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Sobre el olvido

01/03/2021- Por Ianina Fornaro - Realizar Consulta

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¿Qué hay de la escucha del poeta... hacia el poeta? Sirviéndose de Holderlin, Juana de Arco, de la dictadura, del lenguaje, Ianina va tramando una voz que se hace oír. O se lo intenta al menos. La voz que refleja una palabra viva. Que sin embargo no entra en el entendimiento. Porque, en definitiva, participa del silencio... tal vez un modo del olvido. O no.

 

                                            

                                  “Juana de Arco” (grabado 1903) por Albert Linch*

 

 

 

 

“Con frecuencia intenté el lenguaje, con frecuencia intenté el canto, pero ellos no te escucharon”[1].

 

                                                                      Holderlin

 

 

  Parto del dictado, siempre me interesaron las tragedias: ¿cómo podía ser que Holderlin, Juana de Arco, hayan terminado así sus vidas? ¿Qué voz no se oyó? ¿Por qué no se incorporó aquella voz que hablaba más allá de ellos?

¿Quiénes eran los que no escuchaban? Holderlin dice “con frecuencia intenté el lenguaje, con frecuencia intenté el canto, pero ellos no te escucharon”.

 

  Hablemos del dictado, por ejemplo la dictadura, ahi ciertas cosas podían decirse y otras no. En unos casos se podía responder con un silencio o un decir disfrazado, lo cual suponía distintos recursos para aquello que no tenía lugar.

 

  La palabra proviene del latín “dictatura”, dictare (dictar), más el sufijo -ura (actividad, resultado)[2].

 

  En el dictado hay un decir que se impone. Cuando Otro habla y no calla, olvida al niño sometido a ese dictado. En algunos casos se transforma en un decir constante, en un decir que no pregunta, solo afirma, no escucha y deja al sujeto en soledad.

 

  Lacan cuando refiere a la voz, habla del sonido del shofar, dice que es un llamado a Dios para que no olvide al pueblo[3]. Una voz que llama, que busca ser oída.

 

Holderlin intentó el lenguaje, intentó el canto y ellos no lo escucharon. ¿De ahí su poesía?

 

  Quienes lo conocieron viviendo en la torre luego de su internación dicen de él que a menudo eran silencios durante días, y si no profería gritos espectaculares mientras tocaba el piano sin parar, durante días también.

 

  Anne Carson dice en su artículo “Variaciones sobre el derecho al silencio” que Holderlin busca la palabra viva, la palabra que puede hacer vivir por fuera de las convenciones formales del lenguaje, de “los clichés”, del habitual pasaje de información.

 

  Pero ¿por qué buscaría la palabra viva por fuera del habitual pasaje de información, de las convenciones formales de preguntas y respuestas? ¿Sería ese lugar donde podía decir y ser escuchado?

 

  Agrega que Juana de Arco no quería responder a las preguntas que le hicieron los jueces de la Inquisición, no quería que sus voces, que la guiaban, que la hacían vivir y morir de determinada manera fueran incorporadas a un entendimiento convencional con el resto: “la luz viene en nombre de la voz”[4].

 

  Sin un decir mediante acerca de esas voces, los jueces tomaron las pocas palabras que ella pudo compartir que evadían cualquier información sobre el tema.

 

  A falta de su traducción, la sentenciaron. Juana de Arco se las guardó, las reservó para el silencio. ¿O sabía que esas palabras no iban a ser oídas, recibidas como parte de su voz? ¿Había alguien que podía escuchar?

 

  ¿Y entonces qué relación tiene el Otro con su dictado, con su olvido y el silencio?

 

  El silencio constituye un recurso para que el Otro no sepa, para guardarse algo, algún decir, alguna voz que no sea para callar.

 

  Y por otro lado: ¿Qué hace que el sujeto quede arraigado así a esta creencia de la existencia de un Otro que sabe, de un Otro omnipotente?

 

  ¿Será que se evita enterarse de su olvido? Queda arraigado a ese dictado sosteniendo de ese modo esta creencia evitando el desamparo radical. Lo vemos en los análisis, se busca a un Otro en quien creer.

 

  José Sbarra se pregunta en un poema de su libro Obsesión de vivir:

 

¿Por qué creímos alguna vez?

¿Por qué pactamos con un Dios

de omnisciencia y de omnipotencia dudosas?

¿Era tan grande nuestra desesperación

cuando caímos a la tierra?

¿Era tan inconmensurable nuestro miedo

que tuvimos que inventar una falsa esperanza?

¿No hubiera sido mejor enfrentar la desolación a tiempo?

¿Tan desvalidos estábamos en los comienzos que tuvimos

que aferrarnos a mentiras tan graves como el amor,

la fe y la recompensa?

¿Y ahora qué empecinada nostalgia

nos impide desterrarlas enérgicamente?

 

  Retomo la última pregunta: ¿Qué empecinada nostalgia nos impide desterrar las creencias enérgicamente? ¿La desolación? ¿El desamparo?

 

  El sujeto sostiene al Otro que sabe, es quien no olvida, no puede olvidar, porque el Otro olvida. Lacan dice que la prueba cristiana de la existencia de  Dios es que el sujeto lo ama[5].

 

  ¿La censura no actúa acaso de ese modo? Freud en “La interpretación de los sueños” refiere que cuando exhorta a un paciente a contar nuevamente un sueño para clarificarlo se encuentra con que los lugares en los que modificó la expresión, dan a conocer los puntos débiles del disfraz del sueño, el paciente protegió bajo el efecto de la resistencia esos puntos débiles, sustituyendo una expresión reveladora por otra más remota[6]. Una manera de continuar sosteniendo la creencia de un Otro en ese no decir.

 

  Entonces hay algo que queda intraducible, “el lenguaje de los dioses” en términos de Anne Carson lleva a que la palabra quede en silencio, se impida a sí misma y que el conocimiento quede perteneciendo a los dioses. Si aquello que se silencia, que se deja sin traducción es lo que no tuvo lugar, el Otro omnipotente se despliega aún más.

 

  Joyce intervino constantemente el texto del Otro, dejándolo incomprensible, un indescifrable para los otros.

 

  ¿No es acaso el sinthome de Joyce, el hacerse un sujeto en su escritura, matando palabra por palabra, violentando con el lenguaje la violencia del lenguaje del Otro? ¿Será por eso que Lacan dice que Joyce hizo un síntoma con su escritura?

 

  Joyce al Otro omnipotente lo tacha, lo engaña, le inventa palabras, lo violenta, y lo hace en el lenguaje de ese Otro que es la lengua del colonizador, la lengua inglesa, sobre su propia Patria, Irlanda.

 

 

Arte*:https://www.lavanguardia.com/historiayvida/edad-media/20200516/481142002787/juana-arco-100-anos-inglaterra-orleans-santa-polemica-politica.html

Albert Linch (1860-1950), pintor y grabador alemán-peruano radicado en Francia



[1] Diario de Poesía, N° 77. Diciembre de 2008 a marzo de 2009. Buenos Aires-Rosario. Variaciones sobre el derecho al silencio. Anne Carson.

[2] http://etimologias.dechile.net/

[3] LACAN, J. Seminario 10: La Angustia. Clase XXVIII, La voz de Yahvé. Buenos Aires, Paidós, 2008, p. 271.

[4] Diario de Poesía, N° 77. Diciembre de 2008 a marzo de 2009. Buenos Aires-Rosario. Op. cit.

[5] LACAN, J. “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano”. Escritos 2. Buenos Aires, Siglo Veintiuno Editores, 2011, p. 780.

[6] FREUD, S. “La interpretación de los sueños” (segunda parte) Sobre el sueño (1900-1901). Obras Completas, Tomo V. Amorrortu, Buenos Aires, 1979, p. 510.


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