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Por supuesto, Ferenczi08/12/2022- Por Jean Allouch - Realizar Consulta

A propósito de “Pour quoi Ferenczi?”, valgan las presentes apreciaciones del autor para “mover las líneas” y poner a la orden del día la vigencia de las posiciones de Ferenczi. En este “retomar” a Sandor se manifiesta la actualidad de algunas de sus conceptualizaciones y técnica. Lacan declaró que cada psicoanalista es llevado a reinventar el psicoanálisis. Este fue el caso de Ferenczi.
Sandor Ferenczi, julio de 1919*
Informe sobre el libro de Daniel Kupermann, Pour quoi Ferenczi?[1]
Después de leer las fascinantes y eruditas páginas de ¿Por qué Ferenczi? que acaba de publicarse en Francia, se presenta inmediatamente una respuesta infantil: ¡por qué Ferenczi!
Podríamos dejarlo así... si no fuera porque el gran interés que despierta el libro se debe a varias facetas, cada una tan instructiva como la otra. Como decimos hoy, “mueven las líneas”. ¿No es esto lo mejor que se puede esperar de un estudio que aparece después de tantos otros, monumentales (Freud, Klein, Bion, Winnicott, Lacan, etc.)? Sobre todo, porque este libro es la culminación de los esfuerzos de quienes, en Francia, se han empeñado en poner a la orden del día las posiciones de Ferenczi.
Ferenczi hizo escuela, una “escuela de autenticidad” según Lacan (Écrits, p. 347, Kupermann p. 137 y ss.) que así la saludaba. Al decir esto, no especificó hasta qué punto o en qué punto había aprendido de dicha escuela. (Lo hizo en otro lugar). ¿Junto a su “retorno a Freud” hubo una “retoma de Ferenczi” en Jacques Lacan que es evidente en Pourquoi Ferenczi? – y que Kupermann no deja de señalar en varias ocasiones.
Retoma (reprise) debe entenderse aquí en el sentido recibido de Kierkegaard (Gentagelsen se tradujo primero como “repetición” antes de rectificar el tiro). “Repetición”, “retorno a...” permanecen orientados hacia un pasado; “reprise” es un gesto en el presente; da la espalda a la reminiscencia.
No afirmo que Lacan haya querido esta retoma de Ferenczi, ni que la haya pensado, y mucho menos que la haya proclamado. Fue, de hecho, lo que este libro nos permite vislumbrar. ¿Cómo?
La cosa se jugó no a dos sino a tres: Freud, Ferenczi, Lacan (S. F., S. F., J. L.). Este último rebotó en la grieta que Ferenczi estableció respecto de Freud. ¿Cuál era ese “terreno peligroso” que decía Freud (citado en la p. 48) en el que se habría embarcado Ferenczi al negarse (¿a la manera de Lacan?) a atenerse, al “principio de abstinencia”? en todas las ocasiones.
Se vio impulsado a ello, pudo hacerlo, porque al recibir a alguien no se planteaba tratar con lo “intrapsíquico” (p. 89). Su empatía, Einfühlung (su tacto), será sensible a quien le habla desde el diván. Está advertido de que esta palabra no tendrá incidencia más que a través de la hospitalidad, y en el lugar donde se experimenta y que Kupermann llama “alteridad”.
Entonces, ¿qué habrá hecho Lacan? En primer lugar, presenta esta alteridad no en el sentido global de un entorno, en el que la psicología se abandona, sino en el sentido reducido de un lenguaje.
Esto confirma la observación de Freud (citada en la p. 22) de que Ferenczi hizo “a todos los analistas sus alumnos”. Lacan fue uno de ellos (la novedad radical de su seminario de presentación del acto psicoanalítico puede calificarse de “ferencziana”). Era uno de ellos, e incluso de otra manera que lo que acabamos de especificar.
Puesto que otra faceta, no menos importante del libro es su enfoque del trauma. El autor hace algo más que presentar la concepción ya original de Ferenczi. Lo aclara escribiendo la suya propia (centrada sobre la denegación, Verleugnung), concediéndose una libertad a la manera de Ferenczi, que es más que bienvenida. Sería inapropiado especificarlo, lo que podría privar al que lee estas líneas de la oportunidad de descubrirlo en el libro.
En un momento que, en Occidente, nos pronunciamos contra muchas formas de violencia sin poder decir a menudo exactamente dónde o cómo se ejerce esta violencia (¿qué es la “violencia psicológica”?), encontraremos importantes observaciones que, también aquí, anuncian a Lacan.
Lacan declaró que cada psicoanalista es llevado a reinventar el psicoanálisis. Este fue el caso de Ferenczi, que lo hizo en una tensión permanente y cada vez más acentuada con Freud. Hay un efecto de escuela en cuanto las publicaciones o seminarios hacen públicas estas formas de análisis reinventadas por cada uno. Esta es la verdadera razón de la dispersión de los grupos analíticos, que los bienintencionados deploran al ver en ellos, y a menudo erróneamente, cuestiones de poder o narcisismo.
Ferenczi fue declarado el “enfant terrible” del psicoanálisis, lo que inspiró a Daniel Kupermann la siguiente observación humorística (p. 87):
“No deja de ser sorprendente que Ferenczi, teórico del lactante erudito y del niño traumatizado y precozmente maduro, se haya ganado el apodo de ‘enfant terrible de la psychanalyse’”.
Ferenczi no era sólo el “teórico del niño erudito” que presenta Kupermann. El libro también muestra cómo la “técnica activa” acercó el psicoanálisis de niños y adultos. Esto será especialmente esclarecedor para quienes, sea cual sea su situación, reciben niños.
Traducción: Graciela Graham
Fotografía*: Dedicada a Melanie Klein.
https://melanie-klein-trust.org.uk/es/la-vida-de-klein/1926-1938-londres-primeros-trabajos-academicos/
[1] Daniel Kupermann ¿Por qué Ferenczi? Le style empathique dans la clinique psychanalytique, traducido del portugués por Fernando Aguiar, prefacio de François Chiantaretto, París, Ithaque, 2022.
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