El extraño mundo de Jack

16/10/2007- Por Daniela Salinas - Realizar Consulta

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Nuestro personaje es Jack Skellington, habita en la tierra de Halloween y es el maestro del miedo. Todos los habitantes del pueblo lo aclaman, lo consideran el mejor. Jack organiza todos los años la fiesta de Halloween. Sin embargo, ya no encuentra motivación. Por azar ingresa a un mundo inédito para él, donde reina la alegría: la tierra de la Navidad. Comienza a investigar qué es la Navidad y decide llevarla a cabo él mismo. Para poder organizarla, Jack debió explicar a los residentes de Halloween (brujas, vampiros, monstruos, etc.) qué es la Navidad. Pero ¿cómo se introduce un nuevo significante en este particular? ¿Qué sentido puede adquirir? ¿Es posible transmitir la Navidad en términos lógicos? ¿Se puede entender el significado de esta festividad sin haberla vivido? Además, ¿no se debería considerar la Navidad como perteneciente a otro particular?

Ficha técnica y artística

Dirección: Mike Johnson y Tim Burton.
Países: USA y Reino Unido.
Año: 2005.
Duración: 76 min.
Género: Animación, comedia.
Doblaje original: Johnny Depp (Victor Van Dort), Helena Bonham Carter (La novia cadáver), Emily Watson (Victoria Everglot), Tracey Ullman (Nell Van Dort/Hildegarde), Paul Whitehouse (William Van Dort/Mayhew/Paul el maitre), Joanna Lumley (Maudeline Everglot), Albert Finney (Finis Everglot), Richard E. Grant (Barkis Bittern), Christopher Lee (Pastor Galswells), Michael Gough (Elder Gutknecht).
Guión: John August, Caroline Thompson y Pamela Pettler; basado en los personajes creados por Tim Burton y Carlos Grangel.
Producción: Tim Burton y Allison Abbate.
Música: Danny Elfman.
Fotografía: Pete Kozachik.
Montaje: Jonathan Lucas y Chris Lebenzon.
Diseño de producción: Alex McDowell.
Dirección artística: Nelson Lowry.
Estreno en Reino Unido: 13 Octubre 2005

Nuestro personaje es Jack Skellington, habita en la tierra de Halloween; y es el “Rey Calabaza”, el maestro del miedo. Por ello todos los habitantes del pueblo lo aclaman, lo consideran el mejor generando sustos, horribles sorpresas; lo demuestran diciéndole por ejemplo: “eres para dar miedo”, “eres el sueño dorado de una bruja”, “sacas pus de las heridas y pones a todos la carne de gallina”, etc.

Jack organiza todos los años la fiesta de Halloween. Sin embargo, ya no encuentra motivación, se siente atrapado por la rutina, está cansado de las mismas andanzas, meditando sobre ello se tropieza con un paraje en el bosque desconocido por él, donde se encuentra con distintas puertas (una para cada festividad). Es por medio del azar que se cae dentro de una de ellas, e ingresa a un mundo inédito para él, un mundo donde reina la alegría, donde hay luces de colores, una tierra cubierta de nieve, descubre así la tierra de Navidad.

Jack, regresa a su pueblo muy emocionado, tal es así que comienza a investigar sobre la Navidad, pasa horas leyendo libros, experimentando con un microscopio sobre un muérdago, un adorno del arbolito, etc., intentando a través de la aplicación del método científico poder comprender la Navidad. Dice: “no logro captar la clave, ¿qué significa?” No puede dejar de pensar en ella, se pregunta: “¿por qué ellos solos se divierten? Que compartan lo que tienen, no con todos.”. Además dice: “no hay nada que me impida hacer a mí una Navidad feliz. Y seguro que la puedo mejorar. Y eso haré, ya verán”. Así fue como Jack decidió organizar la Navidad, exclamando por su ventana a todo el pueblo: “Eureka ¡Este año la Navidad será nuestra!”.

En este punto ubico el  tiempo 1 del circuito de la responsabilidad. En tanto expresa una acción que se agota en los fines para los cuales fue concebida, claramente Jack muestra una intención voluntaria: organizar la Navidad. Hay certeza en ello, pues aquella curiosidad inicial se transformó en una conducta conciente con un propósito específico.

Por otro lado, a la tierra de Halloween podría situársela bajo la categoría de la necesidad, de la determinación; como el particular que ordena a este sujeto. Puesto que es “un universo -restringido como todos- que es ciego a la restricción que lo funda. (…) Su coherencia depende de las exclusiones”[1], se la puede definir entonces como una situación, en términos de Lewkowicz. Este particular, por ejemplo, será coherente en tanto excluya a la Navidad.

Ahora bien, para organizar la Navidad Jack debió explicar a los residentes de Halloween (brujas, vampiros, monstruos, etc.) qué es la Navidad. Me pregunto: ¿cómo se introduce un nuevo significante en este particular? ¿Qué sentido puede adquirir? ¿Es posible transmitir la Navidad en términos lógicos? ¿Se puede entender el significado de esta festividad sin haberla vivido? Además, ¿no se debería considerar la Navidad como perteneciente a otro particular? Es así que al asignar, Jack, a cada habitante su tarea, cada quien comprendió la Navidad en términos de Halloween, de su particular. Cada sujeto le dio un sentido a este nuevo significante, también el mismo Jack; así fue como surgió el malentendido.

Nuestro personaje, en su afán, llegó al punto de secuestrar a Santa Claus para poder lograr su cometido, pues él tenía que tomar su lugar. Cuando llegó la fecha, Jack, con su traje rojo, salió volando en su “sarcófago”, con unos esqueléticos renos, conducidos por su perro fantasma Zero, quien marcaba la ruta con su luminosa nariz colorada. Llegó así a la Tierra, donde comenzó a repartir los regalos. Los niños al encontrarse con un Santa Claus de esqueleto, se horrorizaban, los regalos que les entregaba contenían muñecas sin cabeza, víboras, muñecos de vampiros; además los juguetes comenzaron a atacar a los niños. De inmediato las autoridades de la Tierra, al ver lo que ocurría, comenzaron a atacar al impostor, de tal modo que derribaron el “trineo” de Jack de un cañonazo. Nuestro personaje no advierte lo que estaba sucediendo, cuando ve los reflectores cree que lo están saludado y aclamando por su trabajo. Sólo cuando aciertan el tiro sobre el trineo se da cuenta de que no resultó como él esperaba. Mientras cae dice: ¡Feliz Navidad a todos, y a todos, buenas noches!” Cae en el cementerio y con tono de tristeza se pregunta: “¿Qué hice?, ¿Cómo pude haber estado tan ciego? Todo está perdido. Eche todo a perder. Todo salió mal, por más que quise.” Es aquí donde sitúo el tiempo 2 del circuito de la responsabilidad, pues es el momento de la interpelación, al sujeto la situación le vuelve a modo de pregunta, lo interroga por el Tiempo 1, donde había certezas, ahora debe responder.

Veamos de qué manera lo hace: primero lo intenta mediante la culpa, pues se le ocurre esconderse en una cueva profunda, donde darán con él en un millón de años, después de que muera, y sólo encontrarán polvo. Pero continúa con su discurso y dice: “nunca fue mi intención crear toda esta locura”, “lo único que yo quería era darles algo sensacional”. Vemos entonces cómo empieza a configurarse algo del orden de una respuesta subjetiva. Porque es en este punto donde el yo se desconoce, se sorprende y cumple con su función de extrañamiento. Pues en su intención conciente se puso en juego algo que estaba más allá de todo cálculo. Algo del orden del no todo, porque la Navidad enfrenta a Jack con algo por fuera del código, por fuera de su particular.

Ahora bien, ¿se puede hablar de un acto en este sujeto que logre ampliar ese particular, ese universo, que pueda ir más allá y configurar algo del orden de lo Universal? Para contestar este interrogante deberemos avanzar un poco más. Jack se dirige al Otro en su intención de organizar la Navidad, pero en lugar de encontrarse con una respuesta, más bien se encontró con la falta del Otro.

Hasta ese momento podemos decir que este sujeto no podía salir de una posición narcisista, donde el yo se equiparaba al ideal del yo, pues éste surge para sustituir al narcisismo perdido, dando sensación de completud, de plenitud, toda la libido estaba puesta en el propio yo como objeto de amor. En este punto nada podría faltarle. En términos de Freud podemos decir que: “El desarrollo del yo consiste en un distanciamiento respecto del narcisismo primario y engendra una intensa aspiración a recobrarlo. Este distanciamiento acontece por medio del desplazamiento de la libido a un ideal del yo impuesto desde fuera; la satisfacción se obtiene mediante el cumplimiento de este ideal”[2].

La interpelación de esta situación abre a Jack el camino del deseo, le permite re-situarse en él, pues aparece un resto no simbolizado, una herida narcisista, que le dice que no todo puede. Pero ante esto, debe rearmarse, debe construir un guión para no quedar atrapado en la angustia. De tal modo dice: “Qué más da, yo di todo de mí”. “Y por lo menos les dejé unas anécdotas que contar. Y yo, Jack, el Rey Calabaza, si así es ¡Yo soy el Rey Calabaza!, ya quiero que llegue el próximo Halloween”. Con estos dichos se reencuentra como “el maestro del miedo”, pero no ya desde una posición de omnipotencia, pues sabe que tiene un límite. Podrá ser el mejor pero, en todo caso, sólo en Halloween.

Luego trata de componer el asunto, rescatando a Santa Claus, pidiéndole disculpas por dejarle su fiesta echa un desastre. Y Santa le responde: “Si vuelves a querer apoderarte de una fiesta hazle caso a ella (señala a Sally), es la única persona cuerda en este manicomio”.

Sally es una muñeca de trapo construida por el científico de la tierra de Halloween, que para Jack hasta este momento había pasado inadvertida. Ella se le acerca y le dice: “Jack va a arreglar las cosas, él sabe qué hacer”. Es en este momento donde Jack puede retomar el sendero del deseo y situarse como objeto de deseo del otro, pues él es no-todo, ahora sí puede volcar su libido en el objeto de la elección.

Para finalizar y a modo de conclusión puedo decir que en este recorte del film, encuentro el tiempo 3 del circuito de responsabilidad, es decir, aquel que produce un cambio de posición subjetiva, a partir de la elección de objeto de amor de nuestro personaje Jack. Situándose primero él como objeto de amor, para luego vehiculizar su libido al objeto de la elección. Ya que la hipótesis clínica que me guió en este análisis está en función de que en este sujeto la intención inconsciente que subyace en el tiempo 1 y que se resignifica por la interpelación del tiempo 2, es una demanda de amor, una demanda de ser escuchado. Lacan nos lo ilustra de este modo: “…la demanda nos es más que demanda de ser escuchado… por algo que bien podría llamarse para nada… Sin embargo… en ese nada, hay allí el lugar del deseo”[3]. Pues dice en su teoría del amor que “…el amor es dar lo que no se tiene -y no se puede amar más que haciéndose como no teniendo, aún si se tiene, el amor como respuesta implica el dominio del no saber”[4]. Entonces a partir del encuentro con Sally es que puede armar una nueva historia en su propia tierra, como el rey calabaza.

 

BIBLIOGRAFIA

Ariel, Alejandro: “La responsabilidad ante el aborto”. Ficha de cátedra. Mimeo. Publicado también en la página web de la cátedra.

Freud, S. (1914): “Introducción del narcisismo”, en Obras Completas, Amorrortu editores, Buenos Aires, 200, Vol. XIV.

Freud, S. (1921): “Psicología de las masas y análisis del yo”, en Obras Completas, Amorrortu Editores, Buenos Aires, 200, Vol. XVIII.

Freud, S. (1925). “La responsabilidad moral por el contenido de los sueños”. En Algunas notas adicionales a la interpretación de los sueños en su conjunto. Obras completas. Vol. XIX, Amorrortu editores. 1984.

Gutiérrez, C. & Salomone, G.: “La responsabilidad profesional, entre la legislación y los principios éticos”. En La nave, Año III, Nº 20, setiembre 1997.

Lacan, J.: Seminario 5 Las formaciones del inconsciente. Ed. Paidós, Buenos Aires, 1999.

Lacan, J.: Seminario 8 La transferencia, Ed. Paidós, Buenos Aires, 2003.

Michel Fariña, J. (1998). En Ética: un horizonte en quiebra. Eudeba, Buenos Aires.

Michel Fariña, J. (2002). El doble movimiento de la Ética contemporánea. La dialéctica de lo Particular y lo Universal - Singular. Ficha de cátedra. Mimeo. Publicado también en página web.

Salomone, G. Z.: Las formaciones del inconsciente y la responsabilidad. Ficha de la cátedra. Mimeo.

Salomone, Gabriela Z y Domínguez, María Elena: La transmisión de la ética: clínica y deontología Volumen I: fundamentos,  Letra Viva, Buenos Aires, 2006.

Salomone, Gabriela Z. (2002): Las dos dimensiones de la Ética Profesional. Ficha de la cátedra. Mimeo.

 

Referencias

[1] J. Michel Fariña:  Ética: un horizonte en quiebra, Eudeba, Buenos Aires, 1998.

[2]“Simultáneamente, el yo ha emitido las investiduras libidinosas de objeto. El yo se empobrece en favor de estas investiduras así como del ideal del yo, y vuelve a enriquecerse por las satisfacciones de objeto y por el cumplimiento del ideal. Una parte del sentimiento de sí es primaria, el residuo del narcisismo infantil; otra parte brota de la omnipotencia corroborada por la experiencia (el cumplimiento del ideal del yo), y una tercera, de la satisfacción de la libido de objeto”. S. Freud (1914): “Introducción del narcisismo”, en Obras Completas, Amorrortu editores, Buenos Aires, 200, Vol. XIV. 

[3] J. Lacan.: Seminario 8 La transferencia, Ed. Paidós, Buenos Aires, 2003, p. 13.

[4] Idem, p. 13.


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