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El perfume: Historia de un asesino25/11/2010- Por Carlos Faig - Realizar Consulta
Jean-Baptiste Grenouille nace en medio del hedor de la basura y los restos de pescado de un mercado parisino. Allí es parido y en el mismo acto abandonado por su madre. Dotado de un olfato excepcional, en una caverna, Jean-Baptiste descubre que carece de olor. Desde entonces su objetivo será crear un perfume excepcional extrayendo la esencia de bellas muchachas.
Ficha técnica y artística
Género: drama, thriller
Duración: 147 minutos
Producción: Alemania, España y Francia
Director: Tom Tykwer
Guión: Andrew Birkin, Bernd Eichinger y Tom Tykwer; basado en la novela El perfume de Patrick Süskind
Interpretación: Ben Whishaw (Jean-Baptiste Grenouille), Alan Rickman (Antoine Richis), Rachel Hurd-Wood (Laura Richis), Dustin Hoffman (Giuseppe Baldini), Simon Chandler (mayor de Grasse), Jessica Schwarz (Natalie), Sian Thomas (madame Gaillard), Sam Douglas (Grimal), Corinna Harfouch (madame Arnulfi)
Vestuario: Pierre-Yves Gayrau
Diseño de producción: Uli Hani
Montaje: Alexander Bern
Fotografía: Frank Griebe
Música: Tom Tykwer, Reinhold Heil y Johnny Klimek
Producción: Bernd Eichinger
Para iniciar el comentario, admitamos que este film puede ser tomado desde distintas ópticas. Los temas desde donde es posible ensayar un comentario se multiplican. Veámoslos.
En principio, a ningún freudiano se le escaparía que se encuentran relativamente presentes dos protofantasías: la escena primaria y el asesinato del padre. La primera inicia el film, y en cierta forma, falta. Se la halla negada o expulsada (forcluida). La ausencia de coito, de la idea o concepto de la relación sexual y su existencia, se va a repetir a lo largo del film. La segunda alcanza su cénit en la orgía que vemos poco antes del final de la película y, poco después, cerrando la narración, la comida totémica.
Otro tema desde donde sería posible trazar un comentario hace al pecado. El protagonista, Jean-Baptiste Grenouille, carece de alma (siguiendo la ecuación perfume=esencia=alma). Por tanto, carece de pecado original, puesto que en cierto sentido no ha nacido.
Tampoco podría escapar, ahora a un lacaniano, el mé fínai (el “no haber nacido” como expresión de deseo) del destino del héroe, y su parentesco con el mito de Edipo. Grenouille lo dice claramente en su acto final, y alcanza, quizá, lo que escapó al tebano: desaparece, lo consumen, sin dejar huella ninguna.
El autismo infantil constituye otro ítem de comentario. El protagonista, sabemos, no habla hasta los cinco años, y tampoco le interesa mucho hacerlo con posterioridad a esa edad. La comunicación no lo caracteriza.
La pregunta: ¿qué es un asesino?, hace a otra línea posible del comentario. Un perfumista, no; quizá, un empecinado y enfermo metafísico del alma.
El origen de la leyenda, y la leyenda misma, están presentes en el film y podrían independizarse para otro análisis. El mito del mejor perfumista del mundo, su leyenda, pero también la leyenda de la tumba egipcia y la esencia decimotercera que nunca se pudo descubrir. (Un tema anexo a este: la cuestión de las colecciones de olores y de mujeres, que podría obviamente conectarse con el fetichismo).
La cuestión del goce es otro tema de la película, y esto resulta dicho más o menos explícitamente. La voz en off del relator nos cuenta que el lenguaje no alcanza para cubrir los olores que el héroe (o antihéroe) percibe, insistimos sobre este punto. Por eso, justamente, no habla. Sobre esta base, el film sigue un recorrido ligado al descubrimiento por parte de Jean-Baptiste de que le falta su olor propio (su alma). (Aquí el no oler a nada y el oler a nada se alcanzan).
Grenouille fracasa al triunfar. Cuando obtiene por fin las trece esencias y consigue fabricar el mejor perfume jamás olido, se hace devorar. Cuando podría tener el mundo a sus pies… Desiste.
El simbolismo, presente por todos lados en el arte alemán, podría aislarse también como el objeto del comentario: la flor y la mujer, la mujer como paradigma del alma.
El hecho de que Grenouille esté fuera del amor y la relación sexual, ya lo hemos señalado, da pie para escribir una monografía. Al protagonista, estos hechos le escapan por completo y lo extrañan. Incluso, carecen de interés para él.
Si analizáramos el relato como un mito, vemos una oposición entre el desamor, para decirlo con un eufemismo, de la madre y que el padre, al final del ciclo mítico, termine amándolo. La percepción extraordinaria de los olores en el personaje se corresponde con la intuición y fuerte certeza del padre de la última víctima, de que su hija será asesinada. Ambos disponen de un saber excepcional. El movimiento general del ciclo mítico va desde el nacimiento problemático, sin amor y sin olor, halla su punto medio en la caverna donde Grenouille descubre que no tiene esencia propia, y finaliza en el lugar mismo de su nacimiento, donde desaparece devorado. El mercado parisino es así el punto fijo de la serie de transformaciones. El destino al que se ve sometido el personaje refuerza la idea de analizar el relato como un mito.
Aun otro tema freudiano: partir=morir. ¿Por qué las muertes que se van sucediendo cuando el protagonista parte y se libera? La madre, la regente del orfanato, el perfumista Baldini, y el dueño de la curtiembre.
El desprendimiento de la esencia −la separación de la vida, la pérdida del viviente− es otro de los puntos que podrían usarse para basar allí el comentario, en un sentido más teórico. Se podrían seguir aquí ciertos sectores clásicos de la teoría de Lacan, especialmente el texto Posición del inconsciente, o el Seminario XI. Deberíamos atender aquí a la falta de marca en el olor y al circuito pulsional.
Que el comentario pueda girar sobre una multiplicidad muy diversa de ejes nos pone sobre la pista del “objeto” de la película. Podríamos afirmar que el film carece de concepto, de hilo conductor, de esencia, si se quiere. Pero hace falta tomar este hecho como un dato positivo, como una realización. Nuestra propia dificultad en el comentario del film pasa, entonces, a ser un hecho positivo. Nos encontramos tratando de cernir o restituir algo que escapa. Y multiplicando, para esto, abordajes y herramientas. Correlativamente, se nos pinta y muestra el hueco que deja Grenouille en el mundo. Ninguna marca lo recorta de él.
Recordemos que el concepto se adquiere en la pubertad. Y, asimismo, que en el film se nos habla de la oposición entre el concepto y el olfato. El lenguaje no basta. Los olores, se sabe, son una cuestión ligada al desarrollo sexual. La transpiración comienza en determinada etapa de la vida y se relaciona con el desarrollo de las glándulas sexuales.
Finalmente, pues, el film relata qué ocurre con un ser que carece de alma. De ahí que en un mismo movimiento aborde la historia de un asesino serial como una restitución y alcance por allí a la estructura de la psicosis.
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