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Multifrenia

10/06/2003- Por Ernesto Guidos -

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Cada cultura concibe de modo diferente al yo

Cada cultura concibe de modo diferente al yo. En las

tribus, por ejemplo,

cada individuo es un ser anónimo, un simple

representante de una categoría  social, y por ende su individualidad queda

 prácticamente anulada. Las personas tendían a concebirse a sí mísmas como

 especímenes de categorías más

 generales, como miembros de una clase social, de una

religión,de un  gremio etc. Más que seres individuales, podríamos decir que

 eran seres "particulares" es decir, "partículas" que componen un

todo. Así, antes  que cualquier otra cosa una persona era un siervo, un

protestante,un  médico,  etc.

Llega el romanticismo del siglo XIX el que vemos una

 diferente visión acerca del yo, que aún hoy subsiste, en algunas

 personas, en algunos colegas. Esta concepción atribuía a cada individuo

pasión, alma, creatividad y moral, comprometido hasta la médula en relaciones

 fieles. El yo estaba  guiado, por sentimientos éticos, solidaridad y aún

 un cierto grado de placer. Es una perspectiva del Yo que pone el acento

 en lo que no se ve, en ciertas fuerzas morales profundas que anidarían en

 nuestro ser,  confiriendo  a la vida y a las relaciones humanas un valor excelso

 y sublime.

 Hoy en dia las personas ya no se guían por ideales

 sublimes sino por una razón mas bien práctica, es decir, son agentes

 racionales que, tras  examinar

 objetivamente los hechos, toman las decisiones

 correspondientes y actúan con  los demás suponiendo que son a su vez también gente

 lógica y práctica.

Esta perspectiva me parece que ha impregnado las ciencias,

las instituciones  del gobierno y las actividades empresariales.

 

Antes ..... hace yyy...... varios años, se incitaba

 a las personas a  compararse con un número relativamente pequeño de

 modelos y a valorar su estilo de vida en relación a unas pocas

 posibilidades. Hoy, con la desmasificación de los medios asistimos a una

deslumbrante diversidad de modelos y estilos de vida con los que poder

 compararse. Hoy en día se

nos  ofrecen destellos de imágenes, fragmentos, propuestas

 muy diversas.

Las nuevas tecnologías del siglo XXI han producido un

 desarrollo tan  grande de estos medios que se ha llegado a un estado que

 podriamos llamar , de  'saturación social', la que impacta sobre la manera

 cómo  conceptualizamos nuestro yo .

Hace apenas un siglo las relaciones sociales se

 circunscribían a un  espacio físico inmediato, pequeño, teníamos contacto diario

sólo con nuestros vecinos y seres físicamente próximos, pero hoy es

 distinto: gracias a  las  tecnologías de alto nivel (transporte aéreo,

 televisión, video, fax y computadoras) podemos relacionarnos en cualquier

 momento con cualquier persona de cualquier parte del mundo, con lo cual se

 han multiplicado enormemente las relaciones sociales. Esto impuso

 nuevas formas de vincularse .Por ejemplo, hemos

 pasado del vínculo cara

 a cara al vínculo electrónico, ahora tenemos amigos

 virtuales . El hogar  ya no es más aquel nido estructurado sobre la base de

 relaciones íntimas,

 sino un lugar que desde su interior nos permite mantener

 relaciones con el exterior, con amigos, con usuarios lejanos de

 Internet, etc.

El yo ha sido saturado por el nuevo entorno social,

 que ha producido lo que  Gergen llama una multifrenia, es decir, un síndrome

 donde se detecta una nueva constelación de sentimientos y sensaciones, una

 nueva pauta de conciencia de sí. Se han ampliado el tiempo y el

espacio, ya que podemos vincularnos más vívidamente con el pasado (vía videos

 grabados) y con la distancia (hablar instantáneamente con alguien que

 está del otro lado del planeta).

 Frente a tanta información que estamos recibiendo en

 poco tiempo, frente  a tantos nuevos vínculos que establecemos con las demás

 personas, empieza a  esfumarse el sentido de un yo relativamente coherente

 y unitario tal como era concebido por el romanticismo .

 Gergen, dice que el hombre va perdiendo cada vez más

 su individualidad por obra de las tecnologías de saturación social

En la medida en que el yo se  satura de nuevas y variadas experiencias siente que

 se desestructura, que  se desintegra y que pierde así su identidad, su

individualidad.


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