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“Dogtooth” y “Room”: la psicosis tiene forma de búnker13/02/2016- Por Gabriel Martín Yurdurukian - Realizar Consulta
De un lado, una familia griega que vive encerrada por elección, desarrollando diversos rituales y neologismos que sólo ellos comprenden y sin la intención manifiesta de querer salir de esa reclusión. Del otro, una mujer secuestrada en un cuarto hace siete años por un violador, madre de un hijo de cinco que todo lo que conoce del mundo está dentro de esa habitación. Con argumentos diversos, “Dogtooth y Room” ponen en escena la idea del aislamiento y sus consecuencias devastadoras para el psiquismo.
Dogtooth
Ficha técnica y artística
Título: Canino
Título original: Kynodontas
Dirección: Yorgos Lanthimos
País: Grecia
Año: 2009
Duración: 94 min.
Género: Drama
Calificación: No recomendada para menores de 18 años
Reparto: Christos Stergioglou, Michelle Valley, Aggeliki Papoulia, Mary Tsoni, Hristos Passalis, Anna Kalaitzidou
Web: www.dogtooth.gr
Distribuidora: Karma Films
Productora:
Room
Ficha técnica y artística
Título: La habitación
Título original: Room
Dirección: Lenny Abrahamson
País: Canadá, Irlanda
Año: 2015
Duración: 118 min.
Género: Drama
Reparto: Brie Larson, William H. Macy, Joan Allen, Sean Bridgers, Megan Park, Amanda Brugel, Kate Drummond, Chantelle Chung, Randal Edwards, Wendy Crewson, Cas Anvar, Joe Pingue, Justin Mader, Tom McCamus, Jee-Yun Lee, Ola Sturik, Jacob Tremblay
Distribuidora: Universal Pictures
Productora: Film4, Element Pictures, Irish Film Board, No Trace Camping
De un lado, una familia griega que vive encerrada por elección, desarrollando diversos rituales y neologismos que sólo ellos comprenden y sin la intención manifiesta de querer salir de esa reclusión. Del otro, una mujer secuestrada en un cuarto hace siete años por un violador, madre de un hijo de cinco que todo lo que conoce del mundo está dentro de esa habitación.
Con argumentos diversos, Dogtooth (Yorgos Lanthimos, 2009) y Room (Lenny Abrahamson, 2015) ponen en escena la idea del aislamiento y sus consecuencias devastadoras para el psiquismo. Familias que, por voluntad propia o a la fuerza, se ven obstruidas del contacto social indispensable para el despliegue de la subjetividad. Y en ese punto, el de la desconexión con la realidad exterior, ambas películas se vuelven retratos feroces del abismo y la locura.
Filmes similares en el tema, pero no en su desenvolvimiento. Dogtooth es una película cruda, distante, que con frialdad y una estética sobria nos muestra hasta dónde puede llegar aquello de que en el delirio se trabaja para reconstruir una realidad del mundo exterior que fue desmentida[1]: lenguaje propio (a la sal se la llama teléfono, una excursión es un material para fabricar pisos, el padre le traduce a su familia canciones en inglés inventándoles significaciones insólitas), incesto y ataque a cualquier obstáculo que interfiera en ese micromundo de enajenación asfixiante. En una escena, por ejemplo, este padre adoctrina a su familia para defenderse de un gato externo que puede matarlos a todos.
Room, en cambio, tiene una visión esperanzadora, con un planteo de situaciones traumáticas que pueden superarse. Apelando más a la emoción -pero no al golpe bajo ni a la sensiblería- que a la incomodidad, refleja que tanto la madre como el niño, una vez liberados, podrán reescribir sus destinos, tiempo y terapia mediante. Una vida en la que ella seguía amamantando a su hijo de cinco años y le hacía creer que la comida que les llevaba su violador era obtenida del mundo de la televisión gracias a la magia, o en la que el niño le daba los buenos días a las sillas y a la mesa. Por supuesto, no será fácil la vuelta a lo simbólico, incluso el pequeño Jack extrañará la habitación, pero la ley de la cultura irá apareciendo y la simbiosis forzada entre Joy y Jack se irá ablandando para que aparezcan dos personas diferenciadas y no sólo una, como decían ser hasta entonces.
En su secuencia de desenlace, la más joven de la familia de Dogtooth decide esconderse en el baúl del auto del padre hasta que finalmente este salga la mañana siguiente. No sabremos si ella saltará del baúl o no, o qué le ocurrió, pero sus deseos de escapar de esa cápsula hermética aparecen como un destello luminoso en una película opresiva. Quien sí pudo salir del cuarto fue Jack, en Room. Días después, el niño tendrá una reflexión que muchas veces los psicólogos intentamos transmitirle a algunos de nuestros pacientes a los que les cuesta abrirse al mundo: afuera hay dolor, estamos expuestos a la angustia y a la desilusión, pero también hay muchas experiencias buenas por las cuales correr ese riesgo. Atravesar la angustia, poder ser pese a la castración.
Es que la comodidad de la protección edípica y endogámica es siempre empobrecedora y limitante. Llevada a los extremos, como muestran estas películas, conduce inevitablemente a la anulación y la locura. La subjetividad, el deseo propio, aparecen cuando se empieza a romper el búnker y en el mundo exterior ya no hay guerra, sino la posibilidad de una vida mejor.
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