» Lecturas

Comentario de Lila Feldman al libro “Psicoanálisis para todxs”, de Débora Tajer

05/05/2021- Por Lila María Feldman - Realizar Consulta

Imprimir Imprimir    Tamaño texto:

Quiero destacar lo siguiente: el diálogo continuo con lxs lectores, desplegando discusiones en las cuales responde a posibles cuestionamientos y preguntas. Es un libro conversador. De hecho la utilización de la “x” como opción al empleo del lenguaje inclusivo, también se desprende –nos cuenta la autora– de un intercambio y conversación acerca del tema. Ahora bien, lo más importante para mí no es la gramática del libro sino lo inclusivo en todo caso como operación de lectura.

 

                                

                           Editorial Topía. Noviembre 2020. Buenos Aires

 

 

Psicoanálisis para todxs es un libro teórico-clinico sólido y riguroso, pero también es –fundamentalmente- un libro político. Por un lado, un libro respetuoso de las tradiciones y los cimientos fundacionales del psicoanálisis, y por el otro, un programa epistemológico que abarca el esfuerzo de organizar los saberes con los que contamos, identificar cuáles de esos saberes sobreviven, más de un siglo después de su fundación, y cuales se reformulan. Entonces, este libro forma parte de la construcción de un horizonte para el psicoanálisis.

 

  Leer “Psicoanálisis para todxs” fuerza a un trabajo de deconstrucción, palabra trillada pero necesaria. Quiero decir, que este libro nos confronta con algunas preguntas, que movilizan tanto nuestras trayectorias pasadas como nuestros desafíos y la pregunta por el porvenir:

 

  ¿Cómo me hice psicoanalista? ¿Cómo admití como verdades elementos clave de la teoría con la que me formé y trabajo, que hoy me resultan tan ajenos e incluso repudiables, cortos, estrechos, antiguos, y sobretodo disociados del trabajo clínico? ¿Cómo incorporé como verdades respecto de la constitución subjetiva y del entramado sexual supuestos y construcciones que eran tan ajenos a mi propia experiencia y recorrido? ¿Cómo logré permanecer en el diván algunas veces, cómo pacté allí con algunos silencios? ¿Cómo logré deshacerme de algunas incongruencias entre teoría y experiencia?

 

  Es un libro movilizante. Se suma, para muchxs de nosotrxs a la revolución que la conciencia feminista abrió en la cultura, y para tantxs otrxs tal vez sea puntapié e inicio de un descubrimiento, o al menos la ocasión para la formulación de algunas preguntas.

 

  Este libro no es un paseo turístico por las diversidades, desde la posición de reaseguro hegemónico de un psicoanálisis cis-sexista que observa a lxs extranjerxs, a quienes tolera con condescendencia. Este libro es político porque asume que el campo de la identidad de género y el campo de la sexualidad humana es un campo vasto de diversidades y posibilidades. En palabras de la autora, no se trata de proponer un psicoanálisis “especial” para “lxs especiales”.

 

  Podría decir que Psicoanálisis para todxs lleva a cabo y propone una reparación histórica. Permite resituar los conflictos que se pensaban únicamente desde sus determinaciones intrapsíquicas, en relación a los ajustes y sumisiones que una época estableció y fijó como campo de pensables y posibles. Ahora bien, no es un libro que suponga a lo epocal como ropaje o exterioridad a lo intrapsiquico, sino que permite (de principio a fin) pensar la composición de lo histórico-social al interior del psiquismo. Y también al interior del despliegue teórico psicoanalítico.

 

  Ni lo histórico-social, ni la perspectiva de género quiero decir, son “atravesamientos”. Menos aún añadidos. El psicoanálisis no dialoga con los Estudios de género. En todo caso, se resitúa, se complejiza a partir de ellos, o no, y entonces perdurará como práctica ecolálica, teoría sagrada, autista, y segregada del campo y la experiencia social, sobretodo de los pacientes con quienes trabaja y a quienes pretende analizar.

 

  El peor de los destinos para cualquier sistema teórico que proponga una determinada práctica (también para el psicoanálisis) es convertirse en masa, en sus versiones paradigmáticas: ejército o iglesia. El destino pastoral del psicoanálisis.

 

  La perspectiva de género es –para mí– un “analizador”. En ese sentido no es simplemente una perspectiva que podemos tener a veces, desde una cierta óptica, ni un carnet de pertenencia políticamente correcto para sentarnos a conversar con lxs feminismos.  Es el bisturí con el que recorrer nuestro conglomerado teórico, nuestra metapsicología, nuestra posición en la clínica.

 

  ¿Qué es el psicoanálisis sin perspectiva de género? Una peligrosa ingenuidad cómplice que produce iatrogenia.

¿Es la diferencia sexual (y binaria) el organizador y conflicto prínceps de la constitución psíquica? ¿Es, sigue siendo, el eslabón primordial para establecer categorías psicopatológicas?

 

  ¿Cuánto hemos contribuido lxs psicoanalistas a la configuración de ideales y a la fijación de algunos sufrimientos y conflictos? ¿Podemos teorizar sobre constitución subjetiva, sobre estructuración psíquica, sin incorporar en ese desarrollo a los modos particulares, socio-históricos, de subjetivación?

 

  ¿Seguiremos lxs psicoanalistas diciendo que no queremos decir lo que decimos, que las palabras que utilizamos y elevamos a la categoría de conceptos, en realidad aluden a otra cosa (función materna y paterna, castración, envidia del pene, significante del nombre del padre, etc.), ¿seguiremos dando rodeos para no atrevernos a re-conceptualizar, y como decía Silvia Bleichmar, desprendernos del lastre?

 

  Débora lo expresa con agudeza, al mencionar que si no reformulamos nuestras herramientas teórico-clinicas corremos el riesgo de reproducir prejuicios y falacias sin hacernos cargo. Algo así como sostener una homofobia sin homófobos, racismo sin racistas, o patriarcado sin machistas…  y un psicoanálisis que haya perdido en el camino su condición de vanguardia y se haya vuelto reliquia. Yo insisto y agrego a la palabra reliquia: iatrogenia.

 

  Débora, la autora, escribe este libro desde su lugar de lectora. También desde su lugar de analista, de analizante, de investigadora, de docente y de estudiante (ella se nombra como transdisciplinaria). Es un libro generoso en referencias, aclaraciones o especificaciones, los desarrollos en los que se inscribe, el detalle y recorrido por el armado de sus procesos de pensamiento, los puntos de apoyo que le han permitido pensar y conceptualizar por sí misma, incluso en ocasiones rectificar o revisar desaciertos y límites.

 

  Un programa epistemológico, dije antes. En su mismo título eso aparece. Por una clínica pospatriarcal, posheteronormativa y poscolonial. Arribar a esa clínica supone una profunda revisión y reformulación teórica. Podríamos agregar que se trata además de una clínica pospatologizante y posclasificatoria. En ese sentido, me importa situar la cercanía, la proximidad de la autora con la propuesta freudiana. El psicoanálisis en su mismo origen se fundó como ruptura, subversión, revuelta y desvío respecto de la práctica que la medicina, la psiquiatría, la neurología y la psicología de su tiempo.

 

  Para ello se nutrió de lecturas literarias y filosóficas. Eso permitió constituir un método propio. No una técnica de trabajo sino un método de pensamiento con el que se desplegó una práctica específica, que supo edificarse en procesos de avance, retroceso, exploración y revisión permanente, configurándose como vanguardia.

 

  Eso hace Débora en este libro, que es un libro de psicoanálisis, en su mejor versión. Y agrego algunas cuestiones que me parece fundamental resaltar:

 

  En primer lugar, el conocimiento de los marcos legales y los procesos políticos de los últimos años, no siempre lxs psicoanalistas nos ubicamos como parte de una legalidad, un tiempo histórico determinado y una cultura especifica. Cuando me encontré con la referencia a la “voluntad procreacional” realmente me emocioné. Que esos términos empiecen a aparecer en la vida cotidiana, y en un libro de psicoanálisis, me parece fundamental.

 

  En segundo lugar, lo que Débora denomina, y a mí me encantó leer, su política de citas. La política de visibilizar la gran presencia femenina en las autorías. Sabemos que en el capítulo de citas y fuentes bibliográficas, las presencias femeninas no son visibilizadas si se emplea simplemente la inicial del nombre, pero además sabemos que las presencias femeninas tampoco abundan en las citas y referencias, sobre todo cuando escriben varones.

 

  Y muy en particular quiero destacar lo siguiente: el diálogo continuo con lxs lectores, desplegando discusiones en las cuales responde a posibles cuestionamientos y preguntas. Es un libro conversador. De hecho la utilización de la “x” como opción al empleo del lenguaje inclusivo, también se desprende –nos cuenta la autora– de un intercambio y conversación acerca del tema.

 

  Ahora bien, lo más importante para mí no es la gramática del libro sino lo inclusivo en todo caso como operación de lectura. Lo inclusivo se sitúa –insisto– no únicamente en el uso de ciertos pronombres o letras, ni tampoco respecto de las disidencias y diversidades, en términos de hospedar o “tolerar” a la extranjería, sino lo inclusivo que radica es despatriarcalizar la teoría y la clínica en su totalidad, empezando por despatriarcalizar lo pensado respecto de lo que sí entraba en las categorías heteronormativas y cis, y aun así era y sigue siendo tantas veces testimonio y condición de posibilidad de opresiones, desmentidas, mandatos, sumisiones y violencias. Esa operación de lectura (que podemos resumir en palabras de Débora como des-naturalizar el sexo y des-esencializar el género) es toda una política inclusiva y revulsiva.

 

  El trabajo de Débora a partir de lo teorizado por Juliet Mitchell, en su libro “Psicoanálisis y feminismo”, no tiene desperdicio. ¿En qué medida nuestra teoría estructuralizó y deshistorizó elementos que forman parte de la subjetivación patriarcal remitiéndolos a operaciones constitutivas y necesarias para la constitución del aparato psíquico?

 

  En todo caso el psicoanálisis también supo ser y tantas veces persiste, girando en falso, un análisis de los efectos de malestar y la constitución psicosexual diferenciada y desigualada de varones y niñas en la sociedad patriarcal moderna. Hay que decirlo, a veces la práctica psicoanalítica formó parte de su reproducción.

 

  Tenerlo presente es fundamental no únicamente para pensar los aspectos intersubjetivos sino muy en particular los aspectos intrasubjetivos, los modos de estructuración psíquica, los trabajos psíquicos que corresponden a la niña y el niño (tan arraigados a aquella vieja polarización pasividad-actividad), sus posibilidades deseantes y los sufrimientos aparejados.

 

  La vigencia del complejo de Edipo, una vez que podemos incluso cuestionar las lecturas psicoanalíticas que han sido y a veces siguen siendo heteronormativas, y que supieron fijar la "normalidad neurótica" como devenir de una cierta y “adecuada” estructura familiar, configurando la novela familiar psicoanalítica, reside más que nada, para mí, en poder situar la estructuración psíquica en relación a un mapa o trama de deseos, conflictos, prohibiciones, ideales e identificaciones, y su sobredeterminación sobre cada sujeto, siempre enigmática.

 

  Y en la vigencia de la ley de la prohibición del incesto, una de cuyas formas es y será, a lo largo de toda la vida, el respeto absoluto por la intimidad, la propia y la ajena, en su importancia, en la constitución psíquica. El reconocimiento de las asimetrías entre adultxs y niñxs, y en lo inalienable del espacio corporal y psíquico de los segundos.

  El poder siempre se disputa las narrativas. En este sentido, las familias que no se adecuan a ese patrón también merecen su propio armado de ficciones y relatos que no solo den cuenta de sus existencias y configuraciones sino que además nos permitan repensar y enriquecer las nuestras. Eso posiblemente incluya dejar de referirnos a ellas como “diversidades”, o excepciones, muchas veces encubriendo en la mirada respecto a ellas el prejuicio que las ubica como tolerables pero no deseables, o necesariamente asociadas a patología, o fallidas.

 

  El libro en su totalidad, en particular el capítulo acerca de las infancias y los existenciarios trans, es clave para la formación de cualquier psicoanalista (Lo mismo diría del libro “Las malas” de Camila Sosa Villada).

 

  Los capítulos en los que Débora dialoga y retoma el pensamiento de Silvia Bleichmar y GIlou García Reynoso, son un hallazgo. No solamente en términos de recuperación de sus trabajos sino porque son un recorrido por una experiencia de lectura. Nos permiten meternos en la filigrana de huellas, marcas, afectaciones del encuentro de Débora con cada una de ellas, el modo de llevar adelante un trabajo de herencia, en palabras de Eduardo Muller: una mala lectura de ellas.

 

  Una mala lectura como lectura genuina, una lectura que conduce a escribir y convertirse a su vez en “autora”. Desarrollar una voz propia, no la cita estereotipada y ritualizada. Entonces su lectura, es también la invitación a seguir el camino de “malas lecturas”. El mejor de los desvíos.

 

  

Débora Tajer. Licenciada y Doctora en Psicología (UBA). Magister en Salud (FLACSO). Profesora Adjunta a cargo de la Cátedra Introducción a los Estudios de Género. Profesora Adjunta regular de la Cátedra Salud Pública/Salud Mental II. Directora del Programa de Actualización en Género y Subjetividad Facultad de Psicología UBA. Imparte el Seminario ¿Cómo trabajar en clínica psicoanalítica con perspectiva de género? A cargo de la Cátedra Alicia Moreau (2019), Universidad Paris 7 Diderot. Co-fundadora del Foro de Psicoanálisis y Género (APBA) y miembra de su Comité Asesor. Autora de Heridos Corazones (2009). Co-compiladora junto a Irene Meler de Psicoanálisis y Género. Debates en el Foro (2000). Ha publicado diversos capítulos en libros de su especialidad, así como artículos científicos, de divulgación general y en medios de comunicación, alguno de los cuales han sido traducidos al portugués, francés e inglés.

 


© elSigma.com - Todos los derechos reservados


Recibí los newsletters de elSigma

Completá este formulario

Actividades Destacadas

La Tercera: Asistencia y Docencia en Psicoanálisis

Programa de Formación Integral en Psicoanálisis
Leer más
Realizar consulta

Del mismo autor

» Anotaciones acerca de Instituciópatas. Ensayo sobre prácticas manicomiales en un hospital general, de Tomás Pal
» Piedra y fuego

Búsquedas relacionadas

» Estudios de género
» psicoanálisis
» deconstrucción
» Salud