» I Congreso elSigma

Solidaridad mecánica, solidaridad orgánica y lazo virtual. La sociología clásica de Durkheim para pensar en la actualidad

23/07/2014- Por Federico Abiuso - Realizar Consulta

Imprimir Imprimir    Tamaño texto:

A finales de siglo XIX la disciplina sociológica se constituyó como tal. Distinguiéndose tanto de la antropología – pues su interés no estaba en estudiar a los pueblos primitivos – como de la psicología – el análisis de los fenómenos psíquicos e individuales -, el objeto de estudio lo constituía la compleja relación entre individuo y sociedad. Es este vínculo al cual muchos sociólogos le dedicaron especial atención. Quizás una de las mejores formas de dar cuenta de esa relación es a partir del concepto, de la noción de lazo social. En el presente trabajo, quisiera recuperar las reflexiones suscitadas por Émile Durkheim en torno al lazo social, enmarcadas estas dentro de su análisis de la división del trabajo social y de las formas de solidaridad imperantes en la sociedad. En tiempos en que lo virtual ocupa, a partir de avances tecnológicos y culturales, cada vez mayor espacio dentro de los social, ¿Qué ocurre con los intercambios entre las personas? ¿Qué ocurre con el lazo social? ¿Constituye el lazo virtual otra forma de lazo social? Estos y otros interrogantes me guiaran, en el presente trabajo, con el fin de complejizar la relación existente entre individuo y sociedad, entre lazo social y lazo virtual.

 

 

 

Introducción

 

El presente escrito tiene como objetivo problematizar la forma en que se dan los lazos sociales entre los individuos, tomando como eje la emergencia de lo virtual y su impacto en estas relaciones intersubjetivas. En este sentido, el propósito es recuperar a un sociólogo clásico – uno de los padres fundadores de la disciplina sociológica como tal, Émile Durkheim – para indagar, a modo de hipótesis, hasta qué punto esta batería conceptual puede ser utilizada para dar cuenta lo que sucede actualmente en algunos casos de lazos sociales-virtuales.

A modo de introducción, son varios los interrogantes –preguntas-problema - que constituyen el puntapié inicial de este conjunto de reflexiones: ¿Qué nos dice Durkheim sobre el lazo social? ¿Aquello que nos dice se puede problematizar actualmente en el contexto de emergencia de lo virtual? ¿Es posible dar cuenta del lazo virtual y sus características a partir de las herramientas conceptuales propuestas por Durkheim en el siglo XIX?

Sin pretender dar específicamente con la verdad científicamente contrastable, el objetivo del presente trabajo es invitar al debate, al dialogo colectivo. En este caso particular, recuperando la figura de Durkheim y trasladándola a nuestros tiempos.

 

La sociología de Durkheim y su contexto de producción científica

 

Como punto de partida, considero preciso hacer una presentación del contexto desde el cual escribe Durkheim y de su definición de lazo social.

El desarrollo intelectual de Émile Durkheim (1858-1917) estuvo muy fuertemente influido por el contexto social de la Francia de su época. Contexto que abrió las condiciones de posibilidad de emergencia de la disciplina sociológica, con un objeto de estudio autónomo respecto de los otros campos disciplinarios.

El estimulo para la aparición de la sociología es la crisis social y política producto del periodo de las revoluciones Industrial y Francesa. Nace ligada a cierto conservadurismo. De lo que se trataba era de reconstruir un orden social integrado y en armonía, contrariamente a lo que ocurría, pues eran épocas de guerras, luchas de clase e insurrecciones revolucionarias. La disciplina sociológica nació ligada a la cuestión social – la entrada en escena de un nuevo sujeto, las masas y la creciente industrialización en materia económica  - y a la necesidad imperiosa de un nuevo orden social frente a la crisis existente.

La sociología nace así ligada al problema del orden. La pregunta central que gira en torno a las reflexiones durkheimianas es la siguiente: ¿Cómo asegurar un orden moral – que le diera estabilidad a la sociedad francesa – en la compleja sociedad industrial donde los lazos tradicionales que ataban al individuo a la comunidad están rotos? (Portantiero, 2004). Al interior de este interrogante se alojan dos nudos conceptuales centrales al interior del enfoque durkheimiano: por un lado, la necesidad de que exista un orden moral que limite a los individuos, y por el otro, lo fundamental que consiste en el análisis sociológico la pregunta por los lazos que ligan socialmente a los individuos entre sí; es justamente  esa dimensión la que es retomada en el presente escrito.

Muchas de las preocupaciones científicas de Durkheim no son otra cosa que preocupaciones políticas de su época: la necesidad de crear un nuevo régimen, sentado en diferentes bases respecto al anterior. Que el eje estructurador del orden no sea religioso, sino más bien social o moral, expresándose como un conjunto  de normas que se constituyen en instituciones. Retomando el punto de vista de Durkheim, Juan Carlos Portantiero afirma  “La sociología es el análisis de las instituciones; de la relación de los individuos con ella” (Portantiero, 2004, p. 27). Su énfasis en torno a la posibilidad de que exista un orden social integrador y armónico responde quizás a su principal preocupación: la compleja relación entre el individuo y la sociedad.

Es ese eje problemático el que aparece con mucha fuerza en “La división del trabajo social” (1893). Si existe una teoría de los lazos sociales –como conjunto de proposiciones que aluden a esa temática - se encuentra alojada al interior de una teoría de los tipos de solidaridad. Siguiendo este marco teórico, lo que permite explicar la forma en que los individuos se asocian entre sí es el análisis de los tipos de solidaridad que se dan entre ellos, tomando en consideración que estos varían históricamente[1].

Son dos los tipos de solidaridad que Durkheim reconoce: la solidaridad mecánica y la solidaridad orgánica. Cada uno de ellos difiere en el lazo social que une a los individuos entre sí.

En lo que hace a la solidaridad mecánica, el mismo autor la define de la siguiente manera: “Existe una solidaridad social que procede de que un cierto número de estados de conciencia son comunes a todos los miembros de la misma sociedad” (Durkheim, 2004, p. 110). Los individuos se unen, se asocian por la semejanza. Todos nos parecemos a todos, la unión se da por lo que hay en común.

Al interior de estos lazos de semejanza, se borran las diferencias entre lo social y lo individual. El “cierto número de estados de conciencia que son comunes a la sociedad” es la conciencia colectiva[2] que desvanece todo rastro de individualidad, aquello que cada uno de nosotros tiene de propio y de característico: “desde el momento en que esta solidaridad ejerce su acción, nuestra personalidad se desvanece […] pues ya no somos nosotros mismos, sino el ser colectivo” (Durkheim, 2004, p. 131). Es la sociedad la que actúa en nosotros. En este sentido es que Durkheim plantea que la proporción entre la solidaridad mecánica y la personalidad individual es inversa; mientras más aumenta la solidaridad de este tipo, menos personalidad individual habrá[3].

Para Durkheim, este tipo de solidaridad, y el lazo que encontramos en ella, es propio de las sociedades primitivas. A medida que las sociedades evolucionan, y como causa fundamental, a partir de la división del trabajo, asistimos al contexto de emergencia de otro tipo diferente de solidaridad: la solidaridad orgánica. En palabras del autor, “mientras la anterior implica la semejanza de los individuos, ésta supone que difieren unos de otros” (Durkheim, 2004, p. 132). El lazo social que une a los individuos entre sí es la diferencia: retomando la metáfora organicista, las partes se diferencian entre sí para hacer funcionar armónicamente al todo. Los individuos se diferencian, se especializan, se crean órganos especiales, y tales diferencias no excluyen ni debilitan a la sociedad, al ser colectivo, sino todo lo contrario: “la individualidad del todo aumenta al mismo tiempo que la de las partes; la sociedad hácese más capaz para moverse con unidad, a la vez que cada uno de sus elementos tiene más movimientos propios” (Durkheim, 2004, p. 132). Si el anterior tipo de solidaridad da cuenta de la forma en la cual la individualidad se pierde en la sociedad – cuando actuamos, actúa la sociedad -, la solidaridad orgánica permite ver un desarrollo paralelo de la conciencia colectiva y de la conciencia individual. La proporción en este caso, es directa: aumenta la una, aumenta la otra[4].

En síntesis, el autor reconoce dos tipos de solidaridad, la mecánica y la orgánica. Los individuos se unen por su semejanza y por su diferencia con los demás, respectivamente. Mientras que la primera alude a una escasa diferenciación y a la existencia de pocas posibilidades de conflicto, la segunda supone la diferenciación entre los individuos y, como consecuencia, la recurrencia de conflictos entre ellos (Portantiero, 2004). La teoría sociológica de Durkheim se orienta a dilucidar los aspectos acerca de cómo reglamentar esos conflictos; como hacíamos referencia anteriormente, se dirige a un modelo teórico de construcción de un orden social armónico que integre las diferencias. En los tres tipos de suicidios que Durkheim presenta en El Suicidio (1897) - el altruista, el egoísta y el anomico -, es la relación entre el individuo y el orden social, definido como conjunto de normas y valores, lo que lo lleva al individuo a suicidarse. Como vemos, la impronta de lo social y lo individual dentro del enfoque durkheimiano va mucho más allá de la división del trabajo. Si bien considero que estos son aportes sumamente relevantes para la historia del conocimiento sociológico, lo que me interesa en el presente escrito, como ya mencione en el comienzo del apartado, es detenerme en su teoría de los lazos sociales. ¿Qué pasaría si aplicamos estos conceptos para pensar la forma en la cual los individuos crean lazos virtuales?

 

Lazos virtuales: ¿Lazos por semejanza o por diferencia?

 

La producción científica de Durkheim se relacionaba con el tipo de sociedad que estaba estudiando y analizando en su contexto: la sociedad industrial en pleno avance.

Hoy en día ya asistimos a un tipo de sociedad densamente más compleja que aquella, tal carácter lo denota la indefinición teórica acerca de qué nombre le ponemos a la sociedad en la que vivimos.

Quizás el mayor cambio social esta relacionado con nuevas formas de interacción que desplazan la forma clásica de relación cara-a-cara. Estas se alojan al interior de la generación de nuevas tecnologías de comunicación e información.

A pesar de esta dificultad en definir la sociedad en la que vivimos, el presente escrito es una invitación a pensar la forma en que se dan los lazos virtuales a partir de las herramientas teóricas de Durkheim, presentadas en el anterior apartado.

En este sentido, y recuperando una pregunta previamente hecha: ¿Aquello que nos dice Durkheim acerca del lazo social puede ser utilizado para analizar algunos de los lazos virtuales que se dan actualmente?

En el presente trabajo sostengo la hipótesis de que algunos lazos virtuales responderían a un esquema de solidaridad mecánica, donde el lazo es definido por la semejanza, por las creencias comunes, por compartir lo mismo. Y ello a partir del ejemplo del foro de discusión. Recuperando la tradición grecorromana, se trata de un espacio de intercambio entre individuos que es mediado por lo virtual. No hay intercambio cara a cara, o no es una condición necesaria para establecer contacto entre los sujetos. Tan solo existen temas, posteos y mensajes privados. Cada una de las personas que se mueve dentro de ese espacio virtual no recibe ya el nombre de persona, sino el de usuario. Una máscara, una interfaz a partir de la cual recorre el foro. Todos los usuarios se reconocen entre sí como iguales. Si bien existen diferencias a la hora de cantidad de posteos y de actividad forística, estas desaparecen en el ser colectivo, todos se homogeneizan bajo la etiqueta del foro. Lo que veíamos en Durkheim reaparece en la virtualidad: la personalidad individual se confunde con la conciencia colectiva, el espacio en el cual esto ocurre es en el del usuario. El usuario se diluye en el foro.

Los intereses que guían a alguien a ponerse en contacto con un foro son múltiples pero casi siempre los mismos que guían a los otros. Uno quiere formar parte de un conjunto, de un grupo de interés. Por ejemplo, existen foros que nuclean a los gamers – como se suele denominar a los que juegan videojuegos – donde el interés que llevo a cada uno de ellos es exactamente lo mismo que otros. Seguramente esta búsqueda esta relacionada con un déficit de los otros grupos, pero lo que resulta incuestionable es el hecho de son usuarios que se unen, generan lazos entre si, por los mismos intereses. Es posible retomar asimismo la idea de que hay bajo nivel de conflictividad, pues casi no hay diferencias internas, salvo algunas contadas excepciones. Esto salta a la luz haciendo un repaso por algunos temas de discusión en donde predomina un dialogo equilibrado, entre iguales.

Así como este ejemplo puede aportar elementos para pensar en lazos virtuales derivados de semejanza, así también podemos pensar en lazos definidos en cuanto a las diferencias. Un ejemplo de ello son los lazos que se crean en el contexto de los videojuegos. Sobre todo aquellos que son MMORPG - siglas en ingles de massively multiplayer online role-playing game -, ya que los sujetos entablan relaciones con aquellos otros que les hace falta. Cual división de trabajo social, algunas personas necesitan de otro tipo de habilidad que no tienen, con el fin de lograr las quest, las misiones propuestas en el juego; de esta manera, las personas buscan a la hora de jugar a estos juegos de rol, justamente lo que los diferencia con otros. El intercambio, nuevamente, no recae en el cara-a-cara, tan solo adopta la forma del chat del juego, o de un dialogo en un foro de discusión o grupo de facebook. Allí, cada sujeto hace su pedido particular; este conjuntos de diferencias se complementa entre si y produce ese todo armonioso al que hacía referencia Durkheim. Lo individual no se absorbe en el foro, sino que sigue ocupando un lugar: la elección que cada sujeto hace de su personaje. El juego de este tipo se descompone, no en una sociedad, sino en clanes, cada uno de los cuales a su vez contribuye a la armonía global, debido al juego de diferencias entre sí. Pero este ejemplo es más polémico para ser encasillado en uno solo de los tipos de lazos, pues no hay que olvidarse que todos participan de la actividad del juego, hay una semejanza básica que los hace a todos formar parte del mismo mundo virtual.

Si bien se pueden citar varios ejemplos más, creo que este es un interesante punto de partida para plantear no solo un análisis sociológico (y psicológico, en la medida en que se preocupa asimismo por la personalidad) de los lazos virtuales, sino para recuperar conceptos que por miedo a no trasladar, quedan atados a una determinada época social. Este trabajo intentó mostrar como los conceptos de Durkheim sobre lazo social pueden ser pensados en dos intercambios virtuales: los foros de discusión y los videojuegos. En este sentido, consistió un esbozo, un punto de partida fundamental para investigaciones posteriores.

 

 

Bibliografía

 

Durkheim, E (2004) La división del trabajo social. Buenos Aires: Ediciones Libertador.

Durkheim, E (2004b) El suicidio. Buenos Aires: Gorla.

Nisbet, R (1976) La formación del pensamiento sociológico. Buenos Aires: Editorial Amorrortu.

Portantiero, J (2004) La sociología clásica: Durkheim y Weber. Buenos Aires: Editores de América Latina.

 

 

Foros consultados

 

http://www.3dgames.com.ar/index

http://www.ssiceplanet.net/foro/

eu.battle.net/d3/es/forum/

 

 



[1] “Lo que cambia son las formas de solidaridad entre los individuos, desde las sociedades primitivas más simples hasta las más modernas, caracterizadas por una compleja división del trabajo” (Portantiero, 2004, p. 15).

[2] Definiendo conciencia colectiva como el conjunto de creencias y sentimientos comunes al término medio de una sociedad (Portantiero, 2004).

[3] “Esta solidaridad no puede, pues, aumentarse sino en razón inversa a la personalidad” (Durkheim, 2004, p. 131).

[4] “La individualidad del todo aumenta al mismo tiempo que la de las partes […] la unidad del organismo es tanto mayor cuanto que esta individuación de las partes es más señalada”  (Durkheim, 2004, p. 132-133).

 

 

 


© elSigma.com - Todos los derechos reservados



Gracias por los comentarios, la verdad que me gusto mucho escribirlo y más, compartirlo mediante este Congreso.
Saludos!

Por: Federico Luis Abiuso

Excelente. En este trabajo hay pensamiento y una verdadera propuesta de trabajo. A partir de este trabajo podríamos pensar este mismo foro como basado en un esquema de solidaridad mecánica: todos tenemos en común el interés por saber hacia dónde van las nuevas formas de comunicación, las redes sociales-virtuales, etc.

Por: Carlos Oks

Muy lindo trabajo! :)

Por: Juan Antonio Gómez


Para comentar este articulo es requisito estar inscripto en el Congreso.


 


Si aún no está inscripto haga click aquí para registrarse.

Recibí los newsletters de elSigma

Completá este formulario

Actividades Destacadas


Otros trabajos del Congreso

» La Polución Contemporánea
» ¿Realidad o ficción?
» Responder al malestar que le toca su vivir
» Imagen perpetua
» Tecnología y poder: el sujeto manipulado
» Multimedia y Autismo. Una operatoria posible a través de la imagen y el corte
» La virtualidad que nos afecta. Notas sobre la comunicación virtual
» Dejar de estar, ¿dejar de ser? Redes sociales, una breve mirada
» De la invisibilidad al cyber bulling: motivos de los menores
» Lo que se muestra en la imagen. Consideraciones sobre una satisfacción obscena
» Espejito, Espejito
» Alicia a través de las pantallas
» Los dispositivos. Ética y juego en el horizonte de la subjetividad actual
» La búsqueda de reconocimiento en Facebook. Me gusta
» Los videojuegos y su función en la constitución subjetiva del niño. Del lazo a la pantalla al lazo con el otro
» Cuando las pantallas no ofician de velo
» La omnipantalla, el fascinus y el porvenir de una ilusión
» Cuestiones sobre psicoanálisis on line
» La Virazón
» Entre mentiras virtuales y verdades subjetivas: la adolescencia
» Las nuevas formas de comunicación: ¿sin costo?
» La vida privada de toda privacidad
» ¿Desenlace virtual?
» Psicoanálisis de la mirada en las redes sociales. Sonría, lo estamos mirando
» Cuerpo e imagen
» Los tiempos de la red y las redes del tiempo
» ¿Incautos de la imagen?
» Imperio, imagen, nueva niñez: de lo nuevo a la novedad
» El sujeto y la clínica en la era digital
» Sobre contactos y amigos... Los lazos sociales en tiempos de conexión
» Los pactos de la muerte por internet como instauración paradójica de un lazo, virtual
» El furor de la imagen
» La construcción del sujeto mediático. Una mirada a la investigación sobre medios, violencia y jóvenes
» El juego y las nuevas tecnologías en niños de 5 a 12 años. Estudio piloto de carácter indagatorio
» Expresiones actuales de la supremacía de la imagen y su relación con el cuerpo
» Virtualización – digitalización - lazos sociales
» ¿Ciberanálisis? No hay clínica en cualquier sitio (web)
» Psicoanálisis y nuevas tecnologías. Lo público, lo privado y lo íntimo. Cupido motorizado 3D
» Subjetividad, privacidad e intimidad en épocas de voracidad informativa
» La construcción subjetiva actual una interioridad que se exterioriza

Búsquedas relacionadas

» Lazo social – solidaridad mecánica – lazo virtual – solidaridad orgánica