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Uno de los nombres de lo siniestro: la ideología colonial

27/05/2024- Por Jorge Eduardo Alonso - Realizar Consulta

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¿Por qué los colonizados, oprimidos y explotados prefieren que los gobiernen los representantes de sus perpetradores? Pensar por nosotros mismos requiere pasar por el otro y volver. Invertir, darlo vuelta. Una forma mestiza, barroca, ladina. Supone un estar distante del ser colonial impuesto. Cada tanto nuestro siempre acuciante presente turbado toca esos bajos fondos, de donde surge obscena, nuestra condición dependiente y colonial… El carácter actual de lo siniestro no es de lo invisible sino más bien de lo obsceno. Lo que aterra no es la inminencia de un peligro que no podemos representarnos aún, sino la estetización del desastre, lo que se enrostra. No interpela, más bien aturde y enloquece… ¿Será posible que la memoria alojada en los pliegues de nuestras corporalidades resista y revierta este momento sombrío?

 

                                                 “Vocación de colonia” de María Clara Alonso*

 

 

Lo siniestro

 

  El inquietante presente es nombrado de formas diferentes y con alcances disímiles. Desde una vista panorámica, se nombra como la época de las pasiones tristes producto de las múltiples desigualdades[1] o la tentación del desastre[2] ante la idea abismal, catastrófica, el acontecimiento límite desde el que no hay retorno en el presente de la humanidad. Desde una mirada de lo particular, nos encontramos habitados por múltiples afectos grises: odio, inconformismo, resentimiento, perversión, fascismo, sadismo, crueldad, venganza, tedio, la ansiedad. De todos ellos, nos detendremos en uno: lo siniestro.

 

  Sigmund Freud escribe un artículo llamado “Lo siniestro”[3]que aparece en el giro de su obra en los años veinte. Advertido por los horrores de la Primera Guerra Mundial y la caída del imperio austrohúngaro, se ocupa de dar nombre a lo que no tiene nombre. Dicho artículo está acompañado por otro, quizá más conocido “Más allá del principio del placer”, donde ampliará su teorización con la pulsión de muerte.

 

  Oscar Masotta en su ensayo Sexo y traición en Roberto Arlt[4](escritor contemporáneo de Freud) había escrito: "Soy un nudo de repugnancias que no he puesto en mí”. El libro analiza la obra de Arlt, en particular algunas características de los personajes. Describe que actúan produciendo actos de suprema maldad como una forma de elevación sobre su propia miseria. Personajes siniestros, oscuros, capaces de romper hasta los códigos del hampa, de delatar, de traicionar a un compañero, de prender fuego a un pordiosero. El reconocimiento de un mundo miserable. Un anarquismo negativo.

 

  En un artículo posterior, denominado “Arlt yo mismo”[5], Masotta rememora su propio ensayo y hace referencia a lo siniestro, pero no en el sentido de su análisis de Arlt. En los comienzos de su quehacer como escritor se encontró con lo siniestro: la dificultad de encontrar las palabras para lo que quiere nombrar y contar. Si, en tanto escritor, quiere describir algo se da cuenta de que ignora el detalle, desconoce los nombres de las cosas. Un árbol, si. Pero si es un ciprés o un plátano, ya no.

 

  Lo siniestro nos obliga a la búsqueda trabajosa de las palabras para nombrarlo. Cuando lo siniestro nos asalta y amenaza tenemos que ver cómo pensarlo y cómo nombrarlo.   

  Jorge Jinkis advierte que entre lo lógicamente impensable y lo no pensado hay un lugar para lo pensable[6].

 

  En un artículo reciente Rocco Carbone dice unas cuantas cosas de lo siniestro, de su etimología, de sus traducciones y usos. https://lateclaenerevista.com/el-doble-poder-por-rocco-carbone/:

 

“Lo siniestro” es la traducción al castellano de “Das unheimliche”, texto de Freud de 1919. Lxs traductores que se han ocupado de ese término lo han volcado de distintos modos: en italiano como perturbante, en francés, inquiétante étrangeté, en inglés, uncanny, en español, ominoso (del latín omen, portentoso, amenazador, inquietante) o siniestro. Tanto el francés como el castellano coinciden en un mismo aspecto de lo unheimliche: lo inquietante. El inglés uncanny insiste más en el matiz de misterio, en el sentido de “algo-desconocido”, un-canny (de can, to know how, saber cómo). El italiano perturbante se centra en el tema de la perturbación, del latín turba que, a su vez, viene del griego tỳrbe (desorden, confusión, desconcierto y, en sentido figurado, alteración del alma). Todas las propuestas de traducción se organizan alrededor de la misma idea: heim -la casa- que, por extensión, es el lugar de lo familiar y lo conocido se sustrae de sí misma, desaparece y su centralidad se disuelve: se vuele unheim. Das unheimliche, entonces, podría traducirse literalmente como el no-de-casa. Pero, ese no-de-casa ¿está realmente fuera de casa? En realidad sigue ahí, dentro de la casa, debajo de la casa, enterrado debajo de la pesada arquitectura de los hábitos y las creencias. Lo siniestro es un sentimiento que surge de lo familiar y lo ordinario y que nos perturba, inquieta, da escalofríos, causa malestar, sobre todo cuando se operativiza políticamente dentro del Estado”[7]

 

  En su trabajo, Carbone se detiene en un componente de lo siniestro en Freud que es el doble. La especularidad rota que altera el reconocimiento propio. Rocco ubica tres planos donde pensar la dualidad siniestrada.

 

  Se refiere al doble dentro del psicoanálisis. Ahí se trata de lo inconsciente.

 

También encuentra una dualidad binaria que denomina fascismo digital o celular por el modo en que pone en juego a un sujeto frente al celular. Una especie de identidad impuesta portable en el celular distinta de sí, y que contiene una lógica fascista y siniestrada.

 

  Y, por último, halla en la teoría del poder, el doble poder y la novedosa y actual cuestión: ¿Qué pasa cuando el Estado expulsa al Estado? ¿Cómo se conserva la estatalidad y la justicia social inherente al mismo desalojada del Estado? ¿Cómo este desprendimiento del Estado se conserva siendo inseparable de la suerte del pueblo?

Rocco articula, a partir del doble, algunos planos de la realidad. Lo siniestro formó parte de las conversaciones del grupo Zona de Frontera, del que participo, y se programó una actividad abierta sobre el tema[8].

 

  En diálogo con ello voy a considerar otra dualidad. La ideología colonial, que opera partiendo y dividiendo, tanto a la realidad siniestrada como a la subjetividad. Divide el lugar del ser y del no ser. Como ideología impone a los sujetos el asentimiento y puede provocar lo contrario: el disentimiento.

 

 

Ideología colonial

 

  En las indagaciones sobre la relación entre el psicoanálisis y el pensamiento decolonial nos encontramos con el psicoanalista indio Ashis Nandy que habla de la ideología colonial. El enfoque decolonial puede aportar inteligibilidad a lo siniestro y dar una posible respuesta a la pregunta de qué es lo que está detrás y que nos deja pasmados, abismados y embargados. La particularidad de este autor es la articulación del psicoanálisis y la política.

 

  Ashis Nandy nació en la India británica en 1937. Cuando tenía diez años, se proclamó la independencia de India y Pakistán. Estudió sociología, luego se doctoró en psicología clínica. Formó parte del Center for the study of developing societies (CSDS) de Nueva Delhi, creado en 1963. El CSDS tenía como objetivo la crítica radical de las relaciones de dominación del Estado moderno sobre la cultura y la imposición de las culturas “normales” frente a la pluralidad y heterogeneidad de las culturas.

 

  De ahí surge El enemigo íntimo. Pérdida y recuperación del yo bajo el colonialismo,[9] su libro de mayor relevancia que no cesó de publicarse desde hace 35 años. Fue traducido al castellano y prologado por Mario López Areu en el 2021.

 

  Nandy estudia un tema particular de la India colonial que se define por la batalla por el yo, que se da entre las tradiciones precoloniales y lo que se denomina la ideología colonial. Para el autor, el colonialismo contiene un proyecto psicológico específico. Aplica el psicoanálisis al sujeto colonial y desarrolla una teoría dentro del tradicionalismo crítico. El libro significa un aporte importante al enfoque postcolonial en las ciencias sociales, al giro decolonial en psicoanálisis y al concepto de tradicionalismo crítico.

 

  El libro de Nandy relata la segunda colonización, cuyo objetivo es la dominación de la mente, donde el colonialismo es un campo de batalla cultural, epistemológico y psicológico entre las formas tradicionales autóctonas y la modernidad occidental universalista y con pretensiones homogeinizadoras.

 

  La segunda colonización es una continuidad de la primera de carácter físico. La imposición de un Estado moderno con instituciones capitalistas y de moral competitiva e individualista y el ejercicio de una violencia organizada. No ha faltado la resiliencia y resistencia a partir de la negación de la universalidad occidental y la reivindicación de tradiciones no occidentales.

 

  En El enemigo íntimo, Nandy presenta dos ensayos. En el primero aborda la Psicología del colonialismo. La considera una ideología que intenta legitimar una serie de modificaciones culturales del yo, tanto del colonizador como del colonizado. Ambos compartían ideales y códigos comunes. Códigos que determinan lo aceptable de lo inaceptable, lo humano de lo inhumano dejando fuera de ese campo y cerrando el paso a cualquier disentimiento. El desarrollo de la ideología colonial lo ejemplifica a través de la manipulación de dos categorías: sexo y edad.

 

  En el primer caso, homologa la dominación sexual y la dominación política. Extrema las diferencias masculinas y femeninas, frente a los rasgos más andróginos y de valorización de lo femenino en la India. Tanto colonizadores como colonizados se ven afectados por este cambio.

 

  En el segundo caso, la edad, homologa la infancia a la colonialidad. La idea de la evolución y del desarrollo aplica para las características de subdesarrollo, inferioridad y subordinación, como así también a las ideas del primitivismo y la superioridades de las sociedades modernas occidentales, legitimando la acción civilizatoria de occidente y la carga moral que implica para el blanco.

 

  Nandy plantea el principio de las opresiones isomórficas, ya que la psicología de la colonización afecta a colonizados y colonizadores. Menciona que en ambas sociedades, británica e India, hay efectos indeseables. Se pierde el rol de la mujer en la política y la homogeneidad que impone la ideología colonial desalienta la crítica cultural de los aspectos negativos en ambas sociedades.

 

  El segundo ensayo es La mente no colonizada, un estudio de la resistencia frente a la colonización psicológica. Las posiciones que se enfrentan a la ideología colonial. Muestra dos formas antitéticas: la del indio marcial que se asimila al ideal masculino inglés imperial y la del indio espiritual, una figura ambigua sexualmente y desinteresada en las cuestiones materiales. Se impone una figura unificada de la indianidad que se apoya en el carácter homogeneizador de la modernidad occidental, sobre la base de los principios del conocimiento científico y racional que ofrece a la ideología colonial criterios de control de la yoidad.

 

  No hay lugar para empatizar con una alteridad inferior y subdesarrollada opuesta a los rasgos de identidad más estables. Tal encerrona vale tanto para el inglés como para el hindú que se mira en la ideología colonial. En este caso ejemplifica con la figura de Rudyard Kipling inglés e indio, su carácter atribulado. Frente a ese parámetro esencialista y clasificatorio, Nandy trae la tradicional ambigüedad de la identidad india por el politeísmo y descentramiento del hinduismo y por la heterogeneidad social lingüística y religiosa. Ahí encuentra la resistencia legítima a la ideología colonial.

 

  Finalmente explica el triunfo de Mohandas K. Gandhi, quien reconoce la fuerza del colonizador que se impone, obedece y se deja humillar pero no permite la asimilación cultural y quedar sometido psicológicamente.

 

  Nandy cuenta que sobrevuelan dos autores en su libro: Mohandas K. Gandhi y Sigmund Freud. En el caso del primero se había apoyado en el occidente disidente, aquel del pensamiento crítico de la modernidad occidental. El otro, Freud, al que caracteriza como hijo pródigo de la ilustración, dirá que termina admitiendo una menor importancia a su ascendencia germana frente a la judía proveniente de la Europa del Este. Eso suponía albergar dentro del yo de uno la alteridad de otros.

 

  Este libro reconoce esto último a través de un cierto juego con el espacio y el tiempo, y con el yo, el “no-yo” y el anti-yo. Lo colonial, lo no colonial y lo postcolonial -como lo histórico y lo antihistórico- colisionan los unos con los otros. La persona externa no permanece completamente fuera y el pasado rechaza desafiante ser el pasado. Los opresores y los oprimidos, también, se convierten en esta narrativa en partes de una díada indisoluble. Yo no empecé con ninguna determinación de disolver estos antónimos. Sospecho que la conciencia de ello flotaba a mi alrededor. Yo simplemente aprendí a albergar y a vivir con ella y hacerme responsable de esa alteridad.[10]

 

  Nandy plantea que el colonialismo es un juego de categorías y políticas de conocimiento. Ejerce una férrea perspectiva de la historia que comienza en Grecia y que se desenvuelve en Europa y se universaliza. Todos los colonizados quedan sometidos a esa lectura de la historia y la civilización.

 

  Claro que eso no alcanza. Es así que el colonialismo utiliza una estratagema de vigilancia y control del disentimiento. Si bien necesita del asentimiento y del conformismo, debe monitorear los límites que otorgan la legitimidad al sistema colonial y mantener la hegemonía. El sistema educativo y el proceso de socialización deben propagar los sentidos de la racionalidad, cordura, adultez, salud que de forma automática estigmatice cualquier disentimiento considerándolo infantil, retrógrado o irracional.

 

 

Albergar el disentimiento

 

  Volviendo a Oscar Masotta, en circunstancias históricas con alguna semejanza a las actuales, en 1956 cuando la Revolución Libertadora inaugura un nuevo programa liberal y represivo escribió un artículo contra la Revista Sur: “Sur o el antiperonismo colonialista”[11]. Habla del asentimiento de la revista a la ideología burguesa en sintonía con Estados Unidos y con el mundo democrático en épocas de guerra fría y de dos bloques antagónicos.

 

  Oscar Masotta introdujo la lectura de Lacan en Argentina. Probablemente sea una marca de origen la cuestión colonialista. Se rompió la cabeza en el laberinto de Arlt con esos incomprensibles personajes que encontraban la espiritualidad y la elevación a través de un acto de maldad. Le servirían de contraste para alcanzar su propia elevación, a través de la lectura de Lacan. Salvarnos del barro arltiano con el psicoanálisis renovado a partir de Lacan. Una fórmula común, acudir a Europa para pensar nuestros propios problemas.

 

  Borges planteó que nuestro horizonte es más universal y hasta menos provinciano que los mismos europeos. Sólo queda la cuestión colonial. Fue José Enrique Rodó, creador del arielismo, en “Ariel”[12] quien ve este problema. Próspero arenga a sus discípulos para que sean los animadores de América. Que sean como Ariel, lo mejor del espíritu europeo. Que no sean calibanes rastreros, interesados y resentidos. Sólo que dice al pasar que Ariel en su afán de cumplir con los propósitos de su amo y maestro, se olvida que no fue liberado de los encantos y hechizos de Próspero que lo tienen apresado.

 

  Hacemos todo por la elevación y descuidamos esa línea a partir de la que podemos decir que somos libres realmente. La gracia del Calibán de Retamar[13] y Aime Cesaire[14] es no creerle una palabra a Próspero. No tenemos el bagaje cultural indio para oponer a Europa y su ideología colonial, pero si voracidad fagocitadora para apropiarnos de lo que no es nuestro y ponerlo a nuestro servicio. “Sólo me interesa lo que no es mío” según el manifiesto antropofágico[15].

 

  Nandy consideraba importante tener como aliados al pensamiento crítico de la modernidad. Nosotros pertenecemos al occidente civilizatorio, aunque no del todo. América sufrió la herida que clavó la espada, la cruz y la maquinaria esclavista y extractivista que produjo la acumulación originaria que hizo de occidente lo que es.

 

  Pensar por nosotros mismos requiere pasar por el otro y volver. Invertir, darlo vuelta. Una forma mestiza, barroca, ladina. Supone un estar distante del ser colonial impuesto. Una especie de resentimiento. En todo caso podría serlo en un sentido de oposición como lo planteó Rodolfo Kusch[16].

 

  En tanto colonial, cada tanto nuestro siempre acuciante presente turbado toca esos bajos fondos, de donde surge obscena, nuestra condición dependiente y colonial. Asistimos a un gobierno que hace una apuesta abismal, destruye el estado social, desampara al pueblo, desprecia la ciencia, la estatalidad, la justicia social, la moneda, la cultura, subordinando los intereses nacionales al capitalismo financiero, en un modelo neocolonial extractivista, explotador y opresivo.

 

  ¿Por qué los colonizados, oprimidos y explotados prefieren que los gobiernen los representantes de sus perpetradores? Sabemos que no alcanza con decir que cuando tomen conciencia no lo van a hacer más. Lo hacen porque no saben. Sin embargo, sabiendo los peligros y las consecuencias descreen y lo hacen igual. Más aún, conociendo los peligros y las consecuencias abismales igualmente lo hacen. Se trata de la ideología.

 

  Falsa conciencia, aparatos ideológicos del poder, multiplicidad de discursos antagónicos (amo-analista, capitalista-decolonial), ontologización ideológica, hegemonía cultural. No parece nuevo un tema que ha pasado por estas y otras tantas formulaciones. En todo caso la ideología anarcocapitalista o anarco-colonialista se blande con las características de la imposición colonial de siempre. En este presente de un modo avasallante.

 

  El carácter actual de lo siniestro no es de lo invisible sino más bien de lo obsceno. Lo que aterra no es la inminencia de un peligro que no podemos representarnos aún, sino la estetización del desastre como acción del gobierno según lo que vemos en estos días. La ideología no es lo que subyace sino lo que se enrostra. No interpela, más bien aturde y enloquece. Una exhibición del objeto que encarna una negatividad amenazante[17]. Lo que se tira a la cara trae a nuestra memoria la misma cosa de las imposiciones coloniales ubicadas en los rinconcitos de nuestros cuerpos que fueron avisados por las manos de las generaciones anteriores de forma sucesiva.

 

  Será posible que la ofuscación del presente erosione la memoria del pueblo. Es lo que se pretende. O Será posible que la memoria alojada en los pliegues de nuestras corporalidades resista y revierta este momento sombrío. Se reedita la batalla en el yo de la que hablaba Nandy con otros términos: Ofuscar o memorizar.

 

  Un dualismo que nombra la persistencia de lo siniestro, el imperio de la ideología colonial. La respuesta de Nandy es albergar una diada indisoluble desde donde se sostiene el disentimiento. Es la posición decolonial. La negación de la fisura colonial lleva a un asentimiento ciego denegatorio, apolítico y a la tentación del desastre y al triunfalismo de la ideología colonial.

 

 

Arte*: ilustración que hace referencia a las dos Fridas. https://www.facebook.com/MClaralonso

 

 

Nota: en la huella de estos desarrollos conceptuales pueden leer del autor Decolonialidad del psicoanálisis. Sobre las diferencias coloniales sexogenéricas y raciales de Editorial Letra Viva

 

 

 



[1] Dubet Francoise 2024 La época de las pasiones tristes. Siglo 21 Buenos Aires.

[3] Freud Sigmund 2012 (1919) “Lo siniestro”. siglo 21. Buenos Aires

[4] Masotta Oscar  2022 Sexo y traición en Roberto Arlt. Eterna cadencia. Buenos Aires

[5] Masotta Oscar 2010 (1965) Conciencia y estructura. Eterna cadencia. Buenos Aires

[6] Jinkis Jorge 2011 Violencias de la memoria. Edhasa Buenos Aires

[8] Lo siniestro estuvo en el centro de las conversaciones de Zona de frontera y han dado lugar a una actividad abierta el 1/6/24 14 hs. Lo siniestro una amenaza real, convocada por Zona de Frontera y por Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. Se desarrollará en Casa Nuestros hijos la vida y la esperanza (ex esma). Exponen Victoria Montenegro, Eduardo Gruner, Américo Cristofalo, Carlos Gutiérrez y Ricardo Nacht. Zona de Frontera ha impulsado el foro de pensamiento crítico situado y realizado previamente otras actividades con el Centro cultural de la memoria Haroldo Conti sobre temas del presente: La identidad y el fascismo.

[9] Nandy Ashis 2021 (1983) El enemigo íntimo Pérdida y recuperación del yo bajo el colonialismo. Traducción y estudio introductorio de Mario López Areu

[10] Idem. Epílogo Página 176 y 177

[11]  Masotta Oscar 2010 (1956) Conciencia y estructura. Eterna cadencia. Buenos Aires

[13] Fernández Retamar 2004 “Todo Calibán. El sujeto latinoamericano no es Ariel sino Calibán”

https://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20100614105213/3caliban1.pdf

[14] Césaire, Aimé 2011 Una tempestad con prólogo de Rocco Carbone y Leonardo Eiff -1ª ed.- Buenos Aires: El 8vo. loco. Pág.79

(Calibán y Ariel son dos mulatos en una colonia)

Calibán: Hola a vos. ¡No es sin embargo para hacerme esta profesión de fe que viniste a verme! ¡Vamos, Alastor! Te manda el viejo, ¿no es cierto? Qué linda profesión: ejecutar los altos pensamientos del Amo!

Ariel: No, vengo por propia voluntad. Vine a advertirte. Próspero medita contra vos espantosas venganzas. Creí que mi deber era ponerte al tanto.

Calibán: Acá lo espero.

Ariel: Pobre Calibán, vas a perderte. Sabés que no sos el más fuerte, que jamás vas a ser el más fuerte. ¿De qué te sirve luchar?

Calibán: ¿Y a vos? ¿De qué te sirvieron tu obediencia, tu paciencia de Tío Tom, y toda esas lamidas? Vos lo ves bien, el hombre se vuelve cada día más exigente y más despótico.

Ariel: Eso no impide que haya obtenido un primer resultado, me prometió mi libertad. Con plazos, sin duda, pero es la primera vez que me la promete.

Calibán: ¡Puro cuento! Te la va a prometer mil veces y te va a traicionar mil veces. Además, el mañana no me interesa. Lo que yo quiero es (grita) “Freedom now!”

[16] Kusch Rodolfo 2013 (1975) La negación en el pensamiento popular. OC Fundación Ross Rosario. El estar-siendo ¿es particular de nosotros o es universal? Por un lado la tecnología como un deber ser impuesto, y por el otro nuestro propio ser sigue abierto como propuesta. Lo que se afirma en América va en sentido contrario a lo que se vive. Lo que se vive niega lo que se está afirmando. Cumplir la fórmula: primero estar, luego ser, y si no se cumple, como en América porque entre nosotros todo lo que somos es impuesto, entonces se justifica el resentimiento. El pueblo cumple la fórmula, nosotros, más expuestos a la imposición resolvemos eso con el resentimiento para defender nuestro estar que los colonizadores niegan. Estar resentido es una forma de negarse a la afirmación que nos quieren imponer. El resentimiento significa buscar el reverso de las cosas. La lógica que se impone desde la afirmación y la del resentido que siempre dice no al sí de los otros, porque quiere afirmar algo, pero no sabe cómo hacer. Pág.661

[17] Castro Gómez Santiago (2015). Revoluciones sin sujeto. Akal México. Pág 141

 


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