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AMOR FREUD: De amores, mitos y demonios

16/08/2013- Por Stella Maris Rodriguez - Realizar Consulta

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La autora se autoriza a poner sobre el tapete dos preguntas que hoy más que nunca, suscitan nuestro interés: ¿Qué es el amor? ¿Qué es el amor para el psicoanálisis? Y lo hace mediante un interesante recorrido que incluye a Platón, y al mismo Freud; y acompañada de una hipótesis "es que no hay una sola pasión en la pareja sino que a lo largo de los años las pasiones serán recreadas, motorizando el deseo, el amor y el goce, vía la metáfora del amor."

 

 

        

 

  Desde hace más de un siglo el psicoanálisis se ha nutrido de los testimonios de “la vida amorosa” de sus analizantes, pretendiendo por lo tanto, arribar a la elaboración de una teoría. Freud comienza con el estudio y análisis de los síntomas histéricos, descubriendo la etiología sexual de la neurosis, para culminar al final del recorrido, hablando del Malestar cultural estructural y el des-encuentro entre los sexos. Tedioso camino que lo llevó a producir un corte epistemológico con los saberes de la época. Desde entonces “las cosas del Amor” han sido las telas que han permitido elaborar la trama de la historia subjetiva, materia prima para que un sujeto pueda advenir. Nuestros consultorios están atiborrados con dichas historias, quedando de esta manera, esbozadas las diferentes teorías acerca del Amor, en los dichos de nuestros pacientes.

  A diferencia se lo que se creía antes de Freud, la Mal-dicción no tiene que ver con ningún Dios, ni con el Castigo Divino, sino con el mismo “Inconsciente”, que dice mal del Otro Sexo. Con lo cual el amor vendría a inscribir la fusión de los dos partenaires, pero entre el hombre y la mujer se encuentra el muro del lenguaje, muro que hará que dicha fusión sea sólo imaginaria. (Teoría del amor, hacer de dos, uno, complementariedad de los sexos).

 

  Motivada por el amor al padre: amor Freud, me propongo abordar la temática del Amor animándome a reflexionar y cuestionar este tema de todos los tiempos, teniendo en cuenta el sesgo de los mitos. En la primera clase del seminario VIII: “La Transferencia”, Lacan nos dice: “al principio era el amor”. El punto de partida, de inicio, de entrada de un análisis, primer puntapié que hace que el sujeto humano ingrese por una falta, al final del camino saldrá con otra, con la diferencia de una inscripción distinta. Inscripción que dará cuenta del cambio de posición subjetiva que hará que el sujeto se deje llevar por su deseo, autorizándolo, viviéndolo, soportándolo, cercándolo, animándolo… aún…aún, aún.

 

  Por el amor al padre los invito a brindarle homenaje a su función, fuerza que nos impulsa a recordar que si de historias de amor se trata, la que más nos interesa es la del psicoanálisis, ya que el mismo es:”Una historia de amor”. Historia que nace gracias a las histéricas y el amor de Freud a Martha Bernays. El 17 de junio de 1882 Sigmund Freud y Martha Bernays se comprometieron para siempre. Cuatro años de noviazgo en plena abstinencia sexual, le permiten a Freud elucubrar las teorías sexuales sobre la etiología de la Histeria. Bertha Pappenheim, más conocida como Ana O es a quién le debemos el nacimiento del psicoanálisis con su caso de histeria célebre.

 

  El banquete de Platón con sus diferentes teorías acerca del amor, nos permite zambullirnos en esas historias que a pesar de los años siguen habitando las narraciones de nuestros pacientes en el consultorio. Intentaremos partir de los mitos, historias, cuentos, dichos, poemas, que circulan en el imaginario social para bordearlo, recorrerlo, vivirlo y desembocar en los distintos puertos que harán que el viaje resulte atractivo causándonos una vez mas a continuar el trayecto. El tema del amor es una temática universal que atraviesa todos los tiempos, inmediatamente si hacemos un breve pasaje por los grandes amores de toda la historia, nos encontramos que en todas esas grandes historias de amor aparece el condimento esencial de las pasiones, o sea, que rápidamente aparece un segundo significante ligado al amor que es el significante pasión, y mas precisamente yo las nombraría en plural: pasiones, hay que contarlas una por una. Nuestra hipótesis es que no hay una sola pasión en la pareja sino que a lo largo de los años las pasiones serán recreadas, motorizando el deseo, el amor y el goce, vía la metáfora del amor.

 

  Ahora bien: ¿Qué es el amor? ¿Qué es el amor para el psicoanálisis?

 

  En primera instancia para responder a estos interrogantes viajaremos hacia los orígenes y en el origen siempre están los mitos y lo sagrado. Según Benveniste quien avanzó en la relación entre juego y rito partiendo de los estudios antropológicos nos dice “La potencia del acto sagrado reside precisamente en la conjunción del mito que enuncia la historia y del rito que la reproduce”.

O sea que lo sagrado enmarca el mito que cuenta la historia y el rito que la reproduce.

  Para poder responder a qué es el amor nos valdremos de los mitos que son los encargados de contar la historia.

Parece ser que Eros no aparecía entre los dioses del Olimpo Homérico. Según Hesíodo en el siglo VII a.C. quién había nacido en Tespias, en Beocia, donde se rendía culto a Eros, lo ubica a este último en un lugar crucial. Primero existía el caos, y luego la tierra y Eros que es el encargado de organizar a las cosas. Gracias a él llega el orden a la genealogía de los dioses.

 

  Eros significa en griego amor y deseo físico, es él quien permite de esta manera que el universo sea un Cosmos, algo ordenado y no en conjunto de divinidades inconexas.

  Es Platón, quien tres siglos después rompe con esta idea de Eros como “Divinidad suprema”. En su banquete los diferentes filósofos, jóvenes, cultos de la época hacen un elogio al amor hasta que Sócrates, quien siempre manifestaba no saber nada excepto del amor, cuando le llega su turno sin embargo, invoca a Diótima y la hace hablar a ella. Esta mujer sabia es la que le enseña que el amor no es el dios más bello ni más delicado, ni más bueno, ni todopoderoso sino que es un demonio.

Eros es hijo de Penia (la pobreza, la necesidad, la indigencia) y de Poros (recursos, La Abundancia, hija de Metis La Prudencia). Según cuenta la historia, Eros es engendrado el mismo día que se celebraba el nacimiento de Afrodita. Parece ser que Peña llega a las puertas del banquete de los dioses a mendigar y es así donde se encuentra con Poros, totalmente borracho, quien se echa a dormir la mona. Penia, ni corta ni perezosa, se acuesta al lado de Poros y rápidamente piensa en hacerse un hijo de él. Es así como fue concebido Eros, producto de una carencia.

 

  Sócrates es él que viene a romper con esta idea del Amor como un Dios bueno, bello, lejos de eso, el Amor es un gran Demonio. Diótima le dice que el amor es algo intermedio entre los dioses y los hombres, es decir un Demonio.”….ser el intérprete y el intermediario, entre los hombres y los dioses, llevar al cielo las preces y los sacrificios de los hombres, y traer a los hombres las órdenes de los dioses y la remuneración de los sacrificios que le han ofrecido. Los Demonios llenan el espacio que separa el Cielo de la Tierra, son el lazo que une el todo así mismo. De ellos proviene toda la ciencia adivinatoria y el arte de los sacerdotes relativo a los sacrificios, a los misterios, a los encantamientos, a las profecías y a la magia. La naturaleza divina no entra jamás en comunicación directa con el hombre, se relaciona con él por mediación de los demonios, durante la vigilia o el sueño…Los Demonios son muchos y de varias clases, y el amor es uno de ellos. (“El banquete de Platón”).

 

  Demonio es otro significante que se asocia a Pasión. En la Edad Media por ejemplo las pasiones eran consideradas como algo malo, demonios que debían ser extirpados, mediante la Disciplina y el Autocontrol (San Agustín). Creemos que las pasiones, ya sea, consideradas como perturbación o como acción, lo cierto es que nada creativo, innovador, comprometido, crítico se ha realizado en el mundo sin pasión. (Pensamiento hegeliano).

 

  Existen ciertos interrogantes que hicieron un camino en el desarrollo de estas letras:

     ¿Cual es el lugar del tercero en las parejas? Es el tercero un intento de marcar un     

     punto de falta, de hiancia, de intervalo, de agujero, para que el deseo pueda tener

     un espacio para circular?

     ¿Qué significa ese tercero? ¿El tercero es solamente el amante, o también pueden  

     serlo los hijos, la profesión, los hobbies?

     ¿Es una cuestión estructural?

 

  Desde los mitos podemos observar que siempre aparece el tercero, y sino pensemos en el mito de Tristán e Isolda, que se lo considera como el prototipo del amor, siendo un mito que nos habla del adulterio.

Ahora bien, ese punto de falta puede relanzar el deseo sexual como así también, ser el indicador de la culminación del mismo. Cuando el amor surge de la escrituración de la castración permite causarse una y otra vez mediante la pasión, el goce y el deseo, vía la metáfora del amor.

  Milan Kundera autor de la célebre novela: “La insoportable levedad del ser” nos dice: “La historia de amor empezó después: le dio fiebre y él no pudo mandarla a su casa como a otras mujeres. Se arrodilló junto a su cama y se le ocurrió que alguien se la había enviado río abajo en un cesto. Ya dije que las metáforas son peligrosas. El amor empieza por una metáfora. Dicho de otro modo: el amor empieza en el momento en que una mujer inscribe su primera palabra en nuestra memoria poética.” Frase que trajo aparejada resonancias del seminario sobre: “La transferencia”, de Lacan, donde él enuncia ciertas fórmulas acerca del amor:

     el amor es una metáfora

     el amor es dar lo que no se tiene a alguien que no es.

     el amor es un sentimiento cómico

 

  Existen dos lugares:

     Amante: erastés, lugar de sujeto del deseo. Algo le falta.

     Amado: eromenós, lugar de objeto, es el que tiene algo.

 

  ¿Es posible alguna relación entre lo que tiene el amado y lo que le falta al amante? La cuestión parece cernirse entre el deseo y la falta. De la inadecuación del objeto del deseo, nace el amor, más adelante, en el seminario XX, Lacan va a decir que: “El goce del Otro…no es signo de amor”.De la articulación del amor y el deseo devendrá la significación del amor.

 

La insoportable levedad del ser:

 

  Este libro relata la historia de amor entrelazada de dos parejas, Teresa y Tomás y Sabina amante de Tomás y de Franz. Tomás ama a Teresa, sin embargo siente una necesidad permanente de otras mujeres, varias, como doscientas mujeres a tenido a lo largo de su vida, para contarlas. “Tomás está poseído por el deseo de apoderarse de esa millonésima y cree que ese es el sentido de su obsesión por las mujeres. No está obsesionado por las mujeres, está obsesionado por lo que hay en cada una de ellas de inimaginable, en otras palabras, está obsesionado por esa millonésima diferencial que distingue a una mujer de las demás. (Posiblemente aquí conectaba su pasión de cirujano con su pasión de mujeriego…Deseaba apoderase de algo que estaba en lo profundo de ellas y para lo cual era necesario hender su superficie.”) (p.204). Esta colección de curiosidades sólo es posible por que la mujer es no- toda fálica. El Mito femenino de Don Juan, es el que las cuenta una por una. “Si la mujer no fuese no-toda, si su cuerpo no fuese no-toda como ser sexuado, nada de esto se sostendría”, (Lacan Sem. XX, p.18). El amor es impotente, por más que sea recíproco, ya que el deseo de ser uno es lo que marca la no- relación entre los sexos .Es el amor lo que suple la no relación sexual. Lo que si existe es el “acto sexual”.En realidad Lacan va a decir que “el hombre hace el amor con su inconsciente”(Seminario: El síntoma.1973). En la misma línea en RSI dirá la célebre frase”la mujer es un síntoma”.Si ella se deja ser el síntoma, el podrá extraer su plus de goce., vía su inconsciente. No se puede vivir sin amor, el amor pide amor, lo pide aún, aún, aún. “Aún es el nombre propio de esa falla de donde en el Otro parte la demanda de amor” (Lacan Sem. XX, p.12).

  Los malos-entendidos cotidianos de dos parejas, que están entrelazadas por los triángulos amorosos: Teresa-Tomás-Sabina/Franz-Sabina-Tomás, serie que podría asociarse a otras, tales como. Lilth-Adán-Eva/Alcibíades-Sócrates-Agatón/Sócrates-Diótima-Alcibíades. Parecería ser que para “Amar hay que ser tres”, no basta con la relación dual. El tercero introduce la relación del sujeto con lo simbólico, más allá de la captura y enceguecimiento imaginario. Sócrates sabía sólo de las cosas del amor, sin embargo cuando le toca hablar a él, hace a hablar a Diótima en su lugar, o sea, que sólo puede hablar de lo que él sabía bajo la forma de “él no sabía” (fórmula del Inconsciente).

 

Acerca de la vida de Milan Kundera:

 

  Nació en Brno. República Checa (entonces Checoslovaquia), el 1 de abril de 1929. Hijo de Ludvík Kundera, pianista, director de música. Se afilió desde muy chico al partido comunista del que fue expulsado en 1948, por sus actividades anti-partidarias, con lo cual tuvo que ganarse la vida trabajando de pianista de jazz hasta empleado o escritor part time de astrología. Hombre político, escritor y filósofo, de 80 años que se ha ganado el prestigio de su obra literaria y política, producto de una vida llena de exilios, desempleos y fundamentalmente del desamparo de su país natal.

Desde 1975 vive en Francia, pero pese a que ha escrito sus obras en francés como forma de renegar sus orígenes tan penosos, sus obras retornan a Praga, siendo síntoma de su país. Los escritos de este apasionante hombre interrogan todo el tiempo la esencia de la condición humana.

  La vida del autor y la vida de sus personajes tienen mucho en común, similitudes, resonancias, que no hacen más que decir del carácter autobiográfico de su obra. En realidad creo particularmente, que la escritura literaria tiene mucho de Autobiografía. Así como Freud decía que los pacientes avanzan hasta el punto donde llegó su propio analista (siendo los puntos ciegos del analista los mismos que retornarán en los pacientes), el autor escribe de su propia conflictiva, desde su posición subjetiva y su fantasmática.

   Es justamente en “La insoportable levedad del ser”, donde se evidencia más claramente el paralelo entre la vida del autor y la de los personajes. La insoportable levedad del ser, es la levedad de la falta en ser, en el corazón de nuestro ser habita: “la falta en ser”, estamos atravesados por la castración y es precisamente por esta que Amamos. El Amor tiene que ver con la falta, que el otro nos “hace falta”. Sócrates en:”El Banquete de Platón” nos habla de la fórmula del Amor: Dar lo que no se tiene.

 

Martha, Freud y Minna:

 

  Martha y Freud estuvieron casados 53 años. Durante los cuatro años que estuvieron de novios, Freud le escribió a Martha más de mil cartas de amor, donde la llamaba “Mi amada niña”, “Mi dulce y pequeña novia”, “Para mi querida Marty”,”Mi dulce mujercita”, “Mi preciosa amada”, “Amada mía”. Sin embargo el matrimonio Freud estuvo casi siempre acompañado o quizás “sostenido” por la hermana menor de Martha, Minna, quién luego de la muerte de su prometido de tuberculosis, se instaló en la casa de los flamantes esposos.

Martha ha sido para Freud una gran compañera, que siempre estuvo pendiente de la organización de la casa, de la atención y cuidado de sus hijos, de la recepción de los amigos intelectuales de su marido, aunque nunca aprobó la teoría psicoanalítica creada por su esposo, más bien siempre sintió un fuerte rechazo ante las teorías sexuales. A quién si le interesaban los escritos freudianos era a Minna, su cuñada, con quién compartía sus investigaciones, sus viajes, sus charlas y hasta las partidas de ajedrez cotidianas. Martha ubicada, entonces, en la posición de Madre y esposa aplicada pendientes de las necesidades de toda su familia. Minna Mujer que supo compartir con Freud, hombre apasionado, sus intereses y deseos más profundos, ya que, como dice el refrán “No sólo de pan vive el hombre”. Sabemos que para Freud la feminidad era “el continente negro y que hasta el final de sus día continúo interrogándose: “¿Qué quiere la mujer? Hombre que ha vivido rodeado de mujeres, familiares, amigas, pacientes. Cabe recordar el vínculo tan particular que lo unió a su hija menor Ana, quién lo acompaño hasta sus últimos días, al modo de Antígona, lazarillo de Edipo, y de quién confesó: “El destino ha sido bueno al otorgarme la presencia de una mujer semejante. Hablo de Ana, por supuesto.” Difícil tarea, parece ser, la de conjugar en una misma mujer la corriente tierna, con la erótica., dicha disyunción se pone de manifiesto en la disociación y desplazamiento de la libido. No hay complemento posible, sólo es posible el suplemento del Amor, Demonio que hará de intermediario entre el cielo y la tierra.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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