» Cine y Psicoanálisis

Mis tardes con Margueritte

05/09/2024- Por Gustavo Castillo - Realizar Consulta

Imprimir Imprimir    Tamaño texto:

Película basada en la novela homónima de Marie-Sabine Roger. El título original es “La tête en friche”, podría traducirse en español como cabeza sin cultivar, desierta, hueca. Pero entre otras posibles traducciones me encontré con el término “en barbecho”, que es el tiempo en que se deja descansar la tierra para que retome sus fuerzas, así poder cultivar de nuevo y no se sobre-explote.

 

                                                                                                    Difusión del film

 

 

 

Ficha técnica y artística

 

Título original: La tête en friche

Año: 2010

Duración: 82 min.

País: Francia

Dirección: Jean Becker

Guión: Jean Becker, Jean-Loup Dabadie. Libro: Marie-Sabine Roger

Música: Laurent Voulzy

Fotografía: Arthur Cloquet

Género: Drama. Comedia. Amistad. Vejez / Madurez

Reparto: Gérard Depardieu, Gisèle Casadesus, Maurane, Patrick Bouchitey, Jean-François Stévenin, Claire Maurier, François-Xavier Demaison, Sophie Guillemin, Mélanie Bernier

 

 

  Película basada en la novela homónima de Marie-Sabine Roger. El título original es “La tête en friche”, podría traducirse en español como cabeza sin cultivar, desierta, hueca. Pero entre otras posibles traducciones me encontré con el término “en barbecho”, que es el tiempo en que se deja descansar la tierra para que retome sus fuerzas, así poder cultivar de nuevo y no se sobre-explote. Es decir, con potencial.

 

“… que seas inculto no quiere decir que no puedas cultivarte. Sólo hace falta encontrar un buen agricultor. Si este no sabe o es torpe, te echa a perder”[1] (libro).

 

  Dentro del análisis, voy a ir saltando entre citas de la película y del libro. Sobre todo, me voy a centrar en los encuentros del protagonista Chazes Germain con Margueritte (Chazes es el apellido materno).

 

  El libro está narrado en primera persona, y así comienza: “He decidido adoptar a Margueritte. Pronto celebrará su octogésimo sexto cumpleaños, más me vale no esperar demasiado, los ancianos tienen tendencia a morir”[2]

 

  En la primera escena (no está en el libro), Chazes Germain aparece contando dinero, pero la cantidad no le da. Vuelve para reclamar y surge una discusión (vía un portero eléctrico) con alguien, a quien se puede suponer, le prestó un servicio. Surge una diferencia entre las horas trabajadas que “le reconocieron” y el trabajo hecho. Se da cuenta yfastidia, le reclama, se va diciendo “me debe 2 horas”.

 

  Hay algo que insiste en la película y en el libro, con relación a su protagonista: es el reconocimiento. Y puedo adelantar, su posición de falta, de deuda simbólica, que tendría el Otro hacia él (desde su punto de vista).

 

  En la siguiente escena, Chazes aparece escribiendo con marcador indeleble[3] su nombre en el monumento, situado en el centro de la plaza principal. Se logra leer que hay un listado de nombres, y una de las placas del costado se puede traducir como: “hijos muertos por la Francia”. Y en la que escribe dice “Guerred´Algerie 1951-1962” (podemos tomar el término “enfants” como “hijos”). Agrega a lo último del listado: “Chazes Germain”.

 

  ¿Podría ser una procedencia, una identidad? Un hijo de Francia, un lugar honorable, aunque sea muerto. La cuestión es que no cesa de escribirlo, porque el alcalde o los del ayuntamiento del pueblo se lo borran y C. vuelve a hacerlo:

 

De todos modos, no me importa mucho, en cuanto borran el nombre, lo único que tengo que hacer es volver a escribirlo. A la larga, quizá quede allí, soy muy paciente”[4].

 “… A pesar de los humos que se daba, le dije que el ayuntamiento tendría la obligación de grabar mi nombre en su puta lista cuando hubiera muerto”[5].

 

  Podemos señalar que se trata de mostrar, hacerles ver a todo el pueblo, el valor y el reconocimiento de su nombre. De ser nombrado en cada acto o en el acto de nombrar (tal vez una vez por año), pero no de cualquier manera, aunque muerto, desde el amorque singulariza y dignifica. Se lo deben.

 

  En el libro se enfatiza aún más su deseo, que una vez muerto, el notario se encargará de que escriban su nombre en el orden que corresponde (5to. lugar).

Pero hay algo más, en el libro hay un malentendido con M., ella entiende que el nombre que escribe es el de su padre, y C. no lo desmiente, aunque “no sea verdad”. Por ello, creo que hay algo del nombre del padre que intenta hacer escritura, pero no termina de inscribirse. Al final del libro, nos enteramos de que su papá se llamaba igual que él, Germain.

 

  “Lacan define el amor humano como <amor de un nombre>, amor de una vida singular, reconocida en sus particularidades inconfundibles como Otro humano. Reconocimiento simbólico que marca una procedencia, una pertenencia, una herencia y una transmisión del deseo, en una continuidad, de una generación a otra…”[6].

 

 

Del signo al significante

 

1° encuentro con Margueritte

 

  En el primer encuentro con Margueritte, Chazes Germain comienza a contar las palomas (un hábito que él tenía), ella le dice “19” y agrega “joven”, C. se ríe. M. le aclara que joven, en tanto es respecto a ella, a su edad.

La referencia es importante, porque es desde donde voy a medir, sopesar. Y dice más, porque no lo tilda con una característica peyorativa que le hace signo, sino por el contrario, no sabía C. que se refería a él, teniendo un efecto de chiste.

 

(En el libro) El “joven” lo divierte, pero él mismo es conciente:

 

“Que me llamara joven me resultó divertido. Aunque, pensándolo bien, no era ninguna tontería. Según se mire puedo parecer joven o viejo, depende de quién me hable. Pues claro, todo es relativo: «Que no es absoluto». Para una persona tan anciana yo era joven, eso seguro, aunque esto sea relativo”[7].

M: ¿Por qué las contaba?

C: Por si falta alguna o han llegado más.

 

  Al enumerar se hace un corte, “conservando” una cantidad en x estado, y a partir de ahí se puede considerar alguna relación, operación: agregar, sacar, repartir, diferenciar, sustituir, etc… son ordenamientos propios del universo simbólico, de la lógica significante.

 

M. le señala que llegó una nueva y C. le había puesto un nombre…

M: ¿También les pone nombre? (en el libro, el protagonista se sorprende mucho, de manera agradable, de poder generar el interés de otra persona, cautivar y que no sea por la anécdota de algún accidente mortal, etc.).

C: Así las reconozco. “Sí, le he puesto un nombre a cada una. Así es más fácil contarlas…”[8]

Para su reconocimiento, no alcanzaría sólo con enumerarlas (puedo calcular que falta o hay alguna más del universo “palomas”, pero no se sabe con precisión cuál).

C: si se fija de verdad, no hay dos iguales, todas tienen sus peculiaridades… (agrega M.) como los niños…

M: ¿Tiene hijos?

C: No ¿y usted?

C: Aunque si tuviera hijos los reconocería

M: Habría que verlo si son 19…

M: a ver, dígame el nombre de las demás…

 

  Cada una de ellas se distingue del resto, se singulariza, recortando un rasgo diferencial que se “desprende” de su accionar o de sus características: “la que quiere ir siempre primero, se llama Juanito, etc… aquella Marguerite…”, “ah como yo”, le aclara M., “pero yo soy con dost” (esta va ser una marca singular importante). Acto seguido, le cuenta la historia en la que su papá, quien la fue a inscribir, al no saber escribir muy bien cometió un error.

 

  A su mamá le gustó esa falla y lo sostuvo como acto de amor: “Soy fruto de una historia de amor… como todos”. “No, (interviene C.) algunos son fruto de un des-cuido (negarder)”. Ahí se levanta Chazes, toca un punto sensible. Y ante un descuido, se le cae un libro a M., y C. se lo levanta. Además, le advierte C. que no descuide su bolso, que algún ladronzuelo puede robárselo (en el libro advierte también la fragilidad de la anciana ante el robo de su bolso por algún canalla).

 

  Cuando nombra a las palomas, se cree que eso nombrado reemplaza, y tendría un correlato en la realidad, dotando, inyectando de sentido y conjuntamente, construyendo historicidad, temporalidad, porque “ya no son todas iguales”. Engendra el valor, el acto de nombrar, de nacimiento simbólico.

Respecto a esto último, podemos citar un recorte del relato: La muerte de una mosca” de Marguerite Duras (con una sola “t”)[9].

 

  El detalle de la muerte de la mosca, consignando: el lugar, la hora. La lleva a su amiga para mostrarle “le dije una mosca había muerto allí a las tres veinte…”[10] y provocó un efecto de ataque de risa en su amiga Michelle Porte. Tuvo un efecto de chiste, aunque ella no haya querido contar un chiste.

Con el relato, con su escritura, M. Duras le da a la muerte de una mosca el valor de “acontecimiento”, de tragedia. Presentando el nacimiento simbólico a partir de su muerte:

 

“... Nunca había contado la muerte de esa mosca, su duración, su lentitud, su miedo atroz, su verdad...”[11] (el subrayado es mío)

 

  Volviendo al texto de la película, además de la equivalencia hijos = palomas que introducen (“No hay dos iguales… como los hijos”), también podemos pensar la relación: palomas = pigeons, que en sentido figurado puede significar: “persona ingenua”, “crédulo”, “tonto”.

 

Antes de despedirse, le pregunta M. cómo se llama: Charles Germain.

M: Gracias por haberme presentado a su familia numerosa.

 

(libro) En este, hace una reflexión sobre las palabras (las cuales aclara, desconfía).

 

“Las palabras son cajas que sirven para ordenar los pensamientos con el fin de presentarlos mejor a los otros y dejarlos claros… De todos modos, el envoltorio no debería ser lo verdaderamente importante, sino lo que lleva adentro.Hay paquetes preciosos que contienen pobres mierdas… Sin embargo (y creo que lo entendí después de conocer a M.), puede resultar muy útil contar con las palabras necesarias para expresarse”. “Cómplice” era la palabra que buscaba aquel día…”[12]

 

Escena en el bar

 

-Landremont está haciendo un crucigrama, “Rey descabezado, 6 letras? ...”

Luis Capeto / XVI decapitado en 1793…

 

  En la siguiente palabra hay un mal entendido entre “Guy” de Maupassant (escritor francés) y la “guía” Maupassant, (es como una guía Michelin, turística).Y por esta confusión lo deja a C. en un lugar de “tonto”, des-cabezado… según L., y le remite a Chazes enseguida un recuerdo:

 

-Se encuentra en la escuela, donde el profesor lo inquiere y lo amedrenta por no saber la respuesta: “cabeza hueca”.

Luego aparece otro recuerdo:

- En el supermercado, C. de niño tira la leche sin querer (por des-cuido), y la mamá lo regaña y le recuerda lo que tuvo que sufrir en su parto por lo gordo que estaba para tener “eso”…come, gasta, ensucia ¡Vaya satisfacción!

(vuelve a la escena del presente)

C. Balbucea en su casa, solo: “Debería pensar dos veces antes de tener un niño… no es como un perro. “Ça” ni a un perro se lo llama así.”

Si bien es una forma de nombrar, pero además de ser despectivo y cosificarlo, no alcanza a reconocerlo en la singularidad, “eso” puede ser cualquier cosa. En español se ve más marcada esa diferencia que en francés.

En diálogo con su novia, dice C: “habrá familias, con momentos de ternura…”, “es el mismo retrato de su padre…”, “no soy retrato de nadie, de un par de huevos”, “… carezco de modelo”, “tuve que descubrirlo todo solo”.

 

2do. Encuentro con Margueritte

 

  Otra vez en la plaza, C. le guarda el lugar a M., la espera.

Ella empieza a convertirse en alguien que le muestra, introduce otro/s mundo/s, a través de la lectura. Un mundo de lo no tangible, al cual no tenía mucho acceso (ya que no leía o lo hacía mal) o era resistido (no tanto por él). Y cada 10 palabras decía 7 malas palabras.

 

M: ¿le gusta leer?

C: “tuve ocasión, pero… hubo más desencuentro que encuentro, podríamos decir en nuestros términos”.

 

  Hay un diálogo sobre el cocinero “Jo Jo”, M. le explica que “The cook” es cocinero en inglés y C. se sorprende del hallazgo. Pero en el bar, vuelve a un mal entendido, ya que Chazes creía que ese era su apellido. Y L. lo vuelve a tratar de tonto.

 

  Chazes va ir descubriendo, se sorprende con un mundo donde las palabras pueden tener más de un sentido, más allá de lo literal. Que, si bien algo conoce, intuye (ladilla=niño molesto), va a ir expandiéndose cada vez más. Respecto a esta polisemia, que le resultaba muchas veces en contra de él (con burlas, chistes, etc.), él va a ir pudiendo instrumentarla, navegarla, aunque con cierto esfuerzo, ya que ese mundo había sido resistido durante toda su vida.

 

  Lo mandan a buscar tomates con Jo Jo… llegan a la casa y su mamá arranca unos cultivos des-cuidadamente, diciendo: “Plantas de mierda en mi casa, las uso”.

 

Surge un diálogo muy interesante con el cocinero, en la huerta, le pregunta:

 

“te fuiste de tu casa, pero ¿por qué te quedaste tan cerca?” (en la casa rodante emplazada en el patio de su mamá) y C. le responde de manera magnífica: “la distancia con mi madre está aquí arriba (por la cabeza)”, “es simbólica” le dice Jo Jo y él replica “… además tengo la huerta…” (algo que cuidar y mostrar-le cómose cuida).

En el libro señala Germain que “… la distancia está en la cabeza. Irme a la otra punta del jardín era, por así decirlo, un gesto simbólico”. “… Y eso es lo que les habría explicado si hubiese sabido esa palabra…”[13].

 

  Y que el lazo que tiene es con el jardín, es como un hijo, por eso se habría quedado (algo que cuidar y mostrar-le cómo se cuida).

Si bien tienen diferentes orígenes las palabras: garden (Gart, germánico), y garder (guardare it., del latín), podemos asociar el jardín, la huerta, “garden” como algo a “garder” (cuidar, mantener, sostener, etc.).Además de la homofonía, el nombre de Chazes es “Germain” (tiene su origen, su raíz germana), él también es un poco esa mezcla (latino-germánico).

 

3er. Encuentro con Margueritte

 

C. le guarda lugar en el banco de la plaza a M., ya que lo iban a ocupar.

M. le dice que pensó en C. y que encontró una frase de A. Camus, en la “peste”: “¿Puede imaginarse, por ejemplo, una ciudad sin palomas, sin árboles ni jardines, donde no se oiga un batir de alas, el crujido de las hojas, un lugar neutro, en otras palabras?...”

C. interrumpe cuando le pide que le repita y le dice “eso no existe” y M. le ofrece prestarle el libro, C. se niega…

 

  Aparece un recuerdo de la escuela, en el que el profesor lo expone, burlándose que comete errores de ortografía incluso leyendo.

 

Otro encuentro con M.

 

M. le dice a C. que “hemos leído la Peste, en diez días…” A lo que le responde que ella la ha leído, pero M. le dice: “No, no crea Germain… es un lector excelente”, “leer es también escuchar”… “sí, fíjese en los niños, para enseñarles a leer, se les lee en voz alta”… finalmente le regala el libro, diciéndole “en esta tierra sólo somos pasadores”.

 

En su casa

 

  Ya en su casa, viene un recuerdo en el que C. le dice a su mamá que quiere ser “vidriero”, y termina la pareja de ese momento, de su mamá, golpeando a C. y a ella. La mamá lo defiende y echa a esa persona de la casa (en el libro refiere que sólo ella puede pegarle).

 

Otro encuentro

 

“La vejez estorba, sobre todo a los demás”. Siguen hablando de la vejez, y a C. se le viene a la mente una cita del libro: “aullar como un perro en la tumba de la madre…” M. va a la cita en el libro “siempre se regresa a la tumba de la madre para aullar como un perro abandonado…”, sitúa entonces el contexto completo de la cita: “No es bueno ser tan amado tan joven, tan pronto”. “Uno se acostumbra mal…”, “con el amor materno la vida, el alba, realiza una promesa que no cumple nunca…”. “…Cada vez que una mujer me abraza y me aprieta contra su pecho, solo son condolencias…”, “siempre se regresa…”.

 

Finalmente, Chazes le dice algo así como ¿y si la cosa fuera al revés? ¿y si su madre no lo hubiera querido? Y M. le contesta, con una intervención:

“Si alguien no recibe amor de pequeño, le queda todo por descubrir, ¿no cree? … ¿cómo se comportaba su madre con usted cuando era niño?”

C: Le importaba un bledo

M: La indiferencia es lo peor, y más la de una madre…

C: Ya lo dice Jo Jo, no tiene instinto maternal, nunca lo tuvo, fui un error, un accidente el 14 de julio…

 

Con la pareja

 

  Ella le plantea de ser padres, C. le dice ¿qué harías con un padre como yo? No acabé la primaria, no sé decir tres palabras seguidas, soy nulo, ¿qué podría darle a un niño? “Amor”, le contesta ella.

 

Trabajo

 

  Durante el descanso, tiene un diálogo con un amigo, quien le pide un consejo, y C. le responde con la cita de Camus, sea como sea “… acabarás aullando…” (puede instrumentarlo).

 

Otro encuentro con M.

 

  En otros de los encuentros con M., ella le regala un diccionario, diciéndole: “ya no estoy en edad para viajar, con un diccionario se viaja de palabra en palabra… ”

Le pregunta M. qué le gustaría leer y C. se acuerda de un comic sobre Indios del Amazonas. M. lo invita a tomar el té a su hogar, que es una residencia de ancianos.

Una vez en su casa, C. busca en el diccionario palabras y se encuentra al buscar los nombres de las personas con otros significados: flor (Margueritte), hinojo (Anette), y por Germain, nombra varias definiciones. Finalmente, con la definición de tomate, se enoja, da cuenta de la imposibilidad, de la no completud de lo simbólico: “faltan un montón de palabras y sobran palabras…”.

 

Encuentro en la residencia con M.

 

C. le devuelve el diccionario. Se ponen de acuerdo con que hay palabras, definiciones que le faltan. C. hace una reflexión sobre ello, señalando que los diccionarios no sirven de nada para los idiotas,

 

“… es como dar anteojos a un miope, de pronto se ven todos los defectos, los agujeros, se ve uno mismo. Con usted he intentado aprender, pero duele. Estaba mejor antes, todo borroso, simple”.

M: también me duele oírlo hablar así…

 

  Margueritte le comunica que no iba a poder seguir leyendo, que estaba perdiendo la vista por la edad. Y que no se podía operar:

 

M: mi vista se muere, no se opera de la muerte…

En el libro, hace una reflexión muy interesante: “cuando conocí a Margueritte, aprender a saber me pareció primero complicado, luego interesante y, al final, me dio miedo, porque empezar a pensar es como ponerle gafas a un miope: todo a su alrededor parecía encantador, fácil, borroso y, de pronto, ve las fisuras, la roña, los defectos, lo que está degradado. Toma conciencia de la muerte, de que debe dejar atrás todo esto y no necesariamente de un modo divertido”[14].

 

  Una vez en su casa, con su pareja, le cuenta que M. se quedará sin visión, y que no podrá leer más, y ella le señala que él le puede leer.

En la siguiente escena va a buscar un libro a la biblioteca.

 

Otro encuentro con M.

 

  Le entrega el bastón tallado a mano, con el detalle de la paloma. Además de darle otra sorpresa, de leerle él un texto, y en el que pueden disfrutar los dos de la lectura.

 

En el bar

 

  C. les dice a los amigos que no tiene tiempo, y ellos le plantean que él está cambiado: “casi no bebes, usas palabras incomprensibles… nos gustabas más antes…”

Él les contesta que sabe 5 o 6 palabras más, y “si no les gusto así, váyanse a la mierda…”.

 

En la casa

 

  Descubre a su mamá muerta

 

Con el notario

 

  Una vez ahí, descubre que su mamá había podido comprar la casa, y que ahora la había heredado, además de dejarle una caja, dentro estaban sus cosas de bebé: chupete, etc. y una foto de ella con su papá…

 

Diálogo con su pareja

 

  Chazes: ¿Te das cuenta?, ni una mirada, ni una palabra. Nunca. Y durante años se dedicó a ahorrar dinero para mí… Ahí mismo, le comunica que ella está embarazada. Y C. va a comunicárselo a M. pero se encuentra que no estaba más en la residencia, y sólo le ha dejado un libro: “el diccionario”.

 

En la plaza

 

  Solo, se encuentra con las palomas, las va nombrando hasta la paloma que se llamaba Marguerite… se le ocurre ir a buscarla a Bélgica, y encuentra que estaba en una residencia, así es que se la lleva de ahí para que viva con él, en su casa, como una familia.

 

 

Análisis

 

  En el encuentro entre Germain y Margueritte se pone en juego la transmisión, pero ¿qué es lo que ella le intenta transmitir? Hay algo de la inquietud, de la intriga sobre la lectura, sobre los mundos a los cuales a través de las letras se puede acceder. Además de dar entrada a los diferentes sentidos, imágenes, recuerdos, expresar más precisamente las emociones, etc.; es también por esta vía, que se va ir encontrando, topándose con una imposibilidad: la castración simbólica.

 

  El tropiezo de Chazes con Margueritte tiene valor de acontecimiento. Antes, era un hombre que vivía sin tener que comprender demasiado la vida/la muerte, ver o relatar más allá de la experiencia concreta (como un accidente automovilístico). La “abuelita de las palomas” le dio un trato dignoy le transmitió una intriga: “inspirar viva curiosidad de una cosa”. Le causó eldeseo por la lectura, el cultivarse. Antes eso era un muro, un sin-sentido para él.

 

  También a ella la cautivó ese encuentro, ya que tenía a alguien a quien transmitirle un deseo particular, tal vez como una abuela puede hacerlo con su nieto.

Chazes tenía una madre que no eligió, ni ella tampoco, demostrando para ella que él significaba una carga, era producto de un descuido que se repetiría de manera sintomática. Tampoco había un padre pudiendo intermediar, transmitirle algún deseo particular, ni mostrarle el mundo.

 

  La madre lo llamaba “el imbécil feliz” (que de feliz no tenía nada), tarado o idiota, y cuando creció “el gran bobo”.

 

  Aquello que hace el protagonista con otros, pares o animales, es un reconocimiento digno, algo que no hicieron con él: un trato humanizante (subjetivizante, historizante) y singular, operaciones que un Otro/otro podría hacer. Por el contrario, su propia madre se mostró fría, distante, aunque en el transcurso del libro/película, va teniendo su trasfondo: algún gesto como lo de la herencia o defenderlo en alguna circunstancia (cuando se violentaron contra él).

 

  Hay algo que Chazes tiene que crear, que descubrir por él mismo:

 

“El Padre del Nombre o padre nominador presta al hijo la función identificatoria del nombre propio, la posibilidad de nombrarse, ser nombrado y nombrar a otros y es el fundamento del apego al padre y a la subjetividad… el padre hace la nominación simbólica… y le trasmite al hijo ese don, ese nombre, para que este tome el relevo del padre en la cadena generacional. Trasmite así primero la estructura básica del lenguaje y su orden simbólico, y segundo la cadena del padre simbólico y la estructura genealógica de la filiación a través de las generaciones. Crea de esta manera un orden y por tanto una imposibilidad. La referencia a lo increíble —lo imposible— de las cosas que su padre le explicaba y que el niño, como padre y abuelo, explicará a sus nietos, ilustra la Función Paterna como semblante”[15].

 

  Para terminar, al final de la película, unas palabras:

 

“Un encuentro poco corriente, entre el amor y la ternura, tenía nombre de flor y vivía entre palabras. Adjetivos de los más estirados, verbos que crecían como la hierba, algunos se quedaban. Entró suavemente desde la corteza hasta mi corazón. En las historias de amor hay más que amor. A veces, no hay ni un “te quiero”, pero se quieren. Un encuentro poco corriente. La conocí por casualidad en el parque. No ocupaba mucho, del tamaño de una paloma con sus plumitas. Envuelta en palabras, nombres como el mío. Me dio un libro, otro, y las páginas se iluminaron. No te mueras ahora, hay tiempo, espera. No es la hora, florecilla. Dame un poco más de ti. Dame un poco más de tu vida. Espera. En las historias de amor hay más que amor. A veces, no hay ni un ‘te quiero’, pero se quieren…”.

 

 

Bibliografía

 

Marie-Sabine Roger (2009). Tardes con Margueritte (Sofía Tros de Ilarduya, tr.). Duomo Ed., Barcelona. (La tete en friche, orig. Publicado por Editions du Rouergue, 2008)

 

Ferrer, Norberto (2021). Los padres del nombre y los nombres del padre(publ. por amo_calello) https://es.scribd.com/document/517747970/NF-Los-padres-del-nombre-y-los-nombres-del-padre

 

Duras, Marguerite. La muerte de una mosca (2017, publ. por Jaime Nelsón Arboleda Barrera) https://www.blindworlds.com/publicacion/110444



[1] Pág. 59. Marie-Sabine Roger (2009) Tardes con Margueritte. Ed. Duomo.

[2] Ibid. Pág. 3.

[3] En el libro se queja que no es indeleble, porque se lo borran todo el tiempo, y se supone que es indeleble en todas las superficies, inclusive el mármol.

[4] Pág. 9. Marie-Sabine Roger (2009) Tardes con Margueritte. Ed. Duomo

[5] Ibid., pág. 10.

[6] Pág. 2. Norberto Ferrer. Los padres del nombre y los nombres del padre.

[7] Pág. 12-13. Marie-Sabine Roger (2009) Tardes con Margueritte. Ed. Duomo

[8] Pág. 16. Marie-Sabine Roger (2009) Tardes con Margueritte. Ed. Duomo

[9] Duras, Marguerite. La muerte de una mosca (2017).Publ. por Jaime Nelsón Arboleda Barrera, https://www.blindworlds.com/publicacion/110444

[10] Ibid.

[11] Ibid.

[12] Pág.17. Marie-Sabine Roger (2009) Tardes con Margueritte. Ed. Duomo.

[13] Pág.52. Marie-Sabine Roger (2009) Tardes con Margueritte. Ed. Duomo.

[14] Pág.35. Marie-Sabine Roger (2009) Tardes con Margueritte. Ed. Duomo.

 

[15] Pág.3. Ferrer, Norberto (2021). Los padres del nombre y los nombres del padre (publ. por amo_calello)

 


© elSigma.com - Todos los derechos reservados


Recibí los newsletters de elSigma

Completá este formulario

Actividades Destacadas


Del mismo autor

» El día de la marmota

Búsquedas relacionadas

» “Mis tardes con Margueritte”
» Gérard Depardieu
» Gisèle Casadesus
» historia familiar
» maltrato
» reconocimiento
» acontecimiento
» deseo
» nombrarse