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Gente como uno29/05/2012- Por Carlos Faig - Realizar Consulta
El film narra el regreso a su hogar de un adolescente después de una internación psiquiátrica. El chico sobrevive a la muerte de su hermano mayor, cuando, mientras navegaban, cae al agua y no puede rescatarlo. El film muestra las peculiares características de esta familia típica norteamericana.

Ficha técnica
Dirección: Robert Redfort (debuta como director)
Título original: Ordinary people
Año: 1980
Género: drama
Duración: 124 minutos
Origen: Estados Unidos
Reparto: Donald Sutherland; Mary Tyler Moore; Tymothy Hutton; Judd Hirsch; Elizabeth McGovern; M. Emmet Walsh; Dinah Manoff; Fredric Lehne; James B. Sikking; Scott Doebler; Adam Baldwin; Basil Hoffman.
Comentario
Gente como uno presenta una serie de pantallazos sobre el análisis de un adolescente. La historia comienza, como hemos leído en la sinopsis, cuando el muchacho estaba navegando con su hermano que cae al agua y se ahoga. El hermano menor no fue suficientemente fuerte como para salvarlo.
Previamente al comienzo del tratamiento, el adolescente había hecho un intento de suicidio y lo internan. Al salir de la internación, se inicia la terapia. En una de las sesiones, el paciente cuenta un sueño al analista. Éste le pide, a modo de respuesta, o de interpretación, que le cuente cosas importantes, que no le venga con estupideces como los sueños. Le pregunta si se masturba. El muchacho queda bastante perturbado. Suponía que los analistas preferían que les contaran sueños.
A partir de allí, la técnica que se despliega en el tratamiento es catártica. El chico debe desahogarse.
Cuando se suicida una amiga, con la que el protagonista había estado internado, vuelve a caer en ideas de suicidio. Desesperado, llama al analista. Se encuentran esa misma noche en una sesión extraña. No hay calefacción en el lugar; el analista le dice al chico que se quede con el abrigo puesto. Finalmente, terminan abrazados y el paciente se desahoga, llora.
Esta escena identificatoria coincide con el derrumbe de la familia. Se descubre que la madre es una persona insensible y a raíz de esto es prácticamente expulsada del grupo familiar.
Sobre el final, un abrazo entre padre e hijo reproduce el anterior abrazo entre analista y paciente. Pero previamente el film registra una escena patética. Cuando el juego de la madre es descubierto, ella se tensa completamente. Tiembla, parece que va a llorar. Pero no derrama una sola lágrima.
La técnica de este análisis es muy precaria, data del año 1985, o incluso antes. En este sentido, este análisis sería un anacronismo. Asimismo, se dijo, en la época en que se proyectó Gente como uno en Buenos Aires, que se trataba de un análisis anafreudiano. Fundamentalmente esto se debió a que se encuentra presente la idea de reforzar el yo del paciente. No obstante, si pensamos que durante el intento de suicidio el chico cuenta que sintió que el cuerpo se le iba como se va el agua al desagotar la bañadera (pensemos en los agujeros corporales y, sobre todo, en el cuerpo como agujero), algo ocurre en la técnica del análisis que tiene relación más o menos directa con el síntoma. La técnica no es azarosa, ni tan precaria y obstinada como nos parece en principio. O mejor, azarosa, precaria y obstinada, igual, y por esto mismo, da con el objeto.
La abreacción, la catarsis aciertan el objeto. Este objeto podemos caracterizarlo, inicialmente, como la licuefacción del cuerpo –tema común, por otra parte, en la melancolía–.
Durante el tratamiento el analista intenta que su paciente se desahogue. ¿En qué posición hubiera aparecido si hubiera localizado este acto? En lugar de provocar el llanto del paciente, él se hubiera quedado con las lágrimas, es decir, sería agua. Este corrimiento no se produce, la identificación lo detiene. Pero, justamente, en tanto lo detiene nos indica la dirección que llevaba.
Por esto es insuficiente pensar la técnica catártica como una mera técnica, al menos en este caso. La técnica corresponde a la transferencia que se establece y está en cuestión. La técnica vale, pues, en otra dimensión que la propia. Podría ser otra, y aunque fuera otra no cambiarían mucho las cosas.
El valor “desahogar”, si se puede decir así, aparece con posterioridad a la instalación del objeto, el agua (el análisis que “hace agua”), dicho directamente. Si nos ubicamos antes de la producción del objeto: ¿qué significa la catarsis? Es algo que aporta el analista “por su cuenta”, por estar tomado en la transferencia. E insisto, lo aporta “por su cuenta”, antes de que el objeto se produzca. Después, ya no le pertenece.
El problema que plantea la transferencia, y que el film hasta cierto punto ilustra, es que el sujeto supuesto saber en el momento de su constitución desaparece. Antes de la escena del desahogo ya hablaban del agua, pero esto recibe un valor retroactivo que hace que ese momento anterior no sea cernible ni puntual.
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