La angustia y el visto –La angustia dentro de escenas de espera en “WhatsApp”–

07/04/2018- Por Celeste Pérez Ghío - Realizar Consulta

Imprimir Imprimir    Tamaño texto:

Celeste Pérez Ghío nos propone en este artículo reflexionar sobre las formas en que los individuos se ven afectados en sus relaciones a partir del uso de nuevas tecnologías como el “WhatsApp”, es decir, en los encuentros fuera de cuerpo. A partir del análisis de un estudio de casos, sostiene que la dimensión de la espera, vinculada a “clavar el visto”, abre un campo de incertidumbre y angustia ante la pregunta por el deseo del Otro. De este modo, tomando hipótesis psicoanalíticas y de otras disciplinas, la autora plantea interrogantes inéditos sobre los conflictos amorosos, en el “entre” de los individuos que habitan en el enjambre.

 

 

 

                               

 

 

 

  Los mensajes enviados en WhatsApp, la espera por una contestación, son formas inéditas en que los individuos se ven afectados en la manera de vincularse con el otro por fuera del encuentro físico de los cuerpos.

 

  Alrededor de estas prácticas, surgen interrogantes que dan lugar a diferentes discusiones acerca de “clavar el visto”, sintagma muy de moda en la actualidad que da cuenta de la lectura del mensaje enviado por parte del destinatario (quien lo lee pero no lo contesta, dentro de la inmediatez al menos).

 

  Las mismas no se circunscriben únicamente a la población joven, sino que emergen como interrogante general de los usuarios de WhatsApp, quienes se preguntan acerca del origen de aquellas afectaciones que vivencian.

 

  La espera toma la posta en este punto y se pone bajo el foco del análisis psicoanalítico, tiñe la escena con un carácter displacentero: ¿Qué quiere decirme el otro con eso? ¿Por qué ve el mensaje y decide no contestar? ¿Dónde me ubico para el otro? El “clavar el visto” emerge como señal abanderada de las escenas de espera.

 

  Aquella señal implica que el destinatario leyó el mensaje que el emisor envió, conteste con otro mensaje o no. El silencio del otro no se posiciona como una no comunicación, al contrario, sino como un acto de (no) habla con fuerza locutiva, ilocutiva y perlocutiva.[1] La no contestación del otro con otro mensaje que confirme su presencia y motivación de proseguir la conversación, abre un campo donde confluyen diferentes variables que pueden estar vinculadas a la emergencia de la angustia en las escenas de espera.

 

  Para abordar ésta temática, llevé cabo un análisis de dos casos extraídos del estudio del CONICET “Me clavó el visto”,[2] que exponían diferentes conflictivas en el vínculo de dos parejas de jóvenes heterosexuales y el uso de éstas de la aplicación WhatsApp para comunicarse.

 

  La primer viñeta trata de la relación y los conflictos que vivencian Daniela y Germán, adolescentes (tienen 14 y 16 años respectivamente) a partir de la comunicación por WhatsApp. Daniela menciona que una de las razones por las cuales ellos discuten “es porque me clava el visto en el WhatsApp, no me responde los mensajes de texto o no me llama por teléfono y eso me enferma”.

 

  La segunda viñeta trata de la relación entre Pablo y Emilia, quienes mantienen su relación a distancia a causa del estudio de Emilia, quien se mudó de La Pampa, donde vivían ambos, a Buenos Aires. El conflicto, en este caso, radica en que Emilia, disponiendo su mañana para estudiar, le manda un mensaje a Pablo, y éste no responde inmediatamente.

 

  Este elemento rompe con la armonía que sostenía la actividad de Emilia. “En tan sólo 60 segundos, Emilia chequea dos veces la respuesta de Pablo. (...) Emilia se da cuenta de cuán importante es la respuesta de Pablo. Se impacienta. Los minutos pasan más lentos que la capacidad que tiene su mente para explicar(se) porqué él no contesta”.

 

  En ambos casos, el “visto” señalizaba unas supuestas intenciones del otro que entraban en conflicto, al decodificar el emisor de diferentes formas dicha señal, dependiendo de diversas variables que, explícita e implícitamente, se ponían en juego allí.

 

 

La amenaza online

 

  La aplicación WhatsApp fue escogida para analizar la posible emergencia de la angustia en las escenas de espera, por ser esta aplicación de las más utilizadas en la actualidad para comunicarse por fuera del encuentro físico de los cuerpos. Las aplicaciones de mensajería instantánea se insertan hoy en un campo que supone un espacio y tiempo particular, que se erige como característico de la virtualidad como también expone ciertas características que hablan de la época actual.

 

  Diana Rabinovich (2016) plantea que el tiempo en red es un tiempo en presente, un tiempo que demanda instantaneidad, inmediatez en la transmisión de la información, que se percibe como eficiencia de la función, y a la espera como intransigencia e ineficiencia, como congestión del tiempo y de la información.

 

  A su vez, respecto de la temporalidad que rige en las plataformas virtuales, Santiago Thompson (2016) menciona que se vivencia dentro de WhatsApp una especie de “continuo cotidiano” que se sostiene a partir de la ilusión de una eterna presencia, en donde no se explicita la conexión y desconexión de los usuarios, sino que los contactos se encuentran allí disponibles a ser convocados en la escena en cualquier momento a partir de la emisión de un mensaje que los llame a confirmar su presencia, posiblemente en la inmediatez que es proporcionada por la velocidad de la transmisión de los datos vía internet (si es que el estado de conexión es óptimo).

 

  WhatsApp se erige como una aplicación que, más allá de posibilitar la comunicación entre sus usuarios, expone, en ciertas circunstancias, la actividad que tiene el otro en la plataforma. A pesar de que puede configurarse la privacidad de la aplicación para no brindar cierto tipo de datos, ésta elección no pasa desapercibida; la aplicación emite diferentes indicios acerca de la actividad del otro de forma automática (el “visto” es uno de ellos, el “última vez usado”, “en línea”, etc.).

 

  El filósofo surcoreano, Byung Chul Han (2014), plantea la influencia de la instalación de un nuevo panóptico que reemplaza el propuesto por Betham; un panóptico digital caracterizado por la descentralización del control y la vigilancia que sostienen al poder, distribuyéndose éste entre los individuos.

 

  De esta manera, la velocidad e inmediatez que supone el tiempo en red se encuentran con la expectativa en la espera, expectativa que vivencian los usuarios que, al percibir e identificar la actividad del otro en la aplicación, acceden a un tipo de información que supone intenciones determinadas que motivan la conducta del otro, se corresponda a lo esperado por el sujeto o no.

 

  Se considera, en esta investigación, que la escena de espera en WhatsApp se encuentra conformada por tres momentos en relación a la construcción de la situación amenazante.

 

  En un primer momento, la espera consta en ver si el mensaje le ha llegado al destinatario, encontrándose los factores que podrían interponerse en dicho objetivo relacionados al funcionamiento de la aplicación. En un segundo momento, si el mensaje puede efectivamente llegar a destino, se emite una señal automática que avisa al emisor que este paso se ha completado con éxito; aparecen dos tildes grises a la izquierda del mensaje.

 

  Se ubican en un primer plano, en estos dos momentos, los avatares que pueden intervenir en un mejor o peor funcionamiento de la aplicación, como también las circunstancias externas en las que están sumergidos ambos individuos por separado como causantes de la escena de espera.

 

  Pueden considerarse estos dos primeros momentos como poco amenazadores dentro la situación de espera, ya que la pasividad que se le supone al partenaire permite cubrir con un velo un posible rechazo de su parte, rechazo que podría vincularse a la pérdida de amor; “seguro que él quiere responder pero no puede” se plantea Emilia. En estos momentos, el peligro se encuentra latente.

 

  Sin embargo, el peligro se percibe como incipiente en un tercer momento, el cual involucra la lectura del mensaje por parte del destinatario como también la aparición de las tildes azules, el “visto”, a la derecha del mensaje.

 

  En las viñetas que fueron analizadas en la investigación, la demora en la contestación por parte del partenaire convocado a la escena era percibida a modo de angustia, en tanto afecto displacentero que marca allí la percepción de una situación amenazante.

 

  Se menciona por ejemplo, en la primer viñeta que en ese momento “se termina para Daniela la primera espera, marcada por el estado anímico de la ansiedad, de no saber si él leyó el mensaje o no y nace una nueva espera: la de esperar que él decida responder el mensaje. En este nuevo momento de espera, Daniela se siente desvalorizada y esto le genera enojo”.

 

  Frente a esto, se puede considerar, como propuso Freud (1926), que ese “enojo” puede estar vinculado a un desarrollo de angustia restringido a un utilizable como señal, respondiendo a una función defensiva yoica que impulsa al aparato psíquico a responder de la manera más adecuada posible a una situación amenazante percibida. Ahora bien, ¿cuál sería la situación amenazante allí? ¿Cómo emerge tal situación en una conversación vía WhatsApp?

 

  Lacan conceptualiza en el Seminario IX a la angustia en relación a una situación amenazante y en relación a un Otro que se muestra como misterioso. Menciona que el peligro se trata de la “sensación del deseo del Otro”, peligro que implica la pérdida de coordenadas del sujeto que aseguran su posición como objeto eventual del deseo de ese Otro que está en frente.

 

  En los casos analizados, la centralidad que supone la relación heterosexual monogámica es puesta en cuestión en aquellas conversaciones citadas. Las emisoras de los mensajes (en ambas viñetas se trata de mujeres) que buscan convocar a sus partenaires, a quienes suponen disponibles en la plataforma, se encuentran con una hiperrealidad[3] que se presenta más real que la realidad que vivencia la pareja.

 

  En la segunda viñeta, se menciona que la rutina de estudio de Emilia, para quien la facultad era su actividad principal, se vio interrumpida cuando Pablo no contestó”. La incertidumbre acerca de las intenciones del otro, que se presenta como ausente en la escena, cuestiona la certeza que proporcionaba el vínculo de la pareja, certeza que confirmaba la centralidad que poseían ellas como objetos eventuales del deseo del Otro.

 

  “Si Pablo es protagonista en la vida de Emilia, seguro que ella también lo es en la de él. ¿O no?”

 

  La angustia no es considerada como único afecto posible de ser vinculado a este tercer momento de la escena de espera, como tampoco el emisor es siempre el único afectado allí. La espera que supone la ausencia del otro, a su vez, supone la incertidumbre acerca de la posibilidad de que aquello cambie, que el otro efectivamente aparezca.

 

  Por ende, podría considerarse que la espera y la percepción de la misma como amenazante podrían depender de la expectativa de que aquella circunstancia cambie, en tanto que la mera lectura del mensaje por parte del partenaire se considera una “no respuesta”. El otro aún no ha respondido, puede ubicarse como un sujeto pasivo, a pesar de haber mostrado su actividad, el haber leído el mensaje.

 

  La suposición de la pasividad del otro por fuera de las eventualidades tecnológicas permite que, de esta forma, sea justificada su ausencia por el emisor, quien consideraría que el otro respondería si no existiesen las circunstancias u obstáculos hipotéticos supuestos.

 

  Como también puede vincularse a la emergencia de cierta expectativa del emisor, quien al emitir el mensaje y no recibir respuesta dentro de la inmediatez, percibe una amenaza vivenciada a modo de cuestionamiento del vínculo que sostienen, en estos casos analizados, ambas parejas. Cuestionamiento de la centralidad supuesta por el vínculo monogámico, posición en la que se ubica el sujeto que se angustia, respecto del deseo del Otro.

 

 

Apertura a discusiones actuales

 

  La emergencia de la angustia tiene lugar en un espacio y un tiempo que no se comparten físicamente, pero sí en la virtualidad. El encuentro con aquella presencia del otro, que es tanto presencia como ausencia, se erige como situación amenazante que permite vislumbrar, sin embargo, los diferentes factores que inciden en su carácter amenazante percibido por los sujetos.

 

  La amenaza se construye en un “entre”, que implica tanto las variables vinculadas al modo de funcionamiento particular de WhatsApp, como también las propias de los vínculos que sostienen los individuos que se comunican usando la aplicación.

 

  La velocidad en la transmisión de la información y la expectativa por poder acceder a ésta en el menor tiempo posible, dan cuenta de cómo responde la aplicación a los modos de funcionamiento esperados y anhelados por la vanguardia tecnológica, como también por los individuos en sus prácticas cotidianas y modos de vinculación, constituyéndose así, de esta forma, una subjetividad de la época que permite esbozar un acercamiento al análisis de los modos de afectación actuales.

 

  La amenaza no proviene exclusivamente ni de los gadgets tecnológicos, ni de las relaciones que mantienen los individuos.

 

  Dentro del enjambre, de la naturalización e instalación de los modos de comunicación innovadores, tanto virtuales como no virtuales, en las prácticas cotidianas, los individuos vivencian diversas sensaciones, las cuales deben ser tenidas en cuenta y estudiadas por el psicoanálisis, en tanto exponen nuevos padecimientos y modos de afectación actuales.

 

 

Nota: El presente trabajo recoge lo esencial de la tesina de grado de la autora, cuya tutoría  estuvo  a cargo de Santiago Thompson.

Nota 2: el material desarrollado en las viñetas, respeta la lógica de los casos, pero porta las transformaciones necesarias para sostener la discrecionalidad y reserva correspondientes a cada abordaje clínico.

 

 

Bibliografía


Freud, S. (1916). “25º conferencia. La angustia”. Buenos Aires: Amorrortu.
Freud, S. (1926). “Inhibición, síntoma y angustia”. Buenos Aires: Amorrortu.
Freud, S. (1932). “Conferencia 32º. Angustia y vida pulsional”. Buenos Aires: Amorrortu.
Han, B.-C. (2013). La sociedad de la transparencia. Barcelona: Herder Editorial, S.L.
Han, B.-C. (2014). En el enjambre. Barcelona: Herder Editorial, S.L.
Lacan, J. (1961-1962). Seminario 9. La identificación. Buenos Aires: Paidós.
Marentes, M., Palumbo, M., & Boy, M. (2015). “Me clavó el visto: Los jóvenes y las
esperas en el amor a partir de las nuevas tecnologías”. Buenos Aires: XI Reunión
de Antropología del Mercosur.
Rabinovich, D. (2016). “El tiempo en red y las redes del tiempo”. VIII Congreso
Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología, XXIII Jornadas
de Investigación y XII Encuentro de Investigadores en Psicología del MERCOSUR.
Buenos Aires.
Thompson, S. (2016). “Clínica de las redes sociales”. VIII Congreso Internacional de
Investigación y Práctica Profesional en Psicología XXIII Jornadas de Investigación
Décimo Encuentro de Investigadores en Psicología del MERCOSUR (págs. 778-
780). Buenos Aires: Acta Académica.



[1] Marentes, M., Palumbo, M., & Boy, M. (2015). “Me clavó el visto”: Los jóvenes y las
esperas en el amor a partir de las nuevas tecnologías. Buenos Aires: XI Reunión
de Antropología del Mercosur.

[2] Ibídem.

[3] Concepto que trabaja el filósofo Byung Chul Han en El enjambre (2014), en donde plantea que en la modernidad, existe una hiperrealidad propia de las plataformas virtuales, que se erige como “más real” que la realidad compartida de las cosas.

 


© elSigma.com - Todos los derechos reservados


Recibí los newsletters de elSigma

Completá este formulario

Actividades Destacadas

La Tercera: Asistencia y Docencia en Psicoanálisis

Programa de Formación Integral en Psicoanálisis
Leer más
Realizar consulta

Del mismo autor

» Psicoanálisis y Jazz. Conversación y puntos de encuentro sobre la apuesta a la singularidad en la elección

Búsquedas relacionadas

» “WhatsApp”
» angustia
» visto
» espera
» inmediatez
» incertidumbre
» psicoanálisis
» deseo del Otro