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Cuando la palabra te toque28/09/2012- Por Natalia Litvinova - Realizar Consulta
El encanto de esta poetisa está en su seguro habitar las palabras como si fuesen cosas. ¿Y es que no lo son? Profundamente no, aunque de vez en cuando sí, cuando acontece su obrar poético. Natalia Litvinova nació en Gómel (Bielorrusia) en 1986. Traduce a poetas rusos, lo que ya es mucho decir. Publicó el poemario Esteparia -que nunca puedo conseguir- y Grieta, de próxima y esperada aparición. Aquí se anima a dejarnos un rato en la lengua que vive.
LIENZO
El vestido blanco revelaba su desnudez. Ella bailaba y tocaba la flauta. Él intentó acercarse
para sacarle el vestido pero ella retrocedió. Entonces abrió sus acuarelas y dirigió el pincel hacia su vestido. Ella accedió, se quedó quieta y acompañó cada trazo con un sonido de flauta.
Los cambios de color merecieron las notas más agudas y cada tono esfumado, notas más graves. Cuando la vio complacida dio por terminado su trabajo. Acercó lentamente sus manos
y le sacó el vestido para llegar al lienzo.
ÍCONO
antes de dormir
mi madre ponía un ícono
en mi pecho
pero su frío me despertaba
y todos los santos acudían
a la misa de mi insomnio
HAMBRE
primer recuerdo
el hambre
así conocí
el corazón humano
acerqué mis labios
al pecho
para solo succionar
latidos
RECORDAR
intento recordar
recordar qué
recuerdos pájaro
no saben volar
arrojan vértigos
DECIR
Yo quería hablar como un pez. Como un país al que se le abren las fronteras.
Como lo que aun ultrajado encuentra libertad. Yo quería hablar como secándome el sudor,
como corriendo detrás de un niño que tiene los cordones desatados.
Yo quería hablar como quien llora cristales y no cree en los milagros. Con la misma boca.
EL RETORNO DEL MOVIMIENTO
Un hilo de claridad me atravesó y pude ver la nervadura de todo. ¿Claridad o clarividencia?
¿Y si la claridad es un velo? De pronto Alguien sopló y el velo se deshizo, su vapor se adhirió
a mi piel. Ahora que mis poros originarios están cubiertos por una densa transparencia,
el movimiento intenta librarse de mí. Pero no importa, la experiencia dicta que el movimiento regresa. La espera me mantendrá viva.
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