer ya no es producto de semblantes de un saber del inconsciente? Porque digamos que el discurso universitario hace caducar el inconsciente. ¿Qué pasa con las identidades sexuales en la época del imperialismo del saber universitario?

 

 

Semblantes de la sexualidad en la época

 

Digamos que este cambio de discurso produce profundas modificaciones en lo que se refiere a ser hombre y mujer hoy y por lo tanto en la sexualidad.

El saber que fuimos aprendiendo y en el que vamos siendo educados es el de la igualdad entre el hombre y la mujer, en los derechos y las costumbres. Aparecen los estudios de género donde nos explican que no hay dos géneros sino una gama entre el polo hombre y el polo mujer que llamamos trans.

Los efectos de los movimientos feministas en lucha contra todo vestigio de machismo y la sociedad patriarcal son también una constante de la época.

Así se produce una decadencia del Nombre del Padre y con esto de la masculinidad. Hoy asistimos en este mix, a la construcción por el discurso de hombres light, hombres que se feminizan y toman actitudes que en el discurso del amo antiguo eran femeninos. En su aspecto personal y sus conductas.

Hay un culto del cuerpo para lograr ser exitosos. Aparecen nuevos ideales en este unisex que se impone. Esto puede lograr ser verdaderamente exitosos en relación a la evaluación a la que son sometidos los sujetos y se producen efectos maniacos por el narcisísmo en juego, o quedan como inhibidos sexuales deprimidos, que son los caídos del discurso.

Por esto ser bipolar es la moda. El enganche al discurso es flojo y hay para el narciso reinante, buenas notas, malas y muy malas. Todos somos evaluados y evaluadores.

Las teorías de género invaden cada vez más nuestro lenguaje, en este sentido el género como semblante simbólico imaginario es la identificación a los significantes que el Otro de las instituciones aporta a este juego entre hombres y mujeres, instituciones dominadas por el discurso universitario. Aquí no importa la anatomía, ya que perfectamente un nacido varón biológicamente puede hacer de mujer y viceversa, con toda la gama de rasgos distintivos que van de un polo al otro según las culturas.

Así es como aparecen las teorías Queer que deconstruyen toda identidad de género, no importa si se es hetero, homo o trans. En este sentido las teorías Qeer se acercan a la deconstrucción analítica donde toda identificación es puesta en cuestión, especialmente las identificaciones del semblante sexual. Los estudios Queer plantean que mantener identidades de género es caer en la misma trampa de la discriminación que se critica, ya que cada colectivo de la llamada diversidad de género, tratará de sostener su espacio con toda la autosegregación que esto provoca.

Para Paul Beatriz Preciado, una de las voces fundamentales de la Teoría Queer, este término trata de designar a un «movimiento post-identitario». En sus palabras se trata de “Una posición de crítica atenta a los procesos de exclusión y de marginalización que genera toda ficción identitaria, tanto dentro de sociedades heterosexuales como en la cultura gay”[26].

El psicoanálisis con sus teorías ha colaborado en este cambio de discurso al producir caída de los ideales y las identificaciones y darle la palabra a la mujer.

Con la decadencia del Padre, el fantasma y los semblantes ya no son tan fijos y esto da lugar a un cambio y variaciones en los modos de la sexualidad en los sujetos.

El “no hay relación sexual” lacaniano abre un hueco entre los sexos donde es posible más allá de la fijeza de la estructura del fantasma, acceder a otras maneras de gozar, que incluso pueden ser una invención. No hay práctica sexual fundamental, todas y de igual manera son modos de suplencia de la relación sexual que no existe.

¿Podríamos pensar que la época está llevando a momentos de caída de la identificación sexual, un pasaje por el No-Todo, y entonces el sujeto tendría la posibilidad de experimentar algo de ese Otro goce? ¿Una libertad entre goce y semblante que los hombres especialmente antes no tenían? ¿Una pragmática en la relación sexual donde cada cual podría inventar su modo de gozar?

Pero junto a estos cambios en la sexualidad y que afecta a todo el lazo social en relación a la diversidad aparecen grupos conservadores del discurso del amo antiguo que son violentos, ultra religiosos, racistas y homofóbicos. No aceptan la diversidad, no aceptan estos otros modos de goce y junto con los grupos feministas y del colectivo LGTB, plantean una conflictiva que forma parte del malestar contemporáneo.

El psicoanálisis no es ajeno a estas corrientes, hay sectores de psicoanalistas que quieren sostener el nombre del padre y otros sectores que acompañan esta nueva era de derechos compartidos. Creo que la última enseñanza de Lacan nos plantea ir más allá del padre y entonces hacerse cargo de un goce absolutamente singular y fuera del sentido.

 

 

 

 

 

 

 



[1] Lacan, J. (1990). Seminario XVII: “El envés del Psicoanálisis”. Bs. As., Arg. Editorial Paidós. Pág. 74

[2] Miller, J, A. (2003) La experiencia de lo real. Bs. As. Editorial Paidós. Pág. 241

  Lacan, J. (2008). Seminario XVI: “De un Otro al otro”. Bs. As., Arg. Editorial Paidós. Pág. 41

[3] Ibid. Pág. 58 y 59.

[4] Lacan, J. (1990). Seminario XVII: “El envés del Psicoanálisis”. Bs. As., Arg. Editorial Paidós. Pág.88

[5] Ibid. Pág. 58

[6] Ibid. Pág. 13

[7] Ibid. Pág. 12

  Indart, J, C. (1998). Metonimia y goce. Madrid. Editorial: Biblioteca del Taller

[8] Lacan, J. (1990). Seminario XVII: “El envés del Psicoanálisis”. Bs. As., Arg. Editorial Paidós. Pág. 17

[9] Ibid. Pág. 76 y 77

[10] Ibid. Pág. 20

[11] Lacan, J. (1990). Seminario XVII: “El envés del Psicoanálisis”. Bs. As., Arg. Editorial Paidós. Pág. 189

[12] Lacan, J. (2008). Seminario XVI: “De un Otro al otro”. Bs. As., Arg. Editorial Paidós. Pág. 350 y 351

[13] Lacan, J. (1990). Seminario XVII: “El envés del Psicoanálisis”. Bs. As., Arg. Editorial Paidós. Pág. 82 y 83

[14] Ibid. Pág. 114

[15] Lacan, J. (2008). Seminario XX: aún. Editorial Paidós. Pág. 15

[16] Lacan, J. (1990). Seminario XVII: “El envés del Psicoanálisis”. Bs. As., Arg. Editorial Paidós. Pág. 88

[17] Ibid. Pag.190

[18] Ibid. Pag. 137

[19] Ibid. Pág. 78

[20] Lacan, J. (1990). Seminario XVII: “El envés del Psicoanálisis”. Bs. As., Arg. Editorial Paidós. Pág. 101

[21] Lacan, J. (2009). Seminario XVIII. De un discurso que no fuera del semblante. Editorial Paidós. Pág.33

[22] Lacan : Heidegger. Sergio Barriera y Jorge Alemán. Editorial: Manantial. 1998.

[23] Lacan, J. (2008). Seminario XVI: “De un Otro al otro”. Bs. As., Arg. Editorial Paidós. Pág. 351  

   Indart, J. C. (2001). El sujeto-amo, el sujeto-mujer, la histeria y la muerte. Bs. As. Virtualia 3   

[24] Lacan, J. (1990). Seminario XVII: “El envés del Psicoanálisis”. Bs. As., Arg. Editorial Paidós. Pág. 66

[25] Ibid. Pág. 111

[26] Beatriz Preciado. Manifiesto Contrasexual. Editorial Opera Prima. 2002. Madrid.

 


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