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La pintura como fenómeno de expresión. Parte I23/04/2009- Por Diego Raffo - Realizar Consulta

Para comprender los procesos pictóricos actuales tenemos que remontarnos al pasado, a sus orígenes, evolución, impedimentos, etc. Pintar es representar imágenes reales o irreales, concretas o abstractas sobre un tipo de superficie que no necesariamente debe tener una característica en particular, esta representación debe hacerse a través de pigmentos mezclados con otras sustancias.
La historia de la pintura se remonta hacia la época prehistórica, se dice que fue en ese período en donde se encontraron las representaciones más antiguas. Éstas fueron hechas en paredes de las cuevas que servían como refugio a los humanos durante 30.000 años en el período paleolítico, podemos ver muestra de este arte en Europa Occidental, África y hacia el sur de Australia.
Para comprender los procesos pictóricos actuales tenemos que remontarnos al pasado, a sus orígenes, evolución, impedimentos, etc. Pintar es representar imágenes reales o irreales como, concretas o abstractas sobre un tipo de superficie que no necesariamente debe tener una característica en particular, esta representación debe hacerse a través de pigmentos mezclados con otras sustancias.
La historia de la pintura se remonta hacia la época prehistórica, se dice que fue en ese período en donde se encontraron las representaciones más antiguas. Éstas fueron hechas en paredes de las cuevas que servían como refugio a los humanos durante 30.000 años en el período paleolítico, podemos ver muestra de este arte en Europa Occidental, África y hacia el sur de Australia. Las pinturas que encontramos aquí son las que se conocen con el nombre de “rupestres”, que se conservan en las cuevas de España y al sur de Francia son deslumbrantes, éstas incluyen representaciones de bisontes, caballos y ciervos con gran exactitud.
Pintura Rupestre
Se cree que fueron hechas con tierras pigmentarias y otros compuestos minerales pulverizados y mezclados con grasa de animal, colas de pescado, extracto de plantas, etc.
Otra de las cuestiones a destacar es el arte egipcio. Hace ya más de 5.000 años, los artistas egipcios pintaban los muros de las tumbas de los faraones representando fragmentos de actividades cotidianas (caza, pesca, agricultura, etc.) y mitológicas. Las imágenes reproducidas en este período son más conceptuales que realistas y sólo presentan los rasgos anatómicos más característicos, combinados con vistas frontales y de perfil.
Las pinturas griega y romana han marcado también el arte; aunque no existan muchos fragmentos de murales griegos pueden encontrarse representaciones naturalistas de escenas mitológicas en algunas cerámicas griegas. La era Helenística tenía como principal fuente de trabajo el mosaico, allí se pintaban las escenas y los motivos. Algunos pintores griegos fueron: Polignoto, Zeusis, Parrasío y Apeles. Sus pinturas y frescos se presume que reflejan sus estilos bastante laboriosos.
Los romanos, por su parte, decoraban los suelos de mosaicos pintando mitos, rituales, paisajes de naturaleza muerta, bodegones, etc.; estos artistas conseguían volver la ilusión realidad utilizando una técnica denominada “perspectiva aérea”. Con ésta se representaba de forma borrosa los colores y los contornos para conseguir efectos especiales, algo increíble para la época.
La historia de la pintura nos trae un derivado que se encuentra muy de moda actualmente, no referimos a la pintura gótica. Ya desde el principio del período gótico, las catedrales poseían estructuras amplias y ambientes oscuros, es que la base del arte gótico es la oscuridad, predominan los colores fuertes pero sin vida como el gris, el negro, el azul fuerte, entre otros.
Arte egipcio
(los dibujos cuentan historias sobre faraones y dioses del antiguo Egipto)
Pintura sobre vasija, circa
Por último debemos dedicar un párrafo a una época que ha marcado al mundo artístico: el período renacentista que abarca el período de la historia del arte europeo entre arte de la Edad Media y el arte barroco.
La pintura de esta época está relacionada con el «renacimiento» de la antigüedad clásica, el impacto del humanismo sobre artistas y sus patronos, nuevas sensibilidades y técnicas artísticas y, en general, la transición entre el periodo medieval y los comienzos de la Edad Moderna.
En esta época se desarrollaron los principios de perspectiva lineal llevados a cabo por varios arquitectos a principios del siglo XV, esto permitió a los pintores conseguir la ilusión de un espacio tridimensional. También empezaron a utilizarse métodos de prolongación de objetos o figura en el espacio; la exploración de la anatomía condujo a un mayor entendimiento de la representación del cuerpo humano. También se comenzaba a emplear la pintura al óleo desafiando la “pintura fresca”; sin lugar a dudas esta etapa cultural fue la que más innovación produjo.
Se vivía en ese entonces una mayor promoción intelectual y un auge de libertad expresiva.
En las artes visuales, los logros significativos ocurrieron alrededor del año 1400 tanto en Italia como al norte de los Alpes. El arte de Masaccio y los escritos de León Battista Alberti ayudaron a establecer la perspectiva lineal y la idealización del cuerpo humano como las ideas principales de la pintura renacentista italiana a principios del siglo XV. Al tiempo se produjo en el norte la pintura gótico-flamenca, que también se ha considerado prerrenacentista o renacimiento nórdico. Artistas flamencos como Jan Van Eyck innovaron con la pintura al óleo y composiciones espaciales intuitivas.
El breve Alto Renacimiento (h. 1500–1520), centrado en torno a Leonardo da Vinci, Miguel Ángel y Rafael en Florencia y Roma, fue una culminación de los logros italianos, mientras que artistas como Alberto Durero llegaron a un nivel similar de innovación artística e intelectual a
La pintura del Renacimiento tardío, desde alrededor de 1520 hasta el final del siglo XVI, está marcada por varias tendencias manieristas que se expandieron a partir de Italia al resto de Francia. La decadencia del Renacimiento se inicia en Italia poco después de mediado el siglo XVI. Se caracteriza por la falta o escasez de buenos maestros, optando los artistas por imitar las obras de los grandes maestros anteriores en lugar de estudiar la naturaleza para crear sus obras originales. En el manierismo se exagera el movimiento en las figuras, la expresión es afectada y amanerada o poco natural de los rostros.
Características.
El carácter distintivo de la pintura del renacimiento en general y en su periodo de apogeo consiste en la unidad de la composición, de la perspectiva, de la anatomía y morbidez muscular y de la belleza exterior física tendiendo a imitar la naturaleza con desenvoltura e inspirándose a la vez los artistas en las obras clásicas escultóricas.
Su temática es universal, dando mucha entrada a los temas mitológicos apenas tratados en la época anterior y cultivando singularmente el retrato y las historias.
Y aunque no se olvidan los cuadros religiosos, carecen éstos por lo común de la idea y unión mística de la época precedente (sobre todo, en las Vírgenes o Madonnas) y hasta desvían con frecuencia el ánimo de la verdadera piedad. Aunque está plena de religiosidad, cada artista busca su propio estilo, en donde el retrato y la representación del paisaje tienen mucha importancia.
Por razón del procedimiento, se distingue en el abandono definitivo de los realces y dorados, en la predilección por los lienzos sin tabla y en la adopción casi exclusiva de la pintura al óleo, salvo las decoraciones murales al temple y al fresco.
La historia moderna de la pintura se inicia con los aportes de los maestros del renacimiento. Florencia y Roma durante los siglos XV y XVI son la cuna de dicho movimiento que establecerá a través de la perspectiva, la proporción, la anatomía y el descubrimiento y uso del óleo, una manera de pintar realista o verista que no se había dado antes.
El renacimiento surge en Italia y se va extendiendo progresivamente por Europa, con mayor o menor calado, según los países.
Surgieron innumerables centros o escuelas de pintura, sobre todo, en Italia, influyéndose mutuamente unas en otras a pesar de sus divergencias. No existe unanimidad crítica a la hora de distinguir las aludidas agrupaciones de artistas ni es uniforme el estilo de los diferentes maestros, por lo que las escuelas se reúnen sólo geográficamente.
Pintura Italiana.
Italia fue el foco primero y principal del renacimiento en todas sus manifestaciones, del siglo XV al XVI. La pintura del Quattrocento se desarrolló primero en Florencia, con la obra de Fra Angélico y sobre todo de Masaccio, que creó una nueva sensibilidad, totalmente ajena al gótico.
Logra la sensación de espacio a través del uso metódico de la perspectiva lineal, como puede verse en
Esta investigación sobre la geometría y la matemática fue seguida por Paolo Ucello, Andrea del Castagno y Piero Della Francesca y Fra Filipino Lippi.
La siguiente generación de artistas florentinos logró un mayor refinamiento: Venoso Gasoil, Domenico Ghirlandaio y, sobre todo, Sandro Botticelli.
En la segunda mitad del siglo XV surge una escuela pictórica en el centro de Italia, preocupada ante todo por crear el espacio en el que se mueven los personajes de sus cuadros, esforzándose por crear sobre todo paisajes ordenados y realistas.
En Umbría se destacó Perugino, maestro de Rafael, así como Pinturicchio y Luca Signorelli.
En la misma época, el Renacimiento alcanzó el norte de Italia, surgiendo escuelas regionales de marcada personalidad: Andrea Mantegna es el más destacado pintor de Padua, cuya influencia llega a la refinada corte de Ferrara, donde trabajaron Cosme Tura y Francesco del Cossa. Carácter especial presenta Venecia, en contacto constante con Oriente, lo que da a este centro artístico un aire diferente, en el que el color predomina sobre la línea y el paisaje sobre la persona humana, justo a la inversa de lo que ocurre en Florencia. Los más destacados pintores venecianos de la época fueron los Bellini, en particular Giovanni Bellini. Trascendente en la evolución del Renacimiento veneciano es la obra de Antonello de Messina, pintor siciliano que se formó en Flandes y que acabó viviendo en Venecia, aportando la minuciosidad flamenca.
La segunda fase del renacimiento italiano es el Cinquecento, en el que destacan los tres grandes nombres de la pintura renacentista: Leonardo da Vinci, Rafael y Miguel Ángel cuya prodigiosa labor en
A mediados de siglo, tras la muerte de los grandes maestros, y en medio de una crisis social generalizada, la pintura se hace manierista, notándose primero en Florencia y Roma con Andrea del Sarto, Pontormo, Bronzino, Vesari y Volterra. En Parma surge una escuela particularísima cuya figura más destacada es Antonio Allegri da Corregio precursor del ilusionismo barroco con su decoración de la cúpula de la iglesia de San Juan Evangelista de Parma (1520–1523). Su discípulo Parmigianino representa obras con figuras elongadas, como la llamada Madonna del cuello largo (1540). Esta es la época en que aparecen los grandes maestros venecianos, con obras plenas de sensualidad y colorido: Giorgione, Ticiano, Veronés y Tintoretto.
Cristo entre los doctores (1548) por el Veronés.
Pintura Flamenca.
En el siglo XVI, la reforma protestante provoca una progresiva separación entre las provincias meridionales, católicas, de las septentrionales, protestantes e iconoclastas, en las que se produce destrucción de pintura religiosa y la autonomía de géneros como el paisaje, el bodegón o la escena de género.
Este proceso que culminó en el siglo XVII se inicia durante el renacimiento.
En Bélgica se produce la paulatina decadencia de Brujas, apreciándose influencia leonardesca en pintores como Adriaen Isenbrandt y Ambriosius Benson.
Pueden diferenciarse dos tendencias:
-romanistas o italianistas, del siglo XVI.
-reaccionarios, del siglo XVI.
La escuela de los italianistas se forma con los maestros que habiendo estudiado en las escuelas de Italia amalgamaron el estilo idealista de ella con el realismo flamenco sin lograr una fusión verdadera y sin obtener ventajas para uno y otro. Se destacan:
Jan Gossaert, llamado Juan de Mabuse autor de una Virgen con el Niño que se encuentra en el Museo del Prado y otra semejante en el de Berlín.
Bernard van Orley, pintó una Sagrada Familia en el mencionado Museo de Madrid, quizás demasiado realista.
Michel Coxcie, discípulo de Orley, autor del Tránsito de
Joachim Patinar, concede gran importancia al reflejo naturalista del paisaje en sus obras.
Un manierismo de influencia miguelandelesca se encuentra en pintores como Hemmesen y Marinus. Cabe mencionar, finalmente, dentro del género del retrato a Antonio Moro.
Jan Gossaert, Retrato de Balduino de Borgoña, h. 1530- 1540.
Escuela de reaccionarios.
Contrarios a los italianistas por sistema, surgieron los que por lo mismo pueden llamarse reaccionarios, artistas llenos de ingenio, poesía y originalidad y muy populares en sus asuntos. Destaca la familia de los Brueghel, sobre todo, el primero de este nombre Pieter Brueghel el Viejo, pintor de costumbres aldeanas y que sirve de puente entre la fantasía del Bosco y la escena de género barroca.
Este mismo reflejo realista de la vida cotidiana se puede ver en los cuadros religiosos de Pieter Aertsen y Joachim Beuckelaer.
Pintura holandesa.
Las escuelas holandesas empiezan con Lucas van Leyden (1494 - 1533) quien se formó en el estilo de los flamencos italianistas como lo revelan sus cuadros del Sermón en el Museo de Ámsterdam y el San Jerónimo y
Martin van Heemskerck fue uno de los principales retratistas, aunque también se dedicó a la pintura de historia.
En Holanda surgen los primeros retratos colectivos, en los que destacará Frans Hals (1580-1666), de la ciudad de Haarlem.
Anunciación de van Leyden
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