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Frida Kahlo : un testimonio

02/06/2003- Por Liliana Michanie -

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Desde una mirada tanto artística como psicoanalítica, la obra de Frida Kahlo puede ser leída y descifrada en un mismo punto, donde se conjugan dolor y sufrimiento en la vida de la pintora mexicana, que revelada en su pintura, constituye un verdadero testimonio. Muestra el sufrimiento y el dolor sin velar pudiéndose confundir con una interpretación surrealista, pero es ella misma quien se encarga de afirmar que no lo es pues pinta lo que le sucede en su vida.

FRIDA KAHLO: UN TESTIMONIO

 

 

UN CAPITULO DE MI TESIS

 

Antes de desarrollar el siguiente trabajo se impone para mí realizar una breve historia acerca del propio interés por la obra de la talentosa pintora. Hace algunos años alrededor de 1997 tuve acceso a un libro editado por Taschen llamado “Kahlo, apenas un nombre”, en su interior sus fotos de sus pinturas acompañadas por fragmentos de su vida en el momento de realización de su obra. Algunas cosas incomprensibles, otras impresionantes, algo del orden del horror y del espanto a veces acompañado de lo ingenuo, habitualmente llamada  pintura naïve;  Despertaban muchos interrogantes, que provocaban mi curiosidad. A partir de allí toda la bibliografía acerca de su vida como su diario, se unió a cuanto pude investigar en una apasionada e incesante lectura. Que por supuesto no era ingenua ya que a partir del psicoanálisis podía leer lo que se deslizaba entre líneas. Una pregunta insistía en mí: ¿Cómo era posible soportar semejante sufrimiento junto a la fuerza de un deseo que la convoca a sostenerse en la vida de un modo singular? Una vez más mi pregunta, si la vida la confronta a un real ineludible y es posible un hacer con eso, ¿Cómo hacer con el real de la neurosis para transformarlo  con  arte? Allí entonces me sumergí, intentando encontrar una respuesta.

 

 

 

Desde una mirada tanto artística como psicoanalítica, la obra de Frida Kahlo puede ser leída y descifrada en un mismo punto, donde se conjugan dolor y sufrimiento en la vida de la pintora mexicana, que revelada en su pintura, constituye un verdadero testimonio. Muestra el sufrimiento y el dolor sin velar pudiéndose confundir con una interpretación surrealista, pero es ella misma quien se encarga de afirmar que no lo es pues pinta lo que le sucede en su vida. Lo que nos permite acercarnos al enigma de ese deseo inconfundible, con una fuerza muy singular que la impulsa a la creación. Considerado en su obra un valor significante que revela lo real en tanto se escribe como letra a descifrar. Se tratará entonces de incursionar en algunos datos de su historia que no se pueden separar de su obra artística, para poder hacer una lectura de ella, sin hacer de ello un psicoanálisis aplicado sino puntuar los detalles necesarios que nos permitan un encuentro con la obra.

Obra que va al compás de lo que le ocurre  en esa vida espinosa y talentosa de una mujer que muestra toda su fuerza en una lucha casi invencible. No se trata de describir a Frida Kahlo como una mujer superman, pero si como una mujer que supo enfrentar los avatares de su vida, mediante la inspiración y la invención no solo  limitada a la creación de lo artístico sino también podría decirse una artista de la vida.

De este modo surge una pregunta: ¿Cuál es la finalidad de conjugar el arte y el psicoanálisis? Un entrecruzamiento de dos miradas diferentes, una de quien mira el cuadro y otra que nos permite ampliar el espectro de lectura de una vida en una obra. Para poder develar el enigma que sus cuadros revelan dado que en toda obra de arte se expresa allí la verdad del artista. Una verdad enigmática y bien subjetiva.

Se la ha confundido como surrealista, fue André Breton  quien estuvo muy interesado en su obra, pero es ella misma quien se encarga de decir que no lo es afirmando que pinta lo que le sucede en la vida. Varias cosas se pueden considerar de la obra de  Frida, la ligazón con su vida, el sufrimiento en su propio cuerpo, la emergencia de un deseo inédito que se revela en un momento particular casi sin saberlo,  razón por la cual trataremos de aproximarnos a lo más íntimo con el fin de describir el enigma de ese deseo que la impulsa a la creación. Enigma que se revela en sus cuadros que poseen un valor significante,  real que se escribe como letra a descifrar, significa que en cada uno de ellos existe algo que se da a ver con un plus de significación al que solo se accede si lo acompañamos del momento y las circunstancias en que ella lo realiza.

La obra de arte es la síntesis de las intensidades de las pasiones de la vida interior de su creador, de la misma forma hablar de arte es construir un discurso que se  convierte en un lugar de resonancias en donde se conjugan tanto las afecciones del artista como de aquel que habla. La obra de Frida Kahlo al pensarla con un valor significante podría decirse que habla por sí misma por esta razón es llamada la pintura del dolor o del grito del sufrimiento, nosotros la llamaremos “la escritura del dolor”. Dolor que se expresa en la perfecta armonía  de sí misma y de la esencia más íntima de su autor.

¿De qué manera Frida Kahlo aborda su arte? ¿Cuál es su lenguaje y cuáles sus medios? Una de las formas es el cuerpo, que en este caso es su fiel protagonista pues en  su obra encuentra una resonancia especial debido a los acontecimientos reales que padece ese cuerpo sufriente.

Podríamos pensar una Frida autobiográfica, en tanto despliega deseos y obsesiones inclinada por la enfermedad y la muerte. En su creación representa el cuerpo herido, mutilado, agredido y cada una de estas cosas tiene un fundamento real.

Una serie de acontecimientos imprevistos marcan un destino de dolor: a los siete años sufre un ataque de poliomielitis en su pierna izquierda, luego en 1925 cuando contaba 17 años, el fatal accidente que transformó su vida por el resto de sus días. El autobús que debía llevarla a Coyoacán fue arrasado por un tren, sufrió graves heridas en todo el cuerpo, fue atravesada por una varilla de fierro que le provocó una terrible fractura en la columna vertebral. Después del accidente y durante varios períodos no le quedaba más que morir o volcarse hacia algo completamente nuevo y diferente: su pintura.

El dolor es un significante que atraviesa toda su vida y la de sus propios padres.

Frida había nacido el 6 de julio de 1907, aunque más tarde diría que nació el 7 de julio de 1910. ”Nací con la revolución, yo tuve suerte, esa es mi fecha: 1910” lo que muestra otra vertiente de su estilo luchador, comprometida con la política. Muchas son las cosas que pueden decirse de su vida, la relación con su padre, aquel paseo cuando apenas tenía siete años, a partir del cual ella lo sostiene después de una caída al sufrir un ataque de epilepsia, lo que más tarde será parte de su rutina. Fue una tarde de  horror...”1  como ella misma la describe, un momento después de ese paseo es ella quien se cae. “A la mañana siguiente cuando quise levantarme tuve la impresión que mil flechas me atravesaban el muslo y la pierna derecha, el diagnóstico fue poliomielitis. No sé que relación puede establecerse entre mi caída en Chapultepec y lo que viví después. Lo seguro es que aquel día el dolor entró en mi cuerpo por primera vez.”2

Todo esto se ve reflejado en su obra titulada:

Un cuerpo sin cabeza y corazón rojo     – 1938 –

El ciervo herido                                   - 1940 -

La operación cesárea                           - 1940 –

La columna rota                                  - 1944 –

El padre es un personaje muy importante en la vida de Frida Kahlo. Fue quién le enseñó muchas cosas en relación al arte  y lo intelectual, sobre todo el arte de la fotografía. No así para la madre quién veía en Frida un aire salvaje rotulándola de  marimacho, esa fuerza que sobresalía en Frida la hacía singular y era vista por su madre como un demonio. Muy distinto para su padre que notaba en Frida el sello de algo muy singular confiando en las habilidades de esa niña. “Ella es diferente a las demás, ella es la más inteligente3 solía decir él.

 

El horror  -  El deseo – la pintura

Titulé de esta manera la siguiente articulación para poder marcar el punto de anudamiento entre los tres.

Un antes y un después atraviesa la vida de Frida Kahlo a partir del accidente. Soportar la vida se le impone en su forma más cruel debido a los padecimientos que debe afrontar, postrada en su cama con varias operaciones de su columna y caderas que han sido deshechas por el pasamanos que la perforó. Poco a poco tal como aparece en su diario debe acostumbrarse a este padecimiento que la acompañará hasta el final de sus días.

Es interesante como surge en ella su deseo por la pintura, como un pasaje precedido por la escritura de sus bosquejos. Un buen día su madre coloca en el techo de su habitación sobre su cama un espejo para que pueda asearse y mirarse, lo que parecía una broma de mal gusto para Frida lo transforma en el compañero de su creación.

Allí donde el horror se le imponía viendo su imagen trastocada y arruinada por la desgracia, ella demuestra su capacidad de transformarlo en algo valioso.

Pero no había sido un mal chiste de mi madre todo lo contrario....pero de pronto allí debajo de ese espejo omnipresente, se hizo imperioso el deseo de dibujar4

Hasta ese momento, confiesa Frida, no se le había ocurrido nunca pintar.

Así comienza a pintar sus propios retratos con sus rasgos llenos de fuerza y una mirada arrolladora, rasgo que la singulariza.

Así no rompí el espejo que al principio tanto me había atormentado. Hubiera destrozado mi identidad misma. Y para llevar más lejos el análisis, no es sólo reflejar mi imagen lo que ha hecho pintarla, sino recomponer la otra imagen la realidad de mi cuerpo, esa sí realmente rota” 5

Vemos la verdadera relación entre la creación de lo nuevo junto con ese deseo inédito que se le impone sin pensar sirviéndose de ese saber hacer que ella descubre, realiza un tratamiento del horror de su sufrimiento y el dolor en otra cosa: su arte. Lo que le permitirá soportar el goce del padecer pudiendo gozar de la creación.

“El arte necesita su tiempo...Sin prestar mucha atención empecé a pintar.” 6... tiempo que le dedicará a su obra.

En este sentido se podrá trazar una perspectiva de su obra  y su vida, sin poder separarlas, como señalaba al principio. Las citas que tomo son del diario escrito por Rauda Jamis, allí como en otros encontramos su propio decir, desplegando con detalles el acontecer de su vida y la trayectoria de su obra hasta devenir una gran pintora.

Por momentos me pregunto si mi pintura, del modo como la viví no fue más semejante a la obra de un escritor que a la de una pintora. Una especie de diario, la correspondencia de toda una vida.....Mi obra es la biografía más completa que se pudo hacer  de mí” 7

Este enunciado de Frida es de mucho valor, condensa su posición como artista y su posición en la vida. Se lee entre líneas la vertiente simbólica y real de su pintura lo que mencioné al principio como una escritura a descifrar, lo real de su pintura tramitado por lo simbólico. Es artista en su obra y artista en su vida  pues soportó lo que el destinó fatal le impuso. En varias ocasiones reitera no poder hacer otra cosa que pintar. Lacan en su seminario Le Sinthome nos propone muchas cosas tanto para el escritor como para el artista. “Aquel que sabe y hace allí con su síntoma es decir con su goce” 8. En el mismo seminario, nos dice: 

Cuando un escritor escribe sus recuerdos de infancia realiza un pasaje de una escritura a otra escritura” 9. La vida de Frida Kahlo está escrita en su obra y no de cualquier manera sino con ese goce que ella ha sabido transformar en su propio arte. Desde la perspectiva del psicoanálisis lacaniano me animo a decir que su obra en tanto  testimonio, es su propio pase. 

                                                                      

 

 

              La dirección de correo electrónico de la autora es:

 lmichanie@infovia.com.ar

 

 

 



1 Jamis Rauda, FRIDA KAHLO, Grupo Editorial Diana, México, Febrero de 1996,12ª impresión.

2 Jamis Rauda,. Ibid.pág.47.

3 Jamis Rauda, Frida Kahlo, Autorretrato de una Mujer, Grupo Editorial Diana, México, Febrero de 1996.12impresión

4 Jamis Rauda, Ibíd. ,  Pág. 113

5 Jamis Rauda, Frida Kahlo, Autorretrato de una Mujer,  Grupo Editorial Diana, México, Febrero de 1996, 12ª, Pág., 116.

6 Jamis Rauda, Ibíd. ,  Pág. 117.

7 Jamis Rauda, Ibíd.; Pág. 217

8 Lacan, J, Seminario  XXII Le sinthome,  inédito, año 1976

9 Lacan; J, Seminario XXII, Ibíd. ,


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